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Agosto del 2006

 

Un encuentro con Dios

Enlace permanente 27 de Agosto, 2006, 4:11

Un encuentro con Dios

Había una vez un pequeño niño que quería conocer a Dios. El sabía que había que hacer un largo viaje hacia donde vivía Dios, entonces empaquetó una maleta con panecillos y un six-pack de jugos y emprendió su partida.

Cuando había recorrido cerca de 3 cuadras, se encontró con una viejecita. Ella estaba sentada en el parque, observando algunas palomas. El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. El estaba a punto de tomar su jugo cuando notó que la viejecita se veía con hambre, entonces él le ofreció un panecillo. Ella lo aceptó muy agradecida. Su sonrisa era tan bella que el niñito quería ver esa sonrisa nuevamente, entonces le ofreció a ella un jugo. Nuevamente ella volvió a esbozar su hermosa sonrisa. El niño estaba encantado.

Ellos se quedaron allí toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de ellos decía palabra alguna.

Cuando empezó a oscurecer, el niño estaba cansado y se levantó para irse. Antes de haber dado unos pasos más, él se dio la vuelta y corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le dio la más grande y hermosa sonrisa.

Cuando el niño abrió la puerta de su casa, su madre estaba sorprendida por la felicidad que el niño demostraba. Ella le preguntó cual era la causa. El le contestó:
_"He comido con Dios. ¿Y sabes qué? Ella tiene la sonrisa más bella que he visto!".

Mientras tanto la viejecita, también con mucha felicidad, regresó a su casa. Su hijo estaba anonadado por la paz que mostraba en su cara y preguntó:
_"Madre, ¿qué hiciste el día de hoy que te ha hecho tan feliz?".

Ella contestó:
_"Yo comí panecillos en el parque con Dios. ¿Y sabes qué?, él es más joven de lo que esperaba."

Esta historia nos muestra que tú encuentras a Dios en todos los lugares y rostros. Desafortunadamente, muchos de nosotros pasamos la vida buscando una visita de Dios, sólo para estar muy ocupados para reconocerla cuando la tenemos.

www.scalando.com

http://es.geocities.com/dvasquezmorales

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¿Quién es Jesús?

Enlace permanente 18 de Agosto, 2006, 22:31

¿Quién es Jesús?
El Jesús de Teresa de Calcuta

www.corazones.org

«Para mí, Jesús es
El Verbo hecho carne.
El Pan de la vida.
La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados.
El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo y por los míos propios.
La Palabra, para ser dicha.
La Verdad, para ser proclamada.
El Camino, para ser recorrido.
La luz, para ser encendida.
La Vida, para ser vivida.
El Amor, para ser amado.
La Alegría, para ser compartida.
El sacrificio, para ser dado a otros.
El Pan de Vida, para que sea mi sustento.
El Hambriento, para ser alimentado.
El Sediento, para ser saciado.
El Desnudo, para ser vestido.
El Desamparado, para ser recogido.
El Enfermo, para ser curado.
El Solitario, para ser amado.
El Indeseado, para ser querido.
El Leproso, para lavar sus heridas.
El Mendigo, para darle una sonrisa.
El Alcoholizado, para escucharlo.
El Deficiente Mental, para protegerlo.
El Pequeñín, para abrazarlo.
El Ciego, para guiarlo.
El Mudo, para hablar por él.
El Tullido, para caminar con él.
El Drogadicto, para ser comprendido en amistad.
La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga.
El Preso, para ser visitado.
El Anciano, para ser atendido.
Para mí, Jesús es mi Dios.
Jesús es mi Esposo.
Jesús es mi Vida.
Jesús es mi único amor.
Jesús es mi Todo. »

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¿Para quién son las uvas?

Enlace permanente 10 de Agosto, 2006, 19:24

¿Para quién son las uvas?

Autor: desconocido

Fuente: www.scalando.com

En una aldea remota de la India donde casi no se conocen las frutas, un niño le hizo cierto trabajo a una señora y ésta, en retribución, le obsequió un hermoso racimo de uvas. El chico acarició entre sus manos el racimo. En esa tarde calurosa ¡cuán bien le venían esas uvas! Pero el niño pensó: "Mi padre está trabajando en el campo y estará cansado y sediento. Le voy a llevar las uvas a él".

