|
 |
|
|
Moniciones II Domingo de Pascua - ciclo A
25 de Marzo, 2008, 20:32
|
LAS LECTURAS DE HOY
Monición de entrada
Muy buenos (noches, días, tardes): La alegría que pregonan las campanas, los aleluyas que resuenan en el templo son un signo claro del gran gozo de este bendito día de Pascua. Nosotros somos bienaventurados, pues hemos alcanzado la vida nueva que Jesús resucitado nos transmite por su Espíritu. Hoy es el día dedicado a la Divina Misericordia y este es el don que recibimos de Cristo resucitado. Señor, aunque no te vemos con los ojos de la carne, nuestra ardiente profesión de fe es la del Apóstol Tomás ¡Creemos en ti, Señor nuestro y Dios nuestro! Puestos de pie entonemos con alegría el canto de entrada.
Primera lectura: Hechos 5, 12-16 (Crecía el número de los creyentes)
Escucharemos a continuación algunas características de las primeras comunidades cristianas, estas primitivas comunidades giran en torno a la enseñanza de los apóstoles, eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, la vida en común, compartiendo sus bienes. La fracción de pan, es decir, la Eucaristía que une en oración a la comunidad. Escuchemos.
Segunda lectura: Apocalipsis 1,9-12.17 (Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos)
San Pedro nos presenta un hermoso himno de alabanza. Cristo ha resucitado y esto para nosotros significa un nuevo nacimiento y una nueva esperanza en un mundo mejor, una vida nueva que no puede corromperse ni mancharse. Pongan mucha atención.
Secuencia (opcional)
Tercera lectura: Juan 20, 19-31 (A los ocho días llegó Jesús de nuevo)
El Evangelio de hoy relata dos apariciones a los discípulos. Estas apariciones se escribieron para los cristianos de la segunda generación y las sucesivas generaciones en la historia, o sea, nosotros, para que creamos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengamos vida en su nombre. Antes de proclamar la Buena Nueva de hoy cantemos con entusiasmo el Aleluya.
Oración universal
A cada invocación, responderemos: “Tu que vives eternamente, escúchanos, Señor”
1. Para que el Señor Jesús, Salvador del mundo, haga de su Iglesia el testigo fiel de su resurrección, roguemos al Señor.
2. Para que los gobernantes busquen ante todo la justicia y la paz, roguemos al Señor.
3. Para que los que buscan la fe, sean iluminados por la luz de Cristo resucitado y el testimonio de los hermanos, roguemos al Señor.
4. Para que Jesús, el Señor, vencedor de la muerte nos confirme a nosotros en la firmeza de la fe y en el testimonio de su resurrección, roguemos al Señor.
5. Para que los jóvenes, sigan las huellas del Redentor, respondiendo a su llamada, para que haya un aumento en las vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal, roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 79)
Señor, Jesús, aunque no te vemos con estos ojos de carne,
nuestra ardiente profesión de es hoy la del apóstol Tomás,
primeramente incrédulo y después creyente ejemplar:
¡Creemos en ti, Señor nuestro y Dios nuestro!
Vamos buscando razones, pruebas y seguridad absoluta
para creer y aceptar a Dios en nuestra vida personal y social.
Pero tú nos dices: ¡Dichosos los que crean si haber visto!
Tú eres, Señor, la razón de nuestra fe, esperanza y amor.
Ábrenos, Señor Jesús, a los demás, a sus penas y alegrías,
porque cuando amamos y compartimos, estamos testimoniando
tu resurrección en un mundo nuevo de amor y fraternidad.
Amén.
Formato para imprimir
Cincuentena Pascual: http://www.scalando.com/Liturgia/pascua/index.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza. Ha resucitado. ¡Aleluya! Que la Pascua del Señor Resucitado se prolongue a lo largo de todos los días de tu vida...
www.scalando.com / www.casacristo.com / www.cssr.com |
|
| Referencias (0)
|
|
Homilia II Domingo de Pascua - Ciclo A
25 de Marzo, 2008, 20:16
|
 
|
En Camino
Homilía para el Domingo |

|
 |
Tiempo de Pascua
II Domingo |
30 de marzo de 2008 |
LAS LECTURAS DE HOY
La mejor prueba de la resurrección de Jesús no la constituye la tumba vacía sino el testimonio de una comunidad que se ama. Una comunidad que supera los odios, los miedos, los egoísmos propios de la vieja humanidad dominada por el pecado, y es capaz de vivir solidariamente con la fuerza del resucitado.
Con la muerte de Jesús sus seguidores y seguidoras, vieron terminadas sus esperanzas de una transformación para sus vidas. Como lo podemos ver en el evangelio de hoy, se llenaron de miedo y pensaron que les podría ocurrir lo mismo que a su maestro. Muchos huyeron (Lc 24, 13ss) porque no querían saber nada de las pasadas esperanzas chocadas con la dura realidad y convertidas en tremendas frustraciones.
Pero de pronto, toda esa realidad trágica empezó a cambiar porque el hombre que habían matado estaba vivo. Y no fue que sus discípulos resucitaran la causa de ese hombre; fue que Él resucitó de verdad y se presentó a ellos: a quienes iban de camino, a quienes estaban pescando, así como a quienes estaban encerrados, o sea a todos sus discípulos que habían vuelto a sus actividades de antes. La resurrección los sorprendió en medio de su increencia y de su decepción.
Poco a poco fueron descubriendo algo especial relacionado con Jesús. No sabían con claridad qué era lo que pasaba, ni identificaban muy bien lo que estaba pasando. Por eso en algunos relatos del evangelio, se dice que los discípulos confundieron a Jesús con un fantasma. Unos pensaron que esas sensaciones se daban por la fuerte decepción que habían sufrido, que era un producto de la locura o porque estaban pasados de copas. Con el paso del tiempo se convencieron de que esa experiencia que los cubría y les devolvía las esperanzas, era provocada por Jesús. El mismo Jesús que habían visto clavado de pies y manos en la cruz, y traspasado en su costado. El mismo con el cual habían compartido experiencias únicas que habían cambiado radicalmente sus vidas. No había duda: era la presencia viva de Jesús, ahora de una manera nueva. No había duda: Jesús había resucitado y vivía en medio de ellos.
La resurrección no fue algo inminente. No fue un hecho comprobado científicamente que dejara a todos sin alguna duda. Fue un acontecimiento que necesitó tiempo para madurar y para convencerlos de su veracidad. Un acontecimiento muy sutil, pero con una fuerza tan grande que los hizo vencer todas las limitaciones humanas, los capacitó para lanzarse a anunciar la Buena Nueva y los hizo capaces de continuar con el proyecto de Jesús.
