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Junio del 2011

 

Moniciones: XIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A

Enlace permanente 28 de Junio, 2011, 23:37

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo Ordinario-Ciclo A

 

XIV Domingo

La fe es el saber de los sencillos

Monición de entrada:

Muy buenas (noches, días, tardes)Terminado el discurso sobre la misión y antes de comenzar la predicación en parábolas y que nosotros seguiremos en los próximos domingos, san Mateo nos presenta a Jesús en plena actividad en Galilea: predicando y curando.  Y, en medio de esa actividad, la oración de Jesús que en este decimocuarto domingo escucharemos.  Sin duda alguna, la oración es una dimensión importante en la vida cristiana.  Lo fue para Jesús y lo tiene que ser para nosotros sus seguidores.  El tiempo de verano es oportuno para buscar momentos de oración y meditación.

 

Primera lectura: Zacarías 9, 9-10: “Tu rey viene pobre a ti”

A continuación escucharemos un trozo del libro del profeta Zacarías.  La situación histórica de este texto nos resulta desconocida.  Probablemente fue escrito a finales del siglo cuarto o comienzo del tercero antes de Cristo.  El profeta invita al pueblo a la alegría.  Se le anuncia una noticia alegre y esperanzadora: la llegada de un rey justo y victorioso.  El nuevo rey humilde y pacífico es garantía de un futuro de paz y de justicia.

 

Segunda lectura: Romanos 8, 9-11: “En deuda con el espíritu, no  con la carne”

Durante cinco domingos estaremos escuchando fragmentos del capítulo 8 de la carta de san Pablo a los romanos, dedicado a la vida del cristiano en el Espíritu.  Para el apóstol hay dos maneras de existir: “en la carne”, dominados por los instintos y pasiones egoístas, o “en el Espíritu”, vivificados y guiados por Dios.  Este espíritu ha resucitado a Cristo; hemos sido bautizados, por tanto, unidos a Cristo y su espíritu habita en nosotros; somos así hombres nuevos.

 

Tercera lectura: San Mateo 11, 25-30: “Dios se revela a los sencillos”

La perícopa evangélica de este domingo la hemos estructurado en tres partes: 1) acción de  gracias al Padre por la revelación recibida; 2) contenido de dicha revelación y 3) invitación y llamada.  Presten mucha atención a este impactante mensaje, pero antes entonemos el aleluya.

Oración Universal

A cada petición contestaremos: "Que se alegren los que se acogen  a ti, Señor"

Para que la Iglesia no caiga en la tentación de los medios poderosos, y en su debilidad se manifiesta el poder de Dios, roguemos al Señor...

Para que las naciones rehusen eficazmente el empleo de la fuerza de la solución de los conflictos, roguemos al Señor...

Para que cuantos se sienten cansados, agobiados, por tanta pesadumbre, encuentren en todos alivio y descanso, roguemos al Señor...

Para que ninguno de nosotros entremos entre aquellos que cansan y agobian, sino que estemos entre los que aligeran y hacen llevadera la vida de los demás, roguemos al Señor...

Para que cada uno de nosotros, los aquí reunidos, aprendamos de Cristo la mansedumbre y la humildad de corazón, llevando unos las cargas de los otros, roguemos al Señor...

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

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En camino para el XIV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A

Enlace permanente 28 de Junio, 2011, 21:26

EN CAMINO

Tiempo Ordinario, ciclo “A”

 

XIV  Domingo

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

-       1ra lect.: Zac 9,9-10

-       Sal 144, 1-2.8-1113cd-14

-       2da lect.: Rom 8,9.11-13

-       Evangelio: Mt 11,25-30

 

 

Darwinismo social

El inglés Herbert Spencer, uno de los primeros sociólogos de la historia, en su obra La Estática Social (1851), y en otros escritos, defendió la competencia como un medio para la evolución, la prosperidad y las libertades individuales en la sociedad; esta teoría clasificaba a los grupos sociales según la capacidad para dominar la naturaleza. Según Spencer, las personas que alcanzaban riqueza y poder eran consideradas las más aptas, mientras que las clases socioeconómicas más bajas, eran las menos capacitadas. Con la publicación de “El origen de las especies por medio de la selección natural” (1859), y  “La descendencia humana y la selección sexual” (1871) de Charles Darwin, obras que conmocionaron el mundo, los seguidores de esta teoría tuvieron más elementos para defenderla, darla a conocer y presentarla como el camino hacia la prosperidad de los pueblos. A esta tendencia ideológica se le llamó el Darwinismo Social.

Estamos hablando de una de las corrientes que sirvió y sirve como base filosófica para el imperialismo, el racismo, el fascismo, el capitalismo y otros “ismos” que consumen vorazmente la humanidad, como el nazismo de Adolfo Hitler quien la empleó para justificar la idea de una “raza superior” que debía dominar al mundo. Creo que no es necesario mencionar las consecuencias de las pataletas de este “niño malcriado”, como creo que tampoco es necesario hablar de las consecuencias del neoliberalismo salvaje y otros engendros de nuestro tiempo, cuyos defensores, impulsados por el Darwinismo social, se creen poseedores de la verdad, con la plena potestad para invadir, masacrar y arrasar con todo, porque su cultura y su sangre, su religión, así como su doctrina, son superiores. Según ellos, su lógica es totalmente justificable; al fin de cuentas lo que hacen es liberar al mundo del terrorismo, del eje del mal, del error doctrinal o del imperio del relativismo.

