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Moniciones para el V Domingo de Pascua - Ciclo C
26 de Abril, 2010, 12:12
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Moniciones para a Misa
Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
Tiempo de PASCUA
V Domingo
“Les doy un mandamiento: que se amen”
Lecturas:
- 1ra lect.: Hch 14,20-26
- Sal 144
- 2da lect.: Ap 21,1-5a
- Evangelio: Jn 13,31-35
2 mayo de m de 2010
Monición de entrada
Hermanos en Cristo, muy buenos días, (tardes, noches): Estamos celebrando el quinto domingo de Pascua, tiempo de alegría en el Señor. Nuestro gozo ha empezado aquí, pero Cristo, nos revela que habrá una nueva creación al fin del mundo. Mientras, tenemos que continuar la misión de Cristo aquí en la tierra, amándonos unos a otros. Unidos con Cristo roguemos por una unión más profunda entre nosotros al empezar esta eucaristía. De pie, por favor, para recibir la procesión con el cántico de entrada.
Primera lectura: Hc 14, 21b-27 (Pablo y Bernabé vuelven de su primera misión)
Escucharemos el relato de la primera misión de Pablo y Bernabé. Ellos regresaron a su gente exhortándolos a perseverar en la fe y subrayando las tribulaciones que vendrán. Pero sobre todo, ellos contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y que es importante en la vida de la comunidad. Escuchemos.
Segunda lectura: Ap. 21, 1-5a (Dios enjugará las lágrimas de sus ojos)
En el libro del Apocalipsis, san Juan ve un cielo nuevo y una nueva tierra, que es la Iglesia triunfante. Ese triunfo comienza en la tierra. Dios convive con nosotros y espera el fin de nuestra noche en la tierra para llenarnos de alegría. Si participamos, si sentimos y vivimos con la Iglesia aquí, gozaremos en el cielo. Presten mucha atención a esta revelación.
Tercera lectura: Jn 13, 31-35 (Les doy un mandamiento: que se amen)
El evangelio de hoy es parte del discurso de despedida del Señor en la última Cena. Cristo fue glorificado a través de su pasión y muerte, lo mismo va a pasar con su Iglesia. Cristo nos da un nuevo mandamiento, el amor mutuo. Puestos de pie, entonamos el Aleluya y escuchamos la Buena Nueva.
Oración Universal
- Por nuestra la Iglesia, para que continúe practicando la caridad con los más necesitados. Roguemos al Señor.
- Por los misioneros, para que no sientan temor de predicar públicamente el nombre de Jesús. Roguemos al Señor.
- Por los que abandonaron la Iglesia, para que experimenten el amor de Cristo y de sus hermanos y regresen al redil. Roguemos al Señor.
- Por el amor, la comprensión, el diálogo y la caridad entre los jóvenes y los adultos, entre maestros y alumnos, para que nos amemos todos como quiere Dios. Roguemos al Señor.
- Por nuestra diócesis, para que surjan las vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros aquí reunidos alrededor del altar y en el amor de Cristo, para que crezcamos en su amor, especialmente en nuestros hogares. Roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 483)
Bendito seas, Padre, porque cuidas de tu pueblo con amor
Y por medio de Cristo lo proteges y le das vida en abundancia.
Tú ha constituido a Jesús sacerdote y pastor de la Iglesia,
Y nadie podrá arrebatarle las ovejas que tú le has encomendado.
Te damos gracias porque Cristo confió su misión pastoral
A hombres sacados del pueblo para transmitir tu palabra,
Administrar los sacramentos y presidir la comunidad de fe,
Sirviendo a sus hermanos con amor y solicitud pastoral.
Así perpetúa Jesús, el Buen Pastor, su pastoreo entre nosotros.
Pero la mies es mucha y los trabajadores son pocos.
Te pedimos, Señor, que envíes vocaciones a tu Iglesia.
Amén.
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
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¡Predicar el Evangelio de un modo nuevo! Renovada esperanza,, renovados corazones, renovadas estructuras para la misión.
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Homilia para el V Domingo de Pascua - Ciclo C
26 de Abril, 2010, 11:47
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EN CAMINO
Tiempo de PASCUA, ciclo “C”
V Domingo
“Cielo nuevo y tierra nueva”
25 de abril de 2010
Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com
- 1ra lect.: Hch 14,20-26
- Sal 144
- 2da lect.: Ap 21,1-5a
- Evangelio: Jn 13,31-35
2 mayo de m de 2010
Las lecturas de hoy nos dejan ver la utopía de un mundo mejor: los cielos nuevos y la tierra nueva (Ap 21,1-5a). La fuerza que debe dinamizar la construcción de ese nuevo mundo: El Amor (Jn 13,31-35). Y anuncio de esa nueva forma de vivir como Buena Nueva abierta para todos los pueblos. Anuncio realizado por medio de Pablo y Bernabé; anuncio lleno de dificultades pero también de muchas satisfacciones tanto para los destinatarios como para los evangelizadores (Hch 14,20-26).
Empecemos con la propuesta del Apocalipsis: "El Apocalipsis debe ser entendido en el contexto histórico en el cual nació: Asia Menor- finales del siglo primero -, debe ser interpretado con el Espíritu con el cual fue escrito: el enfrentamiento económico, político, cultural, social y religioso del pueblo de Dios y de la comunidad cristiana con el imperio Romano y las fuerzas sobrenaturales del mal".
