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Solemnidad de san Pedro y san Pablo
28 de Junio, 2007, 17:39
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Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan |

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R. Dominicana |
Puerto Rico |
Moniciones para la Misa |
Fiestas |
Solmnidad de San Pedro y San Pablo |
29 de junio |
Monición de entrada:
Buenos noches, sean todos bienvenidos a esta celebración:
Celebramos hoy la fiesta de nuestros santos patrones Pedro y Pablo. Los textos de la liturgia de hoy recogen los buenos momentos de la actividad de estas dos grandes columnas de la Iglesia que se entregaron de manera incondicional para dar a conocer la verdad, incluso hasta llegar a morir por ella. Son dos gigantes en la fe que se complementan mutuamente y le dan forma a la misión de la Iglesia. Nosotros necesitamos saber, conocer, en cierto modo experimentar, en la vida de los santos, lo que experimentamos en nuestra vida: nuestra contradicción y la constante compasión del Dios que nos levanta. Les invito para que se pongan de pie para dar inicio a la Eucaristía de hoy y lo hacemos cantando con alegría.
Primera lectura: Hc 12, 1-11
El texto que a continuación escucharemos nos sitúa al comienzo de la persecución del rey Agripa I contra la comunidad cristiana. Pedro ha sido liberado de las maquinaciones del rey, gracias a una intervención directa de Dios a favor del apóstol. Pedro actúa como un autómata ante los mandatos del ángel, que siempre lleva la iniciativa. Escuchemos atentos este interesante relato.
Segunda lectura: II Tim 4,6-8.17-18
Escucharemos un párrafo de la segunda carta de San Pablo a Timoteo. El apóstol repasa su vida y nos deja su testimonio: el esfuerzo y entrega de alguien apasionado que se ha entregado sin reserva a la causa del Evangelio. Las imágenes deportivas que usa (combates, carrera) ayudan a acentuar el gozo por la cercanía de la meta final, pero el premio o la corona los da el Señor, fiel a su palabra y a los dones que ha querido dar a sus criaturas. Escuchemos atentamente.
Tercera lectura: San Mateo 16, 13-19
En el Evangelio de hoy se le da a Pedro “oficialmente” el título de piedra, roca en la que Jesús va a edificar su Iglesia, aunque ésta tiene un cimiento frágil no se hundirá. El misterio de la Iglesia, con Pedro a la cabeza, es un misterio de fragilidad sostenido por la mano de Jesús que la cuida y la mantiene en pie. Por otro lado, Pedro recibe el poder de atar y desatar. “Tu eres Pedro y te daré las llaves del reino de los cielos. Nos ponemos de pie y entonamos el Aleluya para escuchar la proclamación del Evangelio.
Oración de los fieles
A cada petición contestaremos: “Bendice, Señor, a tu Iglesia”.
1. Tú que rogaste por Pedro para que no se apagara su fe, da firmeza a la fe de tu Iglesia, roguemos al Señor…
2. Tú que, después de la resurrección, te apareciste a Simón Pedro y te revelaste a Saulo, ilumina nuestras mentes para que confesemos tu resurrección, roguemos al Señor…
3. Tú que elegiste al apóstol Pablo para que anunciara tu nombre a los paganos, haz de nosotros verdaderos apóstoles de tu Evangelio, roguemos al Señor…
4. Tú que misericordiosamente perdonaste las negaciones de Pedro, perdónanos también nuestras culpas y pecados, roguemos al Señor…
Exhortación final:
Bendito sea, Dios, Padre nuestro, Dios de los apóstoles,
Por habernos llamado a la fe e tu pueblo la Iglesia,
Que has cimentado sobre Cristo y sobre la palabra y el testimonnio
De los apóstoles, a quienes él elegió como sucesores suyos.
Te alabamos hoy con estos testigos cualificados del evangelio
Y columnas de la Iglesia, que fueron los apóstoles Pedro y Pablo.
Concédenos, Señor, responder a tu elección de amor
Para colamar las esperanzas depositadas en esta hora del mundo,
Para mostrar tu rostro auténtico a nuestros hermanos los hombres,
Para irradiar la luz del evangelio de Cristo en torno nuestro.
Para presentar ante el mundo el rostro joven de tu Iglesia.
Amén
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 621)
Formato para imprimir Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.


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Moniciones XIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C
26 de Junio, 2007, 2:25
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Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan |

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Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com |

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Haz para ver las lecturas del día: |
- 1ra lect.: 1Re 19,16b.19-21
- Sal 15,1-2a.5.7-8.9-10.11
- 2da lect.: Gal 4,31b-5,1.13-18
- Evangelio: Lc 9,51-62 |
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Amor agradecido por el perdón de Dios |
LAS LECTURAS DE HOY
Monición de entrada:
Muy buenas noches (días, tardes), hermanas y hermanos, Estamos celebrando el vigésimo tercer domingo del ciclo litúrgico a través del año. Cristo, como los profetas, nos invita a seguirle. Su camino hacia Jerusalén fue camino hacia su muerte. Nuestro camino no es fácil. Para seguir a Cristo el único camino hacia la libertad perfecta es la Cruz. Respondamos a Cristo con todo nuestro corazón. Pónganse de pie, para que empecemos esta eucaristía cantando todos a una voz el canto de entrada.
Primera lectura: I Reyes 19, 16b.19-21 (El profeta Elías llama a Eliseo)
La vocación de Eliseo es semejante a cualquier llamada de Dios. Eliseo respondió a su vocación y continuó la misión de Elías. Escuchemos.
Segunda lectura: Gálatas 5, 1.13-18 (Su vocación es la libertad)
Cristo nos ha liberado. La libertad se expresa y alcanza su plenitud en el amor, es la disponibilidad para la gracia de Dios que supera la ley. El pecado esclaviza; la gracia nos hace libres para amar. Pongan atención a san Pablo en su carta a los Gálatas.