Darwinismo Social es un concepto de la modernidad, pero una costumbre de épocas viejas. En tiempo de Zacarías (1ral lect.), después del exilio en Babilonia, todo el pueblo quería la reconstrucción, pero había dos corrientes: una liderada especialmente por Esdras y Nehemías, centrada en el poder del monarca, su cohorte y la pureza de la raza, y otra impulsada por las aspiraciones de las comunidades que intentaban reconstruir la identidad nacional a partir de elementos universales, pluralistas y comunitarios. Frente a los promotores de la monarquía y de líderes al estilo de guerreros triunfadores como David, o diplomáticos equilibristas como Salomón y demás reyes de Israel o de Judá, Zacarías, que representaba los intereses de las comunidades, propuso un líder para encaminar la nación por los rumbos de justicia, paz y solidaridad. Éste líder no se caracterizaba por la capacidad de imponer sus ideas y aplastar a sus opositores, sino por una vida sencilla, justa, modesta y pacífica. “¡Alégrate, ciudad de Sión! ¡Grita de júbilo, Jerusalén! Mira a tu rey que viene a ti defendido por Dios y victorioso, humildemente montado en un asno, en la cría de un animal de carga.” (Za 9,9).

Estos son los líderes que necesitamos. No tanto el chabacán y populista que se ufana de ser como el pueblo, pero para aprovecharse de él, para alcanzar igualmente mezquinos intereses. Es el líder bien formado integralmente, con capacidad para administrar y sacar adelante con un buen equipo los proyectos necesarios para el bien común. Incluso quien a veces toma decisiones impopulares para favorecer el colectivo. Pero que su conocimiento, su capacidad, su fuerza transformadora no lo hagan creerse dios. Sino que se mantiene llano, con un perfil sencillo; victorioso, exitoso, eficiente, pero “humildemente montado en un asno, en la cría de un animal de carga.”

 

En tiempo de Jesús la política de La Pax Romana (otro nombre del “Darwinismo social”) era el pan de cada día. Los romanos y sus aliados devoraban al pueblo; frente a ellos, los rebeldes celotas esperaban un Mesías guerrero al estilo de David que impusiera orden para todos. Según ellos tenían que usar la fuerza para liberar a Israel. Jesús no fue un pacifista romántico ni un engañador que prometiera el premio celestial a una vida resignada con la cabeza gacha. Su propuesta del Reino de Dios era precisamente la liberación de todo tipo de esclavitud y la vida en la plena libertad al interior y exterior del ser humano, propuesta que extendía para todos los seres humanos. Pero la realización de ese proyecto tenía que hacerse por medios pacíficos y procesualmente, como el grano de mostaza o la levadura en la masa (Lc 13,18-21), no con la violencia, el poder y la imposición de su voluntad.

La propuesta de Jesús no la aceptaron ni los celotes por pacífica, ni las autoridades judías montadas en su curubito de poder, aliadas con el imperio, que se valieron de todo tipo de artimañas para desprestigiarlo y perseguirlo hasta verlo colgado en el ignominioso madero de la cruz. Ellos tenían en sus manos la política, la economía, la religión y el conocimiento; eran los doctos, los sabios y entendidos, los altos dignatarios, los sagrados y puros ministros, la raza especial, la casta privilegiada, la gente bien, las buenas familias; pero Jesús desenmascaró su hipocresía y los llamó “raza de víboras, sepulcros blanqueados, manipuladores de la conciencia, usurpadores de la llave del saber, guías ciegos, saqueadores de los bienes ajenos”, (Lc 7,52; Mt 12,34. 23,13ss). La reacción de éstos “sabios y entendidos” no se hizo esperar y por eso se encargaron de desprestigiarlo: primero porque era un campesino provinciano (Jn 7,41), luego lo acusaron de violar el sábado (Mc 2,23-27), de ser un blasfemo (Mc 2,7), de engañar a la gente, de ser un impostor y embaucador, creíble sólo para los ignorantes y malditos que no conocían la ley (Jn 7,46-49). Finalmente dijeron que estaba poseído por Belzebú, el príncipe de los demonios (Mc 3,22).

Afortunadamente hubo gente que atendió el llamado y siguió sus pasos. Gente sencilla, de mente y corazón abierto, con o sin conocimiento intelectual, con o sin dinero, de dentro o de fuera, pero todos cansados y agobiados al ser testigos de las injusticias y del dolor propio o ajeno. Los que atendieron a su mensaje fueron en su mayoría quienes no eran invitados al banquete del mundo y descubrieron que en vez de buscar ser invitados a dicho banquete, debían hacer el propio con los medios que tenían e incluir a todos los marginados. Quienes estuvieron dispuestos a ponerlo todo al servicio del Proyecto, y asumir el yugo liberador de Jesús: el trabajo por el Reino.

