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Febrero del 2007

 

Homilia para el I Domingo de Cuaresma Ciclo C

Enlace permanente 18 de Febrero, 2007, 17:46

En Camino

Homilía para el Domingo

Ciclo C

Tiempo de Cuaresma

I Domingo

25 de febrero de 2007

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                                                                                                     Fuente: www.scalando.com 

Hazpara para ver las lecturas de hoy

-          1ra lect.: Jr 1, 4-5.17-19

-          Sal 70

-          2da lect.: 1Cor 12,31 - 13,13

-          Evangelio: Lc 4,21-30

Memoria histórica

El texto del Deuteronomio que hoy leemos es uno de los credos más antiguos del pueblo de Israel. Lo más posible es que corresponda a la época exílica o post-exílica. Es decir, durante o después del tiempo cuando el pueblo de Israel estuvo extraditado en Babilonia (586 – 537 a.C.). Lo llamamos credo porque es una confesión de fe acerca de la acción salvífica de Dios en la historia humana.

Una persona o un pueblo que desconoce su historia es como un árbol sin raíces o un edificio sin bases. Está abocado a repetir los mismos errores del pasado, a despreciar la lucha de su ascendencia y a sucumbir, víctima de su propia mediocridad. Una de las características del hombre post-moderno, es precisamente su poco interés por la historia y por todo aquello que implique esfuerzo y sacrificio. El hombre post-moderno prefiere las cosas prácticas, fáciles y rápidas.

El ser humano olvida con mucha facilidad, sobre todo cuando ha pasado de la miseria a la abundancia. Muchos pueblos que hace unos años vivían en la miseria y hoy hacen parte del primer mundo, como España e Italia, se olvidaron de su historia y hoy miran con desdén a los pueblos latinoamericanos. Precisamente a quienes acogieron a muchos de sus connacionales que huían de la guerra o del hambre, y buscaban mejor destino en estos lados.

Algunas personas pobres que lograron por algún medio cierto status y capacidad económica, son quienes más desprecian y explotan a sus hermanos. Algunos padres de familia que pasaron una niñez difícil, y tuvieron que trabajar fuerte para progresar, hacen hasta lo imposible para ofrecerles a sus hijos todo lo necesario y hasta más, con el fin de evitarles las fatigas y sufrimientos que a ellos les tocó vivir. Muchos de estos niños y jóvenes crecen como en una caja de cristal, totalmente protegidos y dependientes. Se convierten en personas duras de corazón, miedosas e incapaces de hacer compromisos serios por su vida y por los demás. Se avergüenzan del pasado de sus padres y hasta preferirían tener otro apellido de más tradición.

Este credo deuteronomista quiere mantener viva la memoria histórica en el pueblo. Para que el pueblo valore y agradezca la entrega de sus antepasados y la acción de Dios en él. Para que no desprecie a los más pobres, pues él mismo fue pobre y esclavo. Para que acoja a los forasteros, pues él fue forastero en otros países. Para que comparta solidariamente con los hambrientos, pues él también pasó hambre. Para que no se convierta en explotador, pues él también fue explotado. Para que en tiempo de crisis luche por estar mejor, pues la voluntad salvífica de Dios es la plena libertad y la felicidad para sus hijos.

Vale la pena que como personas, como familia y como pueblo, mantengamos viva nuestra memoria histórica. Que profesemos nuestra fe con toda convicción y elaboremos nuestros credos[1] personales, familiares y comunitarios con nuestra propia historia de salvación.

El Salmo de la protección “mágica”.

Nuestra vida religiosa se limita muchas veces a la realización de algunas prácticas mágico religiosas, de las cuales esperamos respuestas prácticas para cumplir nuestros deseos. Hay santos para todos los gustos: Santa Lucía para curar los ojos, San Antonio para encontrar la pareja ideal y San Pancracio para conseguir trabajo. De San Judas Tadeo y de Santa Marta dicen que son para las causas imposibles…

Hay también muchas representaciones de Jesús a las cuales les atribuyen acciones milagrosas: El Señor de los Milagros, El Divino Niño, El Santo Ecce Homo, El Señor Caído, El humilladero, etc. De María, todas las que usted quiera y para todos los gustos. Además, de vez en cuando resulta algún “alma pía”  despistada diciendo que la virgen se le apareció en una fuente, en una roca, en una pared vieja, en el pan que guardaba hacía 20 días, en una arepa, en un buñuelo, en fin… ¡no hay quien controle semejante locura! Hay asimismo oraciones para toda ocasión: la oración a la mano poderosa para lograr cosas maravillosas, a la sangre de Cristo que tiene gran poder, la del ánima sola para alejar a las personas indeseadas, el rosario a la misericordia, la coronilla de la virgen… en fin… Aquí hay de todo, como en botica.

Entre esas oraciones mágicas se encuentra el famoso salmo 91 que hoy proclamamos. Cuando era niño me la enseñó un anciano primo, en cuarto o quinto grado, que trabajaba en mi casa. En la espalda no le cabía una cicatriz más y tenía en sus brazos varias marcaciones con su nombre: Gratiniano Ramírez Villán. Me contó que lo habían marcado como marcan una res, cuando estuvo en la cárcel, considerado como un hombre peligroso pues le había tocado dar muerte a unos cuantos. Cuando me la enseñó me dijo que esa oración lo había protegido de tantos enemigos que había ganado por estar en malos pasos. Que la aprendiera y la rezara todos los días, sobre todo cuando caminara de noche para que no me picaran las culebras ni me comiera el tigre, y para dominar a todos los enemigos. Que era especial para alejar la mala suerte y atraer el amor; para dominar los malos espíritus, y en general para todo tipo de protección.

No es mi intención hacer burla de la piedad popular, ni pretendo decir que todas esas prácticas son totalmente falsas. Muchas personas se acercan a Dios y a su proyecto de vida por medio de estos recursos pedagógicos. Muchas personas después de una peregrinación a algún santuario transforman radicalmente su vida y caminan con Jesús. Muchos devotos de María y de los santos viven de manera auténtica su fe.

El problema es cuando mi fe no va más allá de estas prácticas piadosas y cuando convierto los recursos pedagógicos en fetiches, y las oraciones en conjuros con atribuciones mágicas. El problema es cuando soy incapaz de seguir un proyecto de fe que comprometa mis intereses, mi trabajo y toda mi vida. El problema es cuando llevo una vida superficial, egoísta y mezquina, y utilizo la fe no como un medio para crecer como ser humano sino para sustentar mi mediocridad existencial.

¿Acaso es suficiente tener la casa llena de imágenes? ¿Rezarle a Jesús, a María y a los santos para que me ayuden, indican que soy una persona con una fe auténtica? “No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos” (Mt 7,21) ¿Porque tengo una inmensa Biblia sobre un gran atril en medio de la sala, abierto en el Salmo 91, soy un buen cristiano? En el evangelio que hoy leemos, el mismísimo diablo cita el salmo 91 para tentar a Jesús. “Finalmente lo llevó a Jerusalén, lo colocó en el lugar más alto del templo y le dijo: Si de veras eres el Hijo de Dios, tírate de aquí. Porque la escritura dice: `A sus ángeles dará órdenes para que te guarden´  y también `Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra`. (Sal 91,11-12)” (Lc Lc 4,9-11). Veamos cómo un texto de la Biblia puede ser utilizado de manera diabólica, para justificar actitudes malignas y perturbadoras para la vida.

Jesús, que vivía una fe auténtica y que de tonto no tenía nada, citó otro texto bíblico apropiado para el momento: “Está mandado: `No exigirás pruebas al Señor tu Dios` (Dt 6,16).” (Lc Lc 4,12).

