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Junio del 2012

 

Moniciones: XIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B

Enlace permanente 27 de Junio, 2012, 21:42

Moniciones para la MISA

Autor. Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.   Fuente:   www.scalando.com

 

Tiempo Ordinario- Ciclo B

 

XIII Domingo

 “De La muerte a La vida

1 de julio de 2012

Monición de entrada:

 

Durante este tiempo ordinario, la Iglesia, a través de las Sagradas Escrituras, nos invita a reflexionar en la vida y la muerte.  Nuestro destino, dado por Dios, es la vida. Cristo, por su resurrección venció todo, incluso la muerte.  Como cristianos creemos que la muerte es el último paso hacia la plenitud de la vida.  Pidamos a Cristo, quien curó a la mujer y resucitó a la niña en el Evangelio, que creamos en Él y vivamos como Él.  Recibamos al celebrante y los ministros de esta Eucaristía mientras cantamos.

 

Primera lectura: Sab 1, 13-15. 2, 23-25 (Por envidia del diablo vino la muerte)

 

Esta primera lectura, tomada del libro de la Sabiduría, nos da la visión y la intención de Dios respecto del hombre.  El hombre ha sido creado a la imagen de Dios para la inmortalidad.  Dios es el autor de la vida, en él no tiene origen la muerte.  Escuchemos.

 

Segunda lectura: II Cor 8, 7.9.13-15 (Su abundancia remedia la falta de otros)

 

En esta lectura San Pablo hizo una exhortación a los corintios para que fueran preparando una colecta para los necesitados de Jerusalén.  El motivo fundamental que Pablo nos da es el ejemplo de Cristo: “Él, siendo rico se hizo pobre por causa de ustedes, para que por su pobreza fueran ustedes enriquecidos”.  También habla sobre la igualdad que debe reinar entre todos.

 

Tercera lectura: Mc 5, 21-43 (Resurrección de la hija de Jairo y curación de la hemorroisa)

 

El Evangelio de hoy nos presenta dos escenas íntimamente relacionadas porque suceden en el mismo campo de la fe.  A través de la curación de la mujer que padecía flujo de sangre y de la resurrección de la hija de Jairo, Jesús afirma su poder sobre la enfermedad y la muerte.  Antes de proclamar este Evangelio, cantemos el Aleluya, de pie, por favor.

 

Oración Universal

 

1.    Por la firmeza y fidelidad de tu Iglesia.  Escúchanos, Señor.

 

2.    Por el progreso en la fe y la esperanza de cada cristiano. Escúchanos Señor.

 

3.    Por el valor y la alegría de nuestros pastores. Escúchanos, Señor.

 

4.    Por los que aún no te conocen. Escúchanos, Señor.

 

5.    Por todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Escúchanos, Señor.

 

6.    Por la liberación de los pueblos y de las clases sociales oprimidas. Escúchanos, Señor.

 

7.    Por la libertad y la justicia en nuestro país. Escúchanos, Señor.

 

8.    Por la honradez y el servicio de los gobernantes y todos los políticos. Escúchanos, Señor.

 

9.    Por el testimonio de amor de todos nosotros. Escúchanos, Señor.

 

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 343)

Hoy te bendice nuestro corazón, Dios amigo de la vida,

porque vemos a Cristo resucitando a la niña de Jairo

y devolviendo la salud a la pobre mujer enferma.

Así anunciaba la presencia del reino de Dios entre los hombres

y anticipaba el triunfo definitivo de su propia resurrección.

 

Ayúdanos, Señor, a entender que el único camino válido

para tener y dar vida en plenitud fecunda es el estilo

que Jesús nos trazó con su palabra y ejemplo: Si el grano

de trigo no muere en el surco, queda estéril sin producir fruto.

 

Con tu Espíritu transfórmanos, Señor, en testigos de tu amor

que crea vida, difunde tu reino y rejuvenece los corazones.

 

Amén.

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Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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En camino: XIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

Enlace permanente 27 de Junio, 2012, 21:02

scalando.com

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

EN CAMINO

Tiempo Ordinario

Ciclo B

XIII Domingo

    Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                   Fuente: www.scalando.com 

-          Primera lectura: Sb 1,13-15;2,13-25: Dios no hizo la muerte.

-          Salmo Responsorial: 29: Me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

-          Segunda lectura: 2Cor 8,7-9.13-15: Enriqueció a todos con su pobreza.

-          Evangelio: Mc 5,21-43: No temas; basta que tengas fe.

TU FE TE HA SALVADO

Encontramos en el evangelio de hoy dos relatos entrelazados intencionalmente por el autor, que cuestionan fuertemente la religiosidad judía y proponen a Jesús como alternativa. En el caso de la mujer con flujos de sangre, vemos una triple marginación: por ser mujer, por estar enferma y por haber quedado pobre, ya que había gastado toda su fortuna en tratamientos inservibles. Su enfermedad, además de incapacitarla para tener hijos, era la desgracia más grande para una mujer según la mentalidad de la época; las leyes del Levítico, la consideraban impura y, por tanto, nadie debía acercársele. Según la Ley lo impuro contaminaba lo puro. [1]

La mujer había descendido a los infiernos pero de ahí la rescató Jesús. Su amargura se le volvió paz, y su alma abatida por el dolor pudo ver la luz cuando lo conoció. Tal vez le había hablado de Él, o lo había visto y escuchado en alguna parte donde frecuentemente compartía sus enseñanzas. En ese momento, Jesús era considerado como un hombre de Dios y estaba integrado a la comunidad. A ella se la tenía como una mujer impura y segregada de la comunidad. Por lo tanto, nadie debía acercársele, hablarle y, menos, tocarla. Pero la mujer rompió con estas normas.

