Scalando : Misioneros Redentoristas

  Archivos
Mayo 15 [1]
Dic 13 [6]
Nov 13 [5]
Feb 13 [4]
Ene 13 [1]
Dic 12 [8]
Nov 12 [6]
Oct 12 [9]
Sep 12 [11]
Ago 12 [7]
Jul 12 [12]
Jun 12 [13]
Mayo 12 [11]
Abr 12 [18]
Mar 12 [16]
Feb 12 [9]
Ene 12 [12]
Dic 11 [9]
Nov 11 [5]
Oct 11 [4]
Sep 11 [8]
Ago 11 [11]
Jul 11 [9]
Jun 11 [12]
Mayo 11 [10]
Abr 11 [17]
Mar 11 [3]
Feb 11 [6]
Ene 11 [2]
Dic 10 [8]
Nov 10 [11]
Oct 10 [7]
Sep 10 [9]
Ago 10 [10]
Jul 10 [11]
Jun 10 [13]
Mayo 10 [10]
Abr 10 [7]
Mar 10 [12]
Feb 10 [9]
Ene 10 [7]
Dic 09 [14]
Nov 09 [7]
Oct 09 [11]
Sep 09 [9]
Ago 09 [10]
Jul 09 [10]
Jun 09 [4]
Mayo 09 [5]
Abr 09 [13]
Mar 09 [13]
Feb 09 [14]
Ene 09 [8]
Dic 08 [13]
Nov 08 [2]
Oct 08 [7]
Sep 08 [4]
Ago 08 [10]
Jul 08 [4]
Jun 08 [10]
Mayo 08 [6]
Abr 08 [12]
Mar 08 [8]
Feb 08 [8]
Ene 08 [12]
Dic 07 [12]
Nov 07 [9]
Oct 07 [10]
Sep 07 [9]
Ago 07 [11]
Jul 07 [12]
Jun 07 [12]
Mayo 07 [8]
Abr 07 [13]
Mar 07 [16]
Feb 07 [8]
Ene 07 [9]
Dic 06 [14]
Nov 06 [8]
Oct 06 [10]
Sep 06 [9]
Ago 06 [5]


Sindicación
Artículos
Comentarios


Enlaces
Catholic
Domingo Vásquez
eGrupos
Fundación La Septentrional
Misioneros Redentoristas
Parroquia Santos Apóstoles Pedro y Pablo
Pastoral Vocacional
Provincia de San Juan
Vivencias Juveniles
ZoomBlog

 
Inicio | Mi Perfil | Suscríbete al blog
Abril del 2009

 

Moniciones IV Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 26 de Abril, 2009, 15:26

Moniciones para la Misa

"La cincuentena pascual"

III Domingo

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

Has de scalando tu página de inicio     ¿Cuántos hay scalándonos?              

III Domingo de Pascua - Ciclo B

Hazpara ver las lecturas del día:

-          1ra lect.: Hch 3,13-15.17-19

-          Sal 4

-          2da lect.: 1Jn 2,1-5a

-          Evangelio:  Lc 24,35-48

 

"Creer hoy"

LAS LECTURAS DE HOY

3 de mayo del 2009

Monición de entrada:

        

En este cuarto domingo de Pascua recordamos cada año que Jesús es nuestro Pastor.  Aquel que va delante, aquel que nos guía por caminos que conducen a mayor vida.  Aquel, también que como excelente Pastor conoce y ama, una por una cada oveja.  Agradecidos a Cristo, nuestro Buen Pastor, el inmenso amor que nos tiene, alabémoslo como comunidad, mientras cantamos (se dice el nombre del canto).

 

Primera lectura: Hc 4, 8-12 (Ningún otro puede salvar)

 

La primera lectura de hoy es la continuación de la curación de un enfermo por San Pedro.  El paralítico fue curado en el nombre y por el poder de Jesús quien murió y resucitó.  Nuestra salvación nos viene solamente por Cristo, quien es la piedra angular de la Iglesia.  Oigamos.

 

Segunda lectura: I Jn 3, 1-2  (Veremos a Dios tal cual es)

 

San Juan en la segunda lectura alaba a Dios Padre por el inmenso amor que comparte con todos nosotros.  Este amor nos ha hecho suyos por nuestro bautismo.  Seremos semejantes a Él cuando le veamos cara a cara en su gloria.  Escuchemos este mensaje de amor.

 

Tercera lectura: Jn 10, 11-18 (El buen pastor da la vida por sus ovejas)

 

En el texto evangélico de hoy se interpreta la imagen o parábola del Pastor que se auto aplica con estos rasgos característicos: Jesús es el Buen Pastor, pastor único de un solo rebaño.  Pastor que da su vida por las ovejas.  Antes de la proclamación de esta Buena Nueva, cantemos con entusiasmo el Aleluya.

 

Oración Universal

 

A cada invocación oremos diciendo: Jesús Buen Pastor, escúchanos.

 

1.    Para que los pastores de la Iglesia, movidos por la verdadera caridad conozcan a cada una de las personas a ellos confiadas, se acerquen a los alejados y estén dispuestos a dar su vida por su rebaño. Roguemos al Señor.

 

2.    Para que la comunidad eclesial y la comunidad doméstica, es decir, la familia, como lugares de crecimiento y educación en la fe, sepan cultivar los gérmenes de la vocación al ministerio pastoral y a la vida virginal por el Reino de Dios.  Roguemos al Señor.

 

3.    Para que quienes han oído a van a oír la voz del Señor, que los llama a seguirlo para el servicio y edificación de su pueblo, correspondan con docilidad al don del Espíritu. Roguemos al Señor.

 

4.    Para que todos los hijos de Dios tengan en alta estima el valor de la vida y de la persona humana, y no pierdan nunca el gran don de la libertad que Cristo ha conquistado.  Roguemos al Señor.

 

5.    Para que los obispos, los presbíteros y todos los ministros de la Iglesia que han muerto en el Señor sean eternamente felices junto con los hermanos a quienes, en nombre de Cristo, condujeron a los pastos de la vida eterna. Roguemos al Señor.

 

6.    Para que cada uno de nosotros los que estamos aquí presentes nos unamos más, los que hoy estamos divididos por buscar intereses y ventajas personales. Roguemos al Señor.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 284)

Te bendecimos, Padre, por Cristo, nuestro pastor y guía.

Él ha venido para que nosotros tengamos vida en abundancia.

Él es la puerta siempre abierta a todos los hombres,

que nos franquea el paso a tu infinita bondad de Padre,

a tu amor universal y al amor de nuestros hermanos.

 

Abre nuestras puertas, Señor, rompe nuestros cerrojos,

elimina nuestras defensas y monopolios de gente satisfecha.

Que tu espíritu rompa brecha en nuestros espesos muros

para que nuestra comunidad sea un hogar abierto a todos.

 

Suscita abundantes vocaciones de servicios entre nosotros

y da a tu pueblo muchos pastores según tu corazón.  Amén.

 

Formato para imprimir

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

www.scalando.com              

| Referencias (0)


 

Homilia IV Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 26 de Abril, 2009, 15:19

En Camino

Homilía para el Domingo

"La cincuentena pascual"

IV Domingo

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                                                                                                     Fuente: www.scalando.com 

Haz de scalando tu página de inicio

III Domingo de Pascua - Ciclo B

Hazpara para ver las lecturas de hoy

-          1ra lect.: Hch 4, 8-12

-          Sal 117 

-          2da lect.: 1Jn 3, 1-2

-          Evangelio:  Jn 10, 11-18

 

"JESUS, BUEN PASTOR"

La figura del pastor referida a los líderes del pueblo y a los dioses era muy propia del antiguo oriente. Los egipcios representaban a sus reyes con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. En el arte mesopotámica y griega se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero. Así mismo el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero.