Tercera lectura: Lucas 9, 51-62 (Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén)
Los que quieran seguir a Cristo, tal como lo propone el evangelio de hoy, tienen que desprenderse de bienes materiales, romper las ataduras con el pasado, incluyendo lo que más amamos, en caso que esto fuese obstáculo. Sólo así estaremos disponibles y seremos libres para anunciar el Reino de Dios. De pie, por favor, para entonar el Aleluya.
Oración Universal:
Por la iglesia, para que sea fiel a Cristo y a su Evangelio. Roguemos al Señor.
Por todos los misioneros y por todos los evangelizadores que sufren por el Reino de Dios, para que reciban el consuelo y el premio de Dios. Roguemos al Señor.
Por los que gobiernan las naciones, para que respeten la libertad de los Hijos de Dios. Roguemos al Señor.
Por los jóvenes, para que respondan con generosidad a la llamada del Señor a servir a la iglesia como sacerdotes y religiosos. Roguemos al Señor.
Por cada uno de nosotros y por nuestras intenciones (una pausa), para que nos sintamos animados a caminar siempre con Cristo en este mundo. Roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 539)
Con la alegría que tu Espíritu infunde en nuestros corazones
te alabamos a boca llena, Padre nuestro, porque nos llamaste
a la libertad y a la confianza que nos da tu amor, mediante
la comunión de destino con Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.
Concédenos tú, Señor Jesús, hambre y sed de fidelidad
para seguirte resueltamente y caminar fielmente a tu lado
win perder el paso, hasta la meta final de la pascua eterna.
Para eso, fortalécenos con tu Espíritu y purifícanos con su fuego
que consuma nuestra escoria, nuestros miedos, nuestros egoísmos.
Haznos, Señor, testigos de tu evangelio en un mundo difícil
que sufre vacío de espíritu de amor y de esperanza.
Amén.
Formato para imprimir
Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Homilía XIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C
26 de Junio, 2007, 2:20
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En Camino
Homilía para el Domingo |

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Tiempo Ordinario
XIII Domingo |
1 de julio de 2007 |
Autor: Neptalí Díaz Villán CSsR. Fuente: www.scalando.com
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Haz para para ver las lecturas de hoy |
- 1ra lect.: 1Re 19,16b.19-21
- Sal 15,1-2a.5.7-8.9-10.11
- 2da lect.: Gal 4,31b-5,1.13-18
- Evangelio: Lc 9,51-62 |
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Propuesta de vida |
En muchas ocasiones los evangelistas nos presentan a Jesús en camino. El tema del camino es central en los evangelios, pues éste es precisamente un camino que conduce a una vida plena y feliz; es una propuesta para realizar y realizarse como ser humano. El mismo Jesús es presentado por el Cuarto Evangelista como el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6).
Según el relato de Lucas, que leemos hoy, Jesús iba camino de Jerusalén. Para ir desde Galiea (en el norte de Palestina) a Judea (en el sur de Palestina), era necesario pasar por Samaría. Es bien sabido que samaritanos y judíos eran enemigos.
El cisma samaritano había tenido su origen en la recolonización de Samaría (Según 2Re 17), cuando fueron reemplazados los israelitas de Efraín, por los persas. “Estos nuevos habitantes tenían sus propias religiones que mezclaron luego con el judaísmo a la vuelta del destierro, en la época de Zorobabel y de Nehemías, o en el momento de la conquista de Alejandro. Fue entonces, según el historiador judío Flavio Josefo, cuando los samaritanos construyeron un templo en el monte Garizín”. El libro de Nehemías (4,1ss) y el segundo libro de Esdras (4,1ss) muestran algunas dificultades y riñas entre los samaritanos y los judíos.
Por ser una mezcla entre judíos y no judíos, los samaritanos eran rechazados por los judíos tradicionales. Los samaritanos no constituyeron una secta judía sino un grupo de oposición al judaísmo. Aceptaban el Pentateuco y seguían prescripciones como la circuncisión, el Sábado y las demás fiestas. Creían en un solo Dios, cuyo intérprete Moisés, había liderado el proceso de liberación de Egipto y la revelación del Sinaí. Se consideran los continuadores de la fe legítima de Israel y tildaban a los judíos como cismáticos. No aceptan los demás libros del A.T. y se oponían rotundamente a Jerusalén como capital religiosa y al templo como santuario central.
Las agresiones iban y venían. Por eso, para evitar problemas, muchos judíos que debían pasar de Galilea a Judea o viceversa, preferían rodear por la costa o por la cuenca del Jordán, lo cual representaba unas horas más de camino.
El judío Jesús, en un primer momento tuvo una actitud de recelo para con los samaritanos y los gentiles (Mt 10,5). Pero después maduró como persona y como creyente. Abandonó el sectarismo y el fundamentalismo propio de los judíos ortodoxos y asumió una postura más abierta e incluyente. Por eso en su camino hacia Jerusalén, quiso compartir su propuesta de salvación con los samaritanos para involucrarlos en su proyecto. Para esto envió a unos mensajeros con el fin de preparar hospedaje, pero los samaritanos no lo aceptaron porque se dirigía hacia Jerusalén, mostrando así el rechazo que había hacia los judíos, especialmente hacia Jerusalén y su templo.
Dos de sus discípulos reaccionaron de manera violenta. Ellos fueron Santiago y Juan, (llamados por Jesús hijos del trueno – Mc 3,17), por su mentalidad judía cerrada, con características propias de los celotes y además con la idea de un Mesías todopoderoso. Pensaban que el Mesías se iba a tomar el poder y a establecer el reinado de Dios gustárale a quien le gustare, y que nadie podría oponerse porque Dios estaba de su parte. Por eso se les hizo fácil sugerirle a Jesús que oraran todos para que el todopoderoso mandara fuego del cielo y acabara con ellos, como lo había hecho Elías (2Re 1,10ss).