El Salmo 91 sí es de protección y lo podemos orar con confianza para que el Señor nos proteja. Pero enmarcado dentro de un camino de fe que implique toda la vida. Veamos esta pequeña frase condicional: “Se puso junto a mí: lo libraré” (Sal 91,14ª). Ponerse junto a la otra persona es estar dispuesto a acompañarlo, a caminar con ella, a compartir la vida, a defender su causa. Esa fue la promesa que Jesús le hizo a sus discípulos en la despedida: “Yo estaré con ustedes hasta la consumación de la historia” (Mt 28,20). “Cuando venga el Paráclito que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí… Les conviene que yo me vaya, porque mientras no me vaya, el Paráclito no vendrá a ustedes. Yo me voy, y es para enviárselo” (Jn 15,26.16,7). El Paráclito (parácleetos en griego), es el que está al lado de, junto a, para defenderlo, para consolarlo, para apoyarlo, para caminar con él. Es el protector, el abogado, el compañero, el amigo que nunca falla. ¿Estamos realmente al lado y del lado de Dios y de su causa? o, ¿buscamos una protección mágica alejada de todo compromiso con la causa de Dios?

“… lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé” (Sal 91,14b) Conocer, en la Biblia, es tener un contacto profundo, íntimo y duradero con la persona o el objeto conocido. Por eso la Virgen María, cuando el ángel del Señor le dijo que iba  a tener un hijo, ella le respondió que no había conocido varón (Lc 1,26-34). El nombre es la identidad y la misión de una persona. Por ejemplo, Juan significa Dios es misericordia; Emmanuel, Dios con nosotros, y Jesús, el Salvador. Conocer el nombre de Dios es vivir constantemente en su presencia, dejarse conducir por Él y experimentar su salvación. Comprender que Él es Yahvé (en hebreo JHVH), es decir, el Dios que salva, el Dios que libera; el que ha sido, es y será: el “YO SOY” (Ex 3,14). ¿Conocemos realmente el nombre de Dios?

“Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré.” (Sal 91,15b.16b) Dios no nos promete librarnos de toda tribulación y de todo sufrimiento. Nuestra vida continúa y con ella los obstáculos, alegrías y dolores. Él nos promete estar a nuestro lado en la tribulación y no dejarnos tirados en medio de la más dura batalla. Glorificar es dar la salvación y reconocer la bondad que hay en las obras de una persona. Jesús es por excelencia el glorificado por Dios porque fue fiel desde el principio y porque con su vida dio gloria al Padre: “Padre, ha llegado la hora; ¡glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a ti” (Jn 17,1). ¿Damos gloria a Dios con nuestra vida y permitimos que Dios nos glorifique?

El Espíritu lo llevó al desierto

Más que un acontecimiento histórico, el evangelio de hoy nos presenta a Jesús sometido a la prueba, como todos los seres humanos. Esta experiencia no fue circunstancial sino existencial. Es decir, durante su vida Jesús experimentó las tentaciones.

El Espíritu fue quien lo condujo al desierto. Lucas resalta muchas veces a Jesús conducido por el Espíritu (Lc 1,35;3,22;4,1.18). Cabe aclarar que entendemos por Espíritu no como todo lo opuesto a lo humano, sino como la fuerza que dinamiza y da plenitud a la vida. El amor de Dios que acompaña al ser humano y es garantía de fidelidad y realización.

Allí en el desierto se encontró con Dios y con él mismo. Tuvo la oportunidad para experimentar las limitaciones humanas, el cansancio y el hambre. Allí en su llana realidad, experimentó la tentación. Las mismas tentaciones que tuvo el pueblo de Israel en el desierto, camino a la tierra prometida, en las cuales cayó débilmente (Ex 17,7; Dt 9,22). Con una gran diferencia: Jesús se mantuvo siempre fiel. Se comportó como el verdadero hijo de Dios y confirmó las palabras del bautismo: “Este es mi hijo muy amado en quien me complazco” (Lc 3,22b).

Aquí tenemos tres necesidades humanas convertidas en tentación: alimentación, mando y valoración. Tenemos una natural necesidad de alimentación. Jesús no se opone a la comida como satisfacción de una necesidad y como placer compartido en comunidad. Muchas veces compartió la mesa con todo tipo de personas; la misma eucaristía es una comida.

El problema es cuando la comida, así como la satisfacción de otras necesidades reales o creadas, las convertimos absolutas. Entonces buscamos a toda costa el placer por el placer, la primacía del confort y la comodidad. Nos volvemos esclavos de las últimas tendencias en todo, de las apariencias y del glamour de moda. Todo esto ahoga la vida familiar, el contacto personal y nos arrastra a llevar una vida plástica y carente de sentido. Jesús comprendió muy bien que la comida era importante, pero que no sólo de pan vivía el hombre.

Como una necesidad de autoafirmación queremos mandar sobre algo. El niño sobre sus juguetes, el joven sobre su computador, la ama de casa sobre su cocina, el pastor sobre su hato de ovejas, la señora soltera sobre su perrito, o el señor soltero sobre su gato. El problema es cuando para sentirnos vivos, necesitamos mandar y controlar hasta la más mínima movida de un catre. Cuando convertimos el mando en tiranía insaciable, muchas veces camuflado de amor de padres o de esposos; de amor por la causa de un país, de una institución o de una Iglesia: Mesianismo político o religioso.

Para el evangelio es claro que en ese momento histórico el poder político estaba totalmente corrompido y en manos diabólicas. Los gobernantes eran adoradores del diablo. Ese era el precio que pagaban por llegar al poder. Luego le dijo: `Yo te voy a dar el poder sobre todos estos reinos y toda su gloria, porque a mí me pertenecen y se los doy a quien quiero. Si te arrodillas y me adoras, todo eso será tuyo`.” Jesús tuvo la tentación del poder, pero supo comprender que para ser un verdadero Hijo debía convertirse en servidor, como así lo hizo. “El Hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.” (Mt 20,28).

Todos necesitamos ser amados, valorados y tal vez admirados. Por algo García Márquez dijo: “escribo para que mis amigos me quieran”. El problema es cuando necesitamos que todos hablen bien de nosotros y que todo el mundo nos alabe para ser felices. Cuando aparentamos una sonrisa siempre fresca y ofrecemos una mano siempre abierta a todo el mundo, sin reconocer que a veces tenemos arrugada el alma y sin tener en cuenta que podemos estar haciendo pactos con el diablo. El problema se agrava cuando convertimos en enemigo a todo aquel que nos hace una crítica, lo calumniamos y lo perseguimos.

Jesús nunca actuó para que lo vieran y lo aplaudieran. Siempre se dejó conducir por el Espíritu y su móvil para actuar fue la misericordia. Compartió la mesa, dio pan a los hambrientos, enseñó con su palabra y su testimonio, curó los enfermos y corrigió el error, aunque sabía que con eso ganaría enemigos. Todo lo hizo siempre, siempre para servir, para liberar, para mostrar el camino de la salvación; nunca por prepotencia, nunca para mostrarse, nunca para dominar con su poder. Definitivamente, fue fiel hasta el final.

Ya estamos en la Cuaresma. Tiempo hermoso de cuarenta días para vivirlos con Jesús, iluminados por la fuerza del Espíritu. Para irnos al desierto de nuestra existencia y adentrarnos en nuestra historia personal, familiar y comunitaria. Para escudriñar nuestra naturaleza humana y revisar nuestras propias caídas e infidelidades. Para hacer nuestro propio éxodo salvífico y reconstruir nuestra vida, en apertura continua a los hermanos y al Padre Dios.

Tiempo hermoso para analizar cuantas caídas hemos tenido, cuantos caminos equivocados hemos tomado, cuántas injusticias hemos cometido y cuanto amor hemos dejado de dar. Para convertirnos, cambiar de camino y volver a la casa del Padre, como el hijo pródigo, que leeremos dentro de ocho días. Para reconciliarnos con el hermano, con el vecino, con la naturaleza y con nosotros  mismos.

Tiempo hermoso para alejarnos de las ruidosas y tentadoras propagandas que nos invitan a un consumo desenfrenado, de espaldas a Dios y a los hermanos. Para superar los bajos impulsos de poder y aparecer que nos trastornan y nos hunden en una vida vacía. Para escuchar a la voz Dios manifestada en las personas que nos aman y caminan con nosotros, y su grito presente en los empobrecidos. Grito que nos cuestiona y nos invita a ponernos al lado de los que sufren, así como Él siempre está al lado de nosotros para conducirnos a una tierra que mana leche y miel. ¡Vivamos la cuaresma y ella nos ayudará a vivir mejor!

Para la oración Universal

Hoy vamos a responder “Te la expresamos, Señor”.