La situación interna y el contexto socio-histórico de las personas que hacían parte de las primeras comunidades cristianas, su experiencia de fe con Jesús muerto y resucitado, las llevó a una procesual toma de conciencia de la necesidad de hacer algo por ellos mismos y por los demás seres humanos. A superar todas las taras personales que impiden al ser humano vivir en plena libertad y lo sumergen en un mundo de oscuridad, muerte e infelicidad: egoísmo, codicia, envidia, rencores, vanidad, miedos, inseguridades, etc. A superar un mundo dominado por la injusticia, la dominación, la sangre y la muerte, producto de la acción criminal del imperio romano. A esa nueva realidad que querían formar a nivel personal y comunitario le dieron el nombre de cielos nuevos y tierra nueva.
No es música celestial. Es fuerza creadora y recreadora de Dios que impulsa a formar otro mundo que se hace posible con la apertura a la gracia de Dios y con el trabajo humano. Un mundo donde el mar (signo del mal y de la muerte) y sus consecuencias: luto, llanto, dolor, desesperación, frustración e infelicidad, ya no exista.
“La tierra y el cielo son nuevos y Jerusalén es nueva, porque en ellos la vida triunfa sobre la muerte, el orden sobre el caos y la luz sobre las tinieblas; la compasión triunfa sobre todo llanto, clamor y dolor; ya no hay maldición alguna. Lo que aquí se trasciende no es la materialidad o corporeidad, sino la muerte, el caos, las tinieblas, el sufrimiento, la maldición; sigue habiendo cielo, tierra, ciudad; sigue habiendo historia, pero ahora sin muerte y sin maldición.”
Jesús, con su vida, con su palabra y su obra y con el amor con el cual hizo nuevas todas las cosas, empezó a hacer realidad un mundo sostenido con otros valores. La construcción de los cielos nuevos y la tierra nueva debe empezar desde el interior de cada persona. Ese mundo nuevo no se construye con la violencia de las armas, ni puede ser impulsado por deseos de poder o aparecer. Ese proyecto integral no puede ser animado por el desquite amargo ni el afán de lucro porque así el final no podría ser otro que el fracaso.
Ese mundo sólo es posible construirlo con la fuerza del Amor. Pero no con cualquier amor, porque en la humanidad todos hablamos del amor, pero cada uno lo entiende a su manera. Y no cualquier cosa es amor. Muchas veces el egoísmo y la avaricia se visten con un ropaje perfecto que aparenta ser amor, pero no lo son. Es el amor al estilo de Jesús. Lo nuevo no es que se hable del amor porque desde tiempos inmemoriales se habla del amor. Lo nuevo es el amor al estilo de Jesús. La sinceridad, el servicio, la cercanía, la entrega y la donación total con las cuales Jesús manifestó su amor a sus amigos y a toda la humanidad.
El amor al estilo de Jesús es el único que puede hacer que la nueva Jerusalén baje del cielo y se instale en la tierra. Por eso la invitación del Evangelio es muy concreta: “les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros como yo los he amado.”
El fragmento de los Hechos de los Apóstoles que leemos hoy narra el trabajo concreto de Pablo y Bernabé a favor de la construcción del Reino en distintas partes del mundo no judío. Por algo a Pablo se le llama “el Apóstol de los gentiles”. Aquí vemos una dinámica concreta para hacer posibles los cielos nuevos y la tierra nueva. Todo grupo humano necesita organizarse, las comunidades cristianas también. Todo grupo humano necesita líderes, las comunidades cristianas también. Aquí vemos cómo Pablo y Bernabé, animados con la oración y la fuerza del Espíritu Santo, establecieron una estructura organizativa que llevara la continuidad de la obra empezada por ellos.
Nos corresponde hoy tomar conciencia de nuestra situación interna y de nuestro contexto social. Nos corresponde como creyentes construir los cielos nuevos y la tierra nueva con la fuerza del amor al estilo de Jesús. ¿A qué más me siento invitado con esta Palabra?
[1] RICHARD Pablo, Apocalipsis, reconstrucción de la esperanza, Colección Biblia 65, Verbo Divino, Quito, 1999. 11
[2] RICHARD Pablo, Apocalipsis, reconstrucción de la esperanza, Colección Biblia 65, Verbo Divino, Quito, 1999. 222.
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Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
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Homilia el IV Domingo de Pascua - Ciclo C
19 de Abril, 2010, 4:15
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EN CAMINO
Tiempo de PASCUA, ciclo “C”
IV Domingo
“Toma de conciencia del acontecimiento pascual”
25 de abril de 2010
Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com
- 1ra lect.: Hch 13,14.43-52
- Sal 99
- 2da lect.: Ap 7,9.14b-17
- Evangelio: Jn 10,27-30
Cuando asesinaron a Jesús, su movimiento se dispersó. El fragmento del evangelio que leemos hoy, nos muestra cómo algunos discípulos habían vuelto a sus antiguas actividades. Jesús resucitado se hizo presente en la vida de las comunidades, pero su presencia no fue evidente. Sus discípulos y discípulas tomaron poco a poco conciencia de ella.
La noche representa las situaciones difíciles, la crisis, la angustia, el miedo y la inseguridad, que inundaban a los discípulos tras la muerte de Jesús, su compañero y maestro. El texto dice que Pedro y los demás discípulos, habían pasado infructuosamente toda la noche, tratando de pescar algo.
Cuando ya amanecía, Jesús se apareció en la playa. Todos los relatos de la resurrección dicen que los discípulos a primera vista, no cayeron en la cuenta de la presencia de Jesús. Lo confundieron con otra cosa. Esto nos confirma que la resurrección de Jesús no fue evidente. Empezó con una sutil sospecha que cada vez se fue convirtiendo en una experiencia poderosa que los inundó, les aclaró todo y los dejo absolutamente convencidos de su nueva forma de existir.
Con seguridad, muchas veces habían pescado cuando Jesús vivía con ellos en Cafarnaum. Según el relato de Lucas (5,1ss), la experiencia de la pesca milagrosa ya la habían vivido.