Una vez más se nos muestra que la fe en Dios no se la puede reducir a cumplir unas normas y participar de unos ritos religiosos; menos cuando estos no responden a las necesidades reales de las personas. Esta mujer lo tenía todo perdido. El hombre de Nazreth le inspiraba confianza y su fe le impulsó a hacer algo prohibido por la ley: tocar a un hombre sano con la esperanza de quedar curada. Lo hizo muy furtivamente como para que nadie lo notara.[2]

Mucha gente buscaba a Jesús por diferentes motivos. Hasta Herodes quería conocerlo por curiosidad (Lc 9,7-9). Muchos lo apretujaban, pero no todos de la misma manera y con las mismas convicciones. Entre ellos una, la más desgraciada de todas, la más marginada entre los marginados, la mujer que padecía flujos de sangre, marcó la diferencia. La que menos valía para el mundo, resultó siendo el paradigma de fe. ¡Las apariencias engañan!

Jesús, que pudo ver lo esencial en el ser humano y lo realmente valioso, descubrió la riqueza de esta mujer tres veces marginada: su perseverancia, su riesgo, su decisión y su fe. Aunque muy sigilosamente, fue capaz de romper esquemas y de hacer algo prohibido por la Ley. Al igual que Jesús, ella nos mostró que no todo lo prohibido es malo, ni todo lo permitido es bueno y saludable para el ser humano.

“Tu fe te ha salvado”, le dijo Jesús. En sentido cristiano, la fe es la que nos mueve, la que nos impulsa, la que nos desinstala, la que nos hace arriesgar, hablar, tocar y entrar en dimensiones desconocidas. La que nos hace abrir caminos y descubrir nuevos mundos por vivir. El ser humano no es estático sino dinámico y cada día debe ir descubriendo su ser y quehacer. Y cada día debe ir descubriendo la voz de Dios en su camino, en su historia, en los acontecimientos, en su vida, en su conciencia; y debe optar, actuar, tomar un camino en el cual experimente la acción salvífica de Dios.

Si hubiera sido cierto lo que predicaban los rabinos, Jesús habría quedado impuro cuando la mujer lo tocó. Pero sucedió lo contrario. Fue ella quien quedó pura. La ortodoxia judía la marginaba y la condenaba por ser mujer, pobre y enferma; Jesús la acogió y la limpió. La ortodoxia judía la despreciaba y la maldecía; Jesús la felicitó por su gran fe y la despidió en paz y con salud. Había algo que no estaba bien y no era precisamente la gente, era otra cosa más estructural y aparentemente santo... 

 NO TEMAS, BASTA QUE TENGAS FE

Después del templo, la sinagoga representaba, para la época, la institución más importante.  Pero Jairo, jefe de una de ellas, no había encontrado remedio para su hija y por eso acudió a Jesús, un profeta que había cuestionado las viejas y anquilosadas estructuras religiosas. Resultaba insólito que un rabino de la sinagoga fuera a pedirle un favor a quien había dirigido las más mordaces críticas a la institución judía. Pero se atrevió a hacerlo.

El texto no da el nombre de la muchacha, sí del papá. ¿Quién era la hija de Jairo? ¿A quién representaba?[3] La niña representaba al pueblo judío que estaba enfermo, en crisis y al borde del colapso y la sinagoga no estaba respondiendo adecuadamente a las necesidades de la gente.

Jairo era aquel jefe de los que no se ocupan únicamente en salvarse así mismos y a la institución a la cual representan, caiga quien se caiga y muera quien se muera. Jairo era de los jefes que les interesa más el bien de la gente que mantener anacrónicas estructuras que entorpecen el desarrollo de los pueblos. Jairo no se quedó estancado defendiendo su propio bienestar. Buscó alternativas y soluciones reales. En su búsqueda encontró a Jesús y se echó a sus pies, es decir, se puso a su disposición, confió en él y siguió sus pasos.

Pero tanto Jairo en su búsqueda, como Jesús en su propuesta de vida, encontraron resistencia. Unos le dijeron que ya su hija había muerto y que no había esperanzas, otros que para qué iba a molestar al maestro y otros se burlaron del loco Jesús quien afirmaba que la niña sólo estaba dormida.

“No temas, basta que tengas fe”, le dijo Jesús a Jairo. La misma fe que animó a la mujer que padecía con los flujos de sangre. Ante la crisis viene el temor (que en la Biblia es signo de falta de fe). Ante la crisis mucha gente se desespera, todo lo ve oscuro y sin salidas. Para los incrédulos la situación ya no tenía remedio y sólo quedaba el llanto, pues la niña estaba muerta. Jesús no desconocía la realidad, el pueblo estaba en crisis, por eso acudió a auxiliar a “la niña”. Pero para Él todo tenía solución, pues lo que es imposible para los hombres es posible para Dios (Lc 18,27).