  1. Nuestra alegría por recordar, en la lectura del evangelio de hoy, que Jesús fue plenamente humano y experimentó nuestras mismas tentaciones… te la expresamos, Señor.
  2. Nuestra admiración hacia Jesús, que permanece como modelo de Persona Nueva, incorruptible, firme ante el mal, fuerte ante la tentación… te la expresamos, Señor.
  3. Que queremos preocuparnos no sólo por el pan, sino por toda Palabra que sale de tu boca… te lo expresamos, Señor.
  4. Que queremos tener un corazón incorruptible que, ni por todo el oro del mundo, sea capaz de vender su conciencia… te lo expresamos, Señor.
  5. Que no queremos “tentar a Dios, ni ponerte a nuestro servicio… te lo expresamos, Señor.

Que queremos vivir esta Cuaresma, como “tiempo litúrgico fuerte” que es, unidos a la comunidad cristiana dispersa por todo el mundo, en espíritu de reflexión, oración y compromiso, preparando la celebración anual de la Pascua… te lo expresamos, Señor.

Oración comunitaria

            Dios, Madre-Padre nuestro, que en Jesús nos has dado un modelo de persona completa y lograda, en lucha contra el mal y plenamente humana, tentada pero victoriosa. Queremos seguir ese modelo de firmeza y fidelidad, de humanidad y fortaleza, de fidelidad a ti y a los hermanos. Te lo pedimos a Ti que vives y haces vivir, por los siglos de los siglos. Amén.

 


[1] No se trata de cambiar el credo que ya tenemos e inventar uno nuevo, sino de dar testimonio de la acción de Dios en nosotros.


Moniciones y Oración Universal

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Moniciones para el I Domingo de Cuaresma

Enlace permanente 18 de Febrero, 2007, 17:10

Moniciones para la Misa

Ciclo C

Tiempo de Cuaresma

I Domingo

25 de febrero de 2007

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

Hazpara ver las lecturas del día:

-          1ra lect.: Jr 1, 4-5.17-19

-          Sal 70

-          2da lect.: 1Cor 12,31 - 13,13

-          Evangelio: Lc 4,21-30

Fidelidad en la prueba

Monición de entrada

La Cuaresma parece resonar como una trompeta, como un gran despertador que se escucha en todo el mundo: para que despertemos, para que cambiemos nuestra vida, para que nos convirtamos a los caminos de Dios.  Es un largo camino de purificación y de preparación, para poder participar dignamente en la plenitud del don transformador de la Pascua.  Presten atención a los textos bíblicos de hoy; están aptos para ayudarnos a captar el sentido y la orientación de ese camino.

Primera lectura: Deuteronomio 26, 4-10 (Profesión de fe al ofrecer las primicias)

Esta breve lectura, tomada del Deuteronomio, contiene una hermosa profesión de fe.  Las características principales de este “credo” es que la fe de los israelitas no se expresa con conceptos, sino por medio del reconocimiento de la acción de Dios en la historia.  Escuchen atentos.

Segunda lectura: Romanos 10, 8-13 (Profesión de  fe del que cree en Jesucristo)

Escribiéndole a los romanos, también san Pablo hace una profesión de fe, en esta ocasión con más motivo todavía, porque Dios nos ha mostrado su cercanía enviándonos a Cristo.  Éste es el camino ofrecido generosamente para salvarse.  Presten mucha atención a este pasaje.

Tercera lectura: Lucas 1-13 (Tentaciones de Jesús en el desierto)

San Lucas expresa en forma de narración el proceso interior de Jesús en tres tentaciones representativas.  El relato de las tentaciones presenta a Jesús como el que quiere enfrentar al mal, personificado en el texto en la figura del diablo.  Les pido que se pongan de pie para que escuchemos la Buena Noticia de hoy.

Oración Universal:

  1. Por la Iglesia; para que fortalecida con el pan de la palabra de Dios, no caiga en la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su misión en el mundo, roguemos al Señor.
  2. Por los grupos catecumenales y por todos los creyentes que toman en serio la catequesis de adultos; para que crezcan y maduren en la fe, roguemos al Señor.
  3. Por los pueblos subdesarrollados, incapaces, por carencias de medios, de solucionar sus graves problemas; para que encuentren la ayuda fraterna de los países más desarrollados, roguemos al Señor.
  4. Por nosotros, aquí reunidos, que hemos escuchado “no sólo de pan vive el hombre”; para que se nos despierte el hambre de la palabra de Dios, roguemos al Señor.

Exhortación final:

Jesús

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 448)

Gracias, Padre, porque el ejemplo de Cristo en el desierto

es un estímulo para vencer con él nuestra innata debilidad.

Gracias también porque poseemos ya las primicias de tu Espíritu.

Pero gemimos en nuestro interior anhelando nuestro rescate

del mal que quiere dominarnos con la perenne tentación

del consumismo, la religión interesada y los ídolos modernos.

Danos fuerza, Señor, para vencer esta atmósfera de pecado,

para serte fieles con Cristo en las pruebas de la vida diaria,

para renovar siempre y cada día nuestra opción bautismal,

para emprender en esta cuaresma el camino hacia la pascua.

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

Amén. 

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Moniciones para el miercoles de ceniza del tiempo de cuaresma ciclo c

Enlace permanente 18 de Febrero, 2007, 17:03

Moniciones para la Misa

Ciclo C

Tiempo de Cuaresma

Miércoles de Ceniza

21 de febrero de 2007

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

Hazpara ver las lecturas del día:

-          1ra lect.: Dt 26,4-10

-          Sal 90

-          2da lect.: Rom 10,8-13

-          Evangelio: Lc 4,1-13

En Camino hacia la Pascua

El Señor te espera en esta Cuaresma:

¿DÓNDE?

En la Puerta de nuestro confesionario, en los actos penitenciales en las comunidades.

¿PARA QUÉ?

-Para perdonarte todos los pecados

-para ayudarte a que no vuelvas cometerlos

-para devolverte la paz y la tranquilidad

-para que comiences una nueva vida, sin cuentas pendientes.

¿CÓMO?

-Sin ningún rencor

Con los brazos abiertos

-Como al hijo que se había ido y que ahora vuelve al hogar paterno.

-Con un nuevo plan para ti, mejor que el que echaste a perder.

Hermano el Señor te invita a “CAMINAR CON NOSOTROS A SU MESA”.  No pierdas esta oportunidad.

Monición de entrada

Hoy la Iglesia inicia el Tiempo de Cuaresma, tiempo de gracia y compasión.  La cuaresma es una invitación: a renovar nuestro compromiso Bautismal por medio de la oración, una oración que sea más profunda, a una penitencia comprometida, individual y comunitaria, al amor en solidaridad con los más necesitados.  La imposición de la ceniza es llama a convertirnos, a creer en el Evangelio, a caminar hacia la Pascua y acompañar a Cristo en su camino de Cruz y Victoria pascual.

Primera lectura: Joel 2, 12-18 (Conviértanse al Señor, su Dios)

El profeta Joel nos presenta la cercanía del día del Señor.  De ahí la importancia del llamado a la conversión.  La conversión no debe ser sólo externa.  No hay que rasgar (romper) las vestiduras, sino el corazón.  Es un moviendo de retorno al Dios Creador y Salvador por medio de la oración, el ayuno y los actos de penitencia.

Segunda lectura: II Corintios 5, 20.6,2 (Ahora es tiempo de gracia y salvación)

El Apóstol Pablo se nos presenta en esta lectura como embajador de Cristo.  El de Cristo es la reconciliación.  Cristo entregó su vida por los pecadores.  No podemos despreciar ese don.  “Déjense reconciliar con Dios”.  También nos recuerda que “Ahora es el tiempo de gracia”.  Escuchemos a san Pablo hablándoles a los Corintios.

Tercera lectura: Mt 6, 1-6.18 (Limosna, oración y ayuno)

Las tres obras buenas de un buen judío eran: 1ra- La limosna, 2da- La oración y 3ra- El ayuno.  El Evangelio de hoy trae el tema de la verdadera religiosidad, el nuevo espíritu que debe animar al cristiano.  Cristo nos insiste en la INTERIORIDAD de espíritu cuando practicamos el ayuno, la oración y cuando damos limosna.  Escuchemos la Buena Noticia de hoy, según san Mateo.