Recordemos que esto sucede en el interior de la vida de los discípulos. Primero les preguntó por los frutos de su trabajo: “Muchachos, ¿tienen pescado?”. O sea, cómo les ha ido, qué han hecho, cómo están, por qué lloran, de qué hablan... La respuesta de los discípulos era obvia: ¡No! En la oscuridad de sus vidas todo era frustración, tristeza y muerte. Pero una luz empezó a encenderse cuando hicieron lo que Jesús les había mandado: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán.” Cuando actuaron conducidos por las enseñanzas de Jesús, recogieron buenos frutos, y esa presencia sutil se fue haciendo cada vez más real.
En este relato fue el discípulo amado quien primero reconoció a Jesús. Pedro era reconocido como una autoridad, más no como el más importante, ni el primero en descubrir la presencia del resucitado.
Jesús, que ya tenía en la orilla algunos panes y un pescado en las brasas, los invitó a compartir el fruto del trabajo. Él tomó el pan y los peces, los partió y los repartió. No se guardó nada para sí mismo. Descubrieron entonces que dentro de ellos estaba Jesús resucitado. Cuando se vive de esta manera en las comunidades, es porque Jesús se hace presente. Lo hemos dicho muchas veces: la mejor prueba de la resurrección de Jesús es una comunidad que vive unida en el amor, trabaja y comparte solidariamente.
En la segunda parte de este fragmento del Evangelio, tenemos el reconocimiento de Pedro como autoridad en la Iglesia. Si bien es cierto que en este texto la figura de Pedro tiene un carácter secundario, hay que reconocer que el evangelista le da su puesto de líder. Todas las obras, proyectos e instituciones, necesitan líderes. La característica particular del liderazgo en la Iglesia, es que debe estar fundado en el amor a Jesucristo y su evangelio, asumir como propio el proyecto de Jesús y cumplir su voluntad salvífica. Si el liderazgo en la Iglesia se deja contaminar por los deseos de poder y aparecer, pierde su sentido y se convierte en un obstáculo para la evangelización.
El líder en la Iglesia no el más importante; es sencillamente un ministerio como todos. Lo más importante en la Iglesia es el discipulado. No se puede ser apóstol, y menos líder en el apostolado, si se ha abandonado el camino del discipulado, y menos aún, si nunca se ha hecho camino. En el líder cristiano, discipulado y apostolado deben que ir de la mano.
No se puede ser apóstol sin ser discípulo, pero el discípulo tiene que llegar a ser apóstol, porque toda la riqueza espiritual que Dios le da, debe compartirla. El discípulo se alimenta, el apóstol da alimento. Nadie da de lo que no tiene y por eso el discípulo debe fortalecerse bien y experimentar a Dios en su vida y luego sí puede convertirse en apóstol. Pero no podemos ser cristianos sólo de estómago. No podemos quedarnos estancados en un eterno discipulado sin apostolado; con estómago grande y con las manos vacías de frutos. El discípulo debe llegar a ser apóstol y el apóstol nunca debe dejar de ser discípulo.
El testimonio de los apóstoles
En la lectura de los Hechos nos encontramos de nuevo con la persecución judía como represalia al anuncio del evangelio. Así como habían juzgado a Jesús ante el Sanedrín, o Senado Judío, lo hicieron con los apóstoles. Los recriminaron porque hablaban de Jesús, los azotaron y les prohibieron seguir con su apostolado.
Quien prohibía era nada más y nada menos que la máxima autoridad judía, tanto a nivel religioso como a nivel político. Nadie podía cuestionar y menos desobedecer una orden de este “sagrado recinto de la justicia”, en el cual trabajaban los hombres más eminentes y respetables de la sociedad judía. La palabra del Sanedrín era considerada la palabra de Dios.
No era fácil para un judío enfrentarse a una institución con tanto poder, y cobijada con un manto sagrado que la hacía ver como intocable e incuestionable; menos para esos hombres galileos, en su mayoría iletrados.
Pero aquellos hombres que llenos de miedo habían abandonado a su maestro, con la experiencia de la resurrección estaban dispuestos a darlo todo para continuar su obra salvadora. Hasta enfrentarse al Sanedrín si fuera necesario. Los mismos pescadores, artesanos y publicanos cobardes, que decepcionados de Jesús y con las esperanzas por el piso, no querían saber nada de su proyecto, comprendieron claramente que Dios estaba con Él y no con esa institución tan antigua como viciosa. Tuvieron las fuerzas para denunciar el vil asesinato de Jesús y para anunciar que a ése a quien habían matado, Dios lo había resucitado y constituido Señor y Mesías.
Las autoridades se autodenominaban como la voz de Dios, pero los apóstoles comprendieron que en ellos no podía hablar Dios. Que quienes perseguían, excomulgaban y entregaban a la muerte no podían representar la voz de Dios. Que sólo representaban la voz de los hombres y de sus más mezquinos intereses y que, por lo tanto, no les podrían obedecer, porque, como bien dijeron: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Comprendieron que si querían ser fieles a Dios y a su Palabra, debían comunicar con valentía el acontecimiento de la Pascua, asumiendo los riesgos que esto implicaba en medio de una sociedad jerarquizada, perfecta y legítimamente corrupta. Y así lo hicieron. La alegría de los apóstoles no fue tanto por los azotes que recibieron sino porque habían sido fieles a Dios. Porque habían vencido su propio miedo y eran capaces de sobreponerse a los obstáculos. Porque contaban con el aval del Dios de Jesucristo y de su Espíritu, y nada ni nadie podía detener la misión evangelizadora.