En el Antiguo Testamento Dios le encomendó a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2). Según la mentalidad judía, Dios encomendaba a los líderes el trabajo de pastorear al pueblo. Pero no pocas veces ellos se adueñaban del rebaño y usurpaban lo que le pertenecía únicamente a  Dios.  Ezequiel (cap. 34), un profeta de la cautividad en Babilonia, hace una fuerte crítica a los líderes que viven preocupados sólo de ellos mismos y con su irresponsabilidad han llevado al pueblo a las desgracias. Dios reclama lo que le pertenece: el pueblo, la tierra y la vida. La actitud inepta de los pastores deslegitima su autoridad.

De igual manera el evangelio de hoy denuncia la irresponsabilidad de de los líderes del tiempo de Jesús, pues no eran pastores sino asalariados que trabajaban sólo por la paga. No les interesaba la vida de las personas sino que se aprovechan de ellas y las explotaban.

El relato evangélico describe de manera clara aunque indirecta a los ancianos del pueblo, magistrados y fariseos, a los sacerdotes, al mismo Herodes y demás autoridades, todas ellas preocupadas únicamente de ellas mismas. No conocían el sufrimiento del pueblo, nos les importaba sus dolencias y reprimían con violencia sus deseos de libertad.  No tenían sentido de pertenencia, no se sentían del pueblo, sino una casta privilegiada y digna de llevar una mejor vida. No lo amaban ni lo comprendían, por el contrario, lo criticaban y lo juzgaban. No vivían para servir sino para que les sirvieran. Aunque vivían de él, les molesta su presencia y les escandalizaba sus gritos. Eran más cercanos a los romanos quienes defendían sus privilegios y posibilitaban su continuidad en el poder. Vivían de esa manera de rodillas ante la bota romana y con la espada para con su gente.

Jesús es presentado por la comunidad de Juan como el Buen Pastor, con una relación de intimidad con el Padre. Él estaba con Dios y Dios estaba con Él. Conocía a Dios, vivía profundamente unido a Él. Fue eso lo que lo hizo capaz de ser misericordioso como Dios es misericordioso, de ser perfecto, como Dios es perfecto, de dar vida, como Dios da vida. De asumir como propio el Proyecto de Dios en defensa de los más pobres y marginados del mundo. Se identificó de tal manera con Dios que llegó a decir: “el padre y yo somos uno”. Se identificó de tal manera con Dios y su obra que llegó hasta dar la vida por sus ovejas.

La identificación con su Padre Dios era a su vez identificación con su pueblo; con la gente con la cual creció y compartió sus dolores y alegrías, sus deseos y esperanzas. Conoció a Dios y al ser humano, por eso pudo comprenderlo, aceptarlo y amarlo. El amor a Dios y a los hermanos lo facultó para acoger y enseñar, para reprender con cariño y para sanar integralmente. No juzgó ni rechazó a nadie, no se aprovechó de la ignorancia, ni de la necesidad, no explotó el sentimiento de afecto hacia él y siempre estuvo dispuesto a dar lo mejor de su propio corazón.

No excluyó a nadie de su camino por ser prostituta, publicano o pecador; a todos, inclusive a los que se creían santos, los invitó a la conversión y a caminar con él. Con el tiempo descubrió que había otros seres humanos que no eran del pueblo de Israel, pero que de igual manera eran amados por Dios; fue entonces cuando extendió su mensaje de salvación a toda la humanidad: “Pero tengo otras ovejas, que no son de este redil. También a ellas debo traerlas; ellas escucharán mi voz, y se hará un solo rebaño con un solo pastor”.

Mirando nuestro mundo descubrimos que a nivel político, social, empresarial y aún a nivel eclesial, como en todos los grupos humanos, existen líderes - funcionarios que, como dice Drewermann, su actividad profesional no es más que un modo de ganarse la vida, algo meramente exterior a su existencia como personas, y así su oficio siempre será algo accidental. Estos pseudopastores se creen miembros de una casta privilegiada a la que hay que hacerle reverencias. Son alérgicos a las críticas pues creen que nunca se equivocan y siempre tienen la razón, su lenguaje es arrogante y se ufanan de poseer el esplendor de la verdad. Les gusta que los traten con preferencia en los controles de inmigración cada vez que andan por el mundo y gozar de la inmunidad diplomática o de cualquier inmunidad, no pocas veces utilizada para esconder sus fechorías. Estos personajes pasan la vida escondiendo sus propios vacíos humanos, sembrando indiferencia e impidiendo la renovación de las instituciones para defender sus prebendas. Por acción o por omisión alrededor de ellos se genera más caos, corrupción, injusticias y muerte. Así el lobo entra con más facilidad, hace sus estragos y las ovejas se dispersan.

Por supuesto que existen también líderes serios, que sin ser perfectos, conocen, trabajan y aman a su pueblo hasta dar la vida por él. Reciben salario porque naturalmente el trabajador merece su salario y su descanso, pero esa no es la principal razón de su labor. Vemos líderes comunitarios, sociales y políticos que luchan contra viento y marea, a pesar de tener en contra una poderosa maquinaria. Vemos religiosos laicos y sacerdotes que trabajan por construir la Iglesia que Dios quiere y el mundo concreto necesita.  Vemos padres y madres de familias entregados a los suyos, con las herramientas de trabajo en una mano y el bolso de los pañales en la otra, con la inteligencia bien puesta para orientar y el corazón bien caliente para amar.

Necesitamos líderes que sean buenos pastores. Que conozcan a su pueblo y que generen verdaderos procesos para vernos libres de todo tipo de esclavitud. Que promuevan un crecimiento y de progreso integral. Y que unidos a Cristo único Pastor lo den todo por su pueblo. Necesitamos padres y madres de familia que conozcan, amen, eduquen y les brinden a sus hijos el mejor ambiente para crecer en armonía. Necesitamos un pueblo conciente de la necesidad de implicarse en sus procesos humanos. Los líderes son el reflejo de un pueblo; de su interés por desarrollarse integralmente o de su indeferencia ante su propio atraso y su propio dolor. Por eso cada pueblo tiene los gobernantes que se merece, conquista su victoria o sufre su derrota. Es un compromiso ética - político, religioso, humano y cristiano reaccionar ante un líder cuyo accionar lo deslegitima. Así mismo todos tenemos el compromiso de apoyar procesos familiares, comunitarios y sociales para transformar positivamente nuestro entorno.

Nota 1: Oremos por la unidad de todos los cristianos que no significa necesariamente que todos se sometan a la disciplina domesticadora que en ocasiones se pretende implantar. Sería interesante reflexionar sobre cómo construir la unidad de tal manera que, como dice el evangelio, “se haga un solo rebaño, con un solo pastor”. ¿El rebaño tendría que ser necesariamente la Iglesia católica romana y el pastor sería el papa, llamando el sucesor de Pedro y vicario de Cristo?

Nota 2: La frase de los Hechos de los Apóstoles referida a Jesús: “no existe bajo el cielo otra persona cuyo nombre pueda salvarnos”. ¿No sería un impedimento para el diálogo interreligioso? Según esto, ¿no tendrían validez el camino propuesto por otras religiones como la budista, islamista y el mismo judaísmo? Este es un tema donde hay mucha tela para cortar. A grandes rasgos digo que la sagrada escritura no es una declaración dogmática y lo que pretendían los escritores sagrados era hacer una confesión de fe para que otros acogieran la Buena Nueva de la salvación que ellos recibían por medio de Jesús. Los dogmas aparecieron en el siglo IV con el emperador Constantino el Grande que acogió el cristianismo no precisamente por convicciones de fe.

Nota 3: En muchas iglesias se convoca para este día a una jornada especial de oración por las vocaciones sacerdotales, porque se ha asumido que los buenos pastores son los sacerdotes y la fiesta del buen pastor es la fiesta del sacerdote. ¿No será que buenos pastores debemos ser todos los que de una u otra manera tenemos la responsabilidad de orientar algún grupo humano? ¿No será que a demás de orar para que tengamos muchos y santos sacerdotes, debemos orar y sugerir, como miembros vivos de la Iglesia, que cambie el modelo de sacerdocio que tenemos hoy?...

www.scalando.ccom

| Referencias (0)


 

El Mejor ginecólogo

Enlace permanente 22 de Abril, 2009, 10:40

El Mejor ginecólogo

Con un bebe de brazos, una mujer muy asustada llega al consultorio de su ginecólogo y le dice:

Doctor: por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio.  Mi bebé aún no cumple un año... y ya estoy de nuevo embarazada.
No quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro....