Oración Universal:

  1. Por la Iglesia; para que, escuchando la palabra de Dios y perseverando en la oración, llegue a celebrar con sinceridad la Pascua, roguemos al Señor.
  2. Por los que sufren hambre; para que nuestro ayuno de este día les procure el alimento necesario, roguemos al Señor.
  3. Por los que viven sin fe; para que abran su corazón al don de la fe, roguemos al Señor.
  4. Por nosotros que hemos recibido la ceniza; para que tomemos en serio la oración, la limosna y el ayuno, comprendiendo su sentido, y no echemos en saco roto la gracia de Dios, roguemos al Señor.
 

Exhortación final:

Jesús

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada día, San Pablo, España, 1993, p. 93)

H

Señor, hoy nos recuerdas que somos pecadores,

invitándonos a la conversión radical de nuestras vidas.

Hoy nos dices: Conviértanse y crean el evangelio.

Es una consigna de liberación de todo lo que nos degrada.

He aquí la tarea de la cuaresma en camino hacia la pascua.

La ceniza es garantía de resurrección del hombre nuevo.

Queremos despojarnos de la hipocresía que nos corroe:

que sepamos buscarte y agradarte en lo secreto.

Queremos rehacer nuestra opción bautismal

para llegar a la noche de la vigilia pascual

como hombres y mujeres nuevos, renacidos de tu Espíritu.

Amén. 

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Homilia para el miercoles de ceniza ciclo c

Enlace permanente 18 de Febrero, 2007, 16:53

En Camino

Homilía para el Domingo

Ciclo C

Tiempo de Cuaresma

Miércoles de Ceniza

21 de febrero de 2007

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                                                                                                     Fuente: www.scalando.com 

Hazpara para ver las lecturas de hoy

-          1ra lect.: Dt 26,4-10

-          Sal 90

-          2da lect.: Rom 10,8-13

-          Evangelio: Lc 4,1-13

CENIZA, SOLIDARIDAD, ORACION Y AYUNO

Desde el más endeble palillo hasta el árbol más frondoso del bosque, desde la más sencilla choza hasta el edificio más imponente (como las torres gemelas, por ejemplo), desde el hombre más “arrastrado” del mundo hasta el más encumbrado en las estructuras sociales; al ser pasados por el fuego serán convertidos en cenizas. Tarde o temprano seremos cenizas. Como dice la canción: “las calaveras todas blancas son: el patrón y el negrito, el frutero y el pipón; las calaveras todas blancas son. No importa cómo se muera, ni tampoco religión, las calaveras todas blancas son…”

La ceniza era utilizada en muchas religiones para significar la actitud penitente, para reconocer las fallas humanas y los propósitos de cambio. Los ninivitas tras la predicación de Jonás hicieron ayuno y se sentaron sobre ceniza (Jon 3,6). Jeremías invitó a los pastores y mayordomos de la grey  a cubrirse de ceniza, por los castigos que venían  (Jer 25,34). Estos signos externos sirven en la media que nos lleven a una toma de conciencia de la realidad humana y a buscar la forma de mejorar.

Cuando nos quedamos únicamente en los signos externos y los tomamos como algo obligatorio o incluso como un rito para pedir favores, desviamos el sentido y los convertimos en distracciones dañinas. Si tomamos la ceniza como signo de un profundo deseo de cambio y con una apertura a la acción de Dios en nosotros, vale la pena, si no, mejor no nos signemos. Los ritos los hacemos valiosos o los convertimos en vacíos, nosotros, según el manejo que les demos.

El evangelio tiene una invitación central: la justicia, y tres derivaciones: limosna, oración y ayuno. Todo tiene que ir enmarcado en un deseo sincero por mejorar nuestra vida delante de Dios y de los hermanos. No para ganar admiración ni recibir los aplausos y el respeto de la gente; nunca motivados por la hipocresía del que esconde una vida vacía y mediocre, y solo espera reconocimiento para sentir que existe. “Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos” (v.1)

Limosna: Durante la cuaresma que empieza hoy, es preciso revisar primero que todo cómo está nuestra justicia para con Dios y para con los hermanos. La limosna en nuestro medio no es bien vista, entre otras cosas, porque muchas veces se convierte en complicidad con mendigos de profesión que sencillamente no quieren trabajar. “La limosna hace al mendigo”. En algunas ciudades se han hecho campañas educativas para evitar esta práctica ya que en diversas partes del mundo hay mafias dedicadas a la explotación de enfermos, menores de edad, indígenas, desplazados y  ancianos. Estos vampiros de la sociedad se aprovechan de la sensibilidad de la gente para lucrarse ilegal y miserablemente. 

La limosna era entre los judíos una práctica que buscaba resarcir lo que el medio le negaba a muchas personas: comida, vestidos, vivienda, etc. Se partía de la convicción de que todos eran hermanos por ser hijos de Abraham, y entre los hermanos no deberían haber pobres. En este caso hacer limosna era un acto de justicia. Analizando los signos de los tiempos podemos revisar nuestras prácticas de solidaridad. Evitar todo tipo de explotación, más aquella que se hace aprovechándose de la sensibilidad humana, utilizando gente para pedir limosna. Lo que sí es un imperativo ético cristiano y humano es la justicia, la solidaridad, la equidad, para que todos podamos vivir dignamente. Necesitamos buscar formas inteligentes para canalizar efectivamente nuestra ayuda solidaria.

Oración: Un árbol para crecer bien necesita echar buenas raíces. Si sólo nos preocupamos por el conocimiento intelectual y por hacer muchas cosas, corremos el riesgo de llevar una vida superficial que tarde o temprano nos hará estrellar y nos producirá un fuerte dolor. Necesitamos generar espacios para la oración, para estar solos en la intimidad de nuestro ser.

Además de la contaminación ambiental, en nuestro mundo hay mucha contaminación visual y auditiva. Por todos lados vemos vallas que nos invitan a consumir, consumir y consumir. En nuestro mundo convulsionado la bulla es la reina del lugar: los vehículos, los gritos de la gente, la música estridente, y si además de ello llegamos a la casa y encendemos la radio o la televisión, oprimimos más a nuestro yo interior que clama a gritos un respiro. Claro que necesitamos estar abiertos al mundo y a los signos de los tiempos. Pero también necesitamos hacer un alto en el camino, cerrar la puerta y, muy en interior de nuestras conciencias, analizar y evaluar nuestro ser y quehacer, encontrarnos con nuestro Padre que ve en lo escondido.

Ayuno: Jesús no fue precisamente el maestro del ayuno. Su experiencia religiosa y humana en general, con los hermanos y con el Padre Dios, la basó más en vivir la vida cotidiana y hacer las cosas ordinarias con verdadera grandeza. Más que un asceta solitario fue un personaje muy social que le gustó banquetear con todo tipo de personas. En muchas ocasiones lo criticaron y lo acusaron de ser comilón y  bebedor, amigo de publicanos y pecadores (Mt 11,18-19). ¡Eso no significa que haya despreciado el ayuno! Él sí practico el ayuno en algunos momentos y le encontró sentido (Mt 4,1ss). Y en el evangelio de hoy lo sugiere.

¿Por qué, para qué y de qué cosas de podemos ayunar? De ninguna manera porque si mortificamos el cuerpo vamos a estar más cerca de Dios, como pensaban durante la edad media. Muchas personas basaron su vida en esta premisa y todo el tiempo no hicieron otra cosa que mortificarse y muchas veces mortificar a los demás. Porque según esta ideología, todo lo mundano (los apetitos del cuerpo y los placeres de la carne), eran malos y nos alejaban de Dios. Algunas veces con motivaciones religiosas o estéticas se ha caído en enfermedades como la bulimia y anorexia. Con estas características hay muchos santos en el santoral romano, que aunque no dudo de su santidad y buenos deseos, no se puede ocultar sus desequilibrios psicológicos. ¡Aquellas épocas!