La experiencia de la resurrección les hizo experimentar la paz de Jesús, que no es la de las tumbas sino la que viene como consecuencia de la justicia y de una vida reconciliada con el Espíritu del Señor. Con la experiencia de la resurrección, los discípulos se convirtieron en apóstoles, es decir en enviados, para ser continuadores de la obra de Jesús. Así como Jesús se sintió enviado por el Padre Dios a continuar su obra, con el acontecimiento pascual los discípulos sintieron la obligación interna de continuar la obra salvífica de Jesús. La reconciliación, el perdón y la paz, son consecuencias del acontecimiento pascual en la vida de las personas y de las comunidades. La comunidad cristiana debe brindar el espacio para superar toda categoría de pecado que pisotee la dignidad humana y le quite la paz, y generar el ambiente necesario para que Cristo resucitado llegue con su perdón y su paz a cada ser humano.
La figura de Tomás nos deja ver un proceso de fe con el resucitado. Tomas quería ver a Jesús en las mismas condiciones espacio-temporales con las que se ve a un ser humano normal, y se negaba a creer en el resucitado por el testimonio de la comunidad. Sus compañeros le decían que lo habían visto, pero Tomás se negaba a creerlo. Veamos que la experiencia de la resurrección se da en Tomás cuando estaban reunidos en comunidad. Tomás entró en comunión con la comunidad, se abrió a ella y al Espíritu que la movía, y fue descubriendo poco a poco los signos del resucitado en sus hermanos. Vio que realmente sus hermanos estaban totalmente transformados. Los que antes temblaban de miedo por la persecución de los judíos y se encerraban para no ser vistos por las autoridades, luego confesaban abiertamente que Jesús había resucitado. Los que antes huían porque no querían saber nada del “fracasado” Jesús, ahora se sentían ungidos por su Espíritu y trabajaban para transformar todas las realidades que dañan al ser humano, y para conseguir la paz y la reconciliación.
+*+*
Lucas, el autor de los Hechos de los Apóstoles, nos presenta hoy una comunidad discipular que ha vivido la experiencia de la resurrección y camina firmemente con Jesús. Cuatro elementos deben acompañar la vida de toda comunidad discipular: 1) Escuchar la enseñanza de los apóstoles. 2) La vida común y compartir solidario. 3) La fracción del pan o la Eucaristía y 4) Las oraciones. Veamos estos cuatro elementos:
Afortunadamente, hoy hay muchas formas para escuchar la enseñanza de los apóstoles. Recordemos que el apóstol es el enviado para dar testimonio del acontecimiento de la resurrección. En los primeros años del cristianismo, la experiencia de fe se transmitía de manera oral. Luego se fueron escribiendo los evangelios y las cartas de los apóstoles. La enseñanza de los primeros apóstoles está consignada en la Biblia, y cada día esa enseñanza se va enriqueciendo con la experiencia de aquellos que siguen con sinceridad a Jesús y experimentan su salvación.
Antes la Biblia era para uso exclusivo del clero, porque se pensaba que el pueblo iletrado no la comprendería y haría mal uso de ella. Lo que debía hacer el pueblo de Dios era obedecer a la enseñanza de los jerarcas. Después de la reforma protestante la Iglesia Católica se vio obligada a entregarle la Biblia al pueblo e incentivar un estudio responsable. Hoy hay muchas formas para acceder la Biblia. En muchas universidades se ofrecen diplomados, licenciaturas, especializaciones, maestrías o doctorados, y cualquier persona puede acceder a estos estudios, dependiendo de su tiempo y su capacidad económica. Hay también algunas parroquias que ofrecen buenos cursos de estudio de la palabra. Se pueden hacer también estudios personales por medio de la lectura de buenos libros o de páginas Web con estudios sustentados. ¡Vale la pena intentarlo!
En cuanto al segundo punto, la solidaridad, hay muchas formas de hacerlo. Durante los días de cuaresma se promueve la comunicación cristiana de bienes en las parroquias. Muchas fundaciones con un espíritu cristiano promueven la justicia y la paz en el mundo. Hay personas e instituciones realmente comprometidas con la construcción de un mundo mejor. Vale la pena integrarnos de alguna manera a estos grupos.
En cuanto a la Eucaristía o fracción del pan, muchas personas tenemos la fortuna de participar cada domingo e incluso a diario de este alimento de vida eterna. Muchos no participan porque no es de su agrado la forma como se realiza o porque no se sienten involucrados; y otros porque sencillamente no les interesa. Quienes participan con asiduidad y saborean este gran misterio de salvación, dan testimonio de los buenos frutos que recogen para su vida. Pero también hay un gran número de cristianos católicos que no tienen acceso a la eucaristía por falta de sacerdotes. Los jerarcas de la Iglesia han promovido grandes campañas de promoción vocacional para este ministerio, algunas de ellas con muy buenos frutos.
Yo me he unido a esas campañas de promoción vocacional en las parroquias, en los colegios, en las universidades, en pueblos, campos y veredas. Hemos organizados jornadas de oración para que Dios nos envíe pastores que lideren al pueblo de Dios. Pero hay una inquietud que el pueblo ya conoce y que vale la pena no dejar inadvertida. En las campañas de promoción vocacional encontramos muchos jóvenes que se sienten llamados a servir en este ministerio, pero se encuentran con una disciplina de la Iglesia: los ministros ordenados deben ser varones célibes. Este es un tema largo y espinoso. Hay muchos jóvenes a quienes les gustaría servir a Dios y a la comunidad como presbíteros y tienen a su vez vocación para el matrimonio. Hay también mujeres a quienes les encantaría servir como presbíteras, pero el sacerdocio para las mujeres ni hablar, en actual la disciplina de la Iglesia Católica. ¿Esta disciplina forma parte del núcleo de la fe o pudiera ser de otra forma para favorecer la humanidad de los ministros ordenados y para ofrecer al pueblo más posibilidad de acceder a la fracción del pan? ¿Las sacerdotisas que existen en otras Iglesias cristianas serían un adefesio en la nuestra, o darían un aporte del cual ahora nos estamos perdiendo? ¿El celibato opcional sería un grave peligro para la Iglesia, o una forma de tener ministros más auténticos y felices para el servicio al pueblo? Si es cierto que, como dice Juan Pablo II: “La Iglesia vive de la Eucaristía”, ¿no sería bueno buscar que todas las comunidades cristinas católicas tengan acceso a este sacramento?
El cuanto al punto del que habla Lucas es el de la oración. Hoy se han multiplicado los grupos de oración tanto a nivel católico como protestante. Esto indudablemente manifiesta la sed espiritual que tiene nuestro mundo. Es necesario buscar la comunión con la Iglesia porque muchos grupos se han convertido en un problema, no sólo para la estructura de la Iglesia sino especialmente para muchos de sus miembros. Algunos hacen un énfasis casi enfermizo en lo místico y lo mágico: don de lenguas, expulsión de demonios, revelaciones, manifestaciones, etc. Es necesario que saquemos el espacio personal, familiar y comunitario para la oración. Ojalá debidamente asesorados y acompañados por personas con una espiritualidad profunda y así como con un buen conocimiento teológico.
Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
Cincuentena Pascual: http://www.scalando.com/Liturgia/pascua/index.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza. Ha resucitado. ¡Aleluya! Que la Pascua del Señor Resucitado se prolongue a lo largo de todos los días de tu vida...
| www.scalando.com / www.casacristo.com / www.cssr.com
|
| Referencias (0)
|
|
Moniciones I Domingo de Pascua - Ciclo A
22 de Marzo, 2008, 11:57
|
Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com |

|
Haz para ver las lecturas del día: |
- 1ra lect.: Hch 10, 34ª. 37-43
- Sal 117, 1-2.16-17.22-23
- 2da lect.: Col 3, 1-4
- Evangelio: Jn 20, 1-9 |
|
"Resurrección y vida para el que cree" |
LAS LECTURAS DE HOY
Monición de entrada
Muy buenos (noches, días, tardes): mis carísimos hermanos y hermanas. La Resurrección de Jesús es el milagro del comienzo de una vida nueva, a partir precisamente, de la muerte. Estamos en el punto inicial del tiempo de Pascua que empieza en la Vigilia, comprende la cincuentena pascual y concluye, después de siete semanas, en Pentecostés. El misterio pascual, es decir la muerte y resurrección de Jesús, es el contenido básico y la verdad fundamental de la fe cristiana, la piedra angular de todo el edificio, la columna vertebral de toda la revelación y del proyecto salvador de Dios. Proclamemos con el salmo responsorial “Este es el día que hizo el Señor” y dispongámonos a celebrar con gozo la Eucaristía, poniéndonos de pie para cantar con entusiasmo.
Primera lectura: Hechos 10, 34.37-43 (Nosotros somos testigos)
En la lectura que escucharemos a continuación San Pedro afirma haber comido y bebido con Jesús, después que resucitó de entre los muertos, convirtiéndose en testigo del resucitado, constituido juez de vivos y muertos. Escuchemos, con oídos atentos.
Segunda lectura: Colosenses 3,1-4 (Busquen los bienes de allá arriba donde está Cristo)
Escucharemos un breve mensaje tomado de la Carta de San Pablo a los colosenses, para San Pablo, la fe en la Resurrección es la roca firme en la cual se afianza todo su dinamismo apostólico. Presten mucha atención a esta lectura es muy corta y nos puede pasar desapercibida.
Secuencia
(Sólo hoy es obligatoria, durante la octava es opcional)
Tercera lectura: Juan 20, 1-9 (Cristo había de resucitar de entre los muertos)
El mensaje del evangelista san Juan nos lleva a la entrada del sepulcro vacío aquel primer día de la semana. María Magdalena es la primera en descubrirlo y da testimonio a los discípulos, éstos “ven y creen”. El sepulcro vacío es la garantía de nuestra fe. Escuchen hermanos la Buena Noticia de hoy. Pero antes entonemos el GRAN ALELUYA.
Oración universal
A cada invocación van a responder, por favor: “Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra súplica”.
Por la Iglesia; para que, renovándose sin cesar, pueda anunciar al mundo la vida nueva en Cristo, roguemos al Señor.
Por los bautizados en la noche de Pascua, para que, despojados del hombre viejo y revestidos del hombre nuevo, a imagen de Cristo, perseveren en la fe, que han sellado en el bautismo, roguemos al Señor.
Por la humanidad que sufre; para el Señor Jesús, el Viviente, encienda en ella la esperanza de la liberación de todo mal, roguemos al Señor.
Por los que gobiernan las naciones y los pueblos; para que la Resurrección de Jesús los estimule para hacer de éste un mundo más justo y solidario, roguemos al Señor.
Por nosotros, que celebramos esta PASCUA; para que, cuando aparezca Cristo, vida nuestra, aparezcamos juntamente con Él en la gloria, roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 79)
Nuestro corazón te canta jubiloso, Dios de la vida.
Éste es el día en que actuaste en la resurrección de Jesús;
por eso desborda nuestra alegría y nuestro gozo por la vida nueva
que fluye a raudales de la cruz y del sepulcro vacío de Cristo.
Gracias, Padre, porque en el bautismo nos hiciste renacer
con Jesús a la vida nueva que nos hace hijos de tu amor.
El fuego joven de la primavera y la luz del cirio pascual
son los signos alegres del hombre nuevo, liberado en Cristo.
Queremos barrer la vieja levadura del pecado para ser
hombres y mujeres nuevos, hijos de tu ternura de Padre, invitados
a comer el pan y a beber el vino de la fiesta de tu reino.
Amén.
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
¡Felicidades! en la Pascua de Resurrección
|
|
| Referencias (0)
|
|
Homilia I Domingo de Pascua - Ciclo A
22 de Marzo, 2008, 11:49
|
 
|
En Camino
Homilía para el Domingo |

|
 |
Tiempo de Pascua
I Domingo |
23 de marzo de 2008 |
Autor: Neptalí Díaz Villán CSsR. Fuente: www.scalando.com
Haz de scalando tu página de inicio |

|
Haz para para ver las lecturas de hoy |
- 1ra lect.: Hch 10, 34ª. 37-43
- Sal 117, 1-2.16-17.22-23
- 2da lect.: Col 3, 1-4
- Evangelio: Jn 20, 1-9 |
|
"El acontecimiento Cristo" |
“Ustedes ya conocen el acontecimiento que trascendió y que había tenido su comienzo en Galilea”, dijo Pedro en casa de Cornelio, refiriéndose a Jesús de Nazareth. En un primer momento, Jesús fue para ellos el personaje con el cual compartieron, caminaron, lucharon, aprendieron y se unieron a su causa. En el que pusieron sus esperanzas de liberación e instauración del Reinado de Dios, pero que finalmente, lo mataron y ahí todo había acabado.
Aparentemente, Jesús fracasó, pues terminó derrotado en el patíbulo por cuenta de las autoridades romanas y judías. Pero ¡Jesús no vivió ni murió en vano! Su vida y su muerte representaron un gran acontecimiento para las personas con las cuales compartió. Jesús aconteció en las personas y el acontecimiento de Jesús en ellas representó su salvación, pues, “pasó su vida haciendo el bien, curando a los que estaban bajo el dominio del diablo, porque Dios estaba con él”. Así como Dios aconteció en el hombre Jesús y él, a su vez, aconteció en las personas con las cuales entró en contacto. Ellas, por su parte, se convirtieron en testigos del acontecimiento de Jesús, el ungido por Dios (o sea, Jesucristo).
Las autoridades que quisieron acabar con Él, pensaron que allí todo terminaría, pero se engañaron. En un primer momento su movimiento, sus comunidades se dispersaron. Pero, al tercer día (que significa tiempo en que Dios actúa), Dios lo resucitó. Acabaron con el Jesús histórico, pero, al tercer día, Cristo siguió aconteciendo de nuevo y con mucha más fuerza en las personas que lo conocieron y se abrieron a su acción salvadora. Esas personas se convirtieron en testigos del acontecimiento Cristo y por eso no se callaron sino que, por el contrario, anunciaron con más fuerza esa Buena Noticia. Los testigos de ese acontecimiento querían que también otras personas tuvieran la oportunidad de una nueva vida en Cristo.