Vale la pena aclarar que, el camino de Jesús no es un total rechazo a toda forma de organización o a todo tipo de estructura; el camino de Jesús implica ponerse el yugo, así como el buey, para arar la tierra y hacerla producir, pero en libertad. Un yugo liberador es un trabajo comprometido por el Reino, un yugo liberador implica, esfuerzo, sacrificio, entrega, pero nunca esclavitud ni sometimiento a nada ni a nadie. El yugo de Jesús es liberador y por tanto llevadero y su carga es ligera.

¿A qué grupo pertenecemos? ¿Le jugamos al Darwinismo Social en sus múltiples presentaciones? ¿Será compatible el Darwinismo Social con el Reino de Dios? ¿Estamos dispuestos a ponernos el yugo de Jesús? Los seguidores de Jesús tenemos que ser, como Él, mansos y humildes de corazón. Evitar la embriaguez que dan el poder y el dinero, y no dejarnos engañar por ilusiones segregacionistas del mundo presente. Con el Espíritu de Jesús (Rom 8,9.11-13 – 2da lect.) tenemos que ser capaces de dar muerte al pecado para tener vida en Él y así ser testigos de la revelación de Dios en el día a día, comprometidos con su causa.

 

Oración

Jesús, hermano, amigo, compañero de camino, salvador nuestro. Te damos gracias por tu testimonio, por tu entrega generosa, por tu grandeza humana manifestada en tu humildad, en tu amor misericordioso. Gracias porque con tu vida y con tu palabra nos mostrarte el rostro humano de Dios, porque nos revelaste la plenitud del amor de Dios Padre y Madre.

Reconocemos que a veces nos dejamos llevar por el orgullo, la prepotencia, los deseos de estar por encima de los demás para sentirnos más importantes. Algunas veces caemos en la tentación de comparamos con los demás y nos sentimos más que algunos y menos que otros, cuando en realidad somos únicos y valemos por lo que somos delante de Dios. Reconocemos que algunas veces hemos sido irresponsables con nuestra propia vida y no hemos asumido compromisos serios. Reconocemos que algunas veces trabajamos y trabajamos, pero sin objetivos claros, sin planes concretos, sin estrategias, sin el “yugo llevadero” y “la carga ligera” que nos garantice un trabajo eficiente, eficaz y efectivo que nos satisfaga a plenitud. Reconocemos que a veces nos cansamos y, con la fe y la esperanza maltrechas, queremos desistir.

Nos refugiamos en ti, nos abrimos a tu Espíritu, y te pedimos que reanimes nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, nuestro compromiso con la vida y nuestras fuerzas para seguir luchando con serenidad. Danos un corazón grande, abierto, acogedor, amable y generoso. Haz de nosotros personas luchadoras, comprometidas, transformadas interiormente y transformadoras de familias y comunidades. Jesús, manso, humilde, generoso y limpio de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. Amén.

 

Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com

 

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En camino: XIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A

Enlace permanente 25 de Junio, 2011, 12:41

EN CAMINO

Tiempo Ordinario, ciclo “A”

 

XIII  Domingo

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

-       1ra lect.: 2Re 4, 8-11.14-16ª

-       Sal 88, 2-3.16-19

-       2da lect.: Rom 6,3-4.8-11

-       Evangelio: Mt 10,37-42

 

Amor a Jesús

“Con lo mío-mío-mío, con lo mío no se meta, o es que usted no ha comprendido que lo mío se respeta”, dice la canción. Todos defendemos lo que consideramos nuestro y cuando alguien nos lo quiere quitar peleamos; si se meten con lo nuestro, exigimos respeto.

El pueblo de Israel llevaba años tratando de construir una nación santa, justa e igualitaria. La religión, como en todo el mundo antiguo, jugó un papel central en los procesos sociohistóricos del pueblo: Dios era el Dios de Israel. El pueblo era consagrado a Dios y se consideraba su propiedad. Las escrituras, las tradiciones, la historia, las leyes, eran algo totalmente sagrado, así como las personas que pertenecían al pueblo. Para la mentalidad del pueblo judío de la época, las demás naciones eran inferiores al pueblo de de Israel y sus dioses, o más que dioses, ídolos, eran totalmente inferiores al verdadero Dios de Israel. La gente de esas otras naciones, eran gentiles, paganos y, en el extremo, considerados como animales, perros. Esto era un mecanismo de defensa de un pueblo que vivió en un continuo conflicto con otros pueblos que lo querían esclavizar y hacer perder su identidad.

Algunos libros proféticos, como Isaías y especialmente Jonás, que a regañadientes fue a predicar a un pueblo extranjero (Nínive), trataron de ampliar el horizonte y mostraron un Dios salvador de todos los pueblos de la tierra.

La primera lectura nos muestra la generosidad de una mujer sunamita (extrajera por tanto), para con el profeta Eliseo que, como profeta de Dios, le dio un mensaje esperanzador a esta familia “pagana” que no podía tener hijos: un hijo, una nueva vida. Con este gesto de generosidad de la extranjera con el profeta y del profeta con la extranjera se dice que Dios es de todos y que se manifiesta al que lo busca, al que responde con amor a su inspiración.