La gente cargada de pesimismo entorpece la búsqueda de soluciones, el pánico cunde y todo se echa a perder. A una misma realidad se le puede hacer una lectura pesimista y otra lectura esperanzadora. Para las pesimistas plañideras todo estaba perdido. Jesús vio oportunidades donde todos veían oscuridad. No pocas veces le declaramos la muerte prematura a una causa, a una idea, e incluso a unas personas: “esto ya no tiene sentido, todo esto es un fracaso, esa persona ya no tiene arreglo…”  Por eso sólo permitió que lo acompañaran tres de sus discípulos; y en casa de Jairo, ante las burlas de los presentes, los sacó a todos y entró únicamente con Jairo, su esposa y sus tres acompañantes.

Con la niña tuvo unos gestos muy amables y significativos. La tomó de la mano y le habló:“contigo hablo, levántate”. Y la niña se levantó y empezó a caminar. ¿Saben lo que significa en el evangelio empezar a caminar? Discipulado. O sea, Jairo, su esposa y su hija (entiéndase la fracción de pueblo que dirigía Jairo en la sinagoga) se convirtieron en discípulos de Jesús.

Un detalle que no quiero dejar escapar es la edad de la niña, los mismos que los de la mujer que llevaba sufriendo los flujos de sangre: doce años. Doce es plenitud, es la edad en la que se podían comprometer las mujeres para el matrimonio, para comunicar la vida y tener hijos. Estas mujeres en la plenitud de su vida estaban quedando infértiles y, ni la sinagoga, ni todas las maromas que había echo la mujer para curarse habían servido. Jesús les ofreció la oportunidad para levantarse y caminar, para generar vida a su paso.

Ya miramos para atrás; ahora mirémonos nosotros. Es importante revisar a la luz de este evangelio nuestra vida personal, familiar y eclesial. Preguntarnos si alguna vez, como la mujer que tenía los flujos de sangre, hemos ido por el mundo “del tumbo al tambo”, de un lado para el otro, buscando desesperadamente soluciones a nuestros problemas, respuestas mágicas y rápidas a nuestras preguntas, pero no hemos logrado más que empeorar nuestra situación. Necesitamos tener la fe robusta de esta mujer débil para llegar a Jesús, y con Él, romper todo aquello que no nos permite desarrollarnos como verdaderos hijos de Dios.

Preguntémonos si, como iglesia nos asemejamos a la sinagoga del “viejo Jairo”: incapaz de sanar los males de sus integrantes por estar centrada en anacrónicas estructuras que no dan vida. Como lo hizo el “viejo Jairo”, necesitamos humildad para reconocer que la respuesta no está en la vieja sinagoga sino en el encuentro con Jesús vivo. Necesitamos dejar el miedo de perder las falsas seguridades, el status y el poder que nos han “dado” para callar nuestra boca y amarrar nuestras manos. Necesitamos una fe robusta para romper con las viejas estructuras que nos mantienen cerrados al mundo, y dedicarnos a trabajar para remediar los males que atacan a la gente.

Hay entre nosotros una nostalgia de lo antiguo: “porque ya las cosas no son como antes, porque ya la iglesia no tiene el poder y la influencia que tenía antes, porque antes en algunos de nuestros países la iglesia católica era la religión del estado y ahora ya no…” En fin, podemos sentarnos a llorar sobre la leche derramada.  A lamentarnos de lo que teníamos y ya no tenemos, a decir que el mundo le está dando la espalda a Dios...

Pero no nos han quitado nada de que realmente es valioso en sentido cristiano. Cuando le dieron poder a la Iglesia la obligaron a poner su atención en la doctrina, la institución y las normas. Nuestros líderes (presbíteros, obispos y toda la jerarquía que se inventaron para funcionar bien) se convirtieron en funcionarios reales, fieles al imperio y sus intereses e infieles al evangelio y su proyecto de vida. Ahora cuando el mundo se vino en contra de la institución eclesial, en vez de quedarnos pegados defendiendo nuestros dogmas e instituciones, necesitamos dejarnos cuestionar y aumentar nuestro compromiso con la vida[4]. Construir, con la gracia del Espíritu Santo, una Iglesia, no que condena y margina, sino una Iglesia que salva, que levanta a los enfermos y apoya procesos de vida. Que brille no por su voz inquisidora sino por las muestras de generosidad (segunda lectura)

Oración

Bendito seas por siempre, Jesús, amigo, hermano, compañero nuestro, reflejo fiel del amor misericordioso de Dios, Padre y Madre común. Bendito, alabado, amado, reconocido y enaltecido por siempre. Glorificamos a Dios por tu Palabra, por tu testimonio, por tu presencia viva en medio de nosotros. Gracias, Jesús, gracias hermano nuestro, gracias… bendito seas por siempre… gracias por estar aquí… donde dos o más nos reunimos en tu nombre tú te haces presente y creemos firmemente que tú estás aquí, dentro de cada uno, dentro de nuestras familias, dentro de nuestras comunidades… infundiéndonos constantemente la gracia de tu Espíritu. Nos abrimos totalmente a esa gracia salvadora…

Te entregamos nuestra vida, nuestra edad, los años que hemos vivido y los años que nos quedan por vivir. Te bendecimos por todas las experiencias bellas y también por aquellas experiencias difíciles en las cuales hemos contado con tu auxilio, con tu mano generosa y tu firme amistad. Te entregamos nuestro camino.