Ser cristiano significa ser testigo del acontecimiento Cristo en la propia vida personal y comunitaria. Si nosotros somos testigos de ese acontecimiento nuestra vida no puede seguir siendo la misma, sino que, necesariamente, debe ser radicalmente transformada a imagen de aquel que murió y resucitó. Esa fue la invitación de Pablo a la comunidad de Colosas: “busquen los bienes de allá arriba”. Cuidado, que los bienes de “allá arriba” no significan necesariamente los bienes que usualmente se han prometido para la otra vida después de la muerte. Los bienes de “allá arriba” son también todos los de aquí abajo, pero vividos de una manera distinta. Vividos con la altura humana con la cual los vivió Jesús. Es todo lo material, lo espiritual, lo temporal, los dones y carismas puestos al servicio de los demás seres humanos y siempre en la defensa de una vida digna. Esto implica derrotar el egoísmo y vivir la solidaridad y el amor. Esto implica permitir que Cristo siga aconteciendo y salvando por medio nuestro en cada cosa que hagamos.
Es posible que después de 2000 años muchos de nosotros, como dice el Evangelio, no hayamos entendido lo que significa la resurrección. Es posible que todavía pensemos que resurrección es gua a revivificación de un cadáver, como si el cadáver de Jesús hubiera vuelto a tomar vida y se hubiera levantado. Es posible que nos quedemos en el espectáculo mediático de ver entrar la estatua del “Resucitado” entre los aplausos de la gente y las campanas del templo que suenan. Pero, también es posible que hoy seamos testigos del acontecimiento Cristo en nuestras propias vidas, es decir, que podamos vivir en Cristo, morir con él a todo aquello que nos disminuye como personas (pecado) y resucitar cada día siendo un ser humano nuevo. Un ser humano capaz de amar y servir como lo hizo Jesús. Un ser humano que deja ver en su vida a Cristo resucitado y resucitador. Un ser humano totalmente cristificado.
Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
Reflexiones para la Cuaresma: http://www.scalando.com/Cuaresma/cicloA.htm
Semana Santa http://www.scalando.com/moniciones/semanasanta.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
¡Felicidades! en la PASCUA de Resurrección
www.scalando.com |
|
| Referencias (0)
|
|
Homilia Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
6 de Marzo, 2008, 0:36
|
 
|
En Camino
Homilía para el Domingo |
 |
|
|
Semana Santa
Domingo de Ramos en la Pasión del Señor |
16 de marzo de 2007 |
Abrir el oído
“El Señor me abrió el oído”, dijo Isaías. Todos los días, pero particularmente en estos de celebración pascual, es preciso tener los oídos abiertos, para escuchar la voz de Dios que nos habla en medio de los acontecimientos de nuestro mundo convulsionado. La llamada Semana Mayor es como un alto en el camino para recordar y actualizar el acontecimiento central de nuestra fe: la muerte y la resurrección de Jesús. Ese fue el primer anuncio, el llamado Kerigma: Jesús vive. El mismo que mataron, Dios lo resucitó.
Empezamos hoy con el recuerdo de la entrada profética de Jesús a Jerusalén en un asno. De una manera sencilla y no con la prepotencia de los reyes que imponían su ley, sino como la humildad de un provinciano que llega a la gran ciudad. Como lo escribió Pablo a la comunidad de Filipos, sin hacer alarde de alguna categoría divina, sino como el más humilde de todos y obediente al Padre hasta el final. Con la humildad de un hombre de pueblo, pero con la certeza absoluta de que su Causa era la misma Causa de Dios y, por lo tanto, estaba avalada por Él.
La lectura de la pasión nos recuerda los últimos momentos vividos intensamente por Jesús. No podemos quedarnos con la contemplación piadosa de un cuadro melodramático. La lectura de la pasión debe ayudarnos para descubrir el drama que hoy vive la humanidad y nuestra actitud ante ella. No se proclama la pasión de Jesús para contemplar o imaginar un espectáculo sadomasoquista que nos muestra cómo unos hombres malos mataron al hijo de Dios. Tampoco se proclama para que los fieles nos demos golpes de pecho y lloremos desgarradamente por el “ancestral pecado de Adán”, ni para sentirnos culpables porque en esa cruz pesada, Él cargó con nuestros pecados.
Abramos nuestros oídos y también nuestros ojos, nuestra mente y nuestro corazón, para descubrir, en la lectura de la pasión, nuestra propia realidad. El que traiciona y vende a su amigo, a su familia, o a su pueblo por dinero. El Fulano que facilita su casa para celebrar la cena pascual y provee generosamente para el compartir fraterno. El miedo de los discípulos ante el peligro; la falsa promesa de Pedro de acompañar a Jesús y estar dispuesto a morir con él, y la negación posterior. La debilidad en la oración por parte de los discípulos, el sueño que no los deja ver la realidad y la invitación a estar siempre vigilantes y orantes pues no es fácil asumir la cruz de cada día. ¿Existen esas realidades en nuestro entorno social, familiar y eclesial?
¿Podemos ver hoy también a personas al servicio de algún régimen opresor, desde los soldados que trabajan por un sueldo sin importarles la desgracia de la gente, hasta sumos sacerdotes y senadores que viven más interesados en eliminar al intruso que les mueve su curubito de poder, que en trabajar por el pueblo? ¿Existen hoy personas que buscan la justicia por medios violentos, como lo quiso hacer aquel que sacó la espada para defender el proyecto de Jesús? ¿Existen hoy personas que, llenas de miedo, abandonan la causa del Reino y se esconden para defender sus vidas? ¿Existen hoy juicios como el que le hicieron a Jesús? Recordemos que el juicio a Jesús no fue otra cosa sino una pantomima engañosa de los que tenían la sartén por el mango, porque ya el veredicto final estaba: ese hombre debía morir y sólo faltaban las “pruebas”, para justificar su condena. ¿Vemos esas realidades en nuestro entorno?
Tratemos de ver también a los “testigos” dispuestos a declarar lo que les digan y al sumo sacerdote que se escandaliza y se rasga sus vestiduras por la “blasfemia” de Jesús, pero tranquilamente busca su muerte sin siquiera sonrojarse. Aquel que se lava las manos para esconder su complicidad, los que observaban de lejos el “espectáculo” y los que, finalmente, reconocen que en verdad este hombre es el Hijo de Dios. ¿Existen esos personajes entre nosotros?
Finalmente, ¿podemos ver en nuestro mundo a personas que siguen el testimonio de Jesús? No dejemos de contemplar su hermoso testimonio desde el principio al final del relato en el que se mantuvo siempre fiel a la causa de Dios y la causa humana. Totalmente entregado el Reino de Dios, con miedo ante el abismo que representaba la muerte, pero con la confianza puesta en el Padre. ¿Dónde nos ubicamos nosotros en el drama que vive hoy nuestra humanidad?
Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
Reflexiones para la Cuaresma: http://www.scalando.com/Cuaresma/cicloA.htm
Semana Santa http://www.scalando.com/moniciones/semanasanta.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
www.scalando.com |
|
| Referencias (0)
|
|
Moniciones Domingo de Ramos enla Pasión del Señor
5 de Marzo, 2008, 23:38
|
 
|
Moniciones para la Misa |

|
 |
Semana Santa
Domingo de Ramos en la Pasión del Señor |
16 de marzo de 2008 |
Monición de entrada
Muy buenos (noches, días, tardes)
Damos inicio a la solemne celebración del Domingo de Ramos y de este manera iniciamos la Semana Santa, que nos conducirá a la Gran fiesta de la Pascua. Jesús, condenado a muerte, padece, sufre y muere en la cruz, pero Dios nuestro Padre, lo resucita para que viva para siempre y así sea nuestro Guía, Señor y Maestro. Que esta Eucaristía nos ayude verdaderamente a vivir en profundidad este misterio que celebramos.
(Si hay bendición de Ramos se puede leer la monición del Misal o Libro de la Seda)
Primera lectura Is 50, 4-7 (El Siervo paciente del Señor)
Esta primera lectura está tomada del Tercer Cántico de Isaías. El Siervo de Yavé es un hombre fiel al Señor. En medio de los sufrimientos mantiene la esperanza en Dios. Está siempre a la escucha de lo que Dios habla, dispuesto siempre a cumplir su voluntad aunque esto lo lleve al sufrimiento y a la muerte. Es el anuncio de lo que vivió el mismo Jesús. Pongan mucha atención a este mensaje.
Segunda lectura Fil 2, 6-11 (Se rebajó a sí mismo, por eso Dios lo exaltó)
Esta segunda lectura es un precioso himno a la Encarnación. Nos presenta a Cristo Jesús en su humanidad, que se vació de sí mismo en servicio a todos los seres humanos, terminando en la muerte y una muerte de cruz. Exaltado sobre todas las cosas, por eso recibe el nombre sobre todo nombre. Escuchemos.
Tercera lectura Mt. 26,14-27,66 (Pasión de nuestro Señor)
Jesús ha acudido a Jerusalén con el grupo de discípulos a celebrar la pascua judía. Pero esta vez la pascua iba a ser diferente. Jesús es consciente de ello y lo afronta. Hoy contemplaremos el itinerario doloroso del Mesías. Jesús es el cordero pascual. Será el paso definitivo de la muerte a la vida para Jesús y para cuantos creemos en Él. De pie, por favor, para escuchar atentamente el Santo Evangelio.
Oración Universal:
Por favor, respondan: “Escúchanos con amor, Padre”
Por la Iglesia, que sufre en sus miembros, que quiere hacer suyo el sufrimiento de toda la humanidad; para que sepa decir al abatido una palabra de aliento. Roguemos al Señor.
Por la unión de las Iglesias; para que el sacrificio de Cristo nos reúna en la unidad a los hijos de Dios dispersos. Roguemos al Señor.
Por los enfermos, los moribundos y todos los que sufren; para que, apurando el cáliz de la pasión, a semejanza de Cristo paciente, tengan la firme esperanza de participar con Él en su gloria. Roguemos al Señor.
Por nosotros, que nos disponemos a celebrar la Pascua del Señor; para que su muerte y resurrección se cumplan en nuestra vida,. Roguemos al Señor.
Por la fidelidad de los esposos, de los sacerdotes, de todos los cristianos a nuestra fe. Roguemos al Señor.
Para que todos los difuntos compartan la resurrección de Cristo, igual que han compartido ya con él la muerte. Roguemos al Señor.
Por un aumento en las vocaciones a la Vida Religiosa y Sacerdotal en toda la Iglesia, en particular para nuestra congregación redentorista. Roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 71)
Gloria a ti, Señor Jesús, el servidor paciente del Padre,
Porque con tu cruz gloriosa demuestras un amor sin fronteras.
Nadie te quita la vida, sino que tú la entregas voluntariamente
Por nosotros y por nuestra salvación. ¡Misterio de amor!
No queremos lavarnos las manos ni ser meros espectadores
En el drama de tu pasión. Reconocemos nuestra culpa y pecado.
Tus enemigos creyeron acallar tu voz para siempre,
Pero la semilla de tu palabra germina en el corazón del que ama
Y del que viven contigo el espíritu de las bienaventuranzas.
Concédenos seguir incondicionalmente, mientras anunciamos
Tu muerte y proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Amén.
Formato para imprimir
Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
Semana Santa 2008 www.scalando.com/moniciones.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
www.scalando.com /// www.cssr.com /// www.casacristo.com |
|
| Referencias (0)
|
|
Moniciones V Domingo de Cuaresma ciclo A
3 de Marzo, 2008, 23:01
|
LAS LECTURAS DE HOY
Monición de entrada
Muy buenos (noches, días, tardes): hermanos en Cristo. Hoy celebramos el Quinto Domingo de Cuaresma. En los días previos se nos ha invitado a la conversión, camino a un encuentro con Cristo. El tiempo apremia; ya estamos en la antesala de la Semana Santa y el Señor hoy te exhorta a que medites determinadamente en su promesa de ofrecerte una vida nueva más allá de esta vida temporal. Presten mucha atención a las lecturas de hoy. De pie, por favor, para recibir la procesión.
Primera lectura Ez 37, 12-7.14 (Les infundiré mi espíritu y vivirán)
El profeta Ezequiel nos enfrenta a la cruel realidad de la vida. La vida fácil, el deseo desmedido de tener, creernos dueño de todo, nos lleva a una muerte en el pecado. El profeta nos dice que Dios cumple sus promesas y quiere darnos la esperanza de una vida nueva. Escuchemos con mucha atención.
Segunda lectura Rom 8, 8-11 (Tenemos el Espíritu de Dios que resucitó a Jesús)
San Pablo nos dice cuales son las características pecaminosas de nuestra naturaleza humana. Con frecuencia vivimos de espalda a Dios. Hoy, en la carta a los romanos, El nos invita a una vida nueva. Escuchemos.
Tercera lectura Jn. 11,1-45 (Resurrección de Lázaro)
El evangelio de hoy, según san Juan, es un precioso texto sobre realidades humanas: la amistad y la muerte. Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro. Sus tres mandatos: “Quiten la piedra”, “Sal fuera”, y “Desátenlo y déjenlo caminar” son mandatos que nos cuestionan a todos. Nos ponemos de pie para escuchar la Buena Nueva de hoy.
Oración Universal:
Monitor: Por favor, respondan a cada petición: “SEÑOR, Ven y camina con nosotros”
*Por la Iglesia: para que nunca le falten buenos líderes que la conduzcan por caminos de compromiso con los más pobres. Roguemos al Señor.
*Por los gobernantes de las naciones: para que dirijan los destinos de sus pueblos con justicia, promoviendo el bienestar de todos los hombres y mujeres. Roguemos al Señor.
