Scalando : Misioneros Redentoristas

  Archivos
Mayo 15 [1]
Dic 13 [6]
Nov 13 [5]
Feb 13 [4]
Ene 13 [1]
Dic 12 [8]
Nov 12 [6]
Oct 12 [9]
Sep 12 [11]
Ago 12 [7]
Jul 12 [12]
Jun 12 [13]
Mayo 12 [11]
Abr 12 [18]
Mar 12 [16]
Feb 12 [9]
Ene 12 [12]
Dic 11 [9]
Nov 11 [5]
Oct 11 [4]
Sep 11 [8]
Ago 11 [11]
Jul 11 [9]
Jun 11 [12]
Mayo 11 [10]
Abr 11 [17]
Mar 11 [3]
Feb 11 [6]
Ene 11 [2]
Dic 10 [8]
Nov 10 [11]
Oct 10 [7]
Sep 10 [9]
Ago 10 [10]
Jul 10 [11]
Jun 10 [13]
Mayo 10 [10]
Abr 10 [7]
Mar 10 [12]
Feb 10 [9]
Ene 10 [7]
Dic 09 [14]
Nov 09 [7]
Oct 09 [11]
Sep 09 [9]
Ago 09 [10]
Jul 09 [10]
Jun 09 [4]
Mayo 09 [5]
Abr 09 [13]
Mar 09 [13]
Feb 09 [14]
Ene 09 [8]
Dic 08 [13]
Nov 08 [2]
Oct 08 [7]
Sep 08 [4]
Ago 08 [10]
Jul 08 [4]
Jun 08 [10]
Mayo 08 [6]
Abr 08 [12]
Mar 08 [8]
Feb 08 [8]
Ene 08 [12]
Dic 07 [12]
Nov 07 [9]
Oct 07 [10]
Sep 07 [9]
Ago 07 [11]
Jul 07 [12]
Jun 07 [12]
Mayo 07 [8]
Abr 07 [13]
Mar 07 [16]
Feb 07 [8]
Ene 07 [9]
Dic 06 [14]
Nov 06 [8]
Oct 06 [10]
Sep 06 [9]
Ago 06 [5]


Sindicación
Artículos
Comentarios


Enlaces
Catholic
Domingo Vásquez
eGrupos
Fundación La Septentrional
Misioneros Redentoristas
Parroquia Santos Apóstoles Pedro y Pablo
Pastoral Vocacional
Provincia de San Juan
Vivencias Juveniles
ZoomBlog

 
Inicio | Mi Perfil | Suscríbete al blog
Diciembre del 2011

 

Moniciones: Fiesta de la Sagrada Familia

Enlace permanente 27 de Diciembre, 2011, 20:29

Moniciones para la Misa

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com

Moniciones para la Sagrada Familia - Ciclo B

Amor y Familia

Monición de entrada:

           

La fiesta de la Sagrada Familia, durante esta preciosa temporada navideña, es una magnífica oportunidad para la revisión y autocrítica de nuestra vida en familia.  Celebramos el misterio de Cristo Jesús, Palabra de Dios, que al encarnase en la gran familia humana siguió el cauce normal de todo ser humano: la familia.  Nació y creció en el seno de una familia concreta, humilde y trabajadora; y allí se fue realizando como persona en el lento aprendizaje de la vida y de las cosas.  Las lecturas nos describen las características que debe tener toda familia cristiana.  El Evangelio relata la Presentación de Jesús en el Templo y sus primeros años en Nazaret.  El milagro de la Navidad nos asegura que también nosotros somos miembros de la familia humana, que Dios enriquece ilimitadamente nuestra vida diaria cuando la vivimos con amor.  Como miembros de la gran familia de Dios, recibamos a los ministros de esta celebración, cantando con entusiasmo.

 

Primera lectura: Eclo 3, 3-7.14-17ª (El que teme al Señor honra a sus padres)

 

Esta primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico, nos presenta un comentario sobre el cuarto mandamiento de Dios.  Se subraya el agradecimiento humano y religioso que los hijos deben tener para con sus padres y los efectos religiosos y humanos para los que honran sus padres.  Escuchemos bien esta lectura que tiene un mensaje para todos nosotros.

 

Segunda lectura: Col 3, 12-21 (La vida de familia vivida en el Señor)

 

Como a pueblo de Dios, San Pablo exhorta a la sociedad familiar a que viva según estos criterios: “la misericordia en entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el amor y la paz de Cristo”.  El mismo Cristo nos dio ejemplo y, también la gracia para practicar estas virtudes en nuestra familia.  Pongamos atención a esta carta.

 

Tercera lectura: Lc 2, 22-40 (Toma al niño y a su madre, y huye a Egipto)

 

Tomado del Evangelio de la infancia de Jesús según Lucas, leemos hoy la Presentación del Señor en el templo.  Más allá del cumplimiento de la Ley: presentación del primogénito varón al Señor para su rescate y purificación de la madre a los cuarenta días del parto.  En este hecho hay una proclamación mesiánica de Jesús por parte del anciano Simeón y de la profetisa Ana.  Ellos descubren en el Niño la presencia de la Salvación.  Antes de escuchar este pasaje del Evangelio, nos ponemos de pie para entonar el Aleluya.

 

Oración universal

 

1.      Por todas las iglesias: para que ayuden a sus familiares a crecer en el amor de Dios y entre ellos mismos. Roguemos al Señor.

 

2.      Por nuestras familias: para que asuman gozosa y testimonialmente los deberes y derechos de esa vocación y carisma dentro del “santuario doméstico de la Iglesia” que es la familia cristiana. Roguemos al Señor.

 

3.      Por los que viven en familias separadas o enfrentan situaciones de conflicto: para que experimenten sanación y reconciliación. Roguemos al Señor.

 

4.      Por todas y cada una de las familias de nuestra parroquia (se menciona el nombre de la parroquia): para que vivan en paz y progresen en el amor y den a los demás testimonio de caridad cristiana. Roguemos al Señor.

 

5.      Por los jóvenes de nuestras comunidades para surjan las vocaciones que necesitan la Iglesia y el mundo de hoy.  Roguemos al Señor.

 

6.      Por los difuntos, especialmente los de nuestras familias: para que pronto gocen en la presencia del Padre. Roguemos al Señor.

 

Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 235)

Dios Padre de todos, que te defines como Amor

Y que quisiste que tu hijo, Cristo Jesús, creciera al calor

Del amor familiar al lado de María su madre y de san José,

Bendice con tu espíritu a nuestras familias cristianas,

Que en medio de cansancios y esperanzas, dudas y alegrías,

Gozos y temores,  ilusiones y desencantos, caminan hacia ti.

