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Moniciones IX Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A
20 de Mayo, 2008, 14:03
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Lecturas de hoy Lecturas de hoy
Monición de entrada:
Buenas noches, días, tardes:
El mensaje de la Liturgia de la Palabra de este domingo nos viene a plantear serios interrogantes: ¿a qué categoría de creyentes pertenecemos? ¿Somos la casa edificada sobre roca o sobre arena? A lo mejor, dada nuestra debilidad y ambigüedad, pertenecemos a ambas situaciones: somos fuertes en tiempo de bonanza y débiles en tiempo de prueba. Por eso la invitación es a revisar nuestros cimientos, más aún en tiempos de crisis.
Hermano, te invito a meditar y a orar en la Palabra de Dios para asimilar cuál es su voluntad. Participar en la Eucaristía no es una simple devoción y, menos aún frío cumplimiento de una obligación impuesta, sino que debe ser una expresión importante de nuestra fe personal y comunitaria.
El libro del Deuteronomio nos presenta a Moisés hablándole al pueblo y le presenta los dos caminos. La bendición o la maldición”, subrayando los dos viejos caminos por los que el hombre podía caminar. La bendición y la maldición, dependiendo, si escuchan o no, los preceptos del Señor. Escuchemos.
En su carta a los romanos san Pablo nos dice “la justicia de Dios se ha manifestado independiente de la ley”. Esta justicia de Dios no es más que su bondad, su misericordia, su amor, su clemencia y perdón y sus ansias de comunión con el ser humano y esto nos llega por la fe en Cristo Jesús y esta justicia se nos ofrece a todos sin distinción alguna. Presten atención al consejo de san Pablo.
Escucharemos ahora el mensaje de Jesús, narrado por san Mateo, el Señor nos propone un camino. Camino que no es camino. Es un paso, el cual es obligatorio. O pasamos o nos quedamos. Nos toca a nosotros pasar a Él y dejarle a Él pasar a nosotros. Es vivir en Él, porque Él ha puesto su tienda entre nosotros. La tarea es pasar de mi “yo”, a su “Yo”. En otras palabras es aceptar su plan de salvación.
Para la oración universal
Por la humanidad, para que en todas sus religiones encuentren en la práctica del amor el camino que nos llevará al encuentro con el verdadero Dios, roguemos…
Por todos nosotros para que, nuestra práctica respalde nuestras palabras, nuestro hacer a nuestro decir, roguemos…
Por un aumento en las vocaciones en la vida religiosa y sacerdotal, especialmente para nuestra diócesis y nuestras comunidades religiosas, roguemos…
Por esta comunidad, para que esta Eucaristía venga respaldada por nuestro compromiso en la práctica de cada día, y nos dé fuerza para vivir la semana en plena entrega a la práctica del amor, roguemos…
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 135)
Hoy te bendecimos, Señor, porque tu palabra es vida.
¡Bienaventurado el que la escucha y la cumple fielmente!
Será casa que, edificada sobre la roca, aguanta el vendaval,
Y árbol junto a la acequia, cuyas hojas nunca se marchitan.
Porque tu ley, Señor, es perfecta y es descanso del alma;
Tus mandatos son rectos y alegran nuestro caminar por tus sendas;
Tus normas son lámpara radiante que da luz a lo ojos del ciego:
Tus mandamientos son enteramente justos y razonables, Señor,
Son más preciosos que el oro, más dulce que la miel de un panal.
Por eso tu ley es mi herencia, la alegría de mi vida.
Inclina mi corazón a cumplir tu ley siempre y cabalmente.
Amén.
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
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Moniciones VIII Domingo del Teimpo Ordinario Ciclo A
20 de Mayo, 2008, 13:54
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Lecturas de hoy Lecturas de hoy
Monición de entrada:
Muy buenas (noches, días, tardes); hoy reanudamos la serie de domingos del Tiempo Ordinario, interrumpida por la Cuaresma y el Tiempo de Pascua. Los domingos ordinarios, que han sido llamados también durante el año o domingos verdes, por el color de las vestimentas litúrgicas, celebramos todo el Misterio Pascual. De pie por favor, para recibir la procesión.
La primera lectura de hoy, tomada del libro del profeta Isaías, es brevísima, nos expresa espléndidamente el amor que Dios nos tiene. Presten mucha atención.
San Pablo, en su primera carta a los corintios viene a insistirnos que los servidores del Evangelio tienen que ser fieles a la administración que se les confío. Escuchemos.