El padre las recibió con mucha alegría, pero pensó:
"Las guardaré para mi hija, para cuando me traiga la merienda. Ella está un poco inapetente y quizás las coma con agrado".

Cuando la chica recibió el racimo de manos de su padre, dio un grito de felicidad. Pero de regreso a su casa, durante el trayecto se dijo para sí:
"Guardaré estas uvas para mi madre, porque la pobre está tan cansada, y tan pocas veces podemos comer fruta...".

Aquella noche, cuando la humilde familia terminó de cenar, la madre anunció:
"¡Tengo una sorpresa de postre!" Y al instante colocó sobre la mesa aquel hermoso racimo de uvas que ninguno había comido durante el día.

¿Qué fue lo que indujo a cada miembro de esa familia a no comer el codiciado racimo, sino el amor del uno para con el otro?

¿En qué otro sitio mejor que en el hogar podría y debería expresarse el amor? En el mundo exterior podrá haber violencia, egoísmo y frialdad, pero en el refugio cálido del hogar no podría faltar el afecto leal y profundo.

Sin embargo, lamentablemente, cuán a menudo los hogares carecen
del ingrediente primordial del amor. Y las consecuencias no se hacen esperar. Mientras el amor construye el hogar y la vida de sus moradores, el desamor divide y desintegra a la familia.

Todos estamos de acuerdo en que hace falta más amor en la tierra. Pero ¿recordamos siempre que sólo cuando tengamos más amor en nuestros hogares, lo tendremos también en el mundo?

Consideren con corazón abierto esta reflexión, y vean de qué manera se puede acrecentar el amor en el seno de su familia".

Vistie la página de los Misioneros Redentoristas: www.scalando.com

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Para no vivir en vano..

Enlace permanente 4 de Agosto, 2006, 2:01

 Fuente: www.scalando.com
Autor: Desconocido

Si consigo evitar que un corazón se rompa, no habré vivido en vano. 


Si consigo aliviar el dolor de una vida, calmar una pena, o tan sólo que vuelva el  zorzal desvalido a su nido, no habré vivido en vano. 

Quien hace algo para ayudar sincera y gratuitamente a los demás, no ha vivido en vano.

Vive en vano solamente aquel que se cierra, estéril, en su egoísmo. 

Aquel que pasa distraído a la vera de quien sufre.  Vive en vano el que sólo piensa en acaparar y nunca en compartir.

Nada de lo que hayas hecho en favor de los demás será inútil.  Al final de tu vida lo que de verdad tendrá importancia, será la ayuda que habrás prestado a los otros.  En el momento de la verdad, solamente los otros constituirán tu recompensa.


"Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son
espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde.  Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.  Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.  Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.  Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie.  Que cada uno cargue con su propia responsabilidad.  El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña"  Gálatas 6:1-6.
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El sueño de los tres árboles...

Enlace permanente 3 de Agosto, 2006, 4:50

El sueño de tres árboles

Érase una vez, en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles amigos que soñaban en grande sobre lo que el futuro deparaba para ellos.

El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baúl de tesoros mas hermoso del mundo". El segundo arbolito observó un pequeño arroyo en sus camino hacia el mar y dijo: "Yo quiero viajar a través de mares inmensos y llevar a reyes poderosos sobre mi. Yo seré el barco mas importante del mundo". El tercer arbolito miró hacia el valle y vio a hombres agobiados de tantos infortunios, fruto de sus pecados y dijo: "Yo no quiero jamás dejar la cima de la montaña. Quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se detenga a mirarme, levantarán su mirada al cielo y pensaran en Dios. Yo seré el árbol mas alto del mundo".

Los años pasaron. Llovió, brilló el sol y los pequeños árboles se convirtieron en majestuosos cedros. Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró al primer árbol y dijo: "¡Qué árbol tan hermoso!", y con la arremetida de su brillante hacha el primer árbol cayó. "Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, voy a contener tesoros maravillosos", dijo el primer árbol.

Otro leñador miró al segundo árbol y dijo: "¡Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mi!". Y con la arremetida de su brillante hacha, el segundo árbol cayó. "Ahora deberé navegar mares inmensos", pensó el segundo árbol, "Deberé ser el barco mas importante para los reyes mas poderosos de la tierra".