Pero Jesús los reprendió porque estaba muy convencido de la validez de su evangelio, como para desestabilizarse porque un grupo no lo aceptaba. Porque su camino era una propuesta de vida y no una imposición colectiva. Cada vez que en la historia se ha tratado de imponer el camino de Jesús, éste ha dejado de ser buena noticia y se ha convertido en un recurso más para justificar los afanes totalitaristas de algunos fanáticos. Los reprendió además, porque la oración es para entrar en comunión con Dios y su plan de salvación, y no para exigir que él haga lo que nuestros caprichos e inmadureces humanas le sugieran.
Como no lo aceptaron en Samaría, entonces respetó las diferencias y se fue para otra parte. “De mejores fiestas me han sacado”, dice el adagio popular. En otro momento pudo entrar, según lo testimonia el cuarto evangelista: (Jn 4,1ss).
Cuando el Evangelio se acepta, se asume y se vive en libertad, genera plenitud, alegría y felicidad. Cuando se impone genera rechazo, resentimientos y odios justificados. Es necesario seguir anunciado el evangelio en muchas partes del mundo donde no lo conocen porque nadie les ha hablado de él, o donde lo conocen a medias, porque se ha presentado como una religión y no como una propuesta vital para ser mejores seres humanos.
Afortunadamente ya no es el tiempo para imponer la cristiandad como se hizo otrora, con pésimos resultados para la vivencia de una fe auténticamente cristiana. Ahora, en un ambiente de libertad, tenemos el desafío de testimoniar la validez del camino de Jesús para todo ser humano que quiera seguirlo. Ahora podemos mostrar el camino de Jesús como una vía segura para ser mejores seres humanos y para logar una humanidad más fraterna, justa y feliz. Para que cada ser humano le encuentre sentido pleno a su vida en el encuentro respetuoso y amoroso con el Otro (Dios) y con los otros.
La libertad peligrosa y fecunda
Que el camino de Jesús sea una opción libre no significa que sea fácil y se pueda tomar deportiva e irresponsablemente. Las exigencias de Jesús para con los tres personajes que quisieron seguirlo, son un signo de la seriedad con la que hay que asumir su camino y de la supremacía del Reino sobre los demás intereses de tipo personal.
San Pablo, en la Carta a los Gálatas, exhorta a su comunidad a tener cuidado con el manejo de la libertad. La libertad es un medio absolutamente necesario para la realización humana; pero a su vez es un medio que mal manejado puede conducir a esclavitudes y frustraciones inmensas.
Por lo tanto, la libertad se nos presenta como un desafío que trae consigo una oportunidad y un riesgo. Por ese motivo, dice Erik From, muchos le tienen miedo a la libertad. Pero suprimir la libertad no deja de ser un atentado; un absurdo renunciar a ella y un acto frustrante, abusar de ella. La verdadera libertad, dice Pablo, es para amar. Ama y haz lo que quieras, concluye S. Agustín.
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Monicioens Solemnidad del Nacimiento de san Juan Bautista
18 de Junio, 2007, 19:43
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Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan |

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R. Dominicana |
Puerto Rico |
LAS LECTURAS DE HOY
Hermanos y hermanas: muy buenas noches (días, tardes). Hoy celebramos la Solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista. Además del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, y del nacimiento de María, Virgen Inmaculada, el único santo de quien se celebra el nacimiento terrero es San Juan Bautista. Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú. De pie, por favor, para que iniciemos la liturgia de hoy.
Primera lectura: Isaías 49, 1-6 (Te hago luz de las naciones)
La primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías, nos presenta el segundo poema del Siervo de Yahveh. El poema habla de la misión universal de salvación que el Señor confía a su servidor. Presten atención para que escuchemos al Señor, hablándonos por medio de Isaías.
Segunda lectura: Hechos 13, 22-26 (Juan predicó antes de que llegara Cristo)
Esta segunda lectura nos presenta el primer discurso de san Pablo, en Antioquía, Pablo recuerda los principales rasgos de la historia de salvación con que Dios los ha bendecido. Allí tiene un lugar el Bautista, porque preparó la venida de Jesús. Predicando un bautismo de penitencia. Escuchemos.
Tercera lectura: Lucas 1, 57-66.80 (Se va a llamar Juan)
“Juan” significa, en hebreo: “Dios es favorable”; Zacarías vuelve a hablar, en señal de que se cumple lo que se le había anunciado; el gozo de los vecinos por el nacimiento de aquel niño se expresa en forma de alegre presagio, puesto que se veía que “la mano del Señor estaba sobre él”. De pie, por favor, entonemos el Aleluya, para que escuchemos la Buena Noticia de hoy.
Oración Universal:
Por la Iglesia, que ha recibido, como san Juan, la misión de anunciar a Cristo; para que su testimonio sea llamada a la conversión. Roguemos al Señor.
Por el pueblo judío; para que llegue a reconocer en Jesús de Nazaret al Mesías anunciado por san Juan, el mayor de sus profetas. Roguemos al Señor.
Por todos los que buscan con sincero corazón; para que encuentren el camino de la salvación. Roguemos al Señor.
Por los jóvenes; para que respondiendo a la llamada del Señor, san como san Juan, pregoneros de la Buena Noticia. Roguemos al Señor-
Por nosotros, que nos alegramos con el nacimiento del Precursor de Cristo Jesús; para que seamos el pueblo bien dispuesto para recibir el Evangelio. Roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 618)
Hoy te bendecimos, Dios de los apóstoles y de los profetas,
por la figura y testimonio de Juan el Bautista,
el precursor humilde e insobornable del mesías, Cristo Jesús.
haz que nos tomemos muy en serio su mensaje siempre actual.