 

Haz, Señor, que crezca siempre más y más el amor mutuo

De los esposos y de los padres e hijos entre sí.

Consolida la unión de quienes llamaste al matrimonio

Y la familia, y haz que nuestros hogares reflejen fielmente

Las virtudes domésticas de la Familia de Nazaret.



Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)


 

En camino: Fiesta de la Sagrada Familia

Enlace permanente 27 de Diciembre, 2011, 20:25

EN CAMINO

Tiempo de Navidad, ciclo “B”

 

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.           Fuente: www.scalando.com

30 de diciembre de 2011 “Sagrada Familia”

 

-       Primera lectura: Ecl  3,2-6. 12-14: Honrar a  padre y madre.

-       Salmo Responsorial: 127: Comerás del fruto de tu trabajo.

-       Segunda lectura: Col 3,12-21: Revístanse de sentimientos de compasión.

-       Evangelio: Lc  2,22-40: El niño iba creciendo y fortaleciéndose.

 

LA FAMILIA  DE NAZARET

¿Puede la familia de Nazareth ser ejemplo para las familias de hoy? Cuando, desconociendo el evangelio, vemos la familia de Nazareth a través de las gafas prestadas por las escuelas filosóficas con visiones sesgadas del ser humano, dudo mucho que sea un ejemplo para nuestras familias. 

Digo esto porque durante los primeros siglos del cristianismo, y ante las críticas displicentes por parte del mundo intelectual, algunos cristianos: Clemente de Alejandría, Gregorio Nacianceno, Dionisio Areopagita, Orígenes, más tarde San Agustín, etc., se dieron a la tarea de buscar un fundamento filosófico a la fe; para esto se echó mano de la filosofía griega.

Con el peso filosófico mucha gente reticente abrazó la fe, pues se presentó al cristianismo como una religión que prometía tomarse el mundo occidental y por lo tanto valía la pena unirse a ella.

Los misterios órficos, así como la filosofía de Plotino, Platón, Maniqueo, Aristóteles y otros pensadores griegos, se acomodaron de tal manera a la ya constituida religión cristiana, que el evangelio pasó a un segundo plano, siempre leído e interpretado a través de los códigos filosóficos a los cuales tenían acceso los clérigos, casta que surgió cubierta de un aureola de santidad para darle más solemnidad a la religión.

A estos padres de la Iglesia no hay duda que debemos una gran admiración y respeto, pues entregaron su vida por Cristo con toda diligencia. Pero también la Iglesia, como un organismo vivo, debe renovarse teniendo en cuenta los signos de los tiempos y a la luz del evangelio. Según la filosofía griega cristianizada, lo fundamental en el ser humano era el alma; el cuerpo, una cárcel de la que era preciso liberarse. La  materia y todo lo terreno eran vistos como algo negativo que perturbaba la mente y condenaba el alma. El trabajo del hombre era mantener el alma pura, incontaminada de la materia, buscando siempre volver al jardín de los dioses, Zeus para los griegos, el Paraíso del cual estaba desterrado  a causa del pecado de Adán, según la interpretación cristiana.

Partiendo de esta ideología se le acomodó a la familia de Nazareth un halo de beatitudes celestiales, que la alejaban del mundo: José su padre, adoptivo por supuesto, fue además célibe o, a lo sumo, un viejito que ya no tenía alientos para “hacer pecar” a María. María su madre tenía que ser inmaculada, es decir, sin ninguna clase de pecado y por supuesto, virgen antes, durante y después del parto. ¡Claro! Porque se trataba del niño Dios y Él no podía vivir en una familia cualquiera, contaminada con las cosas mundanas.

No sé si una familia tan desencarnada y con tantas cosas superficiales que no pertenecen al núcleo de la fe, pueda ser un testimonio para hoy. Pero cuando nos acercamos más al evangelio y descubrimos la vida sencilla de estos personajes normales, creo que podemos contemplar con gozo la grandeza del Dios que nos salva, manifestado en la familia de Nazareth.

En el evangelio de hoy se nos presenta a la familia de Jesús viviendo la cotidianidad de cualquier familia judía de su tiempo. Lucas 2,22s la muestra cumpliendo con la purificación exigida en la ley de Moisés (Lev 12,1s). Se trata de una familia pobre. El evangelista no le puso grandes y pomposas celebraciones, con sacrificios de novillos cebados al mejor estilo de los acomodados de la época. Si se trataba de la Sagrada Familia, podría decir una dama distinguida de aquel entonces: “¡Por favor! Si es el hijo de Dios, el salvador del mundo, qué cursi se ven esas dos tórtolas y los dos pichones”. Pues eso fue lo que ofrecieron; lo permitido por la ley para las familias más sencillas (según Lev 12,8).

Visto desde un romanticismo bucólico, podríamos expresar ante esta escena: “¡Qué linda la familia de Nazareth llevando dos tortolitas y dos pichoncitos ante el altar de Dios! Imagínense la santidad con la que esta familia iría al templo, ¡qué hermoso!” Pero, si analizamos el contexto, no parece muy sencillo, pues eso significa que hacían parte de la gran masa de pobres que vivía en Israel.

Pasaron trabajos, llevaron una vida austera, pero eso no significa que en el interior de la familia existiera violencia, maltratos, injusticias, abandono, infidelidad y todo ese tipo de conflictos que viven muchas de nuestras familias. En esta familia, no obstante las limitaciones de las que habla el evangelio, se cumplía la Ley, y por lo tanto, vivían la alianza con Dios; participaban en el culto y solucionaban cariñosamente sus impases. 

Cuando, infortunadamente, vemos cómo muchas familias por exceso o por defecto, son el semillero de corruptos, delincuentes, antisociales “de ruana o de corbata”, que destruyen la humanidad, se nos muestra hoy el testimonio de la sencilla familia donde Jesús “fue creciendo, robusteciéndose y llenándose de sabiduría y la gracia de Dios lo acompañaba”  (Lc 2,40). 