Danos una fe grande, firme y arriesgada como la de la mujer del Evangelio que hoy compartimos. Danos líderes como Jairo que buscan desde la fe y con honestidad, la solución a los conflictos existenciales de su comunidad. Queremos vivir estos procesos de salvación al interior de nuestra vida personal y en nuestra vida familiar y comunitaria. Nos acercamos a ti con la fe de la mujer, con la fe de Jairo… tal vez, con dudas, con temores, con dolores, con esperanzas, llenos de utopías, de sueños, de ilusiones, de necesidades y también de ganas de vivir y de luchar, de buscar y encontrar. Confiamos en ti, aceptamos la invitación que le hiciste a la niña y que hoy nos haces  a nosotros: “Talita, kum: ¡Oye, niña, despiértate!”.  Queremos levantarnos y caminar contigo. Creemos en tu palabra, queremos dar el paso definitivo contigo y seguirte hasta el final… contigo vamos, contigo caminamos… Amén.


[1] La mujer que ha tenido sus reglas será impura por espacio de siete días, por ser un derrame de sangre de su cuerpo. Quien la toque será impuro hasta la tarde. Todo aquello en que se acueste durante su impureza quedará impuro, lo mismo que todo aquello sobre lo que se siente. Quien toque su cama deberá lavar sus vestidos y luego bañarse, y permanecer impuro hasta la tarde. Quien toque un asiento sobre el que se ha sentado deberá lavar  sus vestidos y luego bañarse, y quedará impuro hasta la tarde… Si una mujer tiene derrame de sangre durante muchos días, fuera del tiempo de sus reglas, o si éstas se prolongan, quedará impura durante todo este tiempo, como en los días del derrame menstrual…” (Lev 15,19-22.25)

[2] El relato nos presenta unas características mágicas muy propias de los relatos de la antigüedad: La mujer lo tocó e inmediatamente se le detuvo la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba sano de su enfermedad. Hay que aclarar que el evangelista no estaba con una videograbadora para captar los detalles de los acontecimientos. Se trata de una composición literaria que nos trae algo mucho más de fondo.

[3] Como en el caso anterior, se trata de una elaboración literaria. Posiblemente, el evangelista haya contado con algún relato de milagro que redactó para presentar un mensaje.

[4] “El mundo de la secularización quebró la cristiandad y qué bueno porque así  vamos a centrar la fe no en las normas y la institución sino en la vida, en la mística y en la espiritualidad de la comunidad cristiana primera. Así nos queda más fácil recuperar la primacía de Jesús, planteado desde la persona. Esto es lo más eclesial que hay. El mundo de la doctrina y la norma no es el mundo de Jesús” (CARRASQUILLA Federico, En: Charla sobre Espiritualidad cristiana, Villa Marianella, abril de 2006).

Preguntas, comentarios y agradecimiento a: neptalidv@yahoo.com

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Moniciones: Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

Enlace permanente 26 de Junio, 2012, 23:58

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

Moniciones para la Misa

Solemnidad de San Pedro y San Pablo

 29 de junio

-1ra lect.: Hch 12,1-11     -Sal 33     -2da lect.: 2Tm 4,6-8.17-18     -Evangelio: Mt 16,13-19

Entrada:

Buenos noches, sean todos bienvenidos a esta celebración:

Celebramos hoy la fiesta de nuestros santos patrones Pedro y Pablo. Los textos de la liturgia de hoy recogen los buenos momentos de la actividad de estas dos grandes columnas de la Iglesia que se entregaron de manera incondicional para dar a conocer la verdad, incluso hasta llegar a morir por ella.  Son dos gigantesen la fe que se complementan mutuamente y le dan forma a la misión de la Iglesia.  Nosotros necesitamos saber, conocer, en cierto modo experimentar, en la vida de los santos, lo que experimentamos en nuestra vida: nuestra contradicción y la constante compasión del Dios que nos levanta.  Les invito para que se pongan de pie para dar inicio a la Eucaristía de hoy y lo hacemos cantando con alegría.

Primera lectura: Hc 12, 1-11

El texto que a continuación escucharemos nos sitúa al comienzo de la persecución del rey Agripa I contra la comunidad cristiana.  Pedro ha sido liberado de las maquinaciones del rey, gracias a una intervención directa de Dios a favor del apóstol.  Pedro actúa como un autómata ante los mandatos del ángel, que siempre lleva la iniciativa.  Escuchemos atentos este interesante relato.

Segunda lectura: II Tim 4,6-8.17-18

Escucharemos un párrafo de la segunda carta de San Pablo a Timoteo.  El apóstol repasa su vida y nos deja su testimonio: el esfuerzo y entrega de alguien apasionado que se ha entregado sin reserva a la causa del Evangelio.  Las imágenes deportivas que usa (combates, carrera) ayudan a acentuar el gozo por la cercanía de la meta final, pero el premio o la corona los da el Señor, fiel a su palabra y a los dones que ha querido dar a sus criaturas.  Escuchemos atentamente.

Tercera lectura: San Mateo 16, 13-19

En el Evangelio de hoy se le da a Pedro “oficialmente” el título de piedra, roca en la que Jesús va a edificar su Iglesia, aunque ésta tiene un cimiento frágil no se hundirá.  El misterio de la Iglesia, con Pedro a la cabeza, es un misterio de fragilidad sostenido por la mano de Jesús que la cuida y la mantiene en pie.  Por otro lado, Pedro recibe el poder de atar y desatar.  “Tu eres Pedro y te daré las llaves del reino de los cielos.  Nos ponemos de pie y entonamos el Aleluya para escuchar la proclamación del Evangelio.

Oración de los fieles

A cada petición contestaremos: “Bendice, Señor, a tu Iglesia”.