El médico le preguntó: Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?

Ella respondió:
Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.

El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.

La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla.

Él siguió hablando: Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos.
Así usted tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca.

Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños.

Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.

La mujer se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen!

También pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que por un momento pensé en ayudarla.

El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto.

Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació..... y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.
 

¡ EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO !
| Referencias (0)


 

Moniciones para el III Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 21 de Abril, 2009, 11:30

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

Moniciones para la Misa

"La cincuentena pascual"

III Domingo

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

Has de scalando tu página de inicio     ¿Cuántos hay scalándonos?              

III Domingo de Pascua - Ciclo B

Hazpara ver las lecturas del día:

-          1ra lect.: Hch 3,13-15.17-19

-          Sal 4

-          2da lect.: 1Jn 2,1-5a

-          Evangelio:  Lc 24,35-48

 

"La Resurrección de Cristo"

LAS LECTURAS DE HOY   

26 de abril del 2003

Monición de entrada:

        

En estos días de Pascua, la Iglesia nos anuncia sin descanso, que Cristo ha resucitado y que ruega por nosotros ante el Padre.  Al igual que los Apóstoles, nosotros también tenemos miedo de creer realmente en la Buena Noticia y somos también lentos en aceptar la paz que Jesús nos ganó por su muerte.  San Pedro nos llama al arrepentimiento, mientras que el Evangelio nos invita a ser testigos de Jesús y a predicarle a toas las naciones.  Pongámonos de pie para saludar al celebrante de la Misa mientras entonamos el canto con el que daremos inicio a esta Eucaristía.

 

Primera lectura: Hc 3, 13-15. 17-19 (El mesías tenía que padecer y Dios lo resucitó)

 

En la lectura que escucharemos Pedro tata de explicar que Cristo, el autor de la vida, es el siervo de Dios, el Santo, el  Justo y el anunciado.  Él llevó a cabo el plan del Padre según fue predicho en las Escrituras.  El texto es una llamada al arrepentimiento.  Escuchemos con mucha atención.

 

Segunda lectura: I Jn 2, 1-5 (Cristo es víctima de propiciación por el pecado)

 

San Juan viene  a decirnos que Cristo es nuestro abogado y ruega por nosotros ante el Padre.  El que guarda los mandamientos de Dios, prueba, sin lugar a dudas, que conoce y ama a Dios.

 

Tercera lectura: Lc 24, 35-48 (Estaba escrito: el mesías padecerá y resucitará)

 

Hermanos y hermanas, aclamemos al resucitado que se hace presente entre nosotros.  Pónganse de pie, para que entonemos con alegría el Aleluya.

 

Oración universal:

 

A cada invocación oremos diciendo: Jesús resucitado, escúchanos.

 

1.    Para que la comunidad cristiana custodie la fe pascual de sus padres y dé testimonio de la renovación en el Espíritu con obra de justicia y de paz. Roguemos al Señor.

 

2.    Para que las familias compartan los dones de verdad y  gracia que han recibido y en su uso de los bienes materiales den razón de la esperanza que resplandece en Cristo resucitado. Roguemos al Señor.

 

3.    Para que la misericordia del Señor nos dé ojos capaces de ver al Hijo del Hombre que pasa junto a nosotros en la persona de los pobres y de los que sufren.  Roguemos al Señor.

 

4.    Para que todos los cristianos que reconocen a Cristo en la Palabra y en la fracción del pan sepan verlo por los camino del mundo, y lo socorran cuando está herido y necesitado, y lo acojan cundo es pobre y forastero.  Roguemos al Señor.

 

5.    Por todos los renacidos en el bautismo rechacen toda forma de violencia y de mentira, y se unan a la realeza de Cristo Señor en sus pensamientos y en sus obras.  Roguemos al Señor.

 

6.    Para que al terminar esta celebración eucarística, toda nuestra vida anuncie al mundo la reconciliación y la paz.  Roguemos al Señor.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 281)

Te bendecimos, Padre, porque Cristo resucitado

viene a romper los cerrojos de nuestras puertas y corazones,

cerrados por el miedo y la duda, la apatía y el desánimo.

Nos cuesta creer de verdad que Cristo está vivo hoy como ayer,

y que comparte con nosotros la mesa y el pan de la esperanza.

 

Y sin embargo, es cierto: ¡Jesús es el Señor resucitado!

Él hace brillar en la noche la aurora de su resurrección

para los que creen a pesar de la oscuridad y del miedo.

 

No permitas, Señor, que nos resistamos a creer en ti.

Danos tu Espíritu que nos haga, ante nuestros hermanos,

testigos valientes de tu salvación y de tu amor de Padre.  Amén.

 

Formato para imprimir

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

www.scalando.com "No está aquí.  Ha resucitado"

| Referencias (0)


 

Homilia el III Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 21 de Abril, 2009, 11:30

En Camino

Homilía para el Domingo

"La cincuentena pascual"

III Domingo

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                                                                                                     Fuente: www.scalando.com 

Haz de scalando tu página de inicio

III Domingo de Pascua - Ciclo B

Hazpara para ver las lecturas de hoy

-          1ra lect.: Hch 3,13-15.17-19

-          Sal 4

-          2da lect.: 1Jn 2,1-5a

-          Evangelio:  Lc 24,35-48

 

"¿Tienen algo de comer?"

Buscar el desarrollo del ser humano contemplando una sola de sus dimensiones ha resultado ser una empresa bastante dañina. Los extremos se tocan, decía Pirrón. Hemos tenido en la historia humana ideologías cuyo énfasis ha sido únicamente la dimensión material y la producción económica, y otras que le han apostado a una espiritualidad desencarnada. Las dos igualmente dañinas en tanto que desconocen la totalidad del ser humano y lo castran para su desarrollo integral. 

En el principio del cristianismo existieron las llamadas tendencias gnósticas y docetas que veían la parte física de Jesús como una simple apariencia. Según estas corrientes religiosas, Jesús aparentemente comió, pero no comió. Aparentemente sufrió, pero no sufrió, pues su sufrimiento en la cruz fue una apariencia. Aparentemente murió, pero no murió, porque su cuerpo era una apariencia.

Los evangelistas tenían muy claro que Jesús era plenamente humano en todo el sentido de la palabra. Era el hijo de Dios hecho carne: “Y El Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Jn 1,14). La segunda carta de Juan llama anticristos a quienes niegan la dimensión humana de Jesús  y espiritualizan la fe: “Se han presentado muchos seductores, que no reconocen a Jesús como el Mesías venido en carne. En eso mismo se reconoce al impostor y al anticristo” (2Jn 7).

 

Por la misma línea, el evangelio de hoy quiere contradecir la ideología gnóstica que veía a Jesús como un fantasma o una apariencia. Miren mis manos y mis pies: ¡Soy yo en persona! Tóquenme y verán: un fantasma no tiene carne y huesos, como ven que tengo yo”.

Es muy importante aclarar nuestra visión de Jesús. Hoy más que ayer hay muchas imágenes de Jesús. Hoy más que ayer tenemos el riesgo de confundirlo con un fantasma. Hoy, cuando se ha despertado un mercado religioso que ofrece “jesuses” y “cristos” para todos los gustos, energías y poderes sanadores. Un negocio que, según Wall Street Journal, mueve millones y millones de dólares  al año. Hoy los grupos agnósticos y docetas han cambiado de ropaje y siguen mostrando a un Jesús fantasma y desencarnado de la historia. Hoy los encontramos en algunos grupos de autoayuda, de nueva era, en el mundo de la magia psicorreligiosa y la cultura de los horóscopos ampliamente difundidos por los medios propagandísticos. Hoy los vemos en diversos grupos pseudoreligiosos que ofrecen esta vida y la otra, explotan la sensibilidad humana y se aprovechan de las necesidades de la gente, que en su ignorancia busca respuestas a sus interrogantes existenciales. Por fuera o por dentro de nuestro patio aparecen múltiples mediadores, guías espirituales y gurús, y personas que los siguen con una credulidad acrítica, muy propio de una masa alienada. Constituyendo lo que llama Juan José Tamayo, una de las más graves manifestaciones de la perversión de lo sagrado. ¡Tengamos cuidado!