Jesús, a pesar de ser judío, fue ampliando su postura frente a los no judíos: primero se cerró sólo al círculo de los de su raza. En uno de los primeros envíos a sus apóstoles les dijo que no entraran a territorio de paganos ni a casa de los samaritanos, sino más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. (Mt 10,5b-6). Incluso en alguna ocasión trató a una mujer cirofenicia de una manera muy despectiva (Mt 15,2128); pero luego tuvo una acogida asombrosa que escandalizó a los suyos, dada su postura frente a los extranjeros.

El padre y la madre eran el símbolo de la familia, del grupo, de la raza judía y de todo lo que ello representaba: tradiciones, leyes, proyecciones, etc. El prójimo (el próximo, el que tenían cerca) era su propia familia, su pueblo, su raza; los otros pueblos no eran prójimos, eran paganos. El pueblo esperaba un Mesías que salvara a Israel, que lo gobernara y lo consolidara como potencia que dominara otros pueblos. Un Mesías nacionalista. Pero Jesús fue comprendiendo poco a poco, que su misión abarcaba la humanidad entera, no se podía limitar a las fronteras puestas por una raza, nación, o ideología, sino que debía trascender y amar solidariamente a todos.

El evangelio de hoy no pide despreciar a los papás, a la familia o al pueblo. Es una invitación a amar a Jesús y su proyecto por encima de intereses egoístas de personas, familias, grupos o naciones, cuando estas pisotean a los demás seres humanos. No se trata de tener una relación intimista de “profundo amor” con el amado Jesús, en la oración elevada del piso, o en una mística desencarnada. Amar a Jesús es amar su proyecto, su meta, su razón por la cual vivió y murió: el Reino, la solidaridad, la fraternidad, la justicia, la dignidad para todos los seres humanos. Si es necesario romper con alguna tradición, para construir el Reino, se debe hacer. A lo primero que hay que renunciar es a nuestro natural egoísmo, y optar por Jesús y su proyecto; si es necesario enfrentar, así sea nuestra propia familia, institución o patria, se debe hacer. En el Reino no caben el nepotismo, el favoritismo, la exclusión, ni complicidad con la injusticia.

Decidirse a construir el Reino trae problemas, todo el mundo aprueba cuando se habla de los demás, cuando se critican los males de otros, pero cuando nos tocan las fibras de nuestro egoísmo, reclamamos. Por eso Jesús advirtió que se tenía que cargar la cruz, o sea las consecuencias difíciles del compromiso con el Reino, sabiendo que el final no sería la fatalidad: “el que pierda su vida, la ganará”.

Analicemos primero nuestra propia vida; veamos si le hemos jugado a los favoritismos, si hemos favorecido nuestro bien individual o familiar por encima de la justicia y demás valores del Reino. Veamos a qué necesitamos morir, para incorporarnos (Rom 6,3-4.8-11 – 2da lect.) a Cristo en su muerte y participar de su resurrección, como hombres y mujeres renovados, capaces de amar y servir.

 

Oración

Dios Padre y Madre de todos los seres humanos, de todos los seres vivos, de todo cuanto existe. Fuente, origen y meta de nuestra vida. Nos sentimos unidos profundamente como a ti y a todo el cosmos, incluso al caos que a veces padecemos y del cual volvemos a nacer como nuevas criaturas, gracias a tu Espíritu que todo lo renueva y le da sentido.

Gracias por el hermoso testimonio de Jesús, el hermano mayor de nuestra familia humana, el primero de todas las nuevas criaturas, nacidas del amor misericordioso. Te pedimos que nos ayudes a superar todo tipo de fanatismos, favoritismos, exclusivismos y todo aquello que nos daña como humanidad, todo aquello que atenta contra la vida. Ayúdanos a morir al “hombre viejo”, cargado de miedos, de egoísmos, de sentimientos rastreros y de toda mezquindad destructora, y a resucitar como hombres y mujeres llenas del Espíritu de Jesús Resucitado, capaces de amar, de servir, de vivir en auténtica libertad. Ayúdanos a valorar la vida humana en todas sus manifestaciones, a defenderla y a dignificarla. Ayúdanos a asumir el compromiso con la justicia del Reino con la misma pasión, la misma entrega, el mismo amor y la misma generosidad como lo hizo tu Hijo Jesucristo. Amén.

 

Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com

 

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El 27 de junio es la fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro: http://www.scalando.com/fiestascssr/Nuestra-Sra-del-Perpetuo-Socorro.htm

 

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27 de junio fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

 

Moniciones: XIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A

Enlace permanente 25 de Junio, 2011, 12:18

Tiempo Ordinario-Ciclo A

 

XIII Domingo

El que no toma su cruz no es digno de mí

 

Monición de entrada:

Buenas noches, días, tardes: Las lecturas de hoy son diversas, pero con un pensamiento central. Nos dicen que Dios cuida de los suyos y bendice a los que ayudan. Somos injertados a formar parte del cuerpo del Cristo por el bautismo. El Evangelio nos presenta una exigencia que de primera instancia es chocante. Presta atención a la Palabra de hoy para conocer si también tendrás la recompensa que el Señor te ofrece.

Primera lectura: II Reyes 4, 8-11.14-16: “Eliseo y la Sunamita”

El libro de los reyes nos dice que aquel que recibe a un hombre de Dios recibirá su recompensa, el Señor cumple su promesa y te invita a que seas caritativo con los necesitados y marginados que no puedan pagarte tus favores, pero que el Señor lo hará por ellos.