Quiero recordarles que el evangelista guía de este año es Mateo, el publicano que, como cobrador de los impuestos para el pueblo romano, era considerado un “pecador”, traidor a su religión y a su patria. En el texto que hoy nos presenta Jesús profundiza el sentido de confianza en Dios y lo sitúa en la realidad misma de cada día, de pie, por favor, para entonar el Aleluya, para luego escuchar la Buena Nueva de hoy.
Oración Universal:
A cada invocación, ustedes responderán: “Padre guíanos hasta tu Reino”
1. Por toda la Iglesia de Jesús para que asuma con valentía y decisión la búsqueda del reino de Dios. Roguemos al Señor.
2. Por todos aquellos que se han convertido en discípulos de Jesús para que puedan vivir confiadamente en la misericordia de Dios. Roguemos al Señor.
3. Por los jóvenes de nuestras comunidades y parroquia para que, descubran su vocación y puedan seguir a Cristo en la vida religiosa y sacerdotal. Roguemos al Señor.
4. Por todos nosotros, reunidos en esta asamblea para que, la Eucaristía que celebramos aumente en nuestros corazones la confianza en la providencia amorosa de Dios Padrea. Roguemos al Señor..
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 132)
Dios Padre providente, que alimentas las aves del cielo
Y vistes de vivo color y limpia hermosura las flores del campo,
Enséñanos a poner nuestra confianza en ti que eres nuestro Padre,
Nos quieres con ternura y conoces nuestras necesidades.
Señor de los graneros, danos hoy nuestro pan de cada día,
Y líbranos de la angustia obsesiva del día de mañana,
Para que, asimilando los criterios de Jesús, vivamos libres
De la fiebre del tener y consumir, del poseer y acaparar,
Y seamos capases de compartir lo nuestro con los hermanos.
Haz, señor que busquemos sobre todo tu reino y tu justicia,
Seguros de que tú nos darás lo demás por añadidura.
Amén.
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Moniciones para Corpus Christi
19 de Mayo, 2008, 20:29
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Las lecturas de hoy
Monición de entrada
Muy buenas (noches, días, tardes). La solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una fiesta que celebramos todos los días. Hoy la sacamos vestida de fiesta, para que su valor no se pierda como se pierde el valor de la moneda muy usada. Esta fiesta trata de reavivar nuestra fe, nuestro cariño y nuestro compromiso para con el Señor. La expresión Cuerpo y Sangre se refiere a la Eucaristía, que es el Sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor, pero Cuerpo de Cristo es también la Iglesia. El misterio del Cuerpo de Cristo es comunidad y es comida, es Palabra y es perdón, es acción de gracias y es bendición, es petición y es fraternidad, es relación personal y es cuerpo, es un pueblo, que lo celebra.
Primera lectura: Deuteronomio 8, 2-3.14b-16ª (El maná del desierto)
Esta primera lectura tomada del libro del Deuteronomio es una advertencia de Moisés a Israel para que no olvide a Dios. La forma de no olvidar a Dios es recordar la historia pasada en el presente, el pueblo ha experimentado grandes cambios, cambios producidos por la bondad de Dios y esto puede llevar al pueblo a olvidar al Señor su salvador.
Segunda lectura: Primera Carta de Pablo a los Corintios 10, 16-17 (El pan es uno, y formamos un solo cuerpo)
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan. Esta expresión es de San Pablo en la primera carta a los corintios en la segunda lectura de hoy. La Eucaristía es el Sacramento del amor y el Sacramento de la unidad.
Tercera lectura: San Juan: 6, 51-59 (Mi carne es comida, y mi sangre es bebida)
San Juan en su bellísima página del capítulo sexto de su narración evangélica, en el que nos habla del “Pan de Vida”, es decir del Cuerpo de Cristo, su vida hecha carne y su carne hecha pan para la vida del mundo. Y la Eucaristía es la actualización del misterio de una vida entregada hasta la muerte para ser la salvación del mundo.
Para la oración universal:
A cada invocación, respondan, por favor: “Que tu cuerpo y tu sangre nos una, Señor”
Por la unión de todos los cristianos en la unidad de la Iglesia de Cristo; para que formemos un solo cuerpo los que comemos de un mismo pan, roguemos al Señor.
Por la organización eclesial de Caritas; para que promueva el amor fraterno, la mutua ayuda, la solidaridad, roguemos al Señor.
Por los que sufren hambre; para que sepamos compartir con ellos nuestro pan de cada día, anuncio del pan de vida eterna, roguemos al Señor.
Por nosotros, invitados a la mesa del Señor; para que el pan de la palabra despierte en nosotros el hambre del pan de la eucaristía, roguemos al Señor.