Así, convertidos al amor y la justicia de tu reino,
te cantamos a boca llena el canto de gozo de los convertidos,.
Éramos tierra yerma y erial calcinado por el egoísmo,
pero tú eres capaz de hacer florecer nuestro desierto inhóspito.
Enséñanos a vivir en tu presencia y alabarte siempre
con el corazón alegre por tu amorosa gratitud de Padre,
porque todo es presencia y gracia, ternura y cariño tuyo.
Amén.
Formato para imprimir Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
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Homilía Solemnidad del Nacimiento de san Juan Bautista
18 de Junio, 2007, 19:36
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Misioneros Redetoristas/Provincia de San Juan |

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En Camino
Homilía para el Domingo |

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Tiempo Ordinario
Nacimiento de san Juan Bautista |
24 de junio de 2007 |
Celebramos la fiesta del nacimiento de Juan Bautista. Toda la vida de Juan fue un reflejo de la misericordia de Dios. La situación de sus ancianos padres era signo de la situación por la que pasaba el pueblo. Para el anciano Zacarías y para la anciana y estéril Isabel, no haber podido tener hijos representaba un gran dolor. Para Zacarías, que como buen sacerdote defendía la ortodoxia de la fe y el cumplimiento de los ritos sin ir más allá de su ciega visión cuadriculada de Dios, todo estaba perdido. Estaban condenados a ser dos ancianos frustrados e infelices.
Pero para Dios no hay nada imposible y a pesar de la incredulidad del anciano sacerdote, Isabel quedó en cinta. El mensaje era contundente: Dios hace brotar vida de un vientre anciano y estéril. El anciano quedó mudo por no haber creído. Esa era la situación de los sacerdotes en Israel: incrédulos y mudos. No eran más que una caduca institución que se negaba a desaparecer porque de eso vivían. Pero para el pueblo los sacerdotes no eran más que un estorbo y un hueco por donde se iba gran parte de los diezmos, que para entonces eran obligatorios.
Cuando Isabel tuvo el bebé sus vecinos comprendieron que Dios había manifestado su compasión por ella y la felicitaban (Lc 1,58). El día de la circuncisión todos pensaban que se llamaría Zacarías como su padre y que iba a seguir el trabajo de sacerdote. Era normal que los hijos siguieran el trabajo de sus padres. Pero no era precisamente en los sacerdotes donde Dios manifestaba su misericordia. Aquí Isabel hizo oír su voz para negarse a que lo llamaran Zacarías y para pedir que lo llamaran Juan, que significa Dios es misericordia. Quienes los acompañaban, pegados a los viejos cánones judíos, no comprendían porqué le ponían ese nombre ya que ningún miembro de la familia lo tenía.
Como Zacarías no podía hablar, y al parecer tampoco podía escuchar, por señas le preguntaron su opinión acerca del nombre que Isabel pedía para el bebé. (No era normal que la mujer escogiera el nombre del niño). Sólo cuando el viejo sacerdote aceptó que Dios estaba más allá de sus caducas normas sacerdotales y que era fundamentalmente misericordia, sólo cuando aceptó que el nombre de su hijo fuera Juan, recuperó el habla para alabar a Dios. Toda la gente fue testigo de este acontecimiento en cual Dios mostraba su favor al pueblo.
Con este acontecimiento se inaugura una nueva etapa en la historia de la salvación. De ahí en adelante, la manera más fehaciente de encontrarse con Dios es la misericordia que engrandece, libera y llena de vida a un pueblo que, como los ancianos padres de Juan, vivía en la más profunda y desoladora esterilidad.
El texto termina diciendo que el niño crecía y se fortalecía y que permaneció en el desierto hasta el día en que se presentó a los israelitas. Por derecho y deber el muchacho debió llamarse Zacarías y ser sacerdote como su padre. Pero desde muy temprana edad se encaminó por la línea profética en clara oposición a la vida cómoda del sacerdote, preocupado más por la pureza ritual, por mantener la estructura religiosa y sus privilegios, que por las necesidades reales de la gente. No haber ejercido como sacerdote, alejarse de la vida social y adentrarse en el desierto viviendo de una manera un tanto extraña por su vestimenta y dieta alimenticia, fue de por sí una protesta y un signo de contradicción, típico de los profetas del Antiguo Testamento.
El desierto simboliza el lugar del encuentro con Dios, lugar árido y despoblado. Signo de crisis y memoria de los cuarenta años de de larga travesía del pueblo por un inmenso desierto, camino a la tierra prometida. Por lo tanto también signo de liberación. Allí se preparó Juan. Experimentó la soledad, el dolor, el hambre y la sed, pero sobre todo la voz de Dios que lo invitaba a profetizar.
Su predicación fue como su vida: recia y severa. Su denuncia fue frentera. No conoció la diplomacia. A los fariseos que encarnaban el ideal del judío cumplidor a ultranza de la ley, y a los saduceos autosuficientes y amantes de la opulencia, no tuvo reparos en llamarlos raza de víboras. A todos los invitó a convertirse porque el Reino de los cielos estaba cerca. Según el relato de los Hechos que leemos hoy (Hch 13,22-26), cuando algunos pensaban que de pronto ése era el Mesías, él lo negó con toda claridad y le abrió el camino a aquel que era la Palabra hecha carne. Se supo disminuir para que él se levantara.
Que el Señor nos dé la gracia de experimentar la misericordia de Dios, como lo hizo Isabel y como finalmente Zacarías terminó por aceptar. Que el Señor nos dé la gracia de hacer nuestro trabajo sin apegarnos a las cosas o a los puestos, sin poner falsos pedestales y sin envidias para con las personas que vendrán después de nosotros. Que sepamos ser canales para que por medio ellos muchos conozcan la misericordia del Padre Dios y de su envido Jesucristo; para que tengan vida abundante.