Necesitamos aclarar quién es Jesús para nosotros como seguidores y seguidoras, dónde y de qué manera lo encontramos y lo vivimos. Necesitamos comprender que ni el Jesús histórico, ni el resucitado son un fantasma; son una realidad. Jesús vivó de verdad y murió de verdad; todo su ser participó del ciclo de todo ser viviente incluida la muerte. Así mismo, todo su ser participó de la resurrección: cuerpo, alma y espíritu, todo su ser con toda su historia.

El Resucitado era el mismo Jesús pero no lo mismo, pues estaba glorificado; por eso los discípulos no lo pudieron reconocer a simple vista. Al Jesús histórico lo pudo ver todo aquel que estuvo cerca de él físicamente, inclusive los que atentaron contra su vida. Pero al Cristo glorificado sólo lo pudieron ver con los ojos de la fe. No obstante, su experiencia no fue una apariencia, fue tan real que transformó toda la vida de los discípulos y les hizo comprender las escrituras.

Fue así como unos campesinos y pescadores miedosos y sin mucha formación, después de vivir el acontecimiento pascual, se convirtieron en testigos del triunfo de la vida. Ese acontecimiento los envolvió de tal manera que lo entregaron todo por la causa del resucitado. Era imposible callar semejante noticia, tan definitiva para el ser humano, aún con las prohibiciones y persecuciones de las autoridades.

Con la sola razón difícilmente podremos entender, de manera clara y distinta, este acontecimiento. Pero sin la razón seremos presa fácil de mercaderes de lo religioso. Lo comprenderemos si nos abrimos a una experiencia nueva con aquel que murió y resucitó por la causa humana; si nos arriesgamos a ser sus discípulos y a poner nuestra vida en sus manos generosas.

Es preciso experimentar su resurrección de manera personal (como María Magdalena – Jn 20,11-18) y colectiva (como el evangelio de hoy (Lc 24,1ss). Que Jesús resucite en mi vida y en nuestra vida. Ni el individualismo asocial que hace de nosotros seres solitarios y rapaces, ni el colectivismo que hace perder nuestra propia identidad individual, para ser uno más entre la masa.

El evangelio de hoy nos invita a experimentar a Jesús al partir el pan, es decir en la vida cotidiana, con nuestros compañeros de camino. No se trata de una experiencia de éxtasis espiritual o extrasensorial ocurrida con frecuencia por alteraciones de la conciencia, por falta de alimento o de algún componente elemental en el cuerpo humano, o por algún desajuste emocional. Se trata del encuentro cuerpo a cuerpo con el otro, del roce continuo de la vida, con sus trabajos y quehaceres diarios, con los choques y conflictos, asumidos como una vivencia crística, es decir, desde una experiencia con Jesús el Cristo resucitado y glorificado.

El Jesús glorificado que nos presenta el evangelio no es un placebo que calma todos los dolores y ofrece “solución a tu problema”, de manera individualista y alejada de un compromiso ético religioso con nuestro contexto humano. A los discípulos les pidió algo de comer: “Entonces les preguntó: ¿Tienen algo de comer? Ellos le ofrecieron un pedazo de pescado asado. Jesús lo tomó y comió con ellos”. ¿Qué nos pide hoy el Señor por medio de nuestros compañeros de camino? Tal vez cariño, compañía y comprensión, apoyo y alimento para su cuerpo, alma o espíritu, amor afectivo y efectivo…

Lo que nos ofrece Jesús resucitado no es precisamente la solución inmediata y fácil de todos nuestros problemas, el éxito en todas nuestras empresas y la prosperidad individual. Lo primero que hace el resucitado es pedirnos algo, porque como dijo San Francisco: “es perdonando, como soy perdonando, es amando, como soy amado…” Nos ofrece su paz, que no equivale necesariamente a la ausencia de conflicto y menos a las voces calladas por el miedo o silenciadas con las armas. Es la paz de la serenidad y de la confianza que nos da saber que no estamos solos, que Él venció el poder de la muerte, que él venció el bajo mundo del egoísmo, de la corrupción y del engaño. Que Él venció las cadenas del pecado y de la muerte, y que con Él triunfamos por la fuerza de amor. Su paz es sinónimo de confianza, esperanza y energía en el camino. Su paz implica a su vez el envío para anunciar esa Buena Noticia: “… en su nombre se hará en todo el mundo un llamado al arrepentimiento para obtener el perdón de los pecados. Comenzando desde Jerusalén, deben dar testimonio de estas cosas”.

Estamos invitados a vivir estas experiencias con el resucitado. Abramos nuestra vida a la gracia de Jesucristo vivo. Dejemos que Él aclare todas nuestras dudas, nos haga conocedores de su plan de salvación y portadores de la Buena Noticia para todo el mundo, empezando por nosotros mismos.

 

Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com

Pascua de resurrección: www.scalando.co/Liturgia/pascua.htm

Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm

 

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

www.scalando.com

| Referencias (0)


 

Moniciones para el II Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 14 de Abril, 2009, 15:05

 

 Misioneros Redentoristas.  Provincia de San Juan

Provincia de San Juan

Provincia de San Juan

Puerto Rico

R. Dominicana

Segundo Domingo de Pascua - Ciclo B

19 de abril del 2009

Monición de entrada:

        

Buenas noches (días) hermanos en Cristo resucitado.  Hoy en las lecturas bíblicas se concluye una idea básica: la Comunidad cristiana como signo de Cristo resucitado.  La Iglesia que surge de la Resurrección del Señor y nace del bautismo en el Espíritu es comunidad que vive unida en el amor y atestigua con su vida la victoria de la fe sobre el mal del mundo.  Empecemos esta celebración con mucho entusiasmo, cantando con alegría, de pie, por favor.

 

Primera lectura: Hc 4, 32-35 (Vivían todos unidos y lo tenían todo en común)

 

La primera lectura nos da una descripción de la primera comunidad cristiana.  Ellos dieron testimonio de la resurrección y vivieron juntos en comunidad.  Todos pensaban y sentían lo mismo.  Escuchemos atentamente.

 

Segunda lectura: I Jn 5, 1-6 (Dios nos ha hecho renacer a una esperanza viva)

 

En esta primera carta de San Juan, el apóstol nos dice que creer en Cristo es: ser hijo de Dios, amar a Dios, vencer al mundo y obedecer los mandamientos.  Es el Espíritu quien garantiza la verdad y la eficacia salvadora de la fe.

 

Tercera lectura: Jn 20, 19-31 (A los ocho días llegó Jesús de nuevo)

 

En la aparición a los discípulos, Cristo les da su paz y también los envía a continuar su misión.  La segunda escena es la visita de Cristo a Tomás y la confesión de fe de éste.  En preparación para escuchar esta Buena Nueva, nos ponemos de pie y cantamos jubilosamente el Aleluya.

 

Oración universal:

 

A cada invocación oremos diciendo: Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos Padre.

 

1.    Por todo el pueblo cristiano, convocado en el día del Señor, Pascua de la semana: para que manifieste la presencia de Cristo resucitado con la alegría de vivir en un mismo lugar y con el mismo corazón. Roguemos al Señor.

 

2.    Por nuestra comunidad: para que crezca, junto a los recién bautizados, como una verdadera familia de Dios, asidua en la escucha de la Palabra, perseverante en la oración, testigo en la caridad fraterna. Roguemos al Señor.

 

3.    Por todos los que viven la experiencia del dolor: para que no se dejen vencer por el desánimo, sino que, por la fuerza de la fe y la solidaridad de los hermanos, sientan que el Señor está cerca de cada uno de ellos.  Roguemos al Señor.