*Por nuestros hermanos alejados de la Iglesia: para que sepamos acogerlos y ofrecerles amor y esperanza. Roguemos al Señor.
*Por nuestros jóvenes: para que en estos días de cuaresma hagan un alto para meditar en el mensaje de Salvación que Cristo les ofrece. Roguemos al Señor.
*Por nuestros seres queridos que han fallecido: para que estén gozando de la promesa de una nueva vida que le ofrece nuestro Señor. Roguemos al Señor.
*Por un aumento en las vocaciones en la Vida Religiosa y Sacerdotal, en toda la Iglesia en particular, para nuestra congregación redentorista y nuestra diócesis. Roguemos al Señor.
*Por los misioneros que trabajan por un mundo más humano, más justo y fraterno. Roguemos al Señor.
*Por nosotros los aquí reunidos, para que no temamos ante la muerte, pues creemos que Jesús es la vida. Roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 65)
“Te damos gracias, Padre santo, por Cristo Señor nuestro.
El cual, hombre mortal como nosotros que lloró a su amigo Lázaro,
Y Dios y Señor de la vida que lo levantó del sepulcro,
Extiende hoy su compasión a todos los hombres
Y por medio de los sacramentos los restaura a una vida nueva”.
Mediante la fe y el bautismo en tu Espíritu nos llamaste
A una esperanza segura de vida y resurrección con Cristo.
¡Bendito seas, Señor! Así entendemos que somos seres para la vida
Que brota incontenible de tu corazón de padre que nos ama.
La muerte no es el final del camino ni tiene la última palabra,
Porque Jesús es resurrección y vida para el que cree en Él.
Amén.
Formato para imprimir
Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
Semana Santa: http://www.scalando.com/moniciones/semanasanta.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
Jesús, amigo cercano, es fuente de vida
Durante toda su vida Jesús se mostró compasivo con todas aquellas personas que sufrían diferentes dolencias o estaban limitados y limitadas física o mentalmente. Por eso con frecuencia curó a las y los enfermos, abrió los oídos a los sordos, hizo hablar a los mudos... Todo eso lo hizo como parte de su misión salvadora y movido por su corazón sensible y compasivo con el dolor de los hermanos y hermanas.
La familia de Betania formada por Lázaro, Marta y María forman parte de las personas seguidoras y amigas de Jesús. Con ocasión de la muerte de su amigo Lázaro, el Evangelio nos dice que Jesús quería mucho a estas dos mujeres y a su hermano. Al constatar la muerte de su amigo Lázaro, se le vio llorar. Los judíos comentaban: "¡Cuánto lo quería!"(Jn 11,36).
El Proyecto de Dios, Proyecto de vida y de justicia, es para siempre. Dios quiere que sus hijos e hijas vivan felices para siempre. Por eso quiere que esa vida feliz comience hoy y aquí, cada día. Esa vida feliz tendrá su plenitud sólo en la otra vida, cuando podamos sentarnos todos en la mesa común del Padre, en la mesa de los hermanos.
Al realizar la resurrección de Lázaro, Jesús mostró el mayor signo que podía presentar ante los judíos. Ya no sólo sanaba a los enfermos y devolvía la vista a los ciegos, sino que devolvía la vida a los muertos. Así demuestra el poder que Dios tiene sobre la muerte. Fue precisamente a partir de la resurrección de Lázaro cuando los judíos decidieron matar a Jesús, porque se daban cuenta que era un hecho tan grande y tan patente que no lo podían explicar humanamente y que no lo podían esconder (Jn 11,45-52).
Como creyentes tenemos el reto de convertirnos en defensores de la vida, porque somos seguidores de un Dios de vida y no de muerte. En medio de las situaciones más difíciles, en medio de tantas situaciones de muerte como podemos vivir como fruto de nuestro pecado personal y del pecado social y estructural, hay lugar para la esperanza, para crear nuevas alternativas, para seguir trabajando por la causa del Proyecto del pueblo del Dios liberador, llamado por Jesús, según la mentalidad de su tiempo, “Reino de Dios”, porque El es quien nos acompaña y nos da fuerzas para ser testigos de su Vida inmortal.
Como seguidores de Jesús se nos pide tener un corazón compasivo como el de Jesús. La compasión por el otro es el punto de partida para la realización de hechos y acciones concretas de solidaridad en favor de aquellas personas que necesitan nuestra mano amiga. La compasión es uno de los frutos principales del Espíritu que nos hace vivir como verdaderos seres humanos, mientras que la insensibilidad ante la situación de los hermanos es uno de los frutos de la carne, que convierte a las personas en una bestia.
|
|
| Referencias (0)
|
|
Homilia V Domingo de Cuaresma - Ciclo A
3 de Marzo, 2008, 22:43
|
 
|
En Camino
Homilía para el Domingo |

|
 |
Tiempo de Cuaresma
IV Domingo |
2 de marzo de 2008 |
El profeta Ezequiel ejerció su ministerio público durante el exilio forzado de su pueblo en Babilonia; exilio que se prolongó 49 años (587 – 538 a.C.). Aunque muchos judíos perdieron su identidad cultural y religiosa, y se unieron a la nueva cultura, otros pusieron resistencia pacífica y lucharon con todas sus fuerzas para volver a su tierra. Pero, con el paso de los años los ánimos se fueron diezmando. Algunos ancianos y enfermos, los más débiles, empezaron a morir en Babilonia. Recordemos que para el judío su tierra era algo sagrado, pues Dios se la había dado a Abraham y sus descendientes. El judío debía vivir en su tierra y, una vez muerto, debía ser sepultado allí mismo y descansar junto a sus padres. Sobrevivir, morir y ser sepultado fuera de Israel era una experiencia muy tortuosa. Las tumbas en las cuales reposaban sus seres queridos reflejaban el estado de ánimo del pueblo. La inercia de los cadáveres representaba el cruel sentimiento que atravesaba la vida de los judíos extraditados. Ante esa circunstancia aparece la profecía de Ezequiel, un antiguo sacerdote del templo de Jerusalén, convertido en profeta durante el exilio.