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Moniciones para el Sagrado Corazon de Jesus
13 de Junio, 2007, 0:31
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Tiempo Ordinario |
Viernes, 15 de junio de 2007 |

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X Semana |
LAS LECTURAS DE HOY
Sagrado Corazón de Jesús
Monición de Entrada
Llenos de alegría entramos en la celebración del Sagrado Corazón de Jesús. Con gozo nos reunimos para crecer en conciencia sobre las maravillas que Dios ha hecho desde Cristo para nosotros. Hoy debemos realizar un recorrido por nuestras acciones para reconocer los momentos en que nos dejamos dirigir por el pastor. Siendo rebaño nos congregamos para ser dirigido al amor, la paz y la vida eterna, así la santidad se vuelve un paso y un proceso de nosotros los cristianos, para mejor el mundo, comencemos nuestra fiesta de fe.
Primera Lectura
Ezequiel 34,11-16 "Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear"
En la analogía de las ovejas, Dios habla a su pueblo siendo el pastor de su rebaño. Nosotros debemos reflexionar siempre si estamos siguiendo a Dios como ovejas. Escuchar la voz del Señor, en la oración, en el necesitado y en los momentos de angustias es parte de ser una oveja obediente. Dirigidos por Dios, para llevar un camino de bien, y sintiendo su amor al amar a los demás; tendremos el mejor pastor que nos apacienta, escuchemos.
Salmo Responsorial
Salmo 22 "El Señor es mi Pastor, nada me falta"
Segunda Lectura
Romanos 5,5b-11 "La prueba de que Dios nos ama"
Pablo en su evangelización a los romanos, les habla de la gracia de Jesús. De cual es la condición de los cristianos y los comienzos de una fe que se transforma en Iglesia. Tanto en el seguimiento de Cristo, como el acompañamiento de la unidad por parte de unos con otros en ese amor, entregado en una cruz. Latente es el sentido de una fe verdadera que encuentra vida en donde hay amor y comprensión, escuchemos a Pablo, en la lectura.
Evangelio
Lucas 15,3-7 "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido"
Jesús nos enseña hoy que en su corazón estamos todos. La grandeza de su amor que él busca al que se pierde. Esta búsqueda es incesante, solo el que se hace de oídos sordos no logra encontrarlo. En nosotros este evangelio debe cambiar nuestro corazón, para salir en busca de los hermanos que de alguna forma se han perdido de la gracia, esa es nuestra misión en nuestra realidad. Como ovejas encontradas en un mundo que nos desvía del rostro de nuestro pastor, elevemos nuestras mentes a que participen del Santo Evangelio y así ver cuan benevolente es el corazón de nuestro Señor, atentamente escuchamos.
Oración Universal
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Por el Sagrado corazón de Jesús, pedimos por todos los indigentes de las calles, para que encuentren un lugar de amor y acogida. Roguemos al Señor.
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Por el Sagrado corazón de Jesús, pedimos por los niños maltratados, para que sus mal tratantes logren comprender que el amor es mejor que la violencia. Roguemos al Señor.
-
Por el Sagrado corazón de Jesús, pedimos por la paz de los países en guerra. Roguemos al Señor.

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Homilía XI Domingo del Tiemp Ordinario Ciclo C
12 de Junio, 2007, 16:16
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En Camino
Homilía para el Domingo |

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Tiempo Ordinario
XI Domingo |
17 de junio de 2007 |
Cuando una persona no tiene poder, se muestra más crítica ante los poderosos. Y más cuando ese poderoso utiliza su situación para explotar, matar y satisfacer sus perores instintos rastreros. Pero cuando por alguna circunstancia esa misma persona crítica llega al poder, muchas veces cae en eso mismo que tanto criticaba. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. David tuvo un origen pobre. De simple cuidador de vacas pasó a ser monarca de un pueblo que alcanzó con él, el máximo de su esplendor. Tuvo un poderoso ejército y dominó otros pueblos vecinos a los que cobró tributo y con los que se comportó como un tirano.
Borracho con el poder y enceguecido por su instinto sexual no controlado hacia la esposa de uno de sus amigos y generales más leales, hizo que éste muriera en una batalla contra los amonitas, para tapar su culpa y quedarse con la mujer de su amigo que ya estaba embarazada.
En medio de su tiranía mostraba una aparente justicia. La parábola que antecede al fragmento que leemos del segundo libro de Samuel, lo deja ver claramente: "`Había en una ciudad dos hombres: uno era rico y el otro, pobre. El rico tenía mucho ganado mayor y menor; el pobre, en cambio, sólo tenía una oveja que había comprado. La alimentaba, crecía a su lado junto con sus hijos, comía de su pan, tomaba de su copa y dormía en su regazo; era para él como una hija. Un día el rico recibió a una visita. Como no quería sacrificar ningún animal de su ganado para preparar una cena al que acababa de llegar, robó la oveja del pobre y se la preparó a su visita´. David se enojó mucho con ese hombre y dijo a Natán: `Por Yahvé que vive, el hombre que hizo éso merece la muerte. Devolverá cuatro veces más por la oveja, por haber actuado así sin ninguna compasión´". (2Sam 12,1b-6)
Pero Cuando Natán le dijo: “Tú eres ese hombre rico”, le recordó su origen y todo el proceso para llegar a ser rey, entones no se aplicó a sí mismo el castigo severo que había pedido para el hombre rico de la parábola.
Nos corresponde a nosotros hoy, revisar si también juzgamos con mucha facilidad a los demás, pero con nosotros mismos y con nuestros propios intereses nos mostramos benévolos. Esto no es sólo en cuestiones de poder sino en la vida práctica con nuestro trabajo, en nuestras relaciones interpersonales, en todo.