Segunda lectura: Romanos 6, 3-4. 8-11: “Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo”

San Pablo resume la importancia del bautismo en la vida del cristiano: morir al pecado y vivir para Cristo. Meditemos esta lectura para facilitar ese encuentro con Cristo Resucitado camino a la conversión.

Tercera lectura: San Mateo 10, 37-42: “El que no toma su cruz no es digno de mi”

San Mateo en el Evangelio de hoy nos ubica en una encrucijada. El Señor te pide que lo ame con toda tu fuerza y todo tu corazón y que ames a tu prójimo. Del Señor es la primacía del amor, porque el dio su vida por ti. Te invita a tomar tu cruz, a seguirlo y a recibirlo en tu corazón.

Oración Universal
A cada petición contestaremos: “Salva, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre”

 

Por la iglesia y sus dirigentes para que utilicen todos los recursos y medios de comunicación para dar a conocer la buena nueva del evangelio, Roguemos al Señor...

Por los gobernantes de las grandes potencias para que hagan un parentesis en sus planes personales y piensen en los más necesitados y los ayuden a mejorar su calidad de vida, Roguemos al Señor...

Por los enfermos, marginados, esclavos del vicio, para que el señor nos permita ver en ellos a nuestro prójimo y le extendamos una mano amiga, Roguemos al Señor...

Por los jóvenes de nuestras comunidades para que ellos sientan el llamado del señor y los rete a guiar este mundo cambiante, Roguemos al Señor...
Por ti, por mí y por cada uno de los que participamos de esta celebración para que el señor toque nuestro corazón y le permitamos hacerlo parte de nuestra vida. Roguemos al Señor...

 

Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 147)

Gloria a ti, Señor Jesús, porque nos llama a tus seguimiento
 Mediante una ascesis liberadora de nuestro yo mezquino.
 Tú fuiste el primero en la opción radical por el reino de Dios,
 Y con tu ejemplo nos has mostrado el camino que lleva a la luz,
 Cuando te adelantaste en la entrega de la vida para ganarla.
 
 Señor, haz de nosotros discípulos dignos de ti.
 Para eso ayúdanos a hacer nuestros tus criterios y actitudes
 Para seguirte incondiconalmente sin claudicar ante la cruz,
 Para no arruinar nuetra vida presente y para ganar la futura.
 Así podemos repetir con el salmista: Cantaré eternamente la
 Misericordia del Señor, anunciaré su fidelidad por siempre.
 Amén

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Moniciones: San Juan Bautista

Enlace permanente 18 de Junio, 2011, 14:03

Natividad de San Juan Bautista      

24 de junio

Monición de entrada

Muy buenas (noches, días, tardes)Hoy celebramos la Solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista.  Además del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, y del nacimiento de María, Virgen Inmaculada, el único santo de quien se celebra el nacimiento terrero es San Juan Bautista.  Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú. De pie, por favor,  para que iniciemos la liturgia de hoy.

Primera lectura: Isaías  49, 1-6 (Te hago luz de las naciones)

La primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías, nos presenta el segundo poema del Siervo de Yahveh.  El poema habla de la misión universal de salvación que el Señor confía a su servidor.  Presten atención para que escuchemos al Señor, hablándonos por medio de Isaías.

Segunda lectura: Hechos 13, 22-26 (Juan predicó antes de que llegara Cristo)

Esta segunda lectura nos presenta el primer discurso de san Pablo, en Antioquía, Pablo recuerda los principales rasgos de la historia de salvación con que Dios los ha bendecido.  Allí tiene un lugar el Bautista, porque preparó la venida de Jesús.  Predicando un bautismo de penitencia.  Escuchemos.

Tercera lectura: Lucas 1, 57-66.80 (Se va a llamar Juan)

“Juan” significa, en hebreo: “Dios es favorable”; Zacarías vuelve a hablar, en señal de que se cumple lo que se le había anunciado; el gozo de los vecinos por el nacimiento de aquel niño se expresa en forma de alegre presagio, puesto que se veía que “la mano del Señor estaba sobre él”.  De pie, por favor, entonemos el Aleluya, para que escuchemos la Buena Noticia de hoy.

Oración Universal:

Por la Iglesia, que ha recibido, como san Juan, la misión de anunciar a Cristo; para que su testimonio sea llamada a la conversión. Roguemos al Señor.

Por el pueblo judío; para que llegue a reconocer en Jesús de Nazaret al Mesías anunciado por san Juan, el mayor de sus profetas. Roguemos al Señor.

Por todos los que buscan con sincero corazón; para que encuentren el camino de la salvación. Roguemos al Señor.

Por los jóvenes; para que respondiendo a la llamada del Señor, san como san Juan, pregoneros de la Buena Noticia. Roguemos al Señor-

Por nosotros, que nos alegramos con el nacimiento del Precursor de Cristo Jesús; para que seamos el pueblo bien dispuesto para recibir el Evangelio. Roguemos al Señor.