 

4.    Por el cristiano que duda, por el incrédulo que quisiera creer y por todos los que buscan con amor la verdad: para que, iluminados por la gracia pascual, reconozcan que no hay otro, fuera de Cristo que pueda salvarnos.  Roguemos al Señor.

 

5.    Por todos los aquí presentes: para que nos dejemos evangelizar con un corazón dócil y seamos resonancia viva de la Palabra que nos salva.  Roguemos al Señor.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 278)

Señor Jesús, aunque no te vemos con estos ojos de carne,

nuestra ardiente profesión de fe es hoy la del apóstol Tomás,

primeramente incrédulo y después creyente ejemplar:

¡Creemos en ti, Señor nuestro y Dios nuestro!

 

Vamos buscando razones, pruebas y seguridad absoluta

para creer y aceptar a Dios en nuestra vida personal y social.

Pero tú nos dices: ¡Dichosos los que crean sin haber visto!

Tú eres, Señor, la razón de nuestra fe, esperanza y amor.

 

Ábrenos, Señor Jesús, a los demás, a sus penas y alegrías,

porque cuando amamos y compartimos, estamos testimoniando

tu resurrección en un mundo nuevo de amor y fraternidad.  Amén.

 

Formato para imprimir

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

| Referencias (0)


 

Homilia para el II Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 14 de Abril, 2009, 13:03

 

 Misioneros Redentoristas.  Provincia de San Juan

Provincia de San Juan

Provincia de San Juan

Puerto Rico

R. Dominicana

EN CAMINO

Tiempo de Pascua, ciclo “B” 

12 de abril de 2009 II Domingo de Pascua

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

LECTURAS:

 

-          1ra lect.: Hch 4,32-35 

-          Sal 117 

-          2da lect.: 1Jn 5,1-16 

-          Evangelio:  Jn 20 19-31

 

NADIE PASABA NECESIDADES

 

El libro de los Hechos nos presenta el testimonio de la resurrección por parte una comunidad cristiana.  Los signos de la resurrección se daban al interior de la comunidad: unidad integral, compartir solidario de las pertenencias y ausencia de necesidades insatisfechas por parte de los miembros de la comunidad.

 

La resurrección del Señor no es un hecho científicamente comprobable. Es una experiencia de fe que se demuestra, no en un tubo de ensayo ni con elucubraciones racionales, sino con el testimonio vida. Tendríamos que cuestionar muy fuerte el tipo de fe que llevamos en nuestros países con más de un 90% de los ciudadanos declarados cristianos y a su vez con tantas necesidades. En los últimos tiempos los hombres más ricos de nuestros países han duplicado y triplicado sus fortunas, mientras han aumentado los campos de concentración de la miseria.

 

Celebramos hace poco la Pascua, fiesta central de los cristianos. Contemplamos o hicimos las representaciones de la cena del Señor, el prendimiento, la pasión, muerte y la resurrección. Vimos caras de tristeza y hasta algunas lágrimas junto con el “me aculpa” por los pecados “cometidos”. Admiramos la solemnidad o criticamos los baches de las “ceremonias” y cantamos glorias y aleluyas con el toque de campanas que anunciaba el triunfo de la vida sobre la muerte. 

 

Las celebraciones sin duda debieron animarnos para continuar el trabajo por el Reino por el cual Jesús entregó su propia vida. Pero no podemos quedarnos ahí con la calentura del corazón. “De buenas intenciones está hecho el infierno”, decían nuestros viejos. Las realidades tan escalofriantes de nuestros países cristianos contrastan con la utopía propuesta por el libro de los Hechos: “No había nadie que pasara necesidades entre ellos”. ¿Qué está pasando? ¿Cristo no ha resucitado entre nosotros? ¿Nos hemos quedado con el Jesús muerto? ¿Nos hemos quedado con el mito? ¿Pensamos que ser cristianos es ir a misa y comulgar?

 

No están mal las celebraciones sentidas. Por el contrario, necesitamos avivar nuestra dimensión celebrativa y gozarnos con el encuentro con Dios y con el hermano. Pero es preciso pasar a la acción. Nos haría bien analizar la crítica que hacía Teodoro Adorno cuando dijo: “el cristianismo proclamó la consigna del amor  pero fracasó porque dejó intacto el ordenamiento social que produce la frialdad”.[1]

 

 

NUEVA VIDA

Lo que buscan fundamentalmente los escritos joánicos (evangelio y cartas de Juan) es que sus lectores crean en Jesús. Creer en la literatura joánica se entiende como una apertura total de la vida a la acción de Dios; una disposición para que Jesús actúe, salve, ilumine, conduzca y transforme toda realidad. Creer en Jesús no es afirmar una verdad de fe o estar de acuerdo con un dogma como verdad incuestionable.

 

La elaboración, la promulgación y además la adhesión intelectiva a un dogma pueden ayudar a tener una solidez doctrinal, a darle seriedad al proyecto y a evitar el cristianismo vaporoso que se va tras de cualquier ideología de moda. Pero lo fundamental en la fe del creyente no es tanto la adhesión del intelecto a un dogma. El fin último de la fe en Jesús como Mesías e Hijo de Dios, es tener vida en su nombre: Estos han quedado consignados para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida en su nombre”.  

 

Queremos decir con esto que estamos invitados a creer, o sea a encontrarnos en nuestra propia carne con el Jesús vivo, personal y colectivamente. Si estamos abiertos a su acción, ese encuentro envolverá nuestra existencia de tal manera que seremos transformados a su imagen. La tristeza, la desidia, los egoísmos o el sinsentido de la vida; pensamientos, sentimientos, impulsos, todas las realidades humanas serán cubiertas por la nueva y definitiva realidad: Jesucristo resucitado y resucitador.

 

Con la fuerza y la gracia de Jesús, piedra desechada por los arquitectos, convertida en piedra angular, podremos vencer todas las fuerzas desintegradoras que envuelven al ser humano. Todo lo que es contrario a la vida, a la justicia y al amor, o sea, al Proyecto salvífico de Jesús, aquello que la literatura joánica llama mundo: “al mundo no lo vence sino el que cree que Jesús es el Hijo Dios” (2da lect.) Así como Jesús venció al mundo con su vida, muerte y resurrección, si creemos en él, podremos vencerlo también.

 

Los discípulos estaban con las puertas trancadas y con miedo. Con mucha frecuencia ante los problemas, conflictos o persecuciones, nos encerramos y no hallamos soluciones. Jesús llegó, se puso en medio de ellos y les brindó la paz. A Jesús lo encontramos ahí en medio de la comunidad. Podemos convertir a los demás en la cruz que cargamos a lo largo de nuestra vida, o en el refugio en el que encontramos y brindamos apoyo, identidad, solidaridad y cariño, en el lugar del encuentro con Jesús vivo que nos cubre con su paz. Una paz que no equivale a pacifismo adormecedor sino a un instrumento emancipador no violento, sereno y esperanzado. Una dinámica que enfrenta el poder tiránico en una atmósfera de amor solidario. De esta manera la comunidad será el espacio donde los miedos y rencores que impulsan comportamientos agresivos, se reduzcan a la mínima expresión y se viva el esplendor del perdón.

 

Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com

Pascua de resurrección: www.scalando.co/Liturgia/pascua.htm

Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm

 

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

| Referencias (0)


 

Homilía para el Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 8 de Abril, 2009, 23:31

En Camino

Homilía para el Domingo

"La cincuentena pascual"

"No está aquí.  Ha resucitado"                                                                                                                           "No está aquí.  Ha resucitado"

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                                                                                                     Fuente: www.scalando.com 

12 de abril de 2009 Domingo de Pascua

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

LECTURAS:

 

-          1ra lect.: Hech 10,34a.37-43

-          Sal 117,1-2.16-17.22-23

-          2da lect.: Col 3,1-4

-          Evangelio:  Jn 20,1-9

 

TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN

 

Abarcar un misterio tan grande como lo es la resurrección es, además de un atrevimiento, algo sencillamente imposible. Solo quiero dar algunas puntadas sobre este acontecimiento en nuestra vida de fe.