Con un móvil únicamente sanitario y estético, en ocasiones los nutricionistas recomiendan ayunos terapéuticos vigilados por profesionales para eliminar toxinas y armonizar el organismo. Así que, desde este ángulo es recomendable el ayuno controlado. Desde lo religioso, lo primero nos sugiere Dios no es tanto abstenernos de comidas para maltratar el pueblo, sino la justicia. Pero no nos hará mal de vez en cuanto abstenernos de algo.

¿Qué tal si dejamos algún o algunos días sin almorzar o cenar? ¿!Que tal si pasamos unos días a pan y agua o comiendo sólo frutas? Cuando se pasa la hora de las comidas y no hemos comido empezamos a experimentar nuestra mendicidad existencial. Entonces comprenderemos mejor a los más de 40 millones de seres humanos que padecen hambre. Entonces comprenderemos mejor a los 1200 millones de seres humanos que sobreviven con menos de un dólar diario y a los 2200 que lo hacen con menos de dos (según el informe da la PNUD’ 2001)[1]. ¿Que tal si pasamos siquiera una semana sin utilizar la Internet, sin ver la TV, sin encender la radio? ¿Qué tal si dejamos el carro en el garaje, siquiera por un tiempo, y tomamos el metro, el bus u otro medio de trasporte alternativo? Entonces comprenderemos mejor a tantos excluidos que no pueden acceder a estos servicios.

¿Qué tal si nos abstenemos del cigarrillo, del alcohol o de alguna otra dependencia dañina? Nos quitaríamos de encima un gran peso. ¿Qué tal si nos abstenemos de ir de rumba unos cuantos fines de semana? ¿Qué tal si nos abstenemos de tener relaciones sexuales genitales por un tiempo y hacemos el ejercicio de descubrir otras formas de amar, a las cuales nunca podremos llegar si nos quedamos en una búsqueda compulsiva, narcisista y egoísta del placer por el placer?

Practicando el ayuno en diversas “presentaciones”, tal vez nos incomodemos un poco y nos dé algún síndrome de abstinencia: (mal genio, ansiedad, sentimiento de soledad, rabia, desazón, etc.). Pero podemos vivirlo con dedicación, aprender de esa experiencia, y abrir nuestro corazón a Dios y a los hermanos que padecen hambre, sed, des escolaridad, marginación u otros males de nuestro mundo. Y si esta vivencia nos mueve a ser mejores amantes, solidarios, compasivos y misericordiosos y a buscar caminos reales para una nueva humanidad, entonces ocurrirá en nosotros una “extraña” transformación: nos convertiremos en mejores seres humanos. 

“Conviértanse a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasguen los corazones y no las vestiduras”. (1ra lect.). “El ayuno que yo aprecio, ¿consiste acaso en que un hombre mortifique por un día su alma, o en que traiga su cabeza inclinada o baja de modo que casi forme un círculo, o se tienda sobre el círculo y la ceniza? ¿Por ventura a esto lo llamas tú ayuno y día aceptable al Señor? ¿Acaso el ayuno que yo estimo no es más bien el que tú deshagas los injustos contratos, que canceles las obligaciones que oprimen, que dejes en libertad a los que han quebrado, y quites todo gravamen? ¿Que partas tu pan con el hambriento, y que a los pobres y a los que no tienen hogar los acojas en tu casa, y vistas al que veas desnudo, y no desprecies tu propia carne o a tu prójimo? Si esto haces amanecerá tu luz como la aurora, y llegará presto tu curación, y delante de ti irá siempre tu justicia, y la gloria del Señor te acogerá en su seno” (Is 58,5-8).


[1] Luis Espinal, martir español en Bolivia manifestó después de terminar una huelga de hambre durante casi tres semanas, día y noche, al lado de mineros, que luchaban por la vida: “Por primera vez en la vida me sentí un pequeño burgués intelectual útil al pueblo… me ha ayudado a comprender mejor al pueblo hambriento. El hambre es una experiencia de violencia, que nos permite entender la osadía y la ira de un pueblo. Quien la experimenta por sí mismo, advierte mejor la urgencia de trabajar por la justicia en el mundo” (Revista Selecciones de Teología Vol 45 2006, p. 79)

 

Moniciones y Oración Universal

Preguntas y comentarios a Neptalí Díaz Villán CSsR. :neptalidv@yahoo.com

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Moniciones VII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Enlace permanente 12 de Febrero, 2007, 12:33

 

 

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

R. Dominicana

Puerto Rico

Moniciones para la Misa

Ciclo C

Tiempo Ordinario

VII Domingo

18 de febrero de 2007

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

Hazpara ver las lecturas del día:

-          1ra lect.: 1Sam 1S 26,2.7-9.12-13.22-23

-          Sal 102

-          2da lect.: 1Cor 15,45-49

-          Evangelio: Lc 6,27-38

La revolución del amor cristiano

Dedícale tiempo al dueño del tiempo

 El próximo miércoles, es miércoles de ceniza, con el cual damos inicio al  Tiempo de Cuaresma.  Este es un tiempo de preparación para la Pascua.  Con la imposición de la Ceniza, iniciamos una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual: Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo Jesús, Señor de todos.

Este tiempo fuerte del Año Litúrgico está caracterizado por el mensaje bíblico que podemos resumir en una sola palabra: CONVERSIÓN.  Este imperativo categórico es propuesto a los fieles mediante el rito de imposición de a ceniza, el cual va acompañado de las palabras: “Conviértete y cree en el Evangelio” o “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”.

Es una invitación a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordándonos la ineludible caducidad y lo pasajero de nuestra fragilidad humana, sujeta a la muerte.

Queridos Hermanos y Hermanas, durante la Cuaresma, ayudados por la Palabra de Dios, meditemos cuán importante es que cada comunidad acompañe con comprensión y con cariño a aquellos hermanos y hermanas que envejecen. Además, todos debemos acostumbrarnos a pensar con confianza en el misterio de la muerte, para que el encuentro definitivo con Dios acontezca en un clima de paz interior, en la certeza que nos acogerá Aquel "que me ha tejido en el vientre de mi madre" (Sal 139,13b), y nos ha creado "a su imagen y semejanza" (Gn l, 26).

Monición de entrada

Hoy en la liturgia Cristo nos llama a una radical revisión de vida. El cristiano debe bendecir a los que le odian y perdonar a los que le ofenden. Por nuestro bautismo hemos nacido para el cielo y debemos ser como Cristo. Celebremos nuestra vida en Cristo en esta eucaristía. De pie, para que iniciemos nuestra celebración con el cántico de entrada.

Primera lectura: I Samuel  26, 2.7-9-12.13.22-23 (David perdona la vida al rey Saúl)

El Rey Saúl tenía celo de David. Por eso intentaba matarlo. Pero cuando David, con ocasión de una expedición, tuvo cerca a Saúl, no recurrió a la espada. Saúl era para Él, "el ungido del Señor". Escuchemos.

Segunda lectura: I Corintios 15, 45-49 (Seremos también imagen del hombre celestial)

San Pablo nos presenta una comparación entre Adam y Cristo. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.

Tercera lectura: Lc. 6, 27-38 (Amen a sus enemigos; así serán hijos de Dios)

Escuchemos, según san Lucas, las disposiciones que Cristo exige para ser su discípulo: amor radical y entrega al servicio de todos y en todo tiempo. De pie por favor, para cantar el Aleluya, antes de la proclamación evangélica de hoy.

Oración Universal:

  • Para que la Iglesia, comunidad de creyentes, denuncie el pecado del mundo, con el ejemplo elocuente de la santidad de vida, roguemos al Señor.

  • Para que la sociedad evite el contagio del mal, que la corrompe, y se sienta estimulada en la búsqueda del bien, roguemos al Señor.

  • Para que cuantos ejercen la noble tarea de criticar y corregir a los demás sean justos y comprensivos en sus apreciaciones, roguemos al Señor.

  • Para que no caigamos en la hipocresía que Cristo denuncia en el evangelio, y aceptemos la corrección de los demás, roguemos al Señor.

Exhortación final:

Jesús

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 521)

Señor Dios Padre, que eres bueno y compasivo con tus hijos,

haznos semejantes a ti para que reflejemos tu amor a todos.

Nos cuesta mucho hacer el bien a quien nos quiere mal,

perdonar a quien nos ofende y olvidar agravios pasados.