Su voz profética se convierte en la fuerza de Dios en medio del más profundo desánimo. Ezequiel denuncia los errores de su gente y anuncia la fidelidad de Dios y su alianza con su pueblo. Descubre la voz de Dios que promete una transformación radical de la situación y el retorno a su tierra. De esta manera debían reconocer a Dios. Una vez más confirmamos que conocer a Dios no es tener unas ideas, por muy claras que sean, o confesar un credo por muy ortodoxo que pueda ser. Conocer a Dios es experimentar en nuestra propia vida su acción salvadora. Es comprobar en nuestra propia carne que Él llena de vida nuestros huesos secos y transforma nuestro llanto en alegría. “Pueblo mío, yo voy a abrir sus tumbas y a sacarlos de ellas y voy a llevarlos otra vez a la tierra de Israel. Y cuando abra sus tumbas y los saque de ellas, ustedes, pueblo mío, reconocerán que yo soy el Señor. Pondré mi espíritu de vida en ustedes para que vuelvan a vivir, y los estableceré en su tierra. Entonces reconocerán que yo, el Señor, lo prometí y lo cumplo. Yo, el Señor, lo garantizo.” (Ez 37,12-14)
Según la ACNUR (Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados), hay en el mundo entre 20 y 25 millones de desplazados internos. La lista la encabeza Uganda con 5.350.000 desplazados, seguido por Colombia con 3.000.000 de desplazados internos, es decir, dentro del mismo país. En Latinoamérica el caso más triste es el de Colombia y por eso vale la pena mirarlo más de cerca. El gobierno dice que no es para tanto porque son menos de dos millones los desplazados, mientras algunas ONG afirman que son cerca de cuatro millones. Cualquiera que sea la cifra no deja de ser escandalosa.
Se trata de personas expulsadas violentamente de sus tierras y obligadas a marchar a los asentamientos urbanos. Seres humanos que se desarraigan de su ambiente vital y de su identidad cultural, y los obligan a engrosar los cinturones de miseria en las grandes ciudades, caldo de cultivo para la prostitución, la delincuencia, el sicariato, etc. Los causantes de dicho desplazamiento interno, en el caso colombiano, son en su orden los grupos paramilitares, guerrilleros, narcotráfico y delincuencia civil, así como por los enfrentamientos entre diferentes bandos, incluida la fuerza pública. Quienes obligan a desplazar a millones de campesinos, lo hacen con el fin de despejar rutas para el narcotráfico o para limpiarle el camino a las multinacionales y su afán de explotar las riquezas naturales: petróleo, esmeraldas, metales o la biodiversidad del ambiente. Desplazan, especialmente, para quedarse con las tierras de los pequeños propietarios y agrandar las haciendas de los terratenientes en las cuales se desarrollan actualmente macroproyectos de agricultura y ganadería.
Muchos desconocen totalmente el drama que viven estos seres humanos y se molestan no tanto por el dolor que padecen, sino por el estorbo que hacen en las calles por las cuales deambulan sin rumbo con sus niños famélicos, llenos de parásitos. Porque hacen de cada semáforo un circo ambulante, un mercado persa en el que se ofrecen frutas, dulces y baratijas, y porque rayan el vidrio panorámico de los carros cuando, con un trapo viejo, ofrecen limpiarlos a cambio de una moneda, mientras el color verde anuncia que es hora de dejar a esos “apestosos” desplazados. Los victimarios piden ser tratados como héroes e, incluso, como mártires de la democracia. Tratan por todos los medios de justificar sus acciones violentas y de legitimar las propiedades que les robaron a los desplazados y en las que hoy hay extensos cultivos de palma africana, ganadería, etc.
No falta quienes pescan en río revuelto y hacen fiesta con los recursos que deben llegar para ayudar a desplazados, pero que desaparecen “por arte de magia”, como sucede con tantas cosas en nuestros países. Hace unos días se formó un escándalo mediático porque se supo que el Ministro de Agricultura colombiano Andrés Felipe Árias, a quien algunos dan como sucesor del presidente, quiso entregar 17 mil hectáreas de tierra destinadas para 800 familias desplazadas, a algunos empresarios amigos para cultivar caucho, madera y palma de aceite a gran escala.
Por fortuna y por gracia de Dios, también hay gente que, como Ezequiel, al contemplar la dura realidad se convierten en profetas de nuestro tiempo. Hay personas e instituciones nacionales o extranjeras, religiosas o laicas que con un compromiso profundo por la vida defienden la dignidad pisoteada de estos hermanos nuestros que son el rostro sufriente de Jesús que nos interpela y nos llama.
A nivel personal digamos que ante cualquier circunstancia de muerte por la cual podamos pasar, Dios siempre estará presto para abrir nuestras tumbas y conducirnos a una vida digna y plenamente feliz. Y ante circunstancias duras por las cuales pasan tantos hermanos nuestros, en nuestros países o en cualquier parte del mundo, tenemos la obligación ética, humana y cristiana de solidarizarnos y de buscar juntos una humanidad más justa, digna y equitativa.
**+**
El evangelio que hoy leemos es un texto elaborado por las comunidades del discípulo amado. Es un hermoso testimonio de lo que puede hacer Jesús en la vida del ser humano que camina con él. Muchos escrituristas especialistas en literatura antigua y bíblica afirman que esa manera de escribir es más propia de mujeres que de varones por el estilo, los detalles y la delicadeza de algunas escenas en las cuales aparece el discípulo amado, de una manera muy tierna frente a Jesús, como por ejemplo la del lavatorio de los pies en la cual el discípulo se recuesta en su pecho.
Hace ocho días en el evangelio del la sanación del ciego de nacimiento veíamos la persecución desatada contra las comunidades cristianas por parte de los judíos. Esa era una hermosa vivencia interna que generaba conflicto con el mundo externo. En el texto de hoy vemos las crisis dentro de la misma comunidad, así como la puja con los judíos. Aquí vemos situaciones de muerte que afectan a la comunidad y una experiencia resucitadora con la presencia de Jesús que les da vida.
Las comunidades del discípulo amado están representadas en este texto por Marta, María y Lázaro: dos mujeres y un varón. Aquí vemos claramente una comunidad compuesta en su mayoría por mujeres y liderada por ellas. La comunidad vivía una crisis interna, en una situación de muerte existencial que la hacía corromperse y oler mal.
El mensaje de la familia a Jesús fue concreto y muy significativo; manifiesta la identidad de la comunidad con respecto a Él. Se trata de una familia (comunidad) que se siente amada por Jesús: "Señor, el que tú amas está enfermo." (v.3). El texto dice luego que Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro (v. 5). Sin lugar a dudas, se trata de la comunidad del discípulo amado, la autora del Cuarto Evangelista, conocido con el nombre de San Juan.
Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. (v.17) La muerte aquí no es tanto biológica sino simbólica. Se trata de la pérdida del sentido en el camino de Jesús y el abandono del verdadero discipulado.
Marta es presentada como la líder principal que sale al encuentro del Maestro. ¿Cuál es el tremendo problema de la comunidad para que se estén dando realidades de muerte? Que Jesús estaba ausente. “Marta dijo a Jesús: ‘Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto’”. (v.21) Marta es la líder que analiza la situación de su comunidad y descubre cuál es el problema. Es la teóloga práctica que conoce a Dios, reflexiona sobre la forma como Él actúa en la vida humana y está en una actitud de búsqueda. Es la discípula que entra en contacto íntimo, en diálogo, y en comunión con Jesús. Éste, por su parte, se le revela a esta mujer líder.