El testimonio de las comunidades del Apocalipsis
Recordemos que el libro del Apocalipsis nos presenta el testimonio cristiano de las comunidades dispersas por el imperio romano. Las visiones de este libro deben ser contempladas para descubrir la fuerza de los símbolos y para que, con esa fuerza, se pueda transformar la realidad. La visión es una reconstrucción de la conciencia colectiva de la comunidad. Los capítulos 4 y 5 son además una liturgia sagrada; son toda una fiesta común de oración, alabanza y transformación espiritual. Con las liturgias el autor busca transmitir directamente la fuerza y la espiritualidad, con las que la comunidad de los santos y los testigos debía vivir el presente histórico.
Los veinticuatro ancianos simbolizan en un sentido amplio, la humanidad liberada y santa, que no es idólatra y que ha hecho una opción por la vida, totalmente distinta a las opciones del imperio romano. Los veinticuatro ancianos son el pueblo de Dios, el pueblo de los mártires que reciben el poder para construir su Reino. Son el pueblo de su perfección: el pueblo de las doce tribus y los doce apóstoles.
Los cuatro vivientes tradicionalmente se han relacionado con los cuatro evangelistas. Pero es una interpretación totalmente errada. Además en el tiempo en que se escribió el texto había muchos escritos y no estaba definido el Canon tal como está hoy. Los cuatro vivientes simbolizan el cosmos, pues el cuatro en el libro del Apocalipsis, simboliza los cuatro puntos cardinales o cuatro extremos de la tierra. Aquí el autor resalta las cualidades positivas del cosmos: su poder, su fuerza, su sabiduría y su majestad. Lo representa por medio de cuatro animales: león, novillo, águila y rostro humano.
Para sintetizar, los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes significan que la humanidad y el cosmos participan de una nueva vida en Cristo. Por eso, en el fragmento que leemos hoy, los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes participan de la liturgia del cielo y cantan al Dios creador. Aquí la reconstrucción del cielo se hace liturgia: es la fiesta de los santos y de los pobres, en la que celebran su fe, sus convicciones, su esperanza y su utopía, con alegría y gritos de alabanza.
La humanidad y el cosmos liberados, cantan a Jesús que es Cordero degollado. Un cordero que fue sacrificado, pero que fue levantado por Dios y constituido Señor del universo. La grandeza, la riqueza, la fuerza y el poder aplicados a Jesús, no son como los del imperio romano, deshumanizador y asesino. Se trata de un reino de amor y libertad. Jesús Reina no sobre otros sino con otros, con su testimonio de fe, esperanza, alegría, espiritualidad y plenitud de vida. Contemplemos esta visión con fe, descubramos su riqueza simbólica y su testimonio de vida, y participemos con alegría de esa liturgia de salvación.
RICHARD Pablo, Apocalipsis, reconstrucción de la esperanza. Quito, Tierra Nueva. Colección Biblia No 65. 2001. pp. 92-96
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Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
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EL PADRE GENERAL, EN NOMBRE DE TODOS LOS Redentoristas, EXPRESA SUS CONDOLENCIAS EXTENSIVAS A TODO
11 de Abril, 2010, 15:32
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- ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?. No está aquí. Ha resucitado (Lc 24, 1-12)
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Roma, Italia 10 de abril, 2010
EL PADRE GENERAL, EN NOMBRE DE TODOS LOS Redentoristas, EXPRESA SUS CONDOLENCIAS EXTENSIVAS A TODO EL PUEBLO POLACO CON MOTIVO DE LA MUERTE DE SU PRESIDENTE
Al pueblo de Polonia:
Nos ha producido una enorme conmoción a todos nosotros escuchar esta mañana las noticias sobre la trágica muerte del Presidente de la República de Polonia, Rt. Hon. Mr. Lech Kaczynski, juntamente con su esposa y tantos otros líderes del gobierno así como numerosos militares y representantes de la nación polaca, incluido el obispo Mons. Tasdeusz Ploski.
En nombre de la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), permítanme asegurarles a cada uno de ustedes personalmente y a toda la nación polaca en su conjunto nuestras oraciones y simpatía en estos momentos tan difíciles. Oramos por todos aquellos que han muerto, por aquellos otros que fueron asesinados, por sus familias y seres queridos, y por todos los dirigentes del Gobierno y de la Iglesia que deben llevar la carga del liderazgo en estos momentos. Nosotros, los Redentoristas, nos unimos a todos ustedes en la solidaridad de la oración y del sentimiento.
Hace especialmente doloroso este accidente el hecho de que ocurriera cuando se iba a hacer presente la República de Polonia en las conmemoraciones del 70 aniversario de Katyn. Recordamos también en nuestras oraciones a estas víctimas de aquella tragedia.
Tengan la seguridad, pueblo de Polonia, de nuestras oraciones y de nuestra solidaridad con ustedes en el común llanto. Los Redentoristas de la Casa General, en Roma, celebrarán una eucaristía el sábado, 10 de abril, por todos aquellos que murieron, por sus familiares, y por todo el pueblo de Polonia. En solidaridad con la Iglesia polaca, pediremos que durante este tiempo de sufrimiento y de duelo, todo el pueblo polaco y los distintos partidos puedan caminar conjuntamente para el bien común y la recuperación de la nación.
Ante esta tragedia nacional, no podemos olvidar que hay muchas familias que están sufriendo esta pérdida de una manera muy personal. Ellos son lo más importante en nuestros pensamientos y oraciones. Estas familias han perdido un esposo o una esposa, padre o madre, hermano o hermana, hijo o hija, amigos cercanos y asesores. Estas muertes suponen un gran golpe no sólo para toda la sociedad, sino también para estas personas y familias en particular – a todos ellos los llevamos en nuestros corazones y en nuestras oraciones.