El tercer árbol sintió su corazón hundirse de pena cuando el último leñador se fijó en el. El árbol se paró derecho y alto, apuntando al cielo. Pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba, y dijo: "¡Cualquier árbol me servirá para lo que busco!". Y con la arremetida de su brillante hacha, el tercer árbol cayó.

El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó al taller, pero pronto vino la tristeza. El carpintero lo convirtió en una mero pesebre para alimentar las bestias. Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni contuvo piedras preciosas. Fue solo usado para poner el pasto.

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero. Pero no estaba junto al mar sino a un lago. No había por allí reyes sino pobres pescadores. En lugar de convertirse en el gran barco de sus sueños, hicieron de el una simple barcaza de pesca, demasiado chica y débil para navegar en el océano. Allí quedó en el lago con los pobres pescadores que nada de importancia tienen para la historia.

Pasó el tiempo. Una noche, brilló sobre el primer árbol la luz de una estrella dorada. Una joven puso a su hijo recién nacido en aquel humilde pesebre. "Yo quisiera haberle construido una hermosa cuna", le dijo su esposo... La madre le apretó la mano y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba al niño que apaciblemente dormía sobre la paja y la tosca madera del pesebre. "El pesebre es hermoso" dijo ella y, de repente, el primer árbol comprendió que contenía el tesoro más grande del universo.

Pasaron los años y una tarde, un gentil maestro de un pueblo vecino subió con unos pocos seguidores a bordo de la vieja barca de pesca. El maestro, agotado, se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente sobre el lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta se abatió sobre ellos. El segundo árbol se llenó de temor pues las olas eran demasiado fuertes para la pobre barca en que se había convertido. A pesar de sus mejores esfuerzos, le faltaban las fuerzas para llevar a sus tripulantes seguros a la orilla. ¡Naufragaba!. ¡que gran pena, pues no servía ni para un lago!. Se sentía un verdadero fracaso. Así pensaba cuando el maestro, sereno, se levanta y, alzando su mano dio una orden: "calma". Al instante, la tormenta le obedece y da lugar a un remanso de paz. De repente el segundo árbol, convertido en la barca de Pedro, supo que llevaba a bordo al rey del cielo, tierra y mares.

El tercer árbol fue convertido en sendos leños y por muchos años fueron olvidados como escombros en un oscuro almacén militar. ¡Qué triste yacía en aquella penuria inutil, qué lejos le parecia su sueño de juventud! De repente un viernes en la mañana, unos hombres violentos tomaron bruscamente esos maderos. El tercer árbol se horrorizó al ser forzado sobre las espaldas de un inocente que había sido golpeado sin misericordia.

Aquel pobre reo lo cargó, doloroso, por las calles ante la mirada de todos. Al fin llegaron a una loma fuera de la ciudad y allí le clavaron manos y pies. Quedo colgado sobre los maderos del tercer árbol y, sin quejarse, solo rezaba a su Padre mientras su sangre se derramaba sobre los maderos. el tercer árbol se sintió avergonzado, pues no solo se sentía un fracasado, se sentía además cómplice de aquél crimen ignominioso. Se sentía tan vil como aquellos blasfemos ante la víctima levantada. Pero el domingo en la mañana, cuando al brillar el sol, la tierra se estremeció bajo sus maderas, el tercer árbol comprendió que algo muy grande había ocurrido. De repente todo había cambiado.

Sus leños bañados en sangre ahora refulgían como el sol. ¡Se llenó de felicidad y supo que era el árbol mas valioso que había existido o existirá jamás pues aquel hombre era el rey de reyes y se valió de el para salvar al mundo! La cruz era trono de gloria para el rey victorioso. Cada vez que la gente piense en él recordarán que la vida tiene sentido, que son amados, que el amor triunfa sobre el mal. Por todo el mundo y por todos los tiempos millares de árboles lo imitarán, convirtiéndose en cruces que colgarán en el lugar mas digno de iglesias y hogares. Así todos pensarán en el amor de Dios y, de una manera misteriosa, llegó a hacerse su sueño realidad. El tercer árbol se convirtió en el más alto del mundo, y al mirarlo todos pensarán en Dios.

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