Sin embargo, Cristo obró así, proponiéndonos su ejemplo.

Escucha, Señor, los gemidos de los oprimidos y humillados,

cambia el corazón de los poderosos para que sean justos,

y suscita muchos testigos de la no-violencia activa del amor.

Ayúdanos, Señor, a construir el mundo nuevo que tú quieres,

en donde no sean el rencor, el odio y la venganza fratricida,

sino el amor y el perdón, quienes tengan la última palabra.

Amén. 

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Homilía para el VII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Enlace permanente 12 de Febrero, 2007, 12:27

 

 

 

Misioneros Redetoristas/Provincia de San Juan

R. Dominicana

Puerto Rico

w

En Camino: Tiempo Ordinario

Homilía para el Domingo

Ciclo C

VII Domingo

18 de febrero de 2007

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                                                                                                     Fuente: www.scalando.com 

Hazpara para ver las lecturas de hoy

     1ra lect.: 1Sam 1S 26,2.7-9.12-13.22-23

-          Sal 102

-          2da lect.: 1Cor 15,45-49

-          Evangelio: Lc 6,27-38

EL AMOR AL EXTREMO

Continuamos con las Bienaventuranzas de Lucas. Para este evangelista, los pobres son bienaventurados no porque sean más buenos que los ricos, ni porque la pobreza sea una virtud, sino porque se convirtieron en los primeros destinatarios del ministerio de Jesús.

A ellos les llegó primero la buena noticia del Reino sin ningún mérito ni condición; sólo por la misericordia de Dios. Pero para continuar en el Reino que los hacía bienaventurados, debían vivir conforme a la gran misericordia con la que Dios los había mirado: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre.”  (Lc 6,36).

Veamos algunos elementos propios del discípulo para seguir en el camino de los bienaventurados del Reino.

El amor a los enemigos: a algunos les puede sonar algo chistoso, improcedente, romántico, idealista o imposible de lograr. El primer testamento contempla el odio a los enemigos y el desquite al agresor: “Señor, ataca a los que me atacan, combate a los que me combaten… que sean humillados y fracasen los que quieren mi vida” (Sal 35); ”ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie…” (Ex 21,24s). Jesús, en cambio, invitó a amar a todas las personas, inclusive a los enemigos. ¿Por qué? ¿Acaso se gozaba en pedir cosas imposibles para hacer sentir más pecadores a sus seguidores? O ¿los estaba abocando a un sacrosanto masoquismo? ¿Sería que esto era para evitar al máximo los enemigos? ¿De verdad debemos literalmente, poner la otra mejilla para que nos sigan golpeando?

No se trata de evitar a los enemigos y estar bien con todo el mundo por miedo al conflicto. Quien asume el compromiso de Jesús se echa enemigos encima; es inevitable. Donde se anuncia el evangelio a cabalidad, aparecen el conflicto y las persecuciones. Se trata de evitar la condena y abrir espacios de conversión y reconciliación para todos, inclusive para quienes buscan el mal.

Amar a los enemigos no significa permitir que agredan nuestra dignidad y seguir como si nada estuviera pasando. Tampoco equivale a una atontada complicidad con la injusticia. Amar a los enemigos es romper el mal, pero no a base de más violencia sino, como dice Pablo, a fuerza de bien (Rom 12,21). Está demostrado que la lógica del odio y de la venganza genera más violencia, más horror, más muerte para todos. Amar a los enemigos es buscar un mundo justo y fraterno pero arrancando de nuestro interior, como dice la plegaria eucarística: “el mal que nos impide ser amigos y el odio que no nos deja ser felices,”  y poner el amor como fuerza que dinamiza la vida.

¿Cómo reaccionar entonces frente a un cuadro de injusticia, de violencia, de maltrato o de cualquier agresión a la dignidad humana? A la víctima se ama sanándola, defendiéndola y acompañándola en su camino para que recupere su dignidad y viva plenamente. Al victimario se ama enfrentándolo y, si es el caso, haciéndole un proceso civil en el cual se aplique la justicia de cada país, a excepción de la pena de muerte, que no es evangélica. Necesitamos sistemas carcelarios que sean verdaderos laboratorios para rehabilitar personas y transformar vidas, y no antros subterráneos donde se perfecciona el delincuente. El victimario en un enfermo a quien se le debe proporcionar un tratamiento dependiendo del diagnóstico. No motivado por la amarga venganza sino por el amor que libera.

¿Esto es sencillo? ¡Claro que no! Necesitamos de la gracia de Dios porque humanamente es muy difícil si no imposible. El amor hacia los enemigos no es algo que brota fácilmente del fondo del corazón; es un don de Dios que hay que pedir y saber aceptar para reconciliar la humanidad. Solo con la gracia de aquel que dijo en la cruz: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”  (Lc 23,34), podremos amar y perdonar a los enemigos.

Poner la otra mejilla: Muchas veces, quienes tenían el poder utilizaron la religión para imponer la resignación a los creyentes. Pero poner la otra mejilla no es resignación ni conformismo con la injusticia. No se trata de renunciar al derecho a la defensa sino a la violencia como método para hacer justicia. Se trata de arriesgar un poco, creer en la capacidad de cambio que tiene la otra persona y dar otra oportunidad para que mejore su vida.

Tratar bien a los demás: Esto no es novedad en Jesús, es una regla de oro tanto en el judaísmo como en otras culturas y religiones. Lo novedoso en Jesús es tratar bien, inclusive a los enemigos.

Oración y bendición por los perseguidores: Orar para no dejarse contaminar por el odio, que se cultiva en el corazón de todo ser humano cuando se siente constantemente agredido. Pedir a Dios la fuerza para que su amor sane nuestros dolores y los de los demás. La iniciativa del amor, del perdón y de la reconciliación, brotan de la persona que está unida a Dios. Por eso necesitamos la oración y apertura a la gracia.

No juzgar: Es tener un profundo respeto por la persona, inclusive por el agresor. No se trata de perder la capacidad de análisis crítico de las personas y de los acontecimientos. No es abstenernos de denunciar aquello que a conciencia veamos injusto. Se trata de no juzgar sin misericordia y de no condenar para destruir la vida con la murmuración y el descrédito de los demás, motivado más por rencillas tontas y vacíos existenciales, de quienes se refugian en el chisme por no enfrentar su propia mediocridad. “Habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia. Pero la misericordia sobrepasa al rigor del juicio” (Sant 2,13).

Perdonar: ¿Podemos pedirle a una madre que perdone los asesinos de su hijo, de su esposo o de otro ser querido? ¡Sí, es muy duro! Pero es la única forma de liberarnos completamente. Mientras guardemos odios en nuestro interior seremos esclavos de nuestra propia sombra.

Dar: Quien sólo espera recibir y nunca ejercita su capacidad de dar, se queda inmaduro para siempre y se vuelve mezquino y egoísta. Vive escondido en su propio vacío humano y muere con las manos vacías en la más completa soledad existencial. Cuando empezamos a dar y, sobre todo, a darnos, hacemos florecer en nosotros los más hermosos sentimientos humanos: esperanza, alegría, amor y todo aquello que le da sentido a nuestra vida. No se trata sólo de dar aquello que nos sobra, sino de darnos a nosotros mismos como lo hizo Jesús.


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Este tiempo fuerte del Año Litúrgico está caracterizado por el mensaje bíblico que podemos resumir en una sola palabra: CONVERSIÓN.  Este imperativo categórico es propuesto a los fieles mediante el rito de imposición de a ceniza, el cual va acompañado de las palabras: “Conviértete y cree en el Evangelio” o “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”.

Es una invitación a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordándonos la ineludible caducidad y lo pasajero de nuestra fragilidad humana, sujeta a la muerte.

Queridos Hermanos y Hermanas, durante la Cuaresma, ayudados por la Palabra de Dios, meditemos cuán importante es que cada comunidad acompañe con comprensión y con cariño a aquellos hermanos y hermanas que envejecen. Además, todos debemos acostumbrarnos a pensar con confianza en el misterio de la muerte, para que el encuentro definitivo con Dios acontezca en un clima de paz interior, en la certeza que nos acogerá Aquel "que me ha tejido en el vientre de mi madre" (Sal 139,13b), y nos ha creado "a su imagen y semejanza" (Gn l, 26).