Exhortación Final (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 108)
Hoy, Padre, nuestra oración es de profundad Por el sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo, que él nos dejó como memorial de su amor y de unión eclesial. quienes comemos del mismo pan y nos sentamos en la misma mesa debemos vivir unidos por lazos irrompibles de fraternidad.
Ayúdanos, Señor, a renovar nuestras asambleas eucarísticas a base de cordialidad, acogida, sonrisa afable y gesto acogedor; porque para llegar a ti, no podemos prescindir de la comunidad y de los hermanos, sin cometer un error, un absurdo existencial.
Tú quieres estar entre nosotros, Señor; y nosotros queremos hacerte un buen sitio en nuestros grupos y eucaristías.
Amén
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Homilia Corpus Christi
19 de Mayo, 2008, 19:41
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En Camino
Homilía para el Domingo |

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Tiempo de Pascua
Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo |
22 de mayo de 2008 |
Autor: Neptalí Díaz Villán CSsR. Fuente: www.scalando.com
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Haz para para ver las lecturas de hoy |
- 1ra lect.: Dt 8,2-3.14b-16a
- Sal 147,12-15.19-20
- 2da lect.: 1 Cor 10,16-17
- Evangelio: Jn 6,51-59 |
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"La comunidad Eucarística" |
LAS LECTURAS DE HOY
- 1ra lect.: Dt 8,2-3.14b-16a
- Sal 147,12-15.19-20
- 2da lect.: 1 Cor 10,16-17
- Evangelio: Jn 6,51-59
La persona o el pueblo que no conoce su historia está condenado a cometer los mismos errores; nuestros pueblos latinoamericanos por el proceso trágico de la colonización y su posterior disputa de poderes, donde han ganado otros, pescando en río revuelto, tiene un profundo vacío en cuanto a memoria histórica se refiere.
Celebrar la fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo es, en primera medida, recordar. “Acuérdate de todo el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer… no te olvides del Señor tu Dios” (Dt 8,2.14b), le dijo Moisés a su pueblo. También en la última cena, Jesús invitó a sus amigos para que hicieran lo que Él había hecho en memoria suya.
¿Para qué recordaba el pueblo de Israel y para qué recordar nosotros hoy? El pueblo recordaba para tomar conciencia de los errores del pasado y evitar cometerlos. Para ver las situaciones duras, así como los momentos de gloria, y descubrir la mano del Señor que había guiado al pueblo y seguía acompañándolo, en medio del desierto, de las serpientes, de la sed o en cualquier situación. Para renovar la alianza y hacer realidad de nuevo esa presencia salvadora de Dios, porque con el mismo amor y el mismo poder que sacó a su pueblo de Egipto, el Señor seguía caminando con ellos. En ese mismo sentido nosotros podemos hacer memoria de la acción de Dios en el pueblo y comprender que el mismo poder que desplegó Dios al resucitar a su Hijo, lo despliega hoy a favor de nosotros los creyentes (Ef 1,19-21); y que con el mismo compromiso y el amor que vivió Jesús hasta dar su vida, tenemos que vivir sus discípulos y discípulas.
El discurso del pan de vida, elaborado por las comunidades del Cuarto Evangelio, que leemos hoy, es una clara invitación a encarnar en nuestra vida personal y comunitaria a Jesús y su opción por la vida. ¿Qué significa comer la carne de Jesús? El mismo Cuarto Evangelio dice que la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros (Jn 1,14). Luego, en el fragmento que leemos hoy afirma: “El pan que yo les voy a dar es mi carne para la vida del mundo… el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6,51b.54ª).
El don de Dios se nos da a través de la carne, o sea, a través de lo humano. En Jesús, la Palabra eterna del Padre asumió lo humano con toda su realidad. Jesús, con su vida y su palabra nos mostró cómo es Dios encarnado: compasivo, misericordioso, fiel, capaz de servir y dar la vida por amor. Ese es el pan vivo bajado del cielo, es decir, ese es el verdadero culto a Dios: asumir la vida tal como la asumió Jesús. Comer la carne y beber la sangre de Jesús significan vivir como Él, en entrega, servicio, dedicación y dispuestos a dar la vida por su causa. Ahí está la vida eterna.
Celebrar la fiesta del cuerpo y la sangre del Señor no es tanto un acto piedad individual; mi Dios y yo, en íntima estrechez (a veces egoísta estrechez). Si convertimos la Eucaristía en un acto individualista e intimista, por más santidad y adoración que se le ponga, no deja de ser un culto vacío, que no conduce a la vida, “como el que comieron sus padres y murieron”. Que nuestras eucaristías sean realmente comulgar en todo nuestro ser con Cristo encarnado en el hoy de nuestra historia para tener vida eterna.
Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
Lecturas para el Domingo: http://www.scalando.com/Liturgia/leccionarios/a/index.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
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MIsioneros Redentoristas: www.scalando.com |
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Moniciones Santísima Trinidad
15 de Mayo, 2008, 22:02
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Las lecturas de hoy
Monición de entrada
Muy buenas (noches, días, tardes). Mis queridos hermanos en Cristo Jesús. Hace una semana, en Pentecostés, terminamos el tiempo pascual con el don del Espíritu, iniciamos las andaduras del tiempo litúrgico que corre a lo largo de todo el año, la fiesta que hoy celebramos, la Santísima Trinidad, es una celebración gozosa y de agradecimiento al Dios uno y trino por la obra de nuestra redención. Esta fiesta no tiene un día fijo en el calendario, sino que se celebra el domingo siguiente a Pentecostés. Las lecturas que hoy escucharemos nos presentarán el misterio de un Dios compasivo y misericordioso, tan cercano que nos sale al encuentro en Cristo para ofrecernos su amistad, amor y comunión, junto con la posibilidad de una vida sin fin. El Señor te brinda una nueva oportunidad para tomar conciencia de la dimensión trinitaria de toda tu vida cristiana.
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles: 34,4b-6.8-9
Frente a la revelación de Dios, Moisés sólo puede postrarse y adorarlo. El profeta pide a Dios que camine con su pueblo y que lo tome como propiedad, perdonado nuestras culpas y pecados. Solamente el perdón de Dios hace avanzar la historia. Escuchen atentos.
Segunda lectura: Segunda Carta de Pablo a los Corintios 13,11-13
¿Cómo entender el misterio de la Santísima Trinidad? San Pablo nos devela el misterio en la segunda lectura de hoy: se trata de experimentar en nuestra propia vida “La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo”. Este es el saludo de despedida de la segunda carta a, una fórmula netamente trinitaria. Meditemos este texto de san Pablo.
Tercera lectura: San Juan: 3,16-18
Dios quiere que todos sus hijos se sienten a su mesa de salvación y de amor. Dios, uno y trino, nos enseña que la vida es amor compartido, comunión y diálogo. Del amor trinitario nos brota una inspiración constante para trabajar a favor del cuerpo común, para que no haya guerras, ni odios, ni violencias, ni injusticias, ni soledades, sino que brille la luz del amor. Entonemos el Aleluya, para luego proclamar el Evangelio.
Para la oración universal:
A cada invocación, respondan, por favor: “Danos Vida, Señor, con tu Espíritu Santo”
Por la unión de las Iglesias; para que los cristianos dispersos seamos reunidos en la unidad de la Iglesia de Cristo, roguemos al Señor.
Por los judíos y los mahometanos, creyentes en Dios único y verdadero; para que puedan llegar a descubrirle en Jesús, hijo de Abrahán, roguemos al Señor.
Por los no creyentes; para que reconozcan en el Hombre Jesús al Dios vivo y verdadero, roguemos al Señor.
Por nosotros, aquí reunidos; para que seamos uno y así el mundo crea, roguemos al Señor.
Por nuestra comunidad, para que la Eucaristía que celebramos sea reflejo del Dios Trinitario en el que creemos, que nos congregue y nos una cada día más a cuantos hemos puesto nuestra confianza y esperanza en el Dios de la vida, roguemos al Señor.
Exhortación Final (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 106)
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación alabarte, bendecirte y darte gracias siempre y en todo lugar, Dios eterno, Dios uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque tu amor al hombre es tan grande que la segunda persona, Cristo Jesús, fiel reflejo e imagen visible del Dios invisible, se hizo uno de nosotros y nos ofreció la salvación por la fe. Desde entonces la gracia de Jesucristo, el amor del Padre Y la comunión del Espíritu Santo son oferta perenne del Dios uno, que nos introduce en su círculo trinitario como hijos suyos. Concédenos, Señor, mantener siempre tu gracia y tu amistad, para saber vivir en comunión con todos nuestros hermanos. Amén
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Homilia Santísima Trinidad
15 de Mayo, 2008, 21:51
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En Camino
Homilía para el Domingo |

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Tiempo de Pascua
Santísima Trinidad |
18 de mayo de 2008 |
Autor: Neptalí Díaz Villán CSsR. Fuente: www.scalando.com
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Haz para para ver las lecturas de hoy |
- 1ra lect.: Ex 34,4b-6.89-9
- Responsarial: Dn 3,52-56
- 2da lect.: 2 Cor 13,11-13
- Evangelio: Jn 3,16-18 |
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"El Dios de la historia" |
LAS LECTURAS DE HOY
Gato puede ser el animalito que come ratones, o el aparato con el que se levanta el carro para cambiar la llanta. Planta puede ser la planta del pie, la planta del jardín o la planta eléctrica. Es polisemia, varios significados de una misma palabra.