La familia de Nazareth fue el espacio propicio para que Jesús se formara integralmente. Su familia le ofreció la posibilidad de crecer, robustecerse y llenarse de la sabiduría de Dios. Nuestras familias ¿nos ofrecen esto? ¿Estamos formando hijos capaces de amar y servir generosamente, alegres y con fe en la vida? ¿Somos felices en nuestra familia, aunque a veces no haya sino un par de tórtolas y dos pichones para ofrecerle a Dios? En medio de nuestras limitaciones económicas, ¿estamos dispuestos a dar algo? Recordemos que nadie es tan pobre que no pueda dar, ni tan rico, que no necesite recibir. Con nuestro testimonio como padres y como hijos de familia, ¿despertamos la esperanza de liberación en nuestros pueblos, tal como la despertó la familia de Jesús ante Simeón y Ana? ¿Cómo familias somos levadura en la gran masa, generadores de una nueva humanidad y los constructores de vida?

 

Oración

Oh Dios, Padre y Madre, te bendecimos por el hermoso testimonio de la familia de Nazaret. Gracias porque en la humildad de su vida y de su fe profunda, manifestaron la auténtica grandeza humana e inspiraron a su alrededor sentimientos de esperanza en la liberación del pueblo. Gracias porque hoy siguen brillando como antorcha, siempre dispuesta a iluminar nuestro camino familiar.

Hoy te presentamos nuestras familias, con sus luces y sus sombras. Te pedimos perdón porque a veces nuestros hogares no son el espacio donde se genera vida, alegría y amor. Te pedimos perdón porque a veces convertimos nuestras casas en lugares fríos o en campos de batalla, de competencia, de malicia y de mezquindad. Ayúdanos a purificar nuestro interior para construir familias llenas de vida.

Danos la capacidad para superar obstáculos, conflictos, resentimientos y todo tipo de realidades que amenazan nuestra estabilidad familiar. Ayúdanos a vivir la experiencia del perdón, la reconciliación y la paz.

Te pedimos que nuestras casas sean auténticos hogares, donde se experimente la calidez, la fraternidad, la solidaridad y la vida abundante que tú inspiras en nuestros corazones. Que en nuestras familias todos crezcamos en sabiduría y amor; que experimentemos cómo tu gracia nos conduce, nos protege, nos fortalece, nos llena de fuerzas para luchar y de ganas de vivir a plenitud. Que seamos un vivo testimonio de vida, de júbilo, de caridad, de fe, de esperanza y cantemos con gozo la alegría de la salvación. Amén.

Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)


 

Moniciones: 25 de diciembre de 2011, “Natividad del Señor”

Enlace permanente 21 de Diciembre, 2011, 18:38

Moniciones para la Misa

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com

Moniciones para la Navidad del Señor - Ciclo B

Dios cree en el hombre

25 de diciembre

Misa de media noche

 

Monición de entrada:

           

¡FELIZ NAVIDAD!  Estamos reunidos en el Señor en esta Noche Buena.  Las tinieblas afuera pueden simbolizar la vida sin Cristo.  Pero nuestra Iglesia ahora brillante y festiva, nos recuerda que Cristo ES LA LUZ y está con nosotros.  Que esta noche de gracia traiga la Paz y la Alegría a todos los pueblos del mundo, especialmente al nuestro.  Recibamos a los ministros de esta gran liturgia entonando con alegría el canto de entrada.

Primera lectura: Is 9, 1-3. 5-6 (Un hijo se nos ha dado)

El profeta Isaías nos viene a hablar sobre los tiempos de tinieblas, de miedo y de opresión.  Pero vino un gran cambio por el nacimiento de un niño.  Que como luz en la noche iluminó como ninguna otra luz.  Esta luz es Cristo, el Principio de Paz, nuestro Salvador.  Escuchemos con atención, hermanos.

Segunda lectura: Tito 2, 11-14(Apareció la gloria de Dios para todos los hombres)

Cristo se encarnó en el mundo para ser el mediador entre Dios y los hombres.  El gran Apóstol Pablo nos exhorta a cooperar con las gracias del Señor hasta el retorno del gran Dios y Señor nuestro. Prestemos atención a este mensaje.

Tercera lectura: Lc 2, 1-14 (Hoy les ha nacido un Salvador)

Esta tercera lectura es una narración maravillosa, por su sencillez.  La grandeza del Imperio Romano termina en un pesebre.  Los ángeles anuncian la Buena Nueva a los pastores, los pobres.  Cristo, el Hijo de María, es la gloria del Padre.  Nos ponemos de pie, pero antes de escuchar esta Buena Nueva, alabamos al Señor con el Aleluya.

 

Oración universal

 

1.    Por la Iglesia Universal y nuestra Iglesia local, para que sea luz del mundo y signo del amor de Cristo. Roguemos al Señor.

 

2.    Por los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos y los líderes de las comunidades: para que ellos anuncien la Buena Nueva con el ejemplo de sus vidas. Roguemos al Señor.

 

3.    Por los que gobiernan las naciones, de panera particular, los nuestros: para que ellos se esfuercen en traer a su pueblo el mensaje de justicia y de paz. Roguemos al Señor.

 

4.    Por los que sufren enfermedad, hambre y abandono: para que sean socorridos y encuentren consuelo en el Misterio del Nacimiento de Cristo. Roguemos al Señor.

 

5.    Por las familias de nuestras comunidades: para que aprendan a recibir a Cristo, acogiéndolo en los pobres. Roguemos al Señor.

 

Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 232)


Sabíamos, Señor que eres bueno y que nos quiere bien;

Pero hoy lo demuestras palpablemente, una vez más,  a tu estilo:

Con un  optimismo a toda prueba y una entrega sin reservas.

¿Quién daría un céntimo por nosotros, tan ruines y ruidosos?

Pero tú rompes todos los moldes y todos los cálculos;

Tú amas al hombre hasta hacerte uno más entre nosotros.

 

¡Gracias, Señor  Jesús!  Has venido a tu casa, y queremos

Recibirte como tú lo mereces.  Al celebrar tu nacimiento,

Concédenos renovar nuestra vieja y mezquina mentalidad

Para revestirnos de la nueva condición humana a tu imagen,

La condición de hijos de Dios y hermanos de los hombres.



Amén.

 

 

Misa del día

 

Monición de entrada:

           

¡Felices Pascuas de Navidad!  Hoy celebramos la Navidad: La fiesta del Nacimiento de Jesús.  La Palabra de Dios se hizo ser humano y vino a vivir con nosotros, para acompañarnos en el camino de la vida.

El Evangelio no es para el cielo, sino para el mundo, y aquí debe ser proclamado con las palabras y el testimonio.  La encarnación nos obliga a transformar, iluminar y tratar de regenerar nuestra realidad. La Palabra de Dios se hizo ser humano y vino a vivir con nosotros.  Escuchémosla con todas las exigencias que ella comporta de frente al mundo en que vivimos.  Empecemos esta celebración cantando con alegría.