Necesitamos hacer el esfuerzo para ser muy coherentes y orar mucho para que el Padre Dios nos dé la gracia de obrar con justicia y amor misericordioso.
En la evangelización, Pablo hizo un gran esfuerzo para hacer creíble a los judíos el camino de Jesús. Algunos aceptaron y la mayoría se quedó en el judaísmo. Amplió el horizonte y se fue a los no judíos, a quienes de igual manera les comunicó la Buena Noticia de Jesús el Cristo, y algunos abrazaron la fe.
Ya dentro de las comunidades, como sucedió en el contexto de la segunda lectura de hoy, se enfrentó a los de mentalidad judaizante que seguían pegados a la Ley como exigencia para participar en la comunidad cristiana. El cumplimiento estricto de la Ley no tiene la capacidad para transformar al ser humano. La propuesta de Jesús que tanto anuncia Pablo es obrar, no a partir del miedo al castigo de Dios (en el caso de los judíos) o de los dioses (en el caso de los no judíos), sino a partir del Amor misericordioso del Padre. Camino que nos enseñó Jesús con su palabra y con su obra.
Quienes seguían los preceptos de la Ley judía con suma estrictez (los fariseos), así como quienes intentamos seguir a Jesús más de cerca, corremos el riesgo de caer en uno de los pecados más sutiles y más graves: creernos santos y con la autoridad para juzgar y rechazar a aquellos que consideramos pecadores. Lo mismo que le sucedió a David (2Sam 12,1ss).
El fariseo Simón había invitado al maestro Jesús, aunque no fue muy cortés, según la tradición judía y las costumbres romanas introducidas con la colonización (como era la de comer recostados). Todo marchaba con suma rigidez; no había espacio para la espontaneidad y el compartir fraterno del que tanto disfrutaba Jesús.
El fariseo estaba muy seguro de sí mismo y de su dignidad, fruto de su cumplimento estricto de la Ley. Había invitado a Jesús a su casa, pero su orgullo religioso no le permitía reconocer la nueva forma de vivir la relación con Dios, que proponía el hombre de Nazaret. Estaba muy prevenido y pendiente de cualquier caída para refutarle. Con mucha frecuencia los más difíciles para convertir son los convertidos.
De pronto una mujer rompió el protocolo. No se dice su nombre; sólo se dice que era conocida como pecadora. Esta atrevida mujer pecadora no sólo quebrantó las tradiciones del glamour judío-romano, sino que infringió la ley de lo puro y lo impuro al entrar a la casa de un fariseo (fariseo significa puro). Para el arrogante fariseo las cosas estaban muy claras: Jesús no era un maestro respetable y menos un profeta: “Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que le está tocando, y lo que es: una pecadora”. (Lc 7,39b)
El maestro Jesús utilizó un recurso propio de los sabios orientales, conocido como la mayéutica socrática, la cual busca inducir al discípulo por medio de preguntas para que este saque por sí mismo su propia conclusión y enseñanza. Le contó la parábola de los dos personajes endeudados con un prestamista, para ayudarle a comprender que el más pecador era él que se creía puro y no la mujer que sufría su propia vida y la discriminación de la religión.
Con seguridad la mujer no se hubiera acercado a Jesús como lo hizo, si no hubiera visto en él a una persona distinta. El miedo que le inspiraba el correcto fariseo se opacó ante la confianza, el respeto y el amor de Dios que reflejaba Jesús. No se acercó con la galantería y sensualidad como solía hacerlo con sus clientes, para darles un poco de su amor y mucho de su amargura, y así recibir unas cuantas monedas para sobrevivir. Ese hombre la atraía poderosamente, no precisamente para hacer lo que hacía con todos los hombres que la buscaban y con los cuales su vida se tornaba cada día más vacía de sentido, sino porque él podía darle lo que nadie le podía ofrecer: El Amor misericordioso del Padre Dios y el perdón generoso, que brotaban de su corazón.
En un impulso de amor, libertad y generosidad fue y compró un perfume con sus ahorros, producto de su “trabajo pecaminoso”. Adiós Ley religiosa y adiós fríos protocolos. Sin pensarlo dos veces entró a la sala, se postró a los pies de Jesús y lloró para sacar toda la amargura que carcomía su corazón y el rechazo que recibía de los hombres puros. En Jesús no buscó su genitalidad, buscó sus pies como signo de humildad, deseo de cambiar su vida y seguir sus pasos.
Una vez más vemos que la Ley no tiene la capacidad para transformar y salvar a las personas. Que sólo el amor de Dios Padre revelado en Jesús, nos da la verdadera libertad y la vida eterna. Que las personas, aunque muchas veces vivamos en la oscuridad, en la fe de Jesús encontramos una nueva y definitiva oportunidad para salvarnos: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.
Jesús le devolvió la paz y la dignidad humana perdida, no sólo por su forma de vida sino por la manera inhumana como la trataban quienes se jactaban de ser justos. Jesús le regaló la alegría, las ganas de vivir y la capacidad de amar con verdadera libertad, es decir, la perdonó. Eso es perdonar: donar paz, donar vida, alegría, amor y esperanza. Eso no lo comprendieron los “puros” que cuestionaron la capacidad de Jesús para perdonar. Lo comprendieron mejor las mujeres que se convirtieron en sus discípulas: “María Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cuza, administrador de Herodes; Susana, y varias otras que lo atendían con sus propios recursos” (Lc 8,2b-3).
¿En qué Dios creemos nosotros? ¿En el Dios que da una Ley a los hombres para que la cumplan al pie de la letra o en el Dios Padre de misericordia que se reveló en Jesús de Nazaret? ¿Nuestro camino de fe se reduce a cumplir unas normas? o ¿de verdad hemos experimentado el amor y perdón de Dios ofrecido por Jesús? ¿Vivimos el sacramento del perdón como un momento temible y condenatorio o como una experiencia renovadora, amable y gozosa que nos devuelve la paz, la alegría y las ganas vivir y de amar con libertad?