¡Que la resurrección de Jesucristo sea un signo de esperanza para ellos y para todos los que han sido alcanzados por esta tragedia al tiempo que sea también un don que les conforte!
En el Redentor, Michael Brehl, C.Ss.R., Superior General
P. Gary Ziuraitis, C.SS.R. Direttore delle Comunicazioni Gubernium Generale C.SS.R. Via Merulana, 31 C.P. 2458 00185 Roma - Italia

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Homilia el III Domingo de Pascua - Ciclo C
11 de Abril, 2010, 13:32
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EN CAMINO
Tiempo de PASCUA, ciclo “C”
III Domingo
“Toma de conciencia del acontecimiento pascual”
7 de marzo de 2010
Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com
- 1ra lect.: Hch 5,27-32.40-41
- Sal 29
- 2da lect.: Ap 5,11-14
- Evangelio: Jn 21,1-19
Cuando asesinaron a Jesús, su movimiento se dispersó. El fragmento del evangelio que leemos hoy, nos muestra cómo algunos discípulos habían vuelto a sus antiguas actividades. Jesús resucitado se hizo presente en la vida de las comunidades, pero su presencia no fue evidente. Sus discípulos y discípulas tomaron poco a poco conciencia de ella.
La noche representa las situaciones difíciles, la crisis, la angustia, el miedo y la inseguridad, que inundaban a los discípulos tras la muerte de Jesús, su compañero y maestro. El texto dice que Pedro y los demás discípulos, habían pasado infructuosamente toda la noche, tratando de pescar algo.
Cuando ya amanecía, Jesús se apareció en la playa. Todos los relatos de la resurrección dicen que los discípulos a primera vista, no cayeron en la cuenta de la presencia de Jesús. Lo confundieron con otra cosa. Esto nos confirma que la resurrección de Jesús no fue evidente. Empezó con una sutil sospecha que cada vez se fue convirtiendo en una experiencia poderosa que los inundó, les aclaró todo y los dejo absolutamente convencidos de su nueva forma de existir.
Con seguridad, muchas veces habían pescado cuando Jesús vivía con ellos en Cafarnaum. Según el relato de Lucas (5,1ss), la experiencia de la pesca milagrosa ya la habían vivido.
Recordemos que esto sucede en el interior de la vida de los discípulos. Primero les preguntó por los frutos de su trabajo: “Muchachos, ¿tienen pescado?”. O sea, cómo les ha ido, qué han hecho, cómo están, por qué lloran, de qué hablan... La respuesta de los discípulos era obvia: ¡No! En la oscuridad de sus vidas todo era frustración, tristeza y muerte. Pero una luz empezó a encenderse cuando hicieron lo que Jesús les había mandado: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán.” Cuando actuaron conducidos por las enseñanzas de Jesús, recogieron buenos frutos, y esa presencia sutil se fue haciendo cada vez más real.
En este relato fue el discípulo amado quien primero reconoció a Jesús. Pedro era reconocido como una autoridad, más no como el más importante, ni el primero en descubrir la presencia del resucitado.
Jesús, que ya tenía en la orilla algunos panes y un pescado en las brasas, los invitó a compartir el fruto del trabajo. Él tomó el pan y los peces, los partió y los repartió. No se guardó nada para sí mismo. Descubrieron entonces que dentro de ellos estaba Jesús resucitado. Cuando se vive de esta manera en las comunidades, es porque Jesús se hace presente. Lo hemos dicho muchas veces: la mejor prueba de la resurrección de Jesús es una comunidad que vive unida en el amor, trabaja y comparte solidariamente.
En la segunda parte de este fragmento del Evangelio, tenemos el reconocimiento de Pedro como autoridad en la Iglesia. Si bien es cierto que en este texto la figura de Pedro tiene un carácter secundario, hay que reconocer que el evangelista le da su puesto de líder. Todas las obras, proyectos e instituciones, necesitan líderes. La característica particular del liderazgo en la Iglesia, es que debe estar fundado en el amor a Jesucristo y su evangelio, asumir como propio el proyecto de Jesús y cumplir su voluntad salvífica. Si el liderazgo en la Iglesia se deja contaminar por los deseos de poder y aparecer, pierde su sentido y se convierte en un obstáculo para la evangelización.
El líder en la Iglesia no el más importante; es sencillamente un ministerio como todos. Lo más importante en la Iglesia es el discipulado. No se puede ser apóstol, y menos líder en el apostolado, si se ha abandonado el camino del discipulado, y menos aún, si nunca se ha hecho camino. En el líder cristiano, discipulado y apostolado deben que ir de la mano.
No se puede ser apóstol sin ser discípulo, pero el discípulo tiene que llegar a ser apóstol, porque toda la riqueza espiritual que Dios le da, debe compartirla. El discípulo se alimenta, el apóstol da alimento. Nadie da de lo que no tiene y por eso el discípulo debe fortalecerse bien y experimentar a Dios en su vida y luego sí puede convertirse en apóstol. Pero no podemos ser cristianos sólo de estómago. No podemos quedarnos estancados en un eterno discipulado sin apostolado; con estómago grande y con las manos vacías de frutos. El discípulo debe llegar a ser apóstol y el apóstol nunca debe dejar de ser discípulo.
El testimonio de los apóstoles
En la lectura de los Hechos nos encontramos de nuevo con la persecución judía como represalia al anuncio del evangelio. Así como habían juzgado a Jesús ante el Sanedrín, o Senado Judío, lo hicieron con los apóstoles. Los recriminaron porque hablaban de Jesús, los azotaron y les prohibieron seguir con su apostolado.