 

Primera lectura: Is 52, 7-10 (Toda la tierra vera la victoria de nuestro Dios)

 

El mensaje del profeta Isaías describe la realeza de Dios que viene a nosotros, encarnada hoy en el Niño Jesús.  Los pastores la contemplan y proclaman un evangelio de paz, de felicidad y de salvación: porque NUESTRO DIOS REINA.  Dichosos los que proclaman la paz y la felicidad, porque ellos serán llamados hijos de Dios.  Escuchemos.

 

Segunda lectura: Hb 1, 1-6 (Dios nos ha hablado por su Hijo)

 

El texto que a continuación escucharemos, tomado del escrito a los hebreos, el autor nos dice que Dios e su infinito amor habló con nosotros por medio de su Hijo, palabra definitiva de Dios.  Cristo es la Palabra o Revelación del Padre.  El es la verdad y el camino hacia el Padre.

 

Tercera lectura: Jn 1, 1-18 (La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros)

 

La lectura evangélica de hoy es un himno a la Palabra que existía en el Padre desde el principio. La Palabra de Dios se hizo ser humano como nosotros, para traer luz y vida a todo el mundo.  Y a los que  le recibieron y creyeron en su nombre les fue dado el ser hijos de Dios.  Les invito para que se pongan de pie, para escuchar con atención este bello mensaje, pero primero cantemos el Aleluya.

 

Oración universal

 

1.    Por la Iglesia extendida por todo el mundo: para que llena de gozo celebre la presencia de Dios entre nosotros. Roguemos al Señor.

 

2.    Por nuestro pueblo y sus habitantes, por todos los pueblos, ciudades y naciones: para que abunde en ellos la hospitalidad, la justicia, la libertad y la prosperidad. Roguemos al Señor.

 

3.    Por todas las familias: para que estos días de fiestas de navideñas sean ocasión de reconciliación y de paz. Roguemos al Señor.

 

4.    Por los que participamos de esta celebración: para que al celebrar el nacimiento de Cristo podamos renacer a una vida nueva de justicia y de santidad. Roguemos al Señor. 

 

Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 232)


Sabíamos, Señor que eres bueno y que nos quiere bien;

Pero hoy lo demuestras palpablemente, una vez más,  a tu estilo:

Con un  optimismo a toda prueba y una entrega sin reservas.

¿Quién daría un céntimo por nosotros, tan ruines y ruidosos?

Pero tú rompes todos los moldes y todos los cálculos;

Tú amas al hombre hasta hacerte uno más entre nosotros.

 

¡Gracias, Señor  Jesús!  Has venido a tu casa, y queremos

Recibirte como tú lo mereces.  Al celebrar tu nacimiento,

Concédenos renovar nuestra vieja y mezquina mentalidad

Para revestirnos de la nueva condición humana a tu imagen,

La condición de hijos de Dios y hermanos de los hombres.



Amén.

Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)


 

Moniciones: 25 de diciembre de 2011, “Natividad del Señor”

Enlace permanente 21 de Diciembre, 2011, 18:38

Moniciones para la Misa

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com

Moniciones para la Navidad del Señor - Ciclo B

Dios cree en el hombre

25 de diciembre

Misa de media noche

 

Monición de entrada:

           

¡FELIZ NAVIDAD!  Estamos reunidos en el Señor en esta Noche Buena.  Las tinieblas afuera pueden simbolizar la vida sin Cristo.  Pero nuestra Iglesia ahora brillante y festiva, nos recuerda que Cristo ES LA LUZ y está con nosotros.  Que esta noche de gracia traiga la Paz y la Alegría a todos los pueblos del mundo, especialmente al nuestro.  Recibamos a los ministros de esta gran liturgia entonando con alegría el canto de entrada.

Primera lectura: Is 9, 1-3. 5-6 (Un hijo se nos ha dado)

El profeta Isaías nos viene a hablar sobre los tiempos de tinieblas, de miedo y de opresión.  Pero vino un gran cambio por el nacimiento de un niño.  Que como luz en la noche iluminó como ninguna otra luz.  Esta luz es Cristo, el Principio de Paz, nuestro Salvador.  Escuchemos con atención, hermanos.

Segunda lectura: Tito 2, 11-14(Apareció la gloria de Dios para todos los hombres)

Cristo se encarnó en el mundo para ser el mediador entre Dios y los hombres.  El gran Apóstol Pablo nos exhorta a cooperar con las gracias del Señor hasta el retorno del gran Dios y Señor nuestro. Prestemos atención a este mensaje.

Tercera lectura: Lc 2, 1-14 (Hoy les ha nacido un Salvador)

Esta tercera lectura es una narración maravillosa, por su sencillez.  La grandeza del Imperio Romano termina en un pesebre.  Los ángeles anuncian la Buena Nueva a los pastores, los pobres.  Cristo, el Hijo de María, es la gloria del Padre.  Nos ponemos de pie, pero antes de escuchar esta Buena Nueva, alabamos al Señor con el Aleluya.

 

Oración universal

 

1.    Por la Iglesia Universal y nuestra Iglesia local, para que sea luz del mundo y signo del amor de Cristo. Roguemos al Señor.

 

2.    Por los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos y los líderes de las comunidades: para que ellos anuncien la Buena Nueva con el ejemplo de sus vidas. Roguemos al Señor.

 

3.    Por los que gobiernan las naciones, de panera particular, los nuestros: para que ellos se esfuercen en traer a su pueblo el mensaje de justicia y de paz. Roguemos al Señor.

 

4.    Por los que sufren enfermedad, hambre y abandono: para que sean socorridos y encuentren consuelo en el Misterio del Nacimiento de Cristo. Roguemos al Señor.

 

5.    Por las familias de nuestras comunidades: para que aprendan a recibir a Cristo, acogiéndolo en los pobres. Roguemos al Señor.

 

Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 232)


Sabíamos, Señor que eres bueno y que nos quiere bien;

Pero hoy lo demuestras palpablemente, una vez más,  a tu estilo:

Con un  optimismo a toda prueba y una entrega sin reservas.

¿Quién daría un céntimo por nosotros, tan ruines y ruidosos?

Pero tú rompes todos los moldes y todos los cálculos;

Tú amas al hombre hasta hacerte uno más entre nosotros.