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Moniciones XI Domingo del Tiempo Ordinario-Ciclo-C
12 de Junio, 2007, 16:09
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LAS LECTURAS DE HOY
Monición de Entrada
Muy buenas noches (días, tardes), hermanas y hermanos, bienvenidos a celebrar la Eucaristía en la comunidad de:_______________. La Palabra bíblica de este XI domingo nos viene a hablar de la Misericordia de Dios que perdona al pecador arrepentido, representado en David, como escucharemos en la primera lectura y en la mujer, sin nombre, del Evangelio. Esta misericordia de Dios se manifiesta en al predilección de Cristo por los marginados. De pie para recibir la procesión con el cántico de entrada.
Primera lectura: II Samuel 12, 7-10.13 (Natán dijo a David: El Señor perdona tu pecado)
La palabra de Dios ha sido escrita para nuestra corrección. Los crímenes de David no son alabados. Aunque era el ungido del Señor, ha demostrado ser un hombre frágil, de carne y hueso. Pero esa imagen tiene otra cara, el arrepentimiento profundo y sincero: "he pecado contra el Señor". Escuchen esta interesante narración.
Segunda lectura: Gálatas 2, 16.19-21 (No soy yo, es Cristo, quien vive en mí)
Se nos concede la justificación por la fe en Cristo Jesús, no por la práctica de las obras de la Ley. La justificación es una transformación de la persona y comunicación de una nueva vida. Presten mucha atención a san Pablo, en su carta a los gálatas.
Tercera lectura: Lucas 7, 36-8,3 (La pecadora perdonada)
El Señor es conocido como el Dios de la misericordia. Jesús por ser la plena manifestación del amor del Padre, es también, la plena comunicación del perdón de los pecados. De pie, por favor, para entonar el Aleluya.
Oración Universal:
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Por la iglesia, comunidad de creyentes, para que sea lugar de encuentro, de acogida, de perdón y fiesta. Roguemos al Señor.
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Por nuestra sociedad mal pensante como Simeón y el fariseo, para que sea capaz de comprender y respetar. Roguemos al Señor.
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Por los marginados sociales, como la mujer pecadora, para que encuentren en todos nosotros la ayuda que necesitan para rehacer sus vidas. Roguemos al Señor.
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Por nosotros invitados a la mesa del Señor, para que aprendamos la lección que hemos escuchado: "se le perdona muchos pecados porque tiene mucho amor," Roguemos al Señor.
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Por nosotros los que queremos cumplir la voluntad de Dios, para que tengamos misericordia y compasión con nuestro prójimo, especialmente los que están en situaciones difíciles. Roguemos al Señor.
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Exhortación final: |
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(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 533)
Es necesario bendecirte, Señor, porque eres Padre bueno
Que nos amas, nos aceptas y nos perdonas gratuitamente.
Dichoso el que experimenta tu amor y tu misericordia,
Como David o la mujer sin nombre del evangelio de hoy.
Feliz el que se sabe aceptado y querido locamente por ti,
A pesar de su condición limitada y su miseria sin fondo.
¡Qué asombroso beneficio el de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y cariño nos has demostrado!
Para rescatar al esclavo, entregaste a Jesús, tu Hijo.
¡Feliz culpa que nos ha merecido tal Redentor!
Por el amor y el perdón que nos ofreces, ¡bendito seas, Señor!
Amén. |
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X Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C - Moniciones
6 de Junio, 2007, 8:36
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Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com |

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Haz para ver las lecturas del día: |
- 1ra lect.: I Reyes 17, 17-24
- Sal 29
- 2da lect.: Gálatas 7, 11-19
- Evangelio: Lucas. 7, 11-17 |
¿Qué hora es?
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La revolución del amor cristiano |
LAS LECTURAS DE HOY
Monición de Entrada
Hemos terminado la cincuentena pascual con la solemnidad de Pentecostés; el domingo pasado era el noveno domingo del tiempo ordinario (solemnidad de la Santísima Trinidad). Hoy nos encontramos en el décimo domingo. Jesús se muestra como nuestro salvador, pues nos cura de las enfermedades, perdona los pecados, expulsa los demonios y resucita los muertos. Compadecido de la viuda le devuelve a su hijo. Nosotros hoy, en esta eucaristía, pidamos que nos dé la luz para seguir el camino que nos ha enseñado en su Evangelio de vida. Puestos de pie, cantamos con alegría para recibir la procesión.
Primera lectura: I Reyes 17, 17-24 (Elías resucita a la hija de la viuda de Sarepta)
Escucharemos un pasaje tomado del primer libro de los reyes. Elías habla y actúa en nombre de Dios y pide que devuelva la vida a la hija de la pobre viuda en Sarepta. Abramos bien el oído para captar y entender este mensaje.
Segunda lectura: Gálatas 7, 11-19 (El evangelio que anuncia Pablo viene de Dios)
Al estilo de los grandes profetas (Isaías, Jeremías y Ezequiel), san Pablo respalda la autenticidad de su misión narrando su vocación, que implica la conversión, la elección, y la misión. Todo es obra del amor de Dios. Escuchemos a Pablo, escribiéndoles a sus colaboradores en Galacia.
Tercera lectura: Lucas 7, 11-17 (Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín)
La resurrección del hijo de la viuda de Naín la realiza Jesús por su palabra. La palabra de Dios reside en Jesús. Él mismo es la Palabra del Padre. Esta Palabra realiza las obras de Dios, que son signos que nos manifiestan el reino de Dios. Las palabras del Señor son capaces de comunicar la vida de Dios de la que es signo la vida temporal del joven resucitado. De pie, por favor, para entonar el Aleluya.