Quien prohibía era nada más y nada menos que la máxima autoridad judía, tanto a nivel religioso como a nivel político. Nadie podía cuestionar y menos desobedecer una orden de este “sagrado recinto de la justicia”, en el cual trabajaban los hombres más eminentes y respetables de la sociedad judía. La palabra del Sanedrín era considerada la palabra de Dios.
No era fácil para un judío enfrentarse a una institución con tanto poder, y cobijada con un manto sagrado que la hacía ver como intocable e incuestionable; menos para esos hombres galileos, en su mayoría iletrados.
Pero aquellos hombres que llenos de miedo habían abandonado a su maestro, con la experiencia de la resurrección estaban dispuestos a darlo todo para continuar su obra salvadora. Hasta enfrentarse al Sanedrín si fuera necesario. Los mismos pescadores, artesanos y publicanos cobardes, que decepcionados de Jesús y con las esperanzas por el piso, no querían saber nada de su proyecto, comprendieron claramente que Dios estaba con Él y no con esa institución tan antigua como viciosa. Tuvieron las fuerzas para denunciar el vil asesinato de Jesús y para anunciar que a ése a quien habían matado, Dios lo había resucitado y constituido Señor y Mesías.
Las autoridades se autodenominaban como la voz de Dios, pero los apóstoles comprendieron que en ellos no podía hablar Dios. Que quienes perseguían, excomulgaban y entregaban a la muerte no podían representar la voz de Dios. Que sólo representaban la voz de los hombres y de sus más mezquinos intereses y que, por lo tanto, no les podrían obedecer, porque, como bien dijeron: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Comprendieron que si querían ser fieles a Dios y a su Palabra, debían comunicar con valentía el acontecimiento de la Pascua, asumiendo los riesgos que esto implicaba en medio de una sociedad jerarquizada, perfecta y legítimamente corrupta. Y así lo hicieron. La alegría de los apóstoles no fue tanto por los azotes que recibieron sino porque habían sido fieles a Dios. Porque habían vencido su propio miedo y eran capaces de sobreponerse a los obstáculos. Porque contaban con el aval del Dios de Jesucristo y de su Espíritu, y nada ni nadie podía detener la misión evangelizadora.
El testimonio de las comunidades del Apocalipsis
Recordemos que el libro del Apocalipsis nos presenta el testimonio cristiano de las comunidades dispersas por el imperio romano. Las visiones de este libro deben ser contempladas para descubrir la fuerza de los símbolos y para que, con esa fuerza, se pueda transformar la realidad. La visión es una reconstrucción de la conciencia colectiva de la comunidad. Los capítulos 4 y 5 son además una liturgia sagrada; son toda una fiesta común de oración, alabanza y transformación espiritual. Con las liturgias el autor busca transmitir directamente la fuerza y la espiritualidad, con las que la comunidad de los santos y los testigos debía vivir el presente histórico.
Los veinticuatro ancianos simbolizan en un sentido amplio, la humanidad liberada y santa, que no es idólatra y que ha hecho una opción por la vida, totalmente distinta a las opciones del imperio romano. Los veinticuatro ancianos son el pueblo de Dios, el pueblo de los mártires que reciben el poder para construir su Reino. Son el pueblo de su perfección: el pueblo de las doce tribus y los doce apóstoles.
Los cuatro vivientes tradicionalmente se han relacionado con los cuatro evangelistas. Pero es una interpretación totalmente errada. Además en el tiempo en que se escribió el texto había muchos escritos y no estaba definido el Canon tal como está hoy. Los cuatro vivientes simbolizan el cosmos, pues el cuatro en el libro del Apocalipsis, simboliza los cuatro puntos cardinales o cuatro extremos de la tierra. Aquí el autor resalta las cualidades positivas del cosmos: su poder, su fuerza, su sabiduría y su majestad. Lo representa por medio de cuatro animales: león, novillo, águila y rostro humano.
Para sintetizar, los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes significan que la humanidad y el cosmos participan de una nueva vida en Cristo. Por eso, en el fragmento que leemos hoy, los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes participan de la liturgia del cielo y cantan al Dios creador. Aquí la reconstrucción del cielo se hace liturgia: es la fiesta de los santos y de los pobres, en la que celebran su fe, sus convicciones, su esperanza y su utopía, con alegría y gritos de alabanza.
La humanidad y el cosmos liberados, cantan a Jesús que es Cordero degollado. Un cordero que fue sacrificado, pero que fue levantado por Dios y constituido Señor del universo. La grandeza, la riqueza, la fuerza y el poder aplicados a Jesús, no son como los del imperio romano, deshumanizador y asesino. Se trata de un reino de amor y libertad. Jesús Reina no sobre otros sino con otros, con su testimonio de fe, esperanza, alegría, espiritualidad y plenitud de vida. Contemplemos esta visión con fe, descubramos su riqueza simbólica y su testimonio de vida, y participemos con alegría de esa liturgia de salvación.
RICHARD Pablo, Apocalipsis, reconstrucción de la esperanza. Quito, Tierra Nueva. Colección Biblia No 65. 2001. pp. 92-96
Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com
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¡Predicar el Evangelio de un modo nuevo! Renovada esperanza,, renovados corazones, renovadas estructuras para la misión.
- ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?. No está aquí. Ha resucitado (Lc 24, 1-12)
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MISIÓN en Bonao: sembrando los valores del Reino en todos los corazones.
Los misioneros Redentoristas de la República Dominicana, hicimos, todo lo posible por anunciar el Evangleio de un modo nuevo en la Provincia Monseñor Noel (Bonao). El equipo compuesto por Catiusca e Iván (pareja de esposs) Leidy (de la juventud misionera redentorista), Oscar (seminarista en San Juan Neumann), Wascar (aspirante del III Nivel) y P. Domingo (Paraíso) se integró con mucha facilidad, visitado todas las casas de tres comunidades (El Ocho, Villa Linda y Cristo Rey) que forman este sector de la parroquia, Santo Toribio de Mogrovejo, un total de 12 parroquias hay en la provincia.