1.     Tú que rogaste por Pedro para que no se apagara su fe, da firmeza a la fe de tu Iglesia, roguemos al Señor…

2.     Tú que, después de la resurrección, te apareciste a Simón Pedro y te revelaste a Saulo, ilumina nuestras mentes para que confesemos tu resurrección, roguemos al Señor…

3.     Tú que elegiste al apóstol Pablo para que anunciara tu nombre a los paganos, haz de nosotros verdaderos apóstoles de tu Evangelio, roguemos al Señor…

4.     Tú  que misericordiosamente perdonaste las negaciones de Pedro, perdónanos también nuestras culpas y pecados, roguemos al Señor…

Exhortación final:

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 621)

Bendito sea, Dios, Padre nuestro, Dios de los apóstoles,

Por habernos llamado a la fe e tu pueblo la Iglesia,

Que has cimentado sobre Cristo y sobre la palabra y el testimonnio

De los apóstoles, a quienes él elegió como sucesores suyos.

Te alabamos hoy con estos testigos cualificados del evangelio

Y columnas de la Iglesia, que fueron los apóstoles Pedro y Pablo.

Concédenos, Señor, responder a tu elección de amor

Para colamar las esperanzas depositadas en esta hora del mundo,

Para mostrar tu rostro auténtico a nuestros hermanos los hombres,

Para irradiar la luz del evangelio de Cristo en torno nuestro.

Para presentar ante el mundo el rostro joven de tu Iglesia.

Amén


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Preguntas y comentarios al autor: dvasquezmorales@yahoo.es

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En camino: Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

Enlace permanente 26 de Junio, 2012, 23:46

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

EN CAMINO

Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

 

29 de junio

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                   Fuente: www.scalando.com 

-1ra lect.: Hch 12,1-11     -Sal 33     -2da lect.: 2Tm 4,6-8.17-18     -Evangelio: Mt 16,13-19

Ministerio petrino y ministerio paulino

Celebramos, como iglesia, la solemnidad de San Pedro y San Pablo. Dos personajes con grandes diferencias en su forma de ver la totalidad de vida y la misma vivencia de la fe, pero con profundas experiencias con el Dios manifestado en Jesús, su Hijo, el Cristo salvador. Ministerios diferentes, complementarios y necesarios dentro de la Iglesia.

Pedro era un rudo pescador sin formación intelectual, casado y  con hijos. Su nombre original eraSimón, que en hebreo significa “el que escucha a Dios”. Jesús le puso de sobrenombre Pedro, es decir, piedra.

Tanto ayer como hoy encontramos, básicamente, dos formas de ser Pedro, o de ejercer el ministerio petrino. Simón Pedro fue piedra, por una parte, por la terquedad en su manera de pensar y en sus ansias por un mesianismo triunfalista que lo sacara de pobre y lo llevara a probar las mieles del poder. Por esto, cuando Jesús le advirtió que iba a tener problemas con los ancianos y maestros de la Ley, Simón Pedro se convirtió en piedra de tropiezo que quiso hacer desistir a Jesús en su camino hacia Jerusalén. Jesús rechazó fuertemente esta actitud: “¡Quítate de mi vista, Satanás, escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres!”(Mt 16,24). En la transfiguración fue  otra vez piedra de tropiezo para Jesús al proponerle que se quedaran en la montaña, en vez de bajar a la llanura y seguir con esa misión peligrosa. Jesús invitó a Pedro y a sus demás compañeros a vencer el miedo y a tener ánimo. (Mt 17,1-8). En la experiencia discipular de las comunidades del Cuarto Evangelista (Evangelio según San Juan), Pedro también es presentado como piedra de tropiezo, cuando se muestra celoso por la cercanía de Jesús con la figura del Discípulo Amado. (Jn 21,20-22).

Por otra parte, Simón Pedro es también una piedra viva de la Iglesia fundada sobre Jesús, la Piedra desechada por los arquitectos y convertida en piedra angular (1Pe 2,4-5 / Sal 117). Simón Pedro se convierte en el portavoz de los discípulos al captar el verdadero significado de la actuación de Jesús. De esta manera hace parte de los bienaventurados del Reino, gracias a la profunda experiencia de fe con Jesús que le ha permitido conocerlo y confesarlo.

Cuando Simón Pedro se abre a una nueva experiencia, cuando se adhiere profundamente a la Piedra angular que es Jesús, deja de ser piedra de tropiezo y se convierte en piedra viva, en columna fuerte y en el líder legítimo del nuevo pueblo de Dios fundado en Jesús. La proclamación de la fe en Jesús por parte de Pedro es prototipo de discipulado y cimiento capaz de superar todas las fuerzas del mal que abundan en el mundo y amenazan de muerte a nuestra humanidad y al mismo proyecto salvífico de Dios.

Con esta actitud Pedro puede participar en la comunidad de la autoridad de Jesús, atar o desatar, tomar decisiones, aceptar o no la entrada al nuevo pueblo de Dios que construye su Reino. Así como el nuevo Pedro, los que proclaman la fe de esta manera reciben la gracia de Dios para ofrecer un asilo seguro a quienes se ven amenazados por las fuerzas que destruyen la vida, y pueden negar el asilo a quienes no aceptan la propuesta salvífica de Jesús o se ponen en contra de ella.

Si la autoridad de Pedro se torna fundamentalista, agresiva y condenatoria, se deslegitima y se convierte en piedra de tropiezo. Si se abre a Jesús será una piedra viva en la construcción del nuevo pueblo de Dios.