 

¡Gracias, Señor  Jesús!  Has venido a tu casa, y queremos

Recibirte como tú lo mereces.  Al celebrar tu nacimiento,

Concédenos renovar nuestra vieja y mezquina mentalidad

Para revestirnos de la nueva condición humana a tu imagen,

La condición de hijos de Dios y hermanos de los hombres.



Amén.

 

 

Misa del día

 

Monición de entrada:

           

¡Felices Pascuas de Navidad!  Hoy celebramos la Navidad: La fiesta del Nacimiento de Jesús.  La Palabra de Dios se hizo ser humano y vino a vivir con nosotros, para acompañarnos en el camino de la vida.

El Evangelio no es para el cielo, sino para el mundo, y aquí debe ser proclamado con las palabras y el testimonio.  La encarnación nos obliga a transformar, iluminar y tratar de regenerar nuestra realidad. La Palabra de Dios se hizo ser humano y vino a vivir con nosotros.  Escuchémosla con todas las exigencias que ella comporta de frente al mundo en que vivimos.  Empecemos esta celebración cantando con alegría.

 

Primera lectura: Is 52, 7-10 (Toda la tierra vera la victoria de nuestro Dios)

 

El mensaje del profeta Isaías describe la realeza de Dios que viene a nosotros, encarnada hoy en el Niño Jesús.  Los pastores la contemplan y proclaman un evangelio de paz, de felicidad y de salvación: porque NUESTRO DIOS REINA.  Dichosos los que proclaman la paz y la felicidad, porque ellos serán llamados hijos de Dios.  Escuchemos.

 

Segunda lectura: Hb 1, 1-6 (Dios nos ha hablado por su Hijo)

 

El texto que a continuación escucharemos, tomado del escrito a los hebreos, el autor nos dice que Dios e su infinito amor habló con nosotros por medio de su Hijo, palabra definitiva de Dios.  Cristo es la Palabra o Revelación del Padre.  El es la verdad y el camino hacia el Padre.

 

Tercera lectura: Jn 1, 1-18 (La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros)

 

La lectura evangélica de hoy es un himno a la Palabra que existía en el Padre desde el principio. La Palabra de Dios se hizo ser humano como nosotros, para traer luz y vida a todo el mundo.  Y a los que  le recibieron y creyeron en su nombre les fue dado el ser hijos de Dios.  Les invito para que se pongan de pie, para escuchar con atención este bello mensaje, pero primero cantemos el Aleluya.

 

Oración universal

 

1.    Por la Iglesia extendida por todo el mundo: para que llena de gozo celebre la presencia de Dios entre nosotros. Roguemos al Señor.

 

2.    Por nuestro pueblo y sus habitantes, por todos los pueblos, ciudades y naciones: para que abunde en ellos la hospitalidad, la justicia, la libertad y la prosperidad. Roguemos al Señor.

 

3.    Por todas las familias: para que estos días de fiestas de navideñas sean ocasión de reconciliación y de paz. Roguemos al Señor.

 

4.    Por los que participamos de esta celebración: para que al celebrar el nacimiento de Cristo podamos renacer a una vida nueva de justicia y de santidad. Roguemos al Señor. 

 

Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 232)


Sabíamos, Señor que eres bueno y que nos quiere bien;

Pero hoy lo demuestras palpablemente, una vez más,  a tu estilo:

Con un  optimismo a toda prueba y una entrega sin reservas.

¿Quién daría un céntimo por nosotros, tan ruines y ruidosos?

Pero tú rompes todos los moldes y todos los cálculos;

Tú amas al hombre hasta hacerte uno más entre nosotros.

 

¡Gracias, Señor  Jesús!  Has venido a tu casa, y queremos

Recibirte como tú lo mereces.  Al celebrar tu nacimiento,

Concédenos renovar nuestra vieja y mezquina mentalidad

Para revestirnos de la nueva condición humana a tu imagen,

La condición de hijos de Dios y hermanos de los hombres.



Amén.

Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)


 

En camino: 25 de diciembre de 2011, “Natividad del Señor”

Enlace permanente 21 de Diciembre, 2011, 18:26

EN CAMINO

Tiempo de Navidad, ciclo “B”

 

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.           Fuente: www.scalando.com

25 de diciembre de 2011, “Natividad del Señor”

 

-       Primera lectura: Is 52,7-10: Alzan la voz, todos a una gritan de alegría.

-       Salmo Responsorial: 97,1-6: Aclame al Señor tierra entera, griten, vitoreen, canten.

-       Segunda lectura: Hb 1,1-6: Dios se revela de muchas maneras.

-       Evangelio: Jn 1,1-18: El Verbo se hizo carne y puso tu morada entre nosotros.

 

 

EL VERBO SE HIZO CARNE

Francis Fukuyama, “anunció” hace más de 20 años el fin de la historia. (Entiéndase aquí por historia, la dinámica que desarrolla el ser humano para construirse como tal, para hacer historia y ser protagonista de ella).

Parece que Fukuyama tenía razón si tenemos en cuenta que, infortunadamente, gran parte de la sociedad actual camina idiotizada por donde le dice el sistema y no se interesa en construir historia, ni en dejar a su paso un mundo mejor. Muchos van como por entre un túnel sin saber por qué, para qué, ni para dónde van, simplemente van, viven, o sobreviven. A los grandes ideales, a los grandes sueños: al amor, la justicia, la verdad, la fraternidad, etc., por los que tantas personas lucharon y dedicaron todas sus energías, sacrificando hasta su propia vida, les quieren dar hoy un entierro de quinta categoría. A nuestro mundo le gusta más el “rosario” enseñado por el dios consumo que habita por excelencia el los centros comerciales, nuevos templos postmodernos.

¿Para qué te metes en problemas? No hagas la guerra, haz el amor, vive el presente pues es el único que existe. ¿Para qué ves el pasado, para lamentarte? ¿Para qué el futuro, para preocuparte? Disfruta, vive el hoy y no más, (apoyados a veces con una interpretación sesgada de Mt 6,25-34). ¿Para qué pensar en los otros, en los pobres, en los miserables? Tu y yo no podemos hacer algo por ellos pues nacieron pobres, ese fue su destino, además no quieren trabajar, son unos vagos. ¿No ves que el mismo Jesús dijo que a los pobres siempre los tendremos? (Se hace una interpretación torcida de Mc 14,7). Vive tu vida y deja vivir. Té salvas o te condenas solo; así que sálvese quien pueda porque camarón que se duerme se lo lleva la corriente; no te metas en mi vida y no me meto en la tuya...