Hay mucha alegría en los feligreses, al mismo tiempo que un poco de tristeza, porque los misioneros se fueron, pero nosotros sabemos que la MISIÓN continúa.
Gracias al Señor por esta experiencia, tan marabillosa, gracias a P. Fasuto García, gracias a los parroquianos, gracias a los jóvenes misioneros por el entuciasmo y esfuerzo que pusieron para el éxito de esta misión. Padre, en tus manos ponemos el resultado de nuestra labor pastoral.
Para ve la misión día por día: Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves- Viernes - Sábado - Domingo - Reflexiones para la Pascua
  
"En verdad ha resucitado el Señor, aleluya. A él la gloria y el poder por toda la eternidad"
(Lc 24, 34. Ap 1, 6) |
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Moniciones para el III Domigo del Tiempo de Pascua- Ciclo BC
11 de Abril, 2010, 13:32
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Moniciones para a Misa
Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
Tiempo de PASCUA
III Domingo
“Rasgos de una comunidad signo”
Lecturas:
- 1ra lect.: Hch 5,27-32.40-41
- Sal 29
- 2da lect.: Ap 5,11-14
- Evangelio: Jn 21,1-19
18 de abril de 2010
Monición de entrada
Hermanos en Cristo muy buenos días, (tarde noche): Hoy celebramos el tercer domingo de Pascua. Las lecturas nos revelan la realidad de la iglesia. Hay oposición para la predicación del Evangelio. Nuestra fuerza está en Cristo resucitado que siempre nos ayuda y fortalece nuestra confianza. La Eucaristía es la gran plegaria de la Iglesia para fortalecer la fe. Pónganse de pie para recibir la procesión de entrada mientras cantamos.
Primera lectura: Hc 5, 27b-32.40b-41(Testigos somos nosotros y el Espíritu Santo)
La persecución de la Iglesia es por obedecer a Dios antes que a los hombres. Los apóstoles continuaron su predicación con la ayuda del Espíritu Santo a pesar de las amenazas y el riesgo de ser encarcelados. Escuchemos.
Segunda lectura: Ap. 5, 11-14 (Digno es el Cordero degollado de recibir el Poder)
San Juan contempla, en una visión, a Jesucristo como el Cordero de Dios. Éste aparece rodeado de una corte de seres que representan a toda la creación y allí el Cordero recibe el culto, honor y la gloria. Escuchemos.
Tercera lectura: Jn 21, 1-19 (¡Es el Señor! Simón ¿me amas?)
Jesús está con sus discípulos, aunque ellos no lo reconocen. Está presente en el trabajo, en el esfuerzo. Se hace presente por los signos del pan compartido. Pedro recibe la encomienda del pastoreo universal. De pie por, favor.
Oración Universal
- Por los líderes de la iglesia, para que ellos sean fieles al predicar la palabra de Dios a toda la gente, pero en especial a los pobres, roguemos al Señor.
- Por aquellos que están preparándose para la primera comunión y por sus familiares, para que siempre se alimenten con el pan del cielo, roguemos al Señor.
- Por el gobierno, para que respete los derechos de los demás y cumpla las promesas que hicieron a su pueblo, roguemos al Señor.
- Por aquéllos que han completado su peregrinación en la tierra, para que reciban los premios prometidos a los servidores fieles de Dios, roguemos al Señor.
- Por nosotros y nuestras intenciones para que compartamos el don de la paz del Señor con los demás, roguemos al Señor.
- Por nosotros aquí reunidos celebrando la palabra y la eucaristía, para que reconozcamos a Cristo en nuestros hermanos, especialmente en nuestros familiares, roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 477)
Señor Jesús, como a Pedro, hoy tú nos preguntas también:
¿Me amas? Sí, Señor: pero concédenos amarte todavía mucho más
con un corazón caldeado por el fuego inextinguible de tu amor.
Tú nos abriste el camino que lleva hasta el Padre
y, gracias a ti, la vida es mucho más fuerte que la muerte.
Estamos seguros por la fe de que vives en nosotros
y estás presente en cada hombre y mujer, nuestros hermanos.
Haz que nos entreguemos a la apasionante tarea de amarte,
queriendo sin medida a los demás con el amor con que tú los amas.
Danos la fuerza de tu Espíritu para ser tus testigos siempre,
y obedecer la voluntad de Dios si temor a nada ni a nadie.
Amén.
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Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
Formato para imprimir Reflexiones para la Pascua
¡Predicar el Evangelio de un modo nuevo! Renovada esperanza,, renovados corazones, renovadas estructuras para la misión.
- ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?. No está aquí. Ha resucitado (Lc 24, 1-12)
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MISIÓN en Bonao: sembrando los valores del Reino en todos los corazones.
Los misioneros Redentoristas de la República Dominicana, hicimos, todo lo posible por anunciar el Evangleio de un modo nuevo en la Provincia Monseñor Noel (Bonao). El equipo compuesto por Catiusca e Iván (pareja de esposs) Leidy (de la juventud misionera redentorista), Oscar (seminarista en San Juan Neumann), Wascar (aspirante del III Nivel) y P. Domingo (Paraíso) se integró con mucha facilidad, visitado todas las casas de tres comunidades (El Ocho, Villa Linda y Cristo Rey) que forman este sector de la parroquia, Santo Toribio de Mogrovejo, un total de 12 parroquias hay en la provincia.
Hay mucha alegría en los feligreses, al mismo tiempo que un poco de tristeza, porque los misioneros se fueron, pero nosotros sabemos que la MISIÓN continúa.