Pablo, al contrario de Pedro, perteneció a una familia de la aristocracia judía de la diáspora y recibió una formación intelectual muy sólida. Nació en Tarso de Cilicia, Asia Menor (Hch 9,11.30; 11,35; 21,39; 22,3). Una ciudad muy grande, para la época, unos 300.000 habitantes. Poseía un puerto muy activo y pasaba por allí el camino romano que unía oriente y occidente. Era también un centro importante de cultura.

Como buen judío recibió formación en su casa, en la sinagoga local de Tarso y en la escuela local ligada a la sinagoga. Además, por estar en una ciudad romana tuvo la oportunidad de aprender la filosofía griega difundida por todo el imperio. Recibió estudios de especialización en Jerusalén a los pies de Gamaliel (Hch 22,3; Fil 3,6), el maestro más acreditado en aquel entonces, nieto y discípulo del célebre fariseo y doctor Hillel.

Como ciudadano romano, formado para ser rabino y doctor, y para retomar los negocios de su padre, tenía un gran futuro por delante y la posibilidad de una brillante carrera. Fariseo, de la tribu de Benjamín, como él mismo lo confesó (Fil 3), se convirtió en perseguidor de la Iglesia porque estaba convencido, según lo había aprendido, de que ésta era una grave amenaza para el pueblo judío. (Hch 9,1-19; Gal 1,11-24; Fil 3).

Pero, en el camino de Damasco descubrió realmente quién era Jesús y su Iglesia, se cayó del caballo en el que montaba con toda arrogancia, y de perseguidor pasó a ser anunciador de la Buena Noticia del Reino de Dios. (Hch 9,1-19). Él mismo confiesa que por amor a Cristo todo lo demás lo considera basura y que lo abandonó todo con el fin de ganar a Cristo (Fil 3,8). “Lo que tenía por ganancia lo tengo ahora por pérdida por amor a Cristo” (Fil 3,7).

Esto se comprende aún más cuando sabemos que una vez los judíos aceptaban a Cristo en su vida eran expulsados de la comunidad judía y perdían inmediatamente todos sus derechos. Pablo perdió por lo tanto sus posesiones familiares, sus amistades, su clientela judía y casi hasta pierde la vida (Hch 9,23). Luego, ya convertido al cristianismo, fue enviado como misionero ambulante (Hch 13,2-3), sin domicilio, sin taller, ni clientela fija.

Como maestro reconocido pudo haber puesto precio a su enseñanza, pedir ofrenda en las plazas donde enseñaba o instalarse en la casa de algún adinerado como profesor particular de sus hijos, lo cual le hubiera permitido llevar una vida tranquila. Pero Pablo renunció a todo eso y trabajó con sus propias manos (1Cor 4,12), pues no quiso ser un peso para ninguna comunidad (1Tes 2,9; 2Tes 3,7-9; 2Cor 12,13-14). Por eso invitó a otros a que no siguieran el ejemplo de los maestros sino a que a hicieran lo mismo que él hizo (2Tes 3,7-10). El trabajo fue para él, no el reflejo de la condición de esclavos, sino una gran oportunidad para llegar a más personas, para comprender la vida de los pobres y para vivir con más autenticidad el Evangelio: “Empeñen su honra en llevar una vida tranquila, ocupándose de sus propias cosas y trabajando con sus propias manos. Así llevarán una vida honrada a los ojos de los de fuera y no pasarán necesidades” (1Tes 4,11-12).

Desde que entró a la comunidad cristiana se destacó por su visión y talante misionero. A tal punto de provocar una de las crisis más profundas que vivió la Iglesia naciente: la entrada de paganos al cristianismo. Al principio sólo se anunciaba el evangelio a los judíos (Hch 11,19). Si un no judío quería entrar a la Iglesia debía hacerse judío y luego convertirse al cristianismo. Pero un grupo de Antioquía, liderado por Pablo y Bernabé, empezaron a anunciar y a aceptar paganos en las comunidades sin exigirles que se circuncidaran, es decir sin exigirles que aceptaran la Ley y las tradiciones judías, y ahí se armó la de Troya. Los cristianos se dividieron en dos: quienes exigían la circuncisión para ser cristianos y quienes pensaban que tal exigencia era una fatiga inútil.

Entonces se convocó al primer Concilio de la historia del cristianismo, realizado en Jerusalén. El concilio se declaró a favor de la entrada de los paganos sin imposición de la circuncisión. No obstante el Concilio ya se había manifestado, no todos lo interpretaban de la misma manera, y ahí vino un fuerte conflicto entre Pablo y Pedro.

Pedro llegó a visitar a la comunidad de Antioquía. Fiel al espíritu del Concilio, convivía con todos los hermanos, sin distinción alguna entre paganos y judíos (Gal 2,12). Pero en ese momento llegaron, procedentes de Jerusalén, unos judeocristianos tradicionalistas que no se mezclaban con paganos. Por miedo a las críticas de ese grupo Pedro se apartó de los paganos (Gal 2,12), seguido luego por Bernabé y otros judeocristianos, lo cual representó un duro golpe para los cristianos no judíos, pues se consideraron como cristianos de segunda categoría.