Y aquí encontramos, además, una perla que ha estado muy oculta en nuestra Iglesia piramidal, jerarquizada y dominada por varones. Veamos el texto: “Marta dijo a Jesús: ‘Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 - Pero aun así, yo sé que puedes pedir a Dios cualquier cosa, y Dios te la concederá.’ 23 - Jesús le dijo: ‘Tu hermano resucitará.’ 24 - Marta respondió: ‘Ya sé que será resucitado en la resurrección de los muertos, en el último día.’ 25 - Le dijo Jesús: ‘Yo soy la resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá. 26 - El que vive, el que cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?’ 27 - Ella contestó: ‘Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.’"
¿Saben lo que significa esto? Ésta es nada más y nada menos que la confesión mesiánica, que para los evangelios sinópticos la hace únicamente Pedro (Mt 16,13-20; Mc 8,27; Lc 9,18). Recordemos que después de la confesión mesiánica viene el encargo de Jesús a Pedro de darle las llaves del Reino, es decir, el liderazgo en la Iglesia. El cuarto Evangelista no desconoce ni rechaza el liderazgo de Pedro (Jn 21), pero pone bien presente el Liderazgo de mujeres como Marta, María hermana de Lázaro y de María la Magdalena, entre otras.
Recordemos que para el Cuarto Evangelista lo más importante con respecto a Jesús es el discipulado, el cual debe convertirse en una experiencia dinámica y transformadora de personas. En este momento de crisis por el cual pasaba la comunidad, el Maestro seguía llamando. Y es precisamente ahí, en la crisis, cuando el llamado de Jesús se hace más patente y cuando se redescubre la necesidad de ser verdaderos discípulos: “28 - Después Marta fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: ‘El Maestro está aquí y te llama.’ 29 - Apenas lo oyó, María se levantó rápidamente y fue a donde él. 30 - Jesús no había entrado aún en el pueblo, sino que seguía en el mismo lugar donde Marta lo había encontrado. 31 - Los judíos que estaban con María en la casa consolándola, al ver que se levantaba aprisa y salía, pensaron que iba a llorar al sepulcro y la siguieron. 32 Al llegar María a donde estaba Jesús, en cuanto lo vio, cayó a sus pies y le dijo: ‘Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.’”
Luego encontramos otro signo que nos deja ver cómo esta comunidad se sentía profundamente enraizada en el corazón de Jesús. La crisis de la comunidad causaba llanto al Maestro: “33 - Al ver Jesús el llanto de María y de todos los judíos que estaban con ella, su espíritu se conmovió profundamente y se turbó. 34 - Y preguntó: ‘¿Dónde lo han puesto?’ Le contestaron: ‘Señor, ven a ver.’ 35 - Y Jesús lloró. 36 - Los judíos decían: ‘¡Miren cómo lo amaba!’”
En varias ocasiones el relato nos presenta la forma como los judíos rivalizan con la obra de Jesús. Para ellos Lázaro estaba muerto y lo único que se podía hacer era consolar a María y no más. Estaban siempre atentos para criticar a Jesús: “37 - Pero algunos dijeron: ‘Si pudo abrir los ojos al ciego, ¿no podía haber hecho algo para que éste no muriera?’”
El sepulcro de piedra cerrado y el mal olor del cuerpo de Lázaro hacía pensar a Marta que la situación era muy difícil de cambiar, casi imposible. Pero en medio de cualquier circunstancia, por medio de Jesús, Dios sigue manifestando su gloria que es la salvación del ser humano: “38 - Jesús, conmovido de nuevo en su interior, se acercó al sepulcro. Era una cueva cerrada con una piedra. 39 - Jesús ordenó: ‘Quiten la piedra.’ Marta, hermana del muerto, le dijo: ‘Señor, ya tiene mal olor, pues lleva cuatro días.’ 40 - Jesús le respondió: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”
La oración de Jesús manifiesta una confianza absoluta en la obra del Padre: “41 - Y quitaron la piedra. Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó: ‘Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado. 42 - Yo sabía que siempre me escuchas; pero yo lo digo por esta gente, porque así creerán que tú me has enviado.’”
Así como llamó a María y ésta salió a su encuentro, luego llamó a Lázaro y éste salió del sepulcro. Su crisis lo tenía con las manos y los pies atados, lo cual le impedía trabajar por el reino y caminar con Jesús. La cabeza la tenía cubierta con un velo, por lo cual estaba impedido para ver y para pensar. Cuando Lázaro salió, lo primero que dijo Jesús fue que lo desataran y lo dejaran caminar, es decir, que le dieran otra oportunidad dentro de la comunidad para que continuara su discipulado: “43 - Al decir esto, gritó con fuerte voz: ‘¡Lázaro, sal fuera!’ 44 - Y salió el muerto. Tenía las manos y los pies atados con vendas y la cabeza cubierta con un velo. Jesús les dijo: ‘Desátenlo y déjenlo caminar.’”
Al final del relato aparecen de nuevo los judíos. Unos creyeron en Jesús y se convirtieron en discípulos, y otros siguen como rivales acérrimos a tal punto de que maquinaron para matarlo. “45 - Muchos judíos que habían ido a casa de María creyeron en Jesús al ver lo que había hecho. 46 - Pero otros fueron donde los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. 47 - Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron el Consejo y preguntaban: ‘¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros. 48 - Si lo dejamos que siga así, todos van a creer en él, y luego intervendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.’ 49 - Entonces habló uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año, y dijo: ‘Ustedes no entienden nada. 50 No se dan cuenta de que es mejor que muera un solo hombre por el pueblo y no que perezca toda la nación.’ 51 - Estas palabras de Caifás no venían de sí mismo, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, profetizó en aquel momento; Jesús iba a morir por la nación; 52 - y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53 - Y desde ese día estuvieron decididos a matarlo. 54 Jesús ya no podía moverse libremente como quería entre los judíos. Se retiró, pues, a la región cercana al desierto y se quedó con sus discípulos en una ciudad llamada Efraín.”
Vale la pena que apliquemos este texto a nuestra vida personal y comunitaria. ¿Puedo decir que mi familia y la comunidad con la cual realizo mi camino de fe se siente amada por Jesús? Como discípulo ¿me siento amado por Jesús? ¿En algún momento de nuestra vida discipular, a nivel personal o a nivel comunitario, Jesús ha estado ausente? ¿Hemos sido testigos de la gloria de Dios en nuestra vida? ¿Cuál es el papel de las mujeres en nuestras comunidades cristianas y en nuestra Iglesia universal? ¿Se parece en algo a la comunidad del discípulo amado? ¿Por qué en nuestra comunidad eclesial universal existen los Padres de la Iglesia y no las Madres de la Iglesia?, ¿La Patrística y no la Matrística? ¿Eso tiene que ser así por los siglos de los siglos o puede cambiar con la dinámica cultural, y apoyados en el evangelio?
Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
Reflexiones para la Cuaresma: http://www.scalando.com/Cuaresma/cicloA.htm
Semana Santa http://www.scalando.com/moniciones/semanasanta.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
www.scalando.com *** www.cssr.com *** www.casacristo.com |
|
| Referencias (0)
|
|
|
|
|
|
|