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Moniciones: Pedro y Pablo

Enlace permanente 18 de Junio, 2011, 13:59

Pedro y Pablo      

29 de junio

Monición de entrada

Muy buenas (noches, días, tardes)Sean todos bienvenidos a esta celebración:  celebramos hoy la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Los textos de la liturgia de hoy recogen los buenos momentos de la actividad de estas dos grandes columnas de la Iglesia que se entregaron de manera incondicional para dar a conocer la verdad, incluso hasta llegar a morir por ella.  Son dos gigantes en la fe que se complementan mutuamente y le dan forma a la misión de la Iglesia.  Nosotros necesitamos saber, conocer, en cierto modo experimentar, en la vida de los santos, lo que experimentamos en nuestra vida: nuestra contradicción y la constante compasión del Dios que nos levanta.  Les que se pongan de pie, para dar inicio a la Eucaristía de hoy y lo hacemos cantando con alegría. 

Primera lectura: Hc 12, 1-11

El texto que a continuación escucharemos nos sitúa al comienzo de la persecución del rey Agripa primero contra la comunidad cristiana.  Pedro ha sido liberado de las maquinaciones del rey, gracias a una intervención directa de Dios a favor del apóstol.  Pedro actúa como un autómata ante los mandatos del ángel, que siempre lleva la iniciativa.  Escuchemos atentos este interesante relato.

Segunda lectura: II Tim 4,6-8.17-18

Escucharemos un párrafo de la segunda carta de San Pablo a Timoteo.  El apóstol repasa su vida y nos deja su testimonio: el esfuerzo y entrega de alguien apasionado que se ha entregado sin reserva a la causa del Evangelio.  Las imágenes deportivas que usa (combates, carrera) ayudan a acentuar el gozo por la cercanía de la meta final, pero el premio o la corona los da el Señor, fiel a su palabra y a los dones que ha querido dar a sus criaturas.  Escuchemos atentamente.

Tercera lectura: San Mateo 16, 13-19

En el Evangelio de hoy se le da a Pedro “oficialmente” el título de piedra, roca en la que Jesús va a edificar su Iglesia, aunque ésta tiene un cimiento frágil no se hundirá.  El misterio de la Iglesia, con Pedro a la cabeza, es un misterio de fragilidad sostenido por la mano de Jesús que la cuida y la mantiene en pie.  Por otro lado, Pedro recibe el poder de atar y desatar.  “Tu eres Pedro y te daré las llaves del reino de los cielos.  Nos ponemos de pie y entonamos el aleluya para escuchar la proclamación del Evangelio.

Oración Universal

A cada petición contestaremos: “Bendice, Señor, a tu Iglesia”.

 Tú que rogaste por Pedro para que no se apagara su fe, da firmeza a la fe de tu Iglesia, roguemos al Señor…

 

Tú que, después de la resurrección, te apareciste a Simón Pedro y te revelaste a Saulo, ilumina nuestras mentes para que confesemos tu resurrección, roguemos al Señor…

 

Tú que elegiste al apóstol Pablo para que anunciara tu nombre a los paganos, haz de nosotros verdaderos apóstoles de tu Evangelio, roguemos al Señor…

Tú  que misericordiosamente perdonaste las negaciones de Pedro, perdónanos también nuestras culpas y pecados, roguemos al Señor… 

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Moniciones: Sagrado Corazón de Jesús

Enlace permanente 18 de Junio, 2011, 13:52

Sagrado Corazón de Jesús      

 

Monición de entrada

Muy buenas (noches, días, tardes)Los Santos Padres muchas veces hablaron del Corazón de Cristo como símbolo de su amor, tomándolo de la Escritura: "Hemos de beber el agua que brotaría de su Corazón... cuando salió sangre y agua" (Jn 7,37; 19,35). En la Edad Media comenzaron a considerarle como modelo de nuestro amor, paciente por nuestros pecados, a quien debemos reparar entregándole nuestro corazón (santas Lutgarda, Matilde, Gertrudis la Grande, Margarita de Cortona, Ángela de Foligno, San Buenaventura, etc.).

En el siglo XVII estaba muy extendida esta devoción. San Juan Eudes, ya en 1670, introdujo la primera fiesta pública del Sagrado Corazón. En 1673, Santa Margarita María de Alacoque comenzó a tener una serie de revelaciones que le llevaron a la santidad y la impulsaron a formar un equipo de apóstoles de esta devoción. Con su celo consiguieron un enorme impacto en la Iglesia.


Se divulgaron innumerables libros e imágenes. Las asociaciones del Sagrado Corazón subieron en un siglo, desde mediados del XVIII, de 1.000 a 100.000. Unas 200 congregaciones religiosas y varios institutos seculares se han fundado para extender su culto de mil formas. El Apostolado de la Oración, que pretende conseguir nuestra santificación personal y la salvación del mundo mediante esta devoción, contaba ya en 1917 con 20 millones de asociados. Y en 1960 llegaba al doble en todo el mundo. "

La Europa oficial rechazó el Corazón de Cristo y en seguida fue asolada por los horrores de la Revolución francesa y de las guerras napoleónicas. Pero después de la purificación, resurgió de nuevo con más fuerza que nunca. En 1856 Pío IX extendió su fiesta a toda la Iglesia. En 1899 León XIII consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús (Ecuador se sabía consagrado en 1874).
 