A Pablo le molestó sobremanera tal actitud de Pedro y le reclamó con fuerza: “Pero cuando vi que no procedían con rectitud, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?” (Gal 2,14). “La reacción de Pablo revela la profundidad de la experiencia que tuvo en el camino de Damasco. Fue allá donde él experimentó, por un lado, la propia incapacidad de alcanzar la justicia por la observancia de la Ley; y por otro lado, la misericordia de Dios que lo acogía en gracia y le comunicaba la justicia por la fe en Jesucristo. Reaccionando contra Pedro, Pablo, en cierto modo, estaba defendiendo la experiencia de Dios que tuvo en el camino a Damasco, y sacaba de ella una lección para la vida de toda la Iglesia”[1]

No obstante sus diferencias, Pablo nunca desconoció la autoridad de Pedro. Peleó, le reclamó con fuerza su actitud hipócrita (Gal 2,13), pero nunca desconoció que era la autoridad de la Iglesia, ni quiso formar rancha aparte. Muchas veces se refiera a él como Cefas, es decir, cabeza. (Gal 2,9.11.14; 1Cor 1,12; 3,22; 9,5; 15,5).

En la Iglesia deben estar bien articulados los ministerios petrino y paulino. El ministerio petrino está representado por el Papa y, junto a él, el Vaticano y los demás obispos de la Iglesia. El ministerio paulino, aunque no exclusivamente, lo vemos en los teólogos de vanguardia, en los misioneros arriesgados que se insertan en la realidad de la gente y su ethos cultural, para anunciar un Evangelio vivo y vivificador, y en todo aquel discípulo que se ha encontrado con Jesús resucitado y se ha convertido en apóstol más allá de sus fronteras personales, sociales y de cualquier frontera que limite su compromiso apostólico.

Normalmente, en el ministerio petrino predomina más el punto de vista institucional. El poder, la disciplina y el orden, necesarios en cualquier institución, ocupan aquí un puesto central, pues se trata nada más y nada menos que de un organismo de carácter mundial: la Iglesia Católica. El ministerio petrino exige la obediencia y la adhesión cordial a los postulados del centro.

Pero, el ministerio petrino es mucho más que disciplina y orden, no vive para sí mismo sino para la comunidad cristiana y la vida concreta de los discípulos de aquel que da sentido a dicho ministerio, Jesús el Cristo. Por esto, el ministerio petrino debe estar con los ojos bien abiertos a las necesidades reales de un mundo en continua transformación y evolución, y a los desafíos que piden respuesta desde la fe. Respuestas que presuponen la fidelidad a lo genuinamente evangélico y, a su vez, libertad y creatividad, para responder adecuadamente a las necesidades reales de las personas.

Asimismo, el ministerio paulino debe tener en cuenta la autoridad y buscar con celo la unidad de la Iglesia, tal como lo quiso Jesús (Jn 17,11.21-26). Si Pedro representa la continuidad, el poder y lo institucional, Pablo representa la ruptura, la creatividad y el coraje para lo nuevo. “La base petrina y la base paulina son igualmente importantes. La sabiduría está en armonizar estas dos energías de tal forma que pueda darse lo nuevo sin amenazar la continuidad, al contrario, enriqueciéndola. Hay momentos en que debe prevalecer la continuidad; hay otros en que debe fortalecerse la novedad”.[2]

El relativismo en todo sentido que tanto ha criticado nuestro papa Benedicto XVI, el vicario de Pedro, el consumismo alienante y deshumanizador en el que viven sujetas muchas personas, y la forma como muchas personas se desvían de lo auténticamente evangélico, nos hace ver la necesidad de ser prevenidos a la hora de hacer rupturas y aceptar los cambios.

En muchas de nuestras diócesis hay un grave déficit de sacerdotes, lo cual crea un vacío que es muy bien aprovechado inmediatamente por otras iglesias. Los apuros por los que pasan muchos pobres de nuestros campos y de los centros urbanos para vivir dignamente debe interrogarnos y movernos para buscar nuevas líneas de acción para acompañar a millones de hermanos nuestros que tratan de seguir el camino de aquel que ofrece vida abundante a quienes crean en él. La situación interna y externa de nuestras Iglesias latinoamericanas, la inconformidad de muchos católicos, la emigración creciente de éstos hacia sectas cristianas de carácter popular y carismático, muchas veces como consecuencia del énfasis institucional que ahoga lo carismático, nos pone a pensar también en la necesidad de hacer más énfasis en la dimensión paulina y el carácter innovador para hacer frente a todo esto.
 

[1] MESTERS Carlos, Una entrevista con el apóstol Pablo. Colección Biblia 31. Verbo Divino. Quito 2000.

[2] BOF Leonardo, Benedicto XVI y la utopía de Brasil, Columna Semanal, 4 de mayo de 2007. En:www.servicioskoinonia.org

Moniciones y Oración Universal

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Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista

Enlace permanente 20 de Junio, 2012, 22:38

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista  

24 de junio

         Autor: Domingo Vásquez Morales           Fuente: http://www.scalando.com

- 1ra lect.: Is 49,1-6     - Sal 138,1-15     - 2da lect.: Hch 13,22-26     - Evangelio: Lc 1,57-66.80

Monición de Entrada

Hermanos y hermanas: muy buenas noches (días, tardes).  El 24 de junio de cada año celebramos la Solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista.  Además del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, y del nacimiento de María, Virgen Inmaculada, el único santo de quien se celebra el nacimiento terrero es San Juan Bautista.  Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú. De pie, por favor,  para que iniciemos la liturgia de hoy.