Mundo, por una parte, es todo lo que existe: el sol, las estrellas, la tierra, los ríos, la vida, las realidades humanas: la vida social, política, lúdica, artística, religiosa, económica, la historia en general. Mundo, por otra parte, es todo lo que se opone al plan de Dios que, tal como nos lo revela la primera lectura, es “compasivo y clemente, de infinita paciencia, rico en misericordia y fidelidad” (Ex 34,6 – 1ra lect.). O sea, mundo sería la inclemencia, la indiferencia, la injusticia y toda la estructura organizativa de los poderes (social, político, religioso, etc.) cuando estos son opuestos al Reino de Dios. Ese mundo hay que vencerlo; vencer el egoísmo, la indiferencia, la injusticia… “Yo he vencido al mundo” dijo Jesús (Jn 16,33b).
La teología medieval, marcada por una fuerte influencia de la filosofía dualista platónico agustiniana, con la convicción de que el cuerpo era la cárcel del alma, despreció lo que consideró terreno y lo llamó mundano, y apreció sobremanera lo espiritual, pues nos acercaba a Dios; según esta visión de la vida, lo valioso en el ser humano era su alma, por tanto, eso era lo que había que salvar. Lo otro, el placer, el arte, la música, etc., si no iban encaminados a salvar el alma, eran mundanos o profanos. Por eso se daban categorías de historia sagrada e historia profana, música sagrada y música profana, arte sagrado y arte mundano o profano. Eso, aunque adornado con un halo de santidad, es sencillamente anticristiano. Los mismos que condenaban el placer, el arte o la música por ser profanos, no tenían problema en aceptar la esclavitud, la explotación y la colonización.
Desde el evangelio el mundo, en el sentido que enumeramos primero, no se debe rechazar, en él nos realizamos, nos movemos y existimos: Por lo tanto, al mundo como historia hay que salvarlo. Esta fue la experiencia del pueblo de Israel con el Dios que se le reveló. Su nombre es: YO-SOY, es decir, el que se realiza, el que se mete en la vida humana, Él es el Dios de la historia. “El Señor bajó en la nube y se colocó a su lado y Moisés lo invocó por su nombre” (Ex 34,5 – 1ra lect.) Por eso, la nube es signo de la presencia de Dios, ese Dios que se coloca al lado del ser humano, camina con él y acompaña sus procesos históricos. Nuestra oración de hoy ha de ser como la de Moisés: “Sigue caminando con nosotros, Señor; somos un pueblo testarudo, tenemos errores e incoherencias; en nuestro pueblo hay injusticias e idolatrías, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y acéptanos como tu heredad”.
Jesús, para nosotros los cristianos, es la plenitud de esa manifestación del Dios de la historia: “Y la Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros” (Jn 1,14). “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna y nadie perezca. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve por medio de él...” le dice Jesús a Nicodemo en el evangelio de hoy. En Jesús, Dios asumió totalmente la condición humana: el placer y el dolor, los miedos y la confianza, el amor y el odio, la angustia, la esperanza, el deseo, la tristeza, todo. Como nos lo narran los dos relatos de la genealogía de Jesús (Mt 1,1-14 /Lc 3,23-38), Él asumió toda la historia humana para redimirla.
Y así como nosotros los humanos, con nuestras características y valores personales, no nos realizamos si no es en relación de amor y amistad con los demás, o sea, en una vivencia comunitaria, a ese Dios inserto en nuestra historia, lo hemos encontrado no como una fuerza ciega, motor inmóvil, ni como soledad eterna, sino como una familia, comunidad perfecta: Padre, Hijo y Espíritu. Trinidad que nos debe llevar a vivir y a realizarnos a su imagen, como nos dice la segunda lectura, con sentimientos de alegría, orden, ánimo, armonía y paz, pues la gracia de nuestro señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo están siempre con nosotros.
Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
Cincuentena Pascual: http://www.scalando.com/Liturgia/pascua/index.htm
Lecturas para el Domingo: http://www.scalando.com/Liturgia/leccionarios/a/index.htm
Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
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