Gracias al Señor por esta experiencia, tan marabillosa, gracias a P. Fasuto García, gracias a los parroquianos, gracias a los jóvenes misioneros por el entuciasmo y esfuerzo que pusieron para el éxito de esta misión. Padre, en tus manos ponemos el resultado de nuestra labor pastoral.
Para ve la misión día por día: Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves- Viernes - Sábado - Domingo - Reflexiones para la Pascua
  
"En verdad ha resucitado el Señor, aleluya. A él la gloria y el poder por toda la eternidad"
(Lc 24, 34. Ap 1, 6) |
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Moniciones para el II Domingo de Pascua - Ciclo C
6 de Abril, 2010, 20:14
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Moniciones para a Misa
Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
Tiempo de PASCUA
II Domingo
“Rasgos de una comunidad signo”
Lecturas:
- 1ra lect.: Hch 5, 12-16
- Sal 117
- 2da lect.: Ap 1, 9-13.17-19
- Evangelio: Jn 20, 19-31
11 de abril de 2010
Monición de entrada
Hermanos en Cristo muy buenos días, (tarde noche): Hoy celebramos el segundo domingo de Pascua, fiesta de la Divina Misericordia. Tiempo de paz y de fe. Cristo nos da un Espíritu que nos trae paz, amor y alegría. Con la inspiración del Espíritu, la Iglesia primitiva continuó la misión de Cristo. Ahora nosotros tenemos la responsabilidad de formar una comunidad cristiana unida en su amor. La Eucaristía es signo de unidad. Empecemos nuestra acción de gracias cantando con entusiasmo.
Primera lectura: Hc 5, 12-16 (Y todos se curaban)
En la primera lectura, tomada del libro de los hechos de los Apóstoles, el autor nos describe las actividades de san Pedro y el crecimiento de la Iglesia primitiva. San Lucas subraya cómo el Espíritu Santo actuaba en los Apóstoles y nos da una descripción de la primera comunidad cristiana. Ellos dieron testimonio apostólico sobre la resurrección y vivieron juntos en comunidad. Escuchemos atentamente.
Segunda lectura: Ap. 1: 9-11ª. 12-13. 17-19 (Lo que veas escríbelo en un libro)
En su visión, san Juan, contempla a Jesucristo como sacerdote y como rey universal. Esta lectura nos da a entender que la vida cristiana tiene sentido cuando está dirigida con Cristo, por Cristo y hacia Cristo. Escuchemos para que sepamos orientar nuestro diario quehacer.
Tercera lectura: Jn 20, 19-31 (A los ocho días llegó Jesús de nuevo)
Jesucristo resucitado se presenta a los Apóstoles. El primer don que Jesús les regala es la paz. También les da la facultad para perdonar los pecados. Pero, a la vez, les exige fe en la resurrección. De pie por favor.
Oración Universal
- Por nuestro Santo Padre, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que con la presencia del Señor se fortalezcan en su servicio espiritual a todo el mundo. Roguemos al Señor.
- Por los empleados del gobierno, para que realicen con alegría su responsabilidad de servicio al pueblo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por los que no creen en Dios, para que reciban el don de la fe. Roguemos al Señor.
- Por los que se están preparando para recibir su Primera Comunión, para que crezcan en la fe y en el amor de Cristo. Roguemos al Señor.
- Por nosotros aquí presentes, para que con nuestro testimonio y apostolado, hagamos crecer nuestra comunidad. Roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 473)
Te bendecimos, Padre, porque gracias a tu Hijo Jesucristo,
cuya resurrección alumbró una humanidad y un mundo nuevos,
los creyentes podemos tener una sola alma y un solo corazón,
testimoniando así el amor que él nos mandó y vivir como hermanos.
Señor, tú que eres más fuerte que nuestras divisiones,
perdona nuestro desamor, recelos, mezquindad y desconfianzas.
Queremos vivir unidos como hermanos en Jesús, para ser
y aparecer como una comunidad signo de Cristo resucitado;
comunidad de fe a la escucha de la palabra, comunidad de amor
y de vida, comunidad eucarística y de oración, comunidad
misionera, valiente y de puertas abiertas al mundo. Que así sea.
Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno. Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.
Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.
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¡Predicar el Evangelio de un modo nuevo! Renovada esperanza,, renovados corazones, renovadas estructuras para la misión.
- ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?. No está aquí ha resucitado (Lc 24, 1-12)
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MISIÓN en Bonao: sembrando los valores del Reino en todos los carazones.
Los misioneros Redentoristas de la República Dominicana, hicimos, todo lo posible por anunciar el Evangleio de un modo nuevo en la Provincia Monseñor Noel (Bonao). El equipo compuesto por Catiusca e Iván (pareja de esposs) Leidy (de la juventud misionera redentorista), Oscar (seminarista en San Juan Neumann), Wascar (aspirante del III Nivel) y P. Domingo (Paraíso) se integró con mucha facilidad, visitado todas las casas de tres comunidades (El Ocho, Villa Linda y Cristo Rey) que forman este sector de la parroquia, Santo Toribio de Mogrovejo, un total de 12 parroquias hay en la provincia.
Hay mucha alegría en los feligreses, al mismo tiempo que un poco de tristeza, porque los misioneros se fueron, pero nosotros sabemos que la MISIÓN continúa.
Gracias al Señor por esta experiencia, tan marabillosa, gracias a P. Fasuto García, gracias a los parroquianos, gracias a los jóvenes misioneros por el entuciasmo y esfuerzo que pusieron para el éxito de esta misión. Padre, en tus manos ponemos el resultado de nuestra labor pastoral.
Aquí hay fotos y comentarios de lo sucedido en esta misión:
  
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