 

Una de las  prácticas litúrgicas en la noche de pascua consiste en mostrar la efigie de un hombre vivo y sonriente, con heridas aún sin cicatrizar en manos, pies y costado. Es interesante ver cómo las personas le ponen todo el amor del mundo y organizan procesiones, gastan su tiempo y creatividad imaginando cómo sería el momento de la resurrección. Después de un profundo silencio empiezan a sonar las campanas y el canto de gloria, silenciado durante la cuaresma. Entran con la imagen del “resucitado” por la mitad del templo mientras suenan los aplausos. La gente se emociona y grita vivas. Con la alegría de la “resurrección” vuelven las flores al altar, los presbíteros se visten de blanco y a la salida del templo se desean mutuamente felices pascuas…

 

Estas escenas acompañaron y siguen acompañando la celebración de la pascua de muchas comunidades cristianas. Las pinturas, las canciones, las películas, etc., nos muestran no tanto la resurrección sino la revivificación de un cadáver, como si el muerto, con las mismas características espaciotemporales, se hubiera levantado del sepulcro. Tenemos que decir claramente que esta visión de la resurrección de Jesús no podemos aceptarla hoy. No solamente porque no aguanta un cuestionamiento del racionalismo moderno, o del agnosticismo postmoderno, sino porque no corresponde a la primera experiencia de fe de las comunidades cristianas primitivas.

 

Digámoslo directamente: el cadáver de Jesús debió seguir el ciclo de cualquier organismo muerto, como residuo de una etapa de evolución irreversible y ya consumada en el ser. Es decir que se descompuso y formó parte de la madre tierra de la cual había salido. No le demos más vueltas al asunto y no nos extrañemos si en algún momento encuentran sus restos mortales, aunque sería muy difícil identificarlo con certeza. ¿Entonces, se acabó la fe? ¿Entonces se acabó la Iglesia? ¡No! ¡Todo lo contrario!

 

Resurrección no es revivificación de un cadáver para dejarlo en las mismas condiciones de antes (eso sería retroceder), ni es la pervivencia de un alma espiritual independiente de las funciones corporales. La resurrección es una nueva creación a partir del mismo yo. El mismo yo (núcleo central) pero diferente, pues resucitado goza de una nueva relación con Dios y con el mundo. El resucitado tiene una nueva forma de ser, trasformado totalmente por obra del Espíritu vivificante de Dios.

 

A primera vista, el evangelio de hoy nos señala la tumba vacía como “prueba” de la resurrección. Pero el hecho de que el cadáver no estuviera en la tumba no significa que haya revivido. Los relatos de la tumba vacía “son narraciones que sirven para justificar una celebración litúrgica de la comunidad de Jerusalén que se reunía anualmente para anunciar la resurrección ante una tumba vacía, como signo de ella” (C. Bravo). Son recursos pedagógicos que emplearon los evangelistas para llevarnos al encuentro con Jesús resucitado. Recursos que se quedaron cortos para representar algo que no era palpable a los ojos.

 

La resurrección de Cristo no es un hecho comprobable científicamente, es una experiencia de fe. Los discípulos fueron testigos del Jesús histórico que vivió, hizo camino y pasó haciendo el bien. Los evangelistas narran toda la estratagema utilizada por los poderosos para matarlo; narran con lujo de detalles el juicio, la condenación, el camino de la cruz y el momento de su muerte. Pero no el momento mismo de la resurrección, sencillamente porque no existen testigos oculares y porque cualquier leguaje humano se quedaría corto para explicar este misterio.

 

Históricamente no sabemos si un hubo o no tal tumba vacía. Históricamente no sabemos si a Jesús lo sepultaron solo en una tumba o en una fosa común como solían hacer con los crucificados. Con seguridad no hubo ningún fenómeno paranormal y ninguna roca se movió para dejar salir a Jesús vuelto a la vida. ¿Con esto quitamos algo de la fe cristiana? ¡De ninguna manera! Lo definitivo y decisivo es la manifestación y el encuentro con el mismo Cristo vivo y resucitado. La fe cristiana no convoca al sepulcro vacío, sino al encuentro con el Cristo viviente: “¿por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24,5).

 

Los evangelistas narraron el acontecer de Jesús resucitado en la vida de sus seguidores y seguidoras. Quieren decir que el mismo que aconteció en ellos en su vida mortal, aconteció en ellos de una manera nueva. El mismo que compartió con ellos la risa y el llanto, los dolores y los sueños por un mundo mejor; por el mismo que vieron frustradas todas sus esperanzas al verlo asesinado en el madero de la cruz, experimentaron luego un gozo inexplicable y unos deseos incontenibles de continuar su obra. Lo experimentaron pleno, glorificado, resucitado y resucitador. De ahí en adelante no fue sólo Jesús, el hombre de Nazareth, sino Jesús el Cristo, el Mesías crucificado y glorificado. Jesús el Cristo envolvió sus vidas y los impulsó a amar, a reorganizar las comunidades y a seguir trabajando por su causa.

 

Fue entonces cuando se convirtieron en testigos de la resurrección. Los iletrados obreros del viejo Zebedeo y los demás seguidores de Jesús, se atrevieron a denunciar el crimen infame de un hombre y a anunciar que Dios se había puesto de parte de ese reo de muerte. “Ellos lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó…” (1tra lect.). El sistema lo rechazó, Dios lo acogió. La “gente bien”, consideró que debía morir, Dios consideró que debía reinar. El poder homicida vio en él un endemoniado, loco y blasfemo; un peligro del que había que salir pronto. Por eso lo juzgaron, lo excomulgaron, lo condenaron y lo mataron. Pero Dios, que ve lo profundo, lo llenó de gloria (2da lect.) y avaló su proyecto para una nueva humanidad.

 

Decir que un hombre había resucitado no era el mayor problema: la religión antigua de Zoroastro ya había hablado de la resurrección, lo mismo que el judaísmo tardío, especialmente los fariseos. Lo que más les dolió a las autoridades y desató la posterior persecución, fue afirmar que precisamente “a ese tal Jesús”, ese hombre a quien le habían dado la peor de las muertes en nombre de Dios, Dios mismo lo había resucitado. Que la resurrección tenía nombre propio y se llamaba Jesús de Nazareth.

 

La resurrección de Jesús no implica únicamente la trascendencia individual, más allá de la historia en esta tierra, para reinar con los ángeles en cielo. Implica también la continuidad de su proyecto vital en defensa de los pobres y marginados por el poder homicida. Es sobre todo, el triunfo de la vida sobre la muerte y la victoria definitiva del amor sobre el odio. Con su resurrección Jesús no nos salva únicamente de la muerte eterna, sino del sinsentido de la vida. De la vaciedad de una vida sin rumbo y del dominio de las tinieblas, del reinado de la impunidad y de la mediocridad humana que sólo piensa en sobrevivir para satisfacer sus instintos y protegerse de sus miedos.

 

Con la resurrección de Jesús se enaltecen actitudes subvaloradas como la humildad, la entrega, el servicio, el perdón y el amor donativo. La muerte no deja de ser una realidad dolorosa, pero lo definitivo es la vida. La injusticia no deja de ser una realidad patente, pero no tendrá la última palabra. La acumulación de riqueza que contrasta vergonzosamente con la marginalidad de tantos seres humanos que sobreviven en los nuevos campos de concentración de la miseria, no deja de causar molestia, pero esa degradación legitimada por nuestro sistema imperante no será lo definitivo. El engaño, la mentira, la explotación y demás actitudes infrahumanas seguirán presentes en nuestro mundo, pero no reinarán para siempre.

 

Si no nos convertimos en testigos de su resurrección ante nuestro mundo, esta pascua no sería más que un teatro con entrada libre y nuestro compromiso terminaría con el aplauso a una imagen del “resucitado”.