Claro que este ambiente de apatía no se lo inventaron unos cuantos aburridos sentados en una esquina. En parte es consecuencia del fracaso de muchos que quisieron construir historia, así como del fanatismo con el que otros asumieron esta tarea. Y parece que es más fácil despertar de la apatía que cambiar la mentalidad de un fanático.

Hoy algunos dicen que Dios está por encima de la historia y que no le afectan el tiempo ni el espacio, porque para él todo es un eterno presente. Pero en medio de todo ese maremágnum, quienes seguimos a Jesús hacemos memoria y presencia, de un acontecimiento que para nosotros es definitivo: Dios irrumpe cada día en nuestra historia, como dice Juan Árias: toma asiento en nuestras fiestas humanas.

Desde siempre Dios se le ha manifestado a la humanidad por diferentes medios. Pero como dice la Carta a los Hebreos, llegada la plenitud de los tiempos nos ha hablado por medio del Hijo. Y continúa haciendo historia con el ser humano, ahora de manera más directa, pues el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros.

Ésta es una bella confesión de fe de la comunidad cristiana que ve en Jesús la manifestación más patente del amor de Dios. La comunidad cristiana ve en Jesús la plenitud de la revelación, en tanto que él, con su manera de vivir y de hablar, con sus pensamientos, sus sentimientos, sus actitudes, sus opciones vitales y con todo su acontecer histórico nos mostró cómo ser auténticamente humanos e hijos de Dios.

Jesús dejó que Dios aconteciera en su vida, se hiciera carne y moldeara toda su historia. Por eso es la vida que da luz a la humanidad (Jn 1,4b). La vida de Jesús, y todo aquello que genere vida en plenitud, se convierte en criterio para juzgar lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo noble y lo ruin, lo bello y lo feo. Así como fue Jesús, debe ser todo aquel que quiera ser auténticamente humano: “he aquí el hombre”  (Jn 19,5); he ahí el modelo de ser humano, el paradigma de vida. En Jesús se cumple a plenitud el plan de Dios; él es la culminación de un largo proceso de comunicación de Dios al mundo. En él Dios ha manifestado su gloria, su gracia, su luz de manera plena.

Jesús asumió su condición humana y permitió que Dios se revelara en él, que por medio de él el Verbo se hiciera carne. Y hacerse carne es asumir la humanidad con todo lo que tiene: tristezas, alegrías, preocupaciones, trabajos, sueños, ilusiones, miedos, traumas, esperanzas, deseos, pensamientos, sentimientos, impulsos y, por supuesto, los grandes sueños que la postmodernidad declaró muertos.

La realidad no se puede ocultar, hay que reconocerla sin miedo. La maldad, los peligros, la oscuridad, la frustración y la muerte, están presentes en el mundo y muchas veces las sufrimos. Y tenemos el riesgo de sucumbir, de ir tras caminos equivocados que conducirán a la perdición. Tenemos el riesgo de llevar una vida vacía de sentido, tibia y mediocre. Pero en medio de todo hoy la Palabra nos da un mensaje de esperanza: la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pueden ocultarla; aunque no la acojan, ahí esta la luz para todo aquel que la acepte.

Dios sigue hablando, se sigue revelando, quiere seguir encarnándose en nuestra historia, en nuestra vida, en nuestra humanidad. Muchos rechazan esa oferta gratuita. Vino a los suyos y los suyos no la recibieron (Jn 1,11). Nosotros estamos invitados a aceptar esa luz maravillosa en nuestra vida, a creer en el Verbo que se hizo y se hace carne; que puso y pone su morada entre nosotros. Estamos invitados a asumir el hoy de nuestra historia, con sus luces y sus sombras, con las cosas bellas y con la corrupción, con los peligros y las oportunidades, con la fuerza del Verbo encarnado que nos da valor para vencer el desencanto, la desesperanza, la mediocridad, la vida vacía, que nos hace ver todo con nuevos ojos, que nos ayuda a encontrar cada día el sentido de la vida y nos conduce irreversiblemente hacia la plenitud.

Estamos invitados a creer en Jesús, es decir, a vivir en comunión con él, a seguir sus pasos y a configurar nuestra vida según el paradigma propuesto por su palabra y su persona. A partir del seguimiento de Jesús y de la apertura a la gracia, llegaremos ser hijos de Dios, creaturas nuevas nacidas del agua y del Espíritu, y participaremos de su vida, de su gloria, de su luz. Con la gracia del Verbo encarnado escribiremos una historia de salvación en la cual seamos protagonistas, en los sueños, en la planeación, en el trabajo, en lucha, en la victoria.

 

Oración

Señor Jesús, hermano, amigo, compañero de camino, de sueños, de luchas, de fracasos, de esperanzas… te bendecimos porque eres el mejor don para la humanidad, la revelación más patente del amor misericordioso de Dios, Padre y Madre común.

Creemos en ti, en tu camino, en tu causa, en tu proyecto. Nos unimos a ti, queremos configurar nuestra vida contigo, vivir en comunión contigo, seguirte de todo corazón y realizar a plenitud el plan de salvación. Reconocemos que muchas veces le hemos dado la espalda a la luz, hemos tomado caminos equivocados y hemos vivido las consecuencias. Reconocemos que a veces la oscuridad pareciera reinar en nuestro mundo y nos dejamos inundar por ella y en medio de ella nos sabemos para dónde coger, damos pasos torpes y ponemos en peligro nuestra vida.

Te pedimos que vivas, reines y conduzcas nuestra vida. Creemos firmemente que la luz brilla en las tinieblas, que la vida vence la muerte, que contigo siempre hay una luz de esperanza. Creemos en ti, acogemos tu luz, seguimos tus pasos y estamos seguros de que viviremos a plenitud y seremos conducidos irreversiblemente por sendas de vida eterna. Amén.

Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)


 

Moniciones: IV Domingo de Adviento. Ciclo B

Enlace permanente 12 de Diciembre, 2011, 11:31

IV Domingo de Adviento - Ciclo B

“Hágase en mí según tu palabra”

 

Monición de entrada:

           

Buenas noches (días, tardes) hermanos en Cristo.  Entramos ya al cuarto o último domingo de Adviento.  La esperanza, por tanto, se realiza en el “SI” de la Virgen en la Anunciación.  Celebremos con alegría el misterio de Dios que se nos revelará en la Liturgia de la Palabra y en la acción eucarística de hoy.  De pie, por favor, para comenzar la celebración de estos misterios, con el canto de entrada.