Primera lectura: Isaías  49, 1-6 (Te hago luz de las naciones)

La primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías, nos presenta el segundo poema del Siervo de Yahveh.  El poema habla de la misión universal de salvación que el Señor confía a su servidor.  Presten atención para que escuchemos al Señor, hablándonos por medio de Isaías.

Segunda lectura: Hechos 13, 22-26 (Juan predicó antes de que llegara Cristo)

Esta segunda lectura nos presenta el primer discurso de san Pablo, en Antioquía, Pablo recuerda los principales rasgos de la historia de salvación con que Dios los ha bendecido.  Allí tiene un lugar el Bautista, porque preparó la venida de Jesús.  Predicando un bautismo de penitencia.  Escuchemos.

Tercera lectura: Lucas 1, 57-66.80 (Se va a llamar Juan)

“Juan” significa, en hebreo: “Dios es favorable”; Zacarías vuelve a hablar, en señal de que se cumple lo que se le había anunciado; el gozo de los vecinos por el nacimiento de aquel niño se expresa en forma de alegre presagio, puesto que se veía que “la mano del Señor estaba sobre él”.  De pie, por favor, entonemos el Aleluya, para que escuchemos la Buena Noticia de hoy.

Oración Universal:

Por la Iglesia, que ha recibido, como san Juan, la misión de anunciar a Cristo; para que su testimonio sea llamada a la conversión. Roguemos al Señor.

Por el pueblo judío; para que llegue a reconocer en Jesús de Nazaret al Mesías anunciado por san Juan, el mayor de sus profetas. Roguemos al Señor.

Por todos los que buscan con sincero corazón; para que encuentren el camino de la salvación. Roguemos al Señor.

Por los jóvenes; para que respondiendo a la llamada del Señor, san como san Juan, pregoneros de la Buena Noticia. Roguemos al Señor-

Por nosotros, que nos alegramos con el nacimiento del Precursor de Cristo Jesús; para que seamos el pueblo bien dispuesto para recibir el Evangelio. Roguemos al Señor.

Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 618)

Hoy te bendecimos, Dios de los apóstoles y de los profetas,

por la figura y testimonio de Juan el Bautista,

el precursor humilde e insobornable del mesías, Cristo Jesús.

haz que nos tomemos muy en serio su mensaje siempre actual.

Así, convertidos al amor y la justicia de tu reino,

te cantamos a boca llena el canto de gozo de los convertidos,.

Éramos tierra yerma y erial calcinado por el egoísmo,

pero tú eres capaz de hacer florecer nuestro desierto inhóspito.

Enséñanos a vivir en tu presencia y alabarte siempre

con el corazón alegre por tu amorosa gratitud de Padre,

porque todo es presencia y gracia, ternura y cariño tuyo.

Amén.


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Preguntas y comentarios al autor: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista

Enlace permanente 20 de Junio, 2012, 22:31

scalando.com

Misioneros Redentoristas de la Provincia de San Juan

EN CAMINO

Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista

 

24 de junio

Autor:  Neptalí Díaz Villán CSsR.                   Fuente: www.scalando.com 

- 1ra lect.: Is 49,1-6     - Sal 138,1-15     - 2da lect.: Hch 13,22-26     - Evangelio: Lc 1,57-66.80

Juan el profeta

Celebramos la fiesta del nacimiento de Juan Bautista. Toda la vida de Juan fue un reflejo de la misericordia de Dios. La situación de sus ancianos padres era signo de la situación por la que pasaba el pueblo. Para el anciano Zacarías y para la anciana y estéril Isabel, no haber podido tener hijos representaba un gran dolor. Para Zacarías, que como buen sacerdote defendía la ortodoxia de la fe y el cumplimiento de los ritos sin ir más allá de su ciega visión cuadriculada de Dios, todo estaba perdido. Estaban condenados a ser dos ancianos frustrados e infelices.

Pero para Dios no hay nada imposible y a pesar de la incredulidad del anciano sacerdote, Isabel quedó en cinta. El mensaje era contundente: Dios hace brotar vida de un vientre anciano y estéril. El anciano quedó mudo por no haber creído. Esa era la situación de los sacerdotes en Israel: incrédulos y mudos. No eran más que una caduca institución que se negaba a desaparecer porque de eso vivían. Pero para el pueblo los sacerdotes no eran más que un estorbo y un hueco por donde se iba gran parte de los diezmos, que para entonces eran obligatorios.

Cuando Isabel tuvo el bebé sus vecinos comprendieron que Dios había manifestado su compasión por ella y la felicitaban (Lc 1,58). El día de la circuncisión todos pensaban que se llamaría Zacarías como su padre y que iba a seguir el trabajo de sacerdote. Era normal que los hijos siguieran el trabajo de sus padres. Pero no era precisamente en los sacerdotes donde Dios manifestaba su misericordia. Aquí Isabel hizo oír su voz para negarse a que lo llamaran Zacarías y para pedir que lo llamaran Juan, que significa Dios es misericordia. Quienes los acompañaban, pegados a los viejos cánones judíos, no comprendían porqué le ponían ese nombre ya que ningún miembro de la familia lo tenía.

Como Zacarías no podía hablar, y al parecer tampoco podía escuchar, por señas le preguntaron su opinión acerca del nombre que Isabel pedía para el bebé. (No era normal que la mujer escogiera el nombre del niño). Sólo cuando el viejo sacerdote aceptó que Dios estaba más allá de sus caducas normas sacerdotales y que era fundamentalmente misericordia