 

¿Que tal si permitimos que Él resucite entre nosotros y nos haga morir al hombre viejo cargado de engaños, egoísmos, mentiras y todo lo que nos mata, para hacer renacer al hombre nuevo capaz de amar y servir? Veamos si nos atrevemos a permitir que Cristo acontezca en nuestra vida y nos convierta en testigos de su resurrección, con todo lo que ello implica ante nuestro mundo concreto: que nunca seamos crucificadores y que tengamos la valentía de denunciar a quienes crucifican a los crucificados de hoy. Porque ser testigo de la resurrección implica denunciar a los que lo matan la vida, anunciar que otro mundo es posible y estar dispuesto a construirlo. Esto tiene sentido porque Cristo resucitó y porque sabemos que nuestra lucha no será en vano. Que nuestra entrega tiene valor y que amar tiene sentido porque con Jesús resucitado nos encaminamos irreversiblemente hacia la vida.

 

Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com

Pascua de resurrección: www.scalando.co/Liturgia/pascua.htm

Cadena de oración: http://www.scalando.com/orando.htm

 

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

Provincia de San Juan Página de la Parroaquia San Pedroy San Pablo Noticias de la Congregación
Un patrón para las embarazadas Moniciones  Los misioneros Redentoristas en el  mundo
Pastoral Familiar  Pastorral Juvenil Homilías Oración por las Vocaciones
Reflexiones Lecturas bíblicas de la semana Novena a Nra Sra del Perpetuo Socorro 

Juventud Fuerza renovadora de la Iglesia

¿Cuál es mi vocación? El gran medio de la oración 
Galería de imágenes Nuestras Web favoritas Pastoral Juvenil Vocacional Redentorista
| Referencias (0)


 

Moniciones paa el Domingo de Pascua - Ciclo B

Enlace permanente 6 de Abril, 2009, 10:29

Moniciones para la Misa

"La cincuentena pascual"

"No está aquí.  Ha resucitado"                                                                                                                           "No está aquí.  Ha resucitado"

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

DOMINGO DE RESURRECCIÓN - Ciclo B

La Resurrección de Cristo

12 de abril del 2009

Monición de entrada:

        

Hermanos y hermanas ¡Felices Pascuas de Resurrección!  Cristo ha vencido a la muerte.  Por nuestro bautismo tenemos una vida con Él.  En la alegría de esta Pascua, nos encontramos aquí reunidos en torno de Jesús, el Señor resucitado.  Él nos convoca para que vivamos su vida, para que nos llenemos de amor y de su paz.  Lleno de alegría y esperanza comencemos nuestra liturgia cantando con mucho entusiasmo.

 

Primera lectura: Hc 10, 34.37-43 (Nosotros somos testigos)

 

En la primera lectura San Pedro nos relata hoy a nosotros el resumen de la vida de Jesús.  El pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.  Él murió, pero Dios lo resucitó.  Escuchemos este gran mensaje.

 

Segunda lectura: Col 3, 1-4 (Busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo)

 

El Bautismo hace al cristiano participar de la vida gloriosa.  San Pablo nos exhorta a mostrar con obras concretas una vida renovada y distinta.  Pongamos atención, hermanos y hermanas.

 

         Después de la segunda lectura y antes del aleluya, se proclama la secuencia.

 

Tercera lectura: Mc 13, 33-37 Cristo habla de resucitar de entre los muertos)

 

Escucharemos ahora el anuncio de la primera mañana de Pascua: Cristo ha resucitado.  Él vive.  Recibámoslo cantando con alegría el Aleluya.

 

Oración universal

 

Como pueblo renovado por la Pascua de Jesucristo, oremos diciendo: Jesús resucitado escúchanos.

 

Por nuestro país y nuestro pueblo (se menciona el nombre del pueblo), para que crezca el deseo de buena convivencia y el interés por el bien de los demás.  Oremos.

 

Por todos aquellos que, entre nosotros y en cualquier lugar del mundo, no conocen a Jesucristo, para que puedan sentir ellos también la alegría del Evangelio. Oremos.

 

Por la Iglesia, especialmente nuestra parroquia x, por cada uno de los cristianos, para que la resurrección de Jesucristo transforme nuestras vidas y nos lleve a ser luz de esperanza para nuestros hermanos. Oremos.

 

Por los niños y la juventud, para que ellos compartan su alegría y su entusiasmo por la vida en su hogar y en su vecindario. Oremos.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 275)

Te bendecimos, Padre por la resurrección de Jesús, tu Hijo,

mientras peregrinamos como tu pueblo errante por el desierto,

atisbando la aurora y saludando nuestra liberación.

Ésta es la nueva humanidad que nace con Cristo resucitado,

el hombre nuevo, el viviente, el vencedor de la muerte.

 

Haznos, Señor, hombres y mujeres nuevos, para que,

según tu mandato, podamos ser testigos de tu resurrección

y mostrar a los demás que el hombre y mundo nuevos son posibles.

Para eso, vence nuestra apatía con la fuerza del Resucitado;

entonces creeremos eficazmente y quedaremos asombrados

de lo que tu Espíritu puede realizar en y por nosotros.  Amén.

 

 

Formato para imprimir

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

Redención Abundante en la Comunidad de Los Blancos

Encuentro con Jesús

Concierto en Paraíso.  Encuentro con Jesús.  Ministerio

Más detalles aquí

Boletín Vocacional

| Referencias (0)


 

Moniciones para la Vigilia Pascual

Enlace permanente 5 de Abril, 2009, 20:22

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

Moniciones para la Misa

"No está aquí.  Ha resucitado"

Vigilia Pascual

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com 

Página 1 de 3

Vigilia Pascual

(todo lo que está en rojo no es para ser leído en voz alta, es una guía para el monitor)

 

I.-Lucernario y Pregón Pascual

(Se comienza la Vigilia Pascual fuera de la Iglesia para allí hacer la Liturgia de la Luz).

Hermanos y hermanas, ¡buenas noches! Nuestra comunidad cristiana se regocija ante la presencia de todos ustedes.

 

El Miércoles de Ceniza parece ya muy lejano. Fue entonces cuando comenzamos a recorrer el largo camino cuaresmal. Juntos hemos vivido días de oración, de penitencia, de privaciones, de reflexión, de vía crucis. Juntos hemos ido preparando la senda que desemboca en esta ocasión gloriosa. Esta es la noche de las noches. La noche por excelencia. A ella se refiere nuestro querido Beato Carlos Manuel Rodríguez cuando nos repetía, con insistencia: “¡Vivimos para esa noche!” Hoy, las tinieblas se desvanecen, la oscuridad queda derrotada, la muerte es vencida de modo definitivo y Cristo se alza victorioso ante su pueblo. Por ello nos reunimos en vigilia de oración a la espera de Cristo Resucitado, para escuchar la Palabra de Dios, para participar en los Sacramentos de la Iglesia, para celebrar con Cristo el banquete pascual.

 

La fiesta que estamos a punto de comenzar no es una celebración cualquiera. Nos encontramos ante la más importante y solemne de todas las fiestas. La liturgia de esta noche santa consiste en cuatro partes claramente definidas.

 

La primera parte, el Lucernario o Liturgia de la Luz, comienza con la bendición del fuego. Luego de encender el cirio pascual, el Lucernario termina con el cántico del pregón pascual.

 

Al Lucernario le sigue la Liturgia de la Palabra con la proclamación de siete lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento.

 

La tercera parte de la celebración es la Liturgia Bautismal en la que serán bautizados nuestros catecúmenos (si los hay) y renovaremos nuestras promesas bautismales. La cuarta parte de la celebración es la Liturgia Eucarística cuando nos acercamos con Jesús Resucitado a la Mesa del Pan que Él mismo sirve para nosotros.

 

Así, hermanos y hermanas, conscientes del momento admirable que vivimos, nos preparamos, nos ponemos de pie para dar inicio a esta noche gloriosa.