Oración Universal:
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Por la iglesia, para que sepa decir a todos los que sufren dónde está el verdadero consuelo y la salvación. Roguemos al Señor.
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Por los cristianos calumniados y perseguidos, cuyo testimonio es tergiversado, para que veamos en ellos los bienaventurados que son los perseguidos por la justicia. Roguemos al Señor.
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Por los que luchan contra el mal, para que no se dejen vencer por la maldad. Roguemos al Señor.
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Por el aumento de las vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal, para que su testimonio evangelice nuestra cultura y ambiente. Roguemos al Señor.
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Por los que promueven el Evangelio en los medios electrónicos, para que su mensaje llegue cada día más a los confines de la tierra. Roguemos al Señor.
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Por nosotros, los que queremos cumplir la voluntad de Dios, para que tengamos misericordia y compasión con los que están en situaciones difíciles. Roguemos al Señor.
Exhortación final: |
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(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 530)
Hoy bendecimos tu nombre, Padre, Dios amigo de la vida,
porque Jesús, anticipando su propia resurrección, devolvía
la vida a los muertos, como al hijo de la pobre viuda de Naín.
Así cumplía su palabra: “Yo soy la resurrección y la vida”.
Por eso, el contacto con Cristo en su palabra y sacramentos
despierta tu gesto creador que da vida al hombre, tu criatura.
Convierte, Señor, el ánimo de todos al servicio de la vida,
el don supremo que los humanos debemos a tu amor de Padre,
para que desaparezcan de nuestro mundo la guerra y la violencia.
Y al paso de los trabajos y los días concédenos crecer siempre
más y más en cristianos hasta la medida plena de Cristo.
Amén. |
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X Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C - Homilia
6 de Junio, 2007, 8:23
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En Camino
Homilía para el Domingo |

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Tiempo Ordinario
X Domingo |
10 de junio de 2007 |
El texto evangélico de hoy lo ubicamos en el ministerio de Jesús en Galilea. Estaba en marcha la acción misericordiosa y salvífica de Dios y se cumplía su promesa de salvación a Israel. Los evangelistas presentan a Jesús con un ministerio similar, pero superior al de los grandes profetas y taumaturgos: Elías y Eliseo.
Este evangelio fue elaborado por Lucas paralelamente con el texto de la resurrección de la hija de Sarepta por parte de Elías, que leímos en la primera lectura (1Re 17,17-24). Elías encuentra una viuda angustiada a la entrada de la ciudad de Sarepta. Similarmente, Jesús encuentra a una viuda angustiada a la puerta de la ciudad de Naím. La viuda de Sarepta tiene un hijo, aparentemente único. Habiendo muerto ese hijo único, Elías lo resucitó “y se lo entregó a la madre”. Exactamente las mismas palabras y exactamente en el mismo orden figuran en el relato de Lucas. Jesús, tras resucitar a un muchacho, se lo entrega a su madre, la viuda de Naím. El relato de 1Re 17 termina con la viuda alabando a Elías como un hombre de Dios que tiene la verdadera palabra de Dios en sus labios. El milagro lleva a reconocer a Elías como un profeta auténtico, al igual que el milagro de Jesús induce a la multitud a aclamarlo como un gran profeta. Hay otros paralelos de los cuales se sirve Lucas para apoyar este relato como el caso de la mujer casada de de la ciudad de Sunam, en el sur de Galilea, que se convierte en bienhechora del profeta Eliseo (2Re 4,8-37). El texto de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5,41 // Lc 8,40-42.49-56). En este texto utiliza las mismas palabras vivificadoras dirigidas por Jesús: “niña, a ti te digo: levántate” (Mc 5,41) // “Muchacho, a ti te digo: levántate.”
Que haya sido una elaboración del evangelista no significa que no sea cierto lo que dice el texto. Con este relato Lucas quiere presentar no tanto un acontecimiento aislado sino la globalidad del ministerio de Jesús a favor de condenados a muerte. Eso que narra Lucas en este evangelio fue lo que hizo Jesús durante todo su ministerio: detener a quienes condenan y arrastran al ser humano hacia fosa y dar vida a los caídos. Iluminar con su luz a quienes viven en tinieblas y en sombra de muerte, y conducir sus pasos por el camino de la paz (Lc 1,79)
Hoy como ayer vemos muchas escenas de este tipo. Muchos jóvenes son arrastrados y condenados a morir en el sinsentido de una vida vacía, en la drogadicción, la prostitución, la delincuencia y la falta de oportunidades para crecer como seres humanos libres. Muchos hogares destruidos, proyectos abandonados y pueblos arrasados. Por muchas calles de nuestras ciudades latinoamericanas de pasea el hambre, la delincuencia y la indiferencia homicida de los buenos que no quieres meterse en problemas. Hoy como ayer mucha gente acompaña silenciosa la carroza fúnebre del montón de ilusiones olvidadas, promesas incumplidas y personas destruidas.
Hoy como ayer necesitamos otros Cristos, llenos de la misericordia de Dios para que se acerquen a las madres, las consuelen y les demuestren que es posible cambiar el ritmo de la historia. Que es posible detener el espiral que envuelve nuestro mundo y lo condena a morir eternamente. Necesitamos profetas llenos del amor de Dios para hablarles con autoridad a los condenados a muerte, levantarlos y generar el especio para que se comuniquen con libertad y manifiesten sin violencia su protesta y su propuesta.
Es tarea nuestra identificar todo aquello que condena a muerte a los niños, a los jóvenes, a los hogares, a los pueblos, a la Iglesia, a la humanidad en general. Hoy como ayer tenemos la oportunidad de permitir que Jesucristo nos levante y reconstruya. Con la fuerza del resucitado podemos enfrentar todas las estructuras de muerte y experimentar una nueva vida en Cristo.
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