"Acompañando a Jesús en su camino de Cruz y de victorial Pascual"

 

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Moniciones VI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Enlace permanente 5 de Febrero, 2007, 13:34

Moniciones para la Misa

Ciclo C

Tiempo Ordinario

VI Domingo

11 de febrero de 2007

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

Hazpara ver las lecturas del día:

-          1ra lect.: Jr 17, 5-8

-          Sal 1

-          2da lect.: 1Cor 15,12.16-20

-          Evangelio: Lc 6,17.20-26

Felicidad en clave paradójica

Monición de entrada

Nuestra sociedad confía demasiado en las cosas materiales y en la comodidad. En nuestros tiempos las personas del mundo se esfuerzan por sacar a Dios, su presencia e influencia de la vida pública y la cultura. Se trata de quitarle el lugar a Dios y dárselo a la materia, a las cosas, al dinero. Los creyentes, hijos de esta sociedad, podemos caer en la tentación de dejarnos llevar por la corriente, y sacar a Dios del centro de nuestras vidas. Pongamos todos nuestros sentidos a esta celebración. De pie para recibir la procesión con el cántico de entrada.

Primera lectura: Jeremías 17, 5-8 (Bendito quien confía en el Señor)

Jeremías  medita las máximas de los sabios de su pueblo Israel. Los jefes están confiados en su pacto con potencias humanas, pero fracasan por no apoyarse en la alianza con su Dios. El ser humano siempre tiene ante sí ese dilema: seguir el bien u obrar el mal. Es una tentación que hay que vencer. Confiar en las fuerzas humanas, solamente, está encaminado al fracaso.  Escuchen atentos.

Segunda lectura: I Corintios 15, 12. 16-20 (Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe)

San Pablo advierte que negar la resurrección de los muertos es negar la Resurrección de Cristo. En la resurrección se basa toda nuestra fe. Sin resurrección nada tiene sentido. Cristo fue el primero de todos. Como Él resucitó resucitaremos también nosotros. Presten atención.

Tercera lectura: Lc. 6, 17. 20-26 (Bienaventuranzas e imprecaciones)

San Lucas nos presenta hoy cuatro bienaventuranzas y cuatro maldiciones o malaventuranzas. Las bienaventuranzas que Jesús proclama exponen el espíritu del Reino de Dios. Nuestra actitud ante las cosas del mundo nos da la medida de nuestra creencia en Dios y en su Palabra. De pie por favor, entonamos el Aleluya y luego escucharemos la proclamación de la Buena Nueva de hoy.

Oración Universal:

Por la Iglesia; para que acierte en dar a sus bienes un destino pastoral y social, roguemos al Señor.

Por los que acumulan riqueza, insensibles al mundo de la pobreza; para que al menos sepan que los pobres están a la puerta y aguardan las migajas de su banquete, roguemos al Señor.

Por los pobres, los que pasan hambre, los que lloran, los despreciados; para que puedan entender las bienaventuranzas, roguemos al Señor.

Por los que dedican su vida a los necesitados; para que su dicha sea comprendida y su abnegación sirva de estímulo, roguemos al Señor.

Por nosotros, aquí reunidos; para que no caigamos en la tentación de confiar en el dinero, como supremo valor, roguemos al Señor.

Exhortación final:

Jesús

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 518)

Gracias, Señor Jesús, porque, proclamándolos dichosos,

Asignas el reino de Dios y devuelves la dignidad y la esperanza

A todos los que el  mundo tiene por últimos e infelices:

Los pobres y los humildes, los que lloran y los que sufren,

los que tienen hambre y sed inagotables de fidelidad a Dios,

los misericordiosos que saben perdonar a quienes les ofenden,

los que proceden con un corazón limpio, noble y sincero,

los que fomentan la paz en torno y desechan la violencia,

los que son perseguidos por servir a Dios y al evangelio.

Tú fuiste, Señor Jesús, el primero en realizar tal programa.

Tú eres nuestro ejemplo y nuestra fuerza.  ¡Bendito seas, Señor!

Amén. 

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Homilia VI domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Enlace permanente 5 de Febrero, 2007, 13:19

En Camino: Tiempo Ordinario

Homilía para el Domingo

Ciclo C

VI Domingo

11 de febrero de 2007

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                                                                                                     Fuente: www.scalando.com 

Hazpara para ver las lecturas de hoy

-          1ra lect.: Jr 17, 5-8

-          Sal 1

-          2da lect.: 1Cor 15,12.16-20

-          Evangelio: Lc 6,17.20-26

Poner la confianza

El ministerio de Jeremías cubrió un periodo aproximado de 40 años (626 – 587 a.C.), durante los reinados de Josías (640 – 609 a.C.), Joacaz (609 a.C.), Joacín (609 – 597 a.C), Joaquín (597 a.C.) y Sedequías (597 – 587), en cuyo periodo el pueblo cayó  cautivo en Babilonia (cautividad que duró 49 años, desde el 587 al 538 d.C.) El profeta denunció el trato preferencial de los reyes con los poderosos y sus intereses que perjudicaban a los pobres.

Es distinto confiar en una persona, a poner nuestra confianza en ella. Eso fue lo que le pasó a los reyes de Judá en el tiempo de Jeremías. Confiaron plenamente en los poderosos y les entregaron el país. Le dieron la espalda a Dios y a los pobres y se hicieron malditos, porque no produjeron frutos de justicia para todos, sino miseria y dolor. Desestabilizaron el país y lo hicieron presa fácil de los babilonios.

Esta no es una invitación a desconfiar de manera paranoica de todo el mundo ni a subvalorar las cualidades humanas, sino a dar a los seres humanos su puesto. Vale la pena creer en los demás, en su capacidad e trabajo, en su lucha y en sus dones. Pero no poner toda nuestra fe y nuestra confianza en los seres humanos, desconociendo que somos débiles y que podemos fallar. Toda nuestra fe y nuestra confianza sólo pueden estar en Dios. En Él tendremos un agua viva que hace crecer día a día, aún en medio de las situaciones más adversas. En Él podremos dar buenos frutos, como los árboles que crecen junto a la acequia: “Será como árbol que crece junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente: conserva siempre el verdor de su follaje, sin que sufra con los calores del verano. Los años de sequía no lo alteran, jamás le faltará cosecha.”

Las Bienaventuranzas de Lucas

Vivimos en una cultura de lo rápido, de lo fácil, de lo ligero (lo Light dirían algunos). El hombre Light vive desvinculado de Dios y de los demás seres humanos. Si cree, convierte la fe en Jesús en una religión de mercado. Promociona la música de alabanza sin algún contenido profundo y las predicaciones sensibleras que enardecen los ánimos de los fanáticos. Tiene imágenes de Jesús, María o de los santos y les atribuye poderes mágico religiosos. Explota al máximo el sentimiento de los “clientes”, les calienta el corazón, les reduce su capacidad de crítica y les afloja los bolsillos. Es incapaz de vincularse a procesos que comprometan su vida y pongan en riesgo sus seguridades.

El hombre Light es un ser débil e incapaz de enfrentar la vida. Lo quiere todo instantáneo. El mercado lo ha acostumbrado así: todo llega a la puerta de la casa. El café es instantáneo, leche instantánea, fríjoles, lentejas, ¡todo es instantáneo! hasta el amor.

La vida bienaventurada incluye el placer, pero no es equivalente a una vida de sólo placer. Menos si se trata de la búsqueda obsesiva  del placer por el placer, instantáneo, egoísta y narcisista, que conduce a la patología del bienestar y del goce, que en últimas frustra a la persona.

Las Bienaventuranzas implican la búsqueda de sentido pleno para la vida. Comprender nuestro ser y quehacer en la historia y dar respuesta a la pregunta sobre el por qué y el para qué existimos. Una vida bienaventurada es la máxima expresión de felicidad. ¡Es la verdadera manifestación de la felicidad!

Las bienaventuranzas y las malaventuranzas, eran además, una forma de escribir en la antigüedad, especialmente en Egipto, Mesopotamia, Grecia, Israel, etc.