Primera Lectura: Deuteronomio 7,6-11


"El Señor se enamoró de ustedes y les eligió".  Por puro amor, Dios llama a la existencia y por puro amor conserva a su pueblo elegido.

Salmo Responsorial: 102


"La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos"

Segunda Lectura: I Juan 4,7-16


"Dios nos amó".  El amor de Dios por nosotros es la razón que fundamenta nuestro amor por los demás, pues no podemos decir que amamos a Dios si no amamos a los hermanos.

Evangelio: Mateo 11,25-30


"Soy manso y humilde de corazón".  La mansedumbre de Jesús destaca como la cualidad más importante de su servicio.

Oración universal:

En esta fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, pidamos al Señor la fuerza para amar como él amó:

-Por todos nosotros, para que meditando frecuentemente en el amor comprometido de Dios, respondamos con generosidad a su llamado, roguemos al Señor.

-Por quienes tienen falta de amor en sus vidas, para que con el apoyo de los hermanos y hermanas, puedan descubrir el inmenso amor de Dios, roguemos al Señor.

-Por las víctimas del desamor en la sociedad, víctimas de la guerra, la violencia, la criminalidad, el maltrato y todo lo que oprime al ser humano, roguemos al Señor.

-Por nosotros, para que a partir de nuestra experiencia del amor que Dios nos tiene podamos dar testimonio de ese amor, roguemos al Señor.

Pedimos, Padre, mediante el Sagrado Corazón de tu Hijo, Jesús, que nos concedas conocer tu amor y nos ayudes a darlo a conocer.  Por el mismo Cristo, nuestro Señor.

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Santísima Trinidad Ciclo A

Enlace permanente 13 de Junio, 2011, 9:19

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo de Pascua – Ciclo A

 

Santísima Trinidad

 

Monición de entrada

 

Muy buenas (noches, días, tardes) Mis queridos hermanos en Cristo Jesús. Hace una semana, en Pentecostés, terminamos el tiempo pascual con el don del Espíritu, iniciamos las andaduras del tiempo litúrgico que corre a lo largo de todo el año, la fiesta que hoy celebramos, la Santísima Trinidad, es una celebración gozosa y de agradecimiento al Dios uno y trino por la obra de nuestra redención. Esta fiesta no tiene un día fijo en el calendario, sino que se celebra el domingo siguiente a Pentecostés. Las lecturas que hoy escucharemos nos presentarán el misterio de un Dios compasivo y misericordioso, tan cercano que nos sale al encuentro en Cristo para ofrecernos su amistad, amor y comunión, junto con la posibilidad de una vida sin fin. El Señor te brinda una nueva oportunidad para tomar conciencia de la dimensión trinitaria de toda tu vida cristiana. 


Primera lectura: Hechos de los Apóstoles: 34,4b-6.8-9

Frente a la revelación de Dios, Moisés sólo puede postrarse y adorarlo. El profeta pide a Dios que camine con su pueblo y que lo tome como propiedad, perdonado nuestras culpas y pecados. Solamente el perdón de Dios hace avanzar la historia.  Escuchen atentos.


Segunda lectura: Segunda Carta de Pablo a los Corintios 13,11-13

¿Cómo entender el misterio de la Santísima Trinidad? San Pablo nos devela el misterio en la segunda lectura de hoy: se trata de experimentar en nuestra propia vida “La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo”. Este es el saludo de despedida de la segunda carta a, una fórmula netamente trinitaria. Meditemos este texto de san Pablo.


Tercera lectura: San Juan: 3,16-18

Dios quiere que todos sus hijos se sienten a su mesa de salvación y de amor. Dios, uno y trino, nos enseña que la vida es amor compartido, comunión y diálogo. Del amor trinitario nos brota una inspiración constante para trabajar a favor del cuerpo común, para que no haya guerras, ni odios, ni violencias, ni injusticias, ni soledades, sino que brille la luz del amor. Entonemos el Aleluya, para luego proclamar el Evangelio.


Oración universal:

A cada invocación, respondan, por favor: “Danos Vida, Señor, con tu Espíritu Santo”

Por la unión de las Iglesias; para que los cristianos dispersos seamos reunidos en la unidad de la Iglesia de Cristo, roguemos al Señor.

Por los judíos y los mahometanos, creyentes en Dios único y verdadero; para que puedan llegar a descubrirle en Jesús, hijo de Abrahán, roguemos al Señor.

Por los no creyentes; para que reconozcan en el Hombre Jesús al Dios vivo y verdadero, roguemos al Señor.

Por nosotros, aquí reunidos; para que seamos uno y así el mundo crea, roguemos al Señor.

Por nuestra comunidad, para que la Eucaristía que celebramos sea reflejo del Dios Trinitario en el que creemos, que nos congregue y nos una cada día más a cuantos hemos puesto nuestra confianza y esperanza en el Dios de la vida, roguemos al Señor.