 

Primera lectura: 2 Sam 7, 1-5. 8b-11.16 (El reino de David durará por siempre)

 

Esta lectura tomada del segundo libro de Samuel, el Rey David expresa su deseo de construir una casa para Dios.  Dios, sin embargo, rechaza la oferta.  Promete a David una descendencia real y duradera, de la cual vendrá el Salvador.  Los descendientes de David serán la casa en que Dios viva y El mismo la edificará.  Escuchemos.

 

Segunda lectura: Rom 16-27 (Revelación del misterio de salvación)

 

La segunda lectura que escucharemos a continuación nos presenta la Revelación del misterio de Jesucristo, manifestado en las Escrituras.  Este misterio es el plan divino de salvación universal, manifestado ahora en la Encarnación del Hijo de Dios.  Jesús es la sabiduría de Dios revelada y en Él damos gloria a Dios.

 

Tercera lectura: Mc 13, 33-37 (Anuncio del ángel a María)

 

Nuestra preparación y espera gozosa de Adviento no está completa sin María, la Madre de Dios.  El Evangelio de san Lucas nos presenta a la Virgen en la Anunciación.  Con sencillez y humildad María dijo: “SI” a Dios.  Desde este momento el Verbo se encarna en nuestra humanidad; Jesucristo es el Hijo de David, pero también nuestro Hermano.  Nos ponemos de pie, para escuchar esta Buena Nueva, pero antes entonemos el Aleluya.

 


Oración Universal:

 

1.    Por el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y todos los ministros de la Iglesia, para que siempre nos celebren los misterios de Dios contenidos en las Sagradas Escrituras. Roguemos al Señor.

 

2.    Por nuestras, familias para que den importancia al diálogo, a la concordia y al apoyo mutuo entre sus miembros. Roguemos al Señor.

 

3.    Por los grupos sociales y políticos, para que, lejos de buscar sus propios intereses tengan el sentido y el coraje del bien común. Roguemos al Señor.

 

4.    Por nuestro país, especialmente nuestro pueblo, para que estos días sean de paz, de tranquilidad y preparación espiritual. Roguemos al Señor.

 

5.    Por todos nosotros reunidos aquí alrededor del altar, para que a ejemplo de María contestemos sí a las llamadas diarias que Dios nos hace y sepamos hacer realidad en nuestras vidas los contenidos de nuestra fe. Roguemos al Señor.

 

Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)


 

Nuestra Señora de Guadalupe

Enlace permanente 11 de Diciembre, 2011, 18:06

Moniciones para la Misa
Fiestas marinas

Nuestra Señora de Guadalupe

12 de diciembre

Autor: P. Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com

Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros, pecadores

Hazpara ver las lecturas del día

Citás Bíblicas

  • Ira lect: Isaías 7, 10-14
  • O bien

  • Eclesiástico (Sirácides) 24, 23-31

  • 2da lect: Gálatas 4, 4-7
  • 3ra lect: Lucas 1, 39-48

"María, la primera salvada por la Pascua de Jesús"

Monición de entrada:

Muy buenas (noches, días, tardes) Hoy celebramos, con especial alegría, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Reina del pueblo mexicano y patrona de toda América.  Esta fiesta es una de las más estimadas y celebradas por nuestros pueblos de nuestro continente americano.  Esta fiesta está situada a muy pocos días de otra gran celebración mariana: la de la Inmaculada Concepción; también se sitúa en un tiempo “fuerte” del calendario litúrgico: el Adviento.  El Adviento es el tiempo mariano por excelencia, ya que María es el principal modelo de la espera de Cristo.  De pie, por favor para cantar con alegría y júbilo el canto procesional.

Isaías 7, 10-14 (La virgen está en cinta)

Este texto del profeta Isaías nos ofrece tres elementos dignos de tomar en cuenta: 1) la señal, 2) el niño y 3) la joven.  La joven era conocida del rey, seguramente era su esposa de hacía poco; lo que no se puede saber es si ya estaba encinta o lo estaría poco después.  Presten atención.

O bien

Eclesiástico (Sirácides) 24, 23-31 (Regaré mi huerto y empaparé mis jardines)

El texto que vamos a escuchar en breves segundos, como primera lectura es, tomado del libro del Eclesiástico o Sirácides; es parte de un himno en elogio a la Sabiduría.  Escuchen atentos, hermanos, este importante mensaje.

Gálatas 4, 4-7 (Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer)

En la lectura que se proclamará a continuación, Pablo, escribiéndoles a los cristianos de Galaxia, hace una condensación del tema de la Encarnación.  Se expresa la condición fraterna del Redentor “nacido de una mujer, nacido bajo la ley”.  Escuchemos atentos, hermanos, la exhortación de san Pablo.

Lucas 1, 39-48 (Visita de María a Isabel)

San Lucas nos presenta el anuncio del ángel Gabriel, donde María después de haber recibido el anuncio y después de haber concebido en su seno al Hijo de Dios, el autor de la vida, ella siente la necesidad de ir en ayuda de su parienta, quien en edad ya avanzada está también embarazada.  Abran muy bien sus oídos, pónganse de pie y entonemos el Aleluya, para la proclamación del Evangelio.

Oración Universal

Después de cada invocación, diremos: “Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros

  1. Por la Iglesia, nuestra diócesis y nuestra parroquia, para que, como María sea pobre y humilde y ponga toda la esperanza en su Señor.  Oremos.

  2. Por el Papa Benedicto, por nuestro Obispo N. y por nuestro párroco N., para que tengan siempre en su corazón el gozo que viene de Dios y lo sepan transmitir con su espíritu fraterno.  Oremos.

  3. Por nuestras familias, y por todas las familias de nuestra comunidad parroquial y diocesana, para que aprendamos a querernos más y procurar el bien de todos, y nos ayudemos a crecer en la fe y en la esperanza.  Oremos.

  4. Por nuestros jóvenes, para que a ejemplo de María, procuren descubrir cuál es la voluntad de Dios para sus vidas y sepan seguirle en la vida religiosa y sacerdotal.  Oremos.