En la primera lectura del profeta Jeremías y en el salmo 1ro. que hoy leemos encontramos tanto bienaventuranzas como malaventuranzas: “Maldito el que aparta de mí su corazón para poner en los hombres su confianza y apoyarse en los mortales…  Bendito, en cambio, quien confía en mí, y en mí pone su esperanza…” (Jer 17 – 1ra lect.) “Feliz el hombre que no sigue el camino de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.” (Salmo 1).

Las malaventuranzas o ayes, eran muy comunes en los profetas, cuando denunciaban las actitudes de injusticia que causaban dolor a los pobres. “¡Ay de ellos que se han alejado de mí! ¡Que la desgracia se los lleve, porque me han traicionado!” (Os 7,13). “¡Ay de ustedes, los primeros de la primera de las naciones, a quienes acude todo el mundo en Israel! Ustedes descansan en su orgullo y se sienten seguros en el cerro de Samaria… Ustedes piensan alejar el día de su desgracia, pero, en realidad, apresuran la venida del opresor. Tendidos en camas de marfil o arrellanados sobre sus sofás, comen corderitos del rebaño y terneros sacados del establo, canturrean al son del arpa y, como David, improvisan canciones. Beben vino en grandes copas, con aceite exquisito se perfuman, pero no se afligen por el desastre de mi pueblo. Por eso ustedes serán, ahora, los primeros en partir al destierro, y así se terminará con ese montón de ociosos.” (Am 6,1.3-7). “¡Ay de ti, salteador que no has sido saqueado, traidor que no has sido traicionado! Cuando hayas terminado tus asaltos, te saltearán, y cuando hayas acabado con tus robos, te pillarán.” (Is 33,1). Hay muchísimos ejemplos de bienaventuranzas y de malaventuranzas. En el primer testamento se llama bienaventurado fundamentalmente a quienes cumplían con la ley.

Mateo, en el sermón de la montaña, pone el énfasis en actitudes interiores: pobreza en el espíritu, hambre y sed de justicia, misericordia, limpieza de corazón, etc. Lucas en el sermón de la llanura, enfatiza en la situación real y concreta de un grupo de marginados. Mateo simbólicamente pone a Jesús en la cima de un monte para proclamar la nueva ley. Como es típico en Mateo, con este signo quería hacer un paralelismo entre Moisés con su ley del Sinaí y Jesús con su nueva ley: las Bienaventuranzas. Lucas simbólicamente pone a Jesús en una llanura para ubicarnos en la llana y dura realidad por la que pasaban muchos seres humanos excluidos: pobres, hambrientos, afligidos y perseguidos. Lucas formula además, cuatro malaventuranzas hacia personajes muy concretos: ricos, satisfechos, sonrientes y elogiados. En síntesis, la pobreza y sus consecuencias; la riqueza y sus privilegios.

Mateo formula el texto en tercera persona: “Bienaventurados los pobres en el espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.”. Lucas en segunda persona: “Bienaventurados los pobres porque el Reino de Dios es para ustedes”.

Los miembros de la comunidad de Mateo eran judeocristianos que habían perdido el entusiasmo original. Pasaban por una tibieza y rutina existencial, y necesitaban revitalizarse en su núcleo constitucional. El redactor les propone las exigencias radicales de justicia y vida en Cristo, y las enfoca como actitudes para formar parte de la comunidad del Reino de Dios.

Por su parte, los miembros de la comunidad de Lucas eran en su mayoría pobres, indefensos, oprimidos y perseguidos. Por eso no habla de los pobres en el espíritu sino llanamente de los pobres. Por eso no habla en tercera persona sino en segunda persona, pues se refiere directamente a la situación dura por la que pasaba su comunidad.

Alguien podría cuestionarnos: ¿de verdad son felices los pobres? ¡La realidad nos muestra otra cosa! ¿Qué feliz va a ser una familia que aguanta hambre, que le cortan la luz o que sencillamente no la tiene; que la desplazan para quitarle su tierra y carece de lo más mínimo para vivir? ¡Felices los ricos, los privilegiados, los satisfechos! “Barriga llena corazón contento”, decían nuestros viejos. ¿Acaso Jesús defendía la miseria? ¿Acaso se oponía a los placeres humanos y era partidario del sufrimiento como instrumento de purificación del alma para llegar al cielo? ¿Es que las Bienaventuranzas son una apología de la miseria y un tranquilizante para que todo siga igual? Si fiera así, no tendríamos nada que debatir a los humanistas ateos y aceptar que el cristianismo es opio del pueblo. Entonces, apague y vamos.

¡Pero es todo lo contrario! Entonces ¿Por qué son felices los pobres, los hambrientos, los que lloran y los perseguidos? Porque la nueva realidad del Reino propuesta por Jesús, los favorece a ellos. Esto es fiel a su Proyecto anunciado en el capítulo cuarto, que reflexionamos hace unos días: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ungió. Él me envió a llevar una buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y dar vista a los ciegos; a dar libertad a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor.” (Lc 4,18-19). Él se puso a favor de los pobres e hizo de ellos su causa, no para que siguieran en la miseria, sino para trabajar juntos y salir de todo aquello que denigraba su vida. No es que la miseria sea una virtud, es que con la fuerza del amor de Jesús y con el trabajo humano, se puede salir de ella.

A los pobres de su comunidad, Lucas los invitaba a poner su confianza en el Reino que estaban construyendo. Por eso ya en el libro de los Hechos, compuesto también por Lucas, una característica del Reino era que vivían unidos y compartían todo, incluso los bienes materiales. Entre ellos nadie pasaba necesidades (Hch 4,34). Ahí empezaba a cumplirse la promesa.

Con la llegada de la justicia del Reino de Dios, la pobreza como carencia de lo necesario para vivir, debía ser superada, pues esa pobreza ofende a Dios y a la dignidad humana. Debía quedar sólo la pobreza en el espíritu propuesta por Mateo.

¿Por qué los “ayes”  o maldiciones contra los ricos? No se trata de condenar a las personas que están bien y con su trabajo honesto y organizado, han logrado una economía estable. Algunas personas hablan mal de los ricos, pero en el fondo quisieran estar en su puesto. Sus críticas son más motivadas por la envidia que por convicciones humanas.

Aquí se condena sobre todo la explotación con la cual muchas personas amasan grandes fortunas. Se condenan el egoísmo de quienes sólo piensan en su propio bienestar y la indiferencia homicida de los satisfechos en medio de tantos seres humanos que viven en la miseria. Se condena la forma cómo muchos ricos se oponen a lo nuevo y se alían con otros explotadores para vender la herencia de Dios (la humanidad) por un plato de lentejas. No se condenan las comodidades por sí mismas, ni el disfrute de los sentidos, sino la riqueza como fruto de la injusticia y la falta de solidaridad con los más pobres.

Esto no es espiritualismo desencarnado y alienante, ni resignación fatalista. No es conformismo mediocre, ni envidia por el que triunfa. Es una invitación al compromiso efectivo contra la miseria, la injusticia y el sufrimiento humano en cualquiera de las manifestaciones. Esto nos invita a un compromiso para transformar juntos la realidad estructural de los pueblos condenados por un sistema injusto. A creer en Jesús y en nuestros brazos humanos para transformar la historia.

Necesitamos una profunda espiritualidad encarnada y enraizada en el Jesús vivo, para trabajar a pesar de las persecuciones, por una nueva humanidad incluyente, justa y bienaventurada. Necesitamos compromiso con nuestro desarrollo personal y social. Necesitamos comprender que, como dijo Jhon Donne: “Ningún hombre es en sí equiparable a un isla; todo hombre es un pedazo de continente, una parte de tierra firme. La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy una parte de la humanidad. Por eso no quieras saber nunca por quién doblan las campanas, ¡están doblando por ti!”

Nota: hoy celebramos el día mundial del enfermo. Una oración, una visita, una sonrisa y una mano solidaria para estas personas que sufren. Todo eso acompañado de nuestro compromiso delante de Dios y de la humanidad para generar estructuras incluyentes para tantas personas que no tienen acceso a los tratamientos efectivos de salud.


Moniciones y Oración Universal

Preguntas y comentarios a Neptalí Díaz Villán CSsR. :neptalidv@yahoo.com

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