 

Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 106)

 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
alabarte, bendecirte y darte gracias siempre y en todo lugar,
Dios eterno, Dios uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo,
porque tu amor al hombre es tan grande que la segunda persona,
 

Cristo Jesús, fiel reflejo e imagen visible del Dios invisible,
se hizo uno de nosotros y nos ofreció la salvación por la fe.
Desde entonces la gracia de Jesucristo, el amor del Padre
Y la comunión del Espíritu Santo son oferta perenne del Dios uno,
que nos introduce en su círculo trinitario como hijos suyos.
Concédenos, Señor, mantener siempre tu gracia y tu amistad,
para saber vivir en comunión con todos nuestros hermanos
. Amen.

 

 

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Santísima Trinidad Ciclo A

Enlace permanente 13 de Junio, 2011, 9:15

EN CAMINO

Tiempo de Pascua, ciclo “A”

 

Santísima Trinidad

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

-               1ra lect.: Ex 34,4b-6.89-9

-               Responsarial: Dn 3,52-56

-               2da lect.: 2 Cor 13,11-13

-               Evangelio: Jn 3,16-18

 

 

El Dios de la historia

Gato puede ser el animalito que come ratones, o el aparato con el que se levanta el carro para cambiar la llanta. Planta puede ser la planta del pie, la planta del jardín o la planta eléctrica.  Es polisemia, varios significados de una misma palabra.

 

Mundo, por una parte, es todo lo que existe: el sol, las estrellas, la tierra, los ríos, la vida, las realidades humanas: la vida social, política, lúdica, artística, religiosa, económica, la historia en general.  Mundo, por otra parte, es todo lo que se opone al plan de Dios que, tal como nos lo revela la primera lectura, es “compasivo y clemente, de infinita paciencia, rico en misericordia y fidelidad” (Ex 34,6 – 1ra lect.). O sea, mundo sería la inclemencia, la indiferencia, la injusticia y toda la estructura organizativa de los poderes (social, político, religioso, etc.) cuando estos son opuestos al Reino de Dios. Ese mundo hay que vencerlo; vencer el egoísmo, la indiferencia, la injusticia… “Yo he vencido al mundo” dijo Jesús (Jn 16,33b).

 

La teología medieval, marcada por una fuerte influencia de la filosofía dualista[1] platónico agustiniana, con la convicción de que el cuerpo era la cárcel del alma, despreció lo que consideró terreno y lo llamó mundano, y apreció sobremanera lo espiritual, pues nos acercaba a Dios; según esta visión de la vida, lo valioso en el ser humano era su alma, por tanto, eso era lo que había que salvar. Lo otro, el placer, el arte, la música, etc., si no iban encaminados a salvar el alma, eran mundanos o profanos. Por eso se daban categorías de historia sagrada e historia profana, música sagrada y música profana, arte sagrado y arte mundano o profano. Eso, aunque adornado con un halo de santidad, es sencillamente anticristiano. Los mismos que condenaban el placer, el arte o la música por ser profanos, no tenían problema en aceptar la esclavitud, la explotación y la colonización.

 

Desde el evangelio el mundo, en el sentido que enumeramos primero, no se debe rechazar, en él nos realizamos, nos movemos y existimos: Por lo tanto, al mundo como historia hay que salvarlo. Esta fue la experiencia del pueblo de Israel con el Dios que se le reveló. Su nombre es: YO-SOY, es decir, el que se realiza, el que se mete en la vida humana, Él es el Dios de la historia. “El Señor bajó en la nube y se colocó a su lado y Moisés lo invocó por su nombre” (Ex 34,5 – 1ra lect.)  Por eso, la nube es signo de la presencia de Dios, ese Dios que se coloca al lado del ser humano, camina con él y acompaña sus procesos históricos. Nuestra oración de hoy ha de ser como la de Moisés: “Sigue caminando con nosotros, Señor; somos un pueblo testarudo, tenemos errores e incoherencias; en nuestro pueblo hay injusticias e idolatrías, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y acéptanos como tu heredad”.

 

Jesús, para nosotros los cristianos, es la plenitud de esa manifestación del Dios de la historia: “Y la Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros” (Jn 1,14). “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna y nadie perezca. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve por medio de él...” le dice Jesús a Nicodemo en el evangelio de hoy. En Jesús, Dios asumió totalmente la condición humana: el placer y el dolor, los miedos y la confianza, el amor y el odio, la angustia, la esperanza, el deseo, la tristeza, todo. Como nos lo narran los dos relatos de la genealogía de Jesús (Mt 1,1-14 /Lc 3,23-38), Él asumió toda la historia humana para redimirla.

 

Y así como nosotros los humanos, con nuestras características y valores personales, no nos realizamos si no es en relación de amor y amistad con los demás, o sea, en una vivencia comunitaria, a ese Dios inserto en nuestra historia, lo hemos encontrado no como una fuerza ciega, motor inmóvil, ni como soledad eterna, sino como una familia, comunidad perfecta: Padre, Hijo y Espíritu. Trinidad que nos debe llevar a vivir y a realizarnos a su imagen, como nos dice la segunda lectura, con sentimientos de alegría, orden, ánimo, armonía y paz, pues la gracia de nuestro señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo están siempre con nosotros.

 

Formato para imprimir Comentarios al autor: neptalidv@yahoo.com

 

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[1] Entiéndase dualista como la concepción de dos principios irreconcilables: cuerpo – alma, materia – espíritu, trascendencia – inmanencia.

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