  5. Por cada uno de nosotros, para que experimentemos siempre la protección de María Nuestra Señora de Guadalupe y sepamos, como ella, ofrecer a Jesucristo al mundo. .  Oremos.

| Referencias (0)


 

Moniciones: III Domingo de Adviento. Ciclo B

Enlace permanente 9 de Diciembre, 2011, 6:36

Moniciones para la Misa

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com

 

III Domingo de Adviento - Ciclo B

 

Monición de entrada:

           

Hermanos en Cristo: la alegría penetra la liturgia de este tercer domingo de Adviento.  Nos acercamos a la Navidad y esta cercanía nos lleva a meditar más profundamente en la venida final de Cristo.  Estamos alegres y agradecidos porque se nos ha dado el Espíritu, se ha predicado la Buena Nueva y se nos asegura la salvación.  Nosotros también al igual que Juan Bautista, hemos sido llamados a predicar el camino del Señor; a preparar nuestros corazones para su llegada en esta liturgia y todas las veces que diariamente viene a nuestra vida.  Empecemos esta Eucaristía cantando con alegría y esperanza la canción: _______________________________.

 

Primera lectura: Is 61, 1-2; 10-11 (Desbordo de gozo con el Señor)

 

El profeta Isaías, lleno del poder del Espíritu Santo, es enviado a predicar la Buena Nueva a los pobres.  Las opresiones terminan, el consuelo inunda los corazones angustiados, comienza una etapa de perdón, de salvación y alegría en el Señor.  Escuchemos el profeta Isaías.

 

Segunda lectura: I Tes 5, 16-24 (Estén siempre alegres, y no apaguen el Espíritu)

 

Escribiendo a sus colaboradores en Tesalónica y también a nosotros, el Apóstol Pablo nos anima a la alegría, a la oración y a la acción de gracias.  Nos exhorta también a ser irreprochables en todo momento hasta la última venida del Señor.

 

Tercera lectura: Jn 1, 6-8. 19-28 (En medio de ustedes hay uno que no conocen)

           

El texto de hoy es un buen ejemplo de lo que significa ser testigo.  Juan Bautista es el hombre que ha sido enviado por Dios a dar testimonio de la luz.  Juan, como testigo, orienta toda su vida y actividad a descubrir al otro, a la luz, a prepararle el camino, a llevarle a la humanidad hacia Cristo.  Nos ponemos de pie, para entonar el Aleluya, antes de escuchar es mensaje de sencillez y de testimonio.

 

Oración universal:

 

1.    Por la Iglesia para que el Señor con su visita le conceda la unidad y libertad y la gobierne con su asistencia. Roguemos al Señor.

 

2.    Por Iglesia, para que sea fiel a la tarea encomendada por el Señor, de evangelizar especialmente a los pobres. Roguemos al Señor.

 

3.    Por nuestras familias para que crezcan en paciencia, comprensión, diálogo y amor. Roguemos al Señor.

 

4.    Por los difuntos, especialmente los de nuestra familia y parroquia para que Dios los reciba en su reino de Luz y de Paz.  Roguemos al Señor.

 

5.    Por todos nosotros los que participamos de esta Eucaristía, para que nuestra vida se un gran testimonio de la presencia de Cristo entre nosotros. Roguemos al Señor.

Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)


 

Moniciones: II Domingo de Adviento. Ciclo B

Enlace permanente 7 de Diciembre, 2011, 1:35

Moniciones para la Misa

Autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R. Fuente: www.scalando.com

 

II Domingo de Adviento - Ciclo B


Monición de entrada:

Hoy Celebramos el segundo domingo de Adviento. Las lecturas que hoy escucharemos nos ayudan a descubrir los obstáculos con que vamos tropezando en nuestro diario caminar hacia el Padre y, a la vez, nos ofrecen la esperanza de convertir a El nuestros corazones y encontrar así el camino hacia la justicia y la paz. El profeta Isaías nos anima con un mensaje de consuelo y alegría. Empecemos esta Eucaristía cantando con ánimo.


Primera lectura: Is 40, 1-5; 9-11 (Prepárenle un camino al Señor)

En esta lectura Dios viene a su pueblo para consolarlo y alegrarlo. Con la gracia de Dios las dificultades de la vida se resuelven así como los desiertos se convierten en caminos y las montañas e llanos. No hay que tener miedo, porque Cristo viene a salvarnos e medio de la inmensidad del desierto y de las dificultades. El camino se llama paz y justicia. Escuchemos este interesante mensaje.


Segunda lectura: 2 Pe 3, 8-14 (Esperamos un cielo nueva y una tierra nueva)

En esta lectura, tomada de la segunda carta de San Pedro, el Apóstol nos invita a que esperemos pacientemente la venida final del Señor, viviendo nuestra vida consagrada a Dios. Con nuestra buena conducta estamos acelerando el surgimiento de un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habite la justicia.


Tercera lectura: Mc 1, 1-8 (Preparen el camino al Señor)

Marcos empieza su Evangelio con la predicación insistente de Juan Bautista que nos hace ver que no basta con escuchar la noticia de la venida de Jesús; es preciso convertirse de corazón y aceptar el bautismo para obtener el perdón de los pecados. De este modo se prepara el camino para la venida de Jesús. Nos ponemos de pie y aclamemos esta buena noticia cantando con alegría el aleluya.


Oración Universal:

1. Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y diáconos para que a ejemplo de Juan Bautista nos ayuden a preparar el camino de salvación. Roguemos al Señor...

2. Por todos los pueblos del mundo, en particular nuestro pueblo de: para que abandonando la vida de pecado preparemos el nacimiento de Cristo en nuestro corazón. Roguemos al Señor...

3. Para que el diálogo en Familia una a todos sus miembros y así haya paz y alegría en estas Navidades que se avecinan. Roguemos al Señor...

4. Para que el Señor cure los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a cuantos carecen de ellas y libre a nuestro pueblo de todos los males. Roguemos al Señor...

5. Por todos nosotros para que nos ayudemos mutuamente a preparar el camino para la venida del Mesías. Roguemos al Señor...

6. Para que nuestra Parroquia sea un fiel reflejo del amor que Cristo vino a traer a la tierra. Roguemos al Señor...

7. Para que de nuestros jóvenes surjan abundantes vocaciones para la vida religiosa y sacerdotal y matrimonios ejemplares. Roguemos al Señor...

Si te ha gustado esta reflexión, regálanos un click aquí

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

Nota: en este servicio podrá aparecer publicidad.  Queremos aclarar que no está bajo nuestra responsabilidad, gracias a esos anuncios, este mensaje te llega gratuitamente.

| Referencias (0)



Blog alojado en ZoomBlog.com

 

 

<<   Diciembre 2011  >>
LMMiJVSD
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

Categorías
General [61] Sindicar categoría
Beatos [3] Sindicar categoría
En Camino [259] Sindicar categoría
Moniciones [389] Sindicar categoría
Reflexiones [20] Sindicar categoría
Santos [7] Sindicar categoría
Virgen María [9] Sindicar categoría