 

(Bendición del fuego - Preparación del Cirio Pascual -Procesión y Encendido de velas de la asamblea)


Monición al Pregón Pascual

 

Iluminados con la luz del nuevo fuego pascual, repasaremos la historia de la salvación. Dios, en su infinita misericordia, ha querido que todas sus criaturas lleguen a contemplar su rostro. Esta historia maravillosa comienza con la Creación y alcanza su punto más elevado en la resurrección de Cristo. Como preparación para la Liturgia de la Palabra, gocémonos con el canto del Pregón Pascual que, con su fuerza y su belleza llega a estremecernos a todos.

(Pregón Pascual; Concluido el Pregón Pascual, pedimos a la asamblea que apague sus velas. Cuando el celebrante concluye su monición/oración, invitamos al pueblo a sentarse.)

II.- Liturgia de palabra
Primera lectura (Génesis 1, 1-2, 2)

 

Esta primera lectura relata el comienzo de la historia de la salvación. Dios crea todas las cosas, incluyendo al hombre y a la mujer, y queda complacido al mirar que todo cuanto ha creado es bueno. Toda la creación le ha sido confiada a la criatura por excelencia, el ser humano, para que se sirva de ella. Es el plan de Dios que el hombre y la mujer, creados a su imagen y semejanza, tengan vida abundante y le sirvan y honren en todo momento. Escuchemos con atención.

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)


Segunda lectura (Génesis 22, 1-18)

 

Dios quiere para sí un pueblo que realmente crea en Él. Abrahán, por sus actitudes, demostró tener esa fe que Dios espera de nosotros. Abran bien el oído para escuchar este mensaje.

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.



Tercera lectura (Ex 14, 15-31, 15,1)

 

Israel, el pueblo escogido por Dios, cayó preso bajo el régimen de los egipcios. Muchos años de esclavitud sufrieron los israelitas oprimidos por el yugo de Egipto. Pero, Dios, que es siempre fiel a sus promesas, interviene personalmente en la liberación de su pueblo. Muchas esclavitudes sufrimos hoy día quienes formamos parte del pueblo de Dios. Pero, por la resurrección de Cristo vemos a Dios obrando en nuestro beneficio y conduciéndonos de la esclavitud de la muerte a la libertad de la Vida Eterna. Escuchemos con oído atento.
 

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)

 

Cuarta lectura (Is 55, 1-11)

 

El profeta Isaías nos habla a continuación de las riquezas de la salvación. Dios tiene en sus manos todos los bienes y los pone a disposición de su pueblo. “Quien tenga necesidad que venga a mí”, dice el Señor por boca de su profeta. Dios promete sellar con su pueblo una alianza eterna y la palabra de su boca no regresará a Él sin haber sido cumplida. Escuchemos con toda atención.

 

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)

 

Quinta lectura (Is 55, 1-11)

 

Isaías en su profecía nos ofrece su palabra y de parte de Dios la alianza perpetua. Dios se acerca al ser humano por medio de su palabra que anuncia la salvación y madura y transforma al ser humano. Presten mucha atención.

 

Sexta lectura (Bar 3, 9.15.32,4-4)

 

Usando como instrumento al profeta Baruc, Dios invita nuevamente al pueblo de Israel, y también nos invita a nosotros hoy a dejar el pecado y a seguir lo que le agrada a Él. Escuchemos.

 

Séptima lectura (EZ 36, 16-28)

 

El pueblo de Israel en el exilio se aleja de Dios, se torna desobediente y comienza a practicar la idolatría. La conducta del pueblo desacreditaba el buen nombre de Dios. Nuestra conducta y actitudes también pueden hacer que el mundo pregunte: “¿No son estos, acaso, los que se hacen llamar hijos de Dios?” Pero Dios no renuncia a su plan salvífico y nos redime, no por nuestros propios méritos, sino por su inmensa misericordia y por su amor sin límites. Escuchemos con corazón bien dispuesto.

 

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada esta oración se encienden las velas del altar y se canta el Gloria. Luego el celebrante procede a la Oración Colecta. Terminada la oración nos sentamos)


Eístola (Romanos 6, 3-11)

 

Nos recuerda San Pablo que, por el Bautismo, hemos sido incorporados a Cristo y participamos de su misterio pascual. Cristo muere en la cruz y con ello propicia nuestra muerte al pecado. Cristo resucita y su resurrección es alegría para todos ya que, por su Victoria, tenemos Vida. Escuchemos gozosos, pues el triunfo de Cristo es nuestro propio triunfo.

 

(Luego de la Epístola se canta el Salmo.)

 

Antes del Aleluya

Pongámonos de pie (se hace una breve pausa). Después el silencio vigilante de la semanas de Cuaresma, cantamos hoy de nuevo el canto de alegría, el aleluya.  Es el solemne anuncio de la Resurrección.  “No está aquí ha resucitado”.

 

Evangelio (Mc 16, 1-8)

 

El Evangelio contiene la gran noticia de la resurrección de Jesús.  El sepulcro vacío  y las palabras del Ángel son pruebas irrefutables.  Las mujeres tendrán que llevar el mensaje de la resurrección a los discípulos, especialmente para Pedro.

 

(Proclamación del Evangelio y homilía. Después de la homilía se encienden las velas
de toda la asamblea.)

 

III.- Liturgia bautismal

(Liturgia Bautismal (si hay). Renovación de las Promesas Bautismales y aspersión con agua bendita. Luego de la aspersión se le pide a la asamblea que apaguen sus velas.)

 

Oración Universal



A cada petición responderemos: Cristo Resucitado, escucha nuestra oración

 

Por la Iglesia y sus pastores: para que, confiados en el Espíritu Santo y a la luz de la Palabra del Señor, sean testimonio del amor de Cristo. Roguemos al Señor.

Por los líderes de las naciones: para que, poniendo a un lado las diferencias e intereses personales, trabajen por la paz, la unidad y la justicia. Roguemos al Señor.

Por los deambulantes y los hermanos caídos en las garras del vicio: para que encuentren en nosotros el trato amable y solidario que necesitan y merecen. Roguemos al Señor.

Por las madres solteras y las víctimas de la violencia doméstica: para que, fortalecidas con la acción del Espíritu puedan llevar a sus familias a buen puerto. Roguemos al Señor.

Por los niños y jóvenes de nuestra comunidad: para que, con la ayuda de sus mayores, puedan abrir sus corazones a Jesús y hallen en Cristo Resucitado la respuesta a sus inquietudes. Roguemos al Señor.

Por las víctimas del maltrato infantil: para que estemos alertas a sus circunstancias y atendamos con prontitud y eficiencia sus necesidades particulares. Roguemos al Señor.

Por los pobres y abandonados: para que veamos en ellos el rostro del Cristo que sufre y asumamos, de una vez y por todas, nuestra responsabilidad fraternal. Roguemos al Señor.

Por los afectados por el desempleo y el subempleo: para que encuentren, con la ayuda de sus hermanos, el trabajo digno que les permita satisfacer sus necesidades. Roguemos al Señor.

Por todos los que ofrecen servicios profesionales: para que, iluminados con la luz del evangelio y fortalecidos por Cristo Resucitado, puedan realizar sus funciones con respeto, honestidad y sensibilidad. Roguemos al Señor.

Por toda nuestra parroquia N.: para que, animada por el misterio pascual que celebramos, se comprometa seriamente a ser luz y sal en todos nuestros ambientes. Roguemos al Señor. 

 

IV.-Liturgia de la Eucaristía

Con la Eucaristía llegamos al momento culminante, el más importante de la celebración de esta noche.  Glorifiquemos y demos gracias al Padre porque en Cristo resucitado nos abre el camino de la vida.

 

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

Formato para imprimir

| Referencias (0)


Artículos anteriores en Abril del 2009


Blog alojado en ZoomBlog.com

 

 

<<   Abril 2009  >>
LMMiJVSD
    1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11 12
13 14 15 16 17 18 19
20 21 22 23 24 25 26
27 28 29 30    

Categorías
General [61] Sindicar categoría
Beatos [3] Sindicar categoría
En Camino [259] Sindicar categoría
Moniciones [389] Sindicar categoría
Reflexiones [20] Sindicar categoría
Santos [7] Sindicar categoría
Virgen María [9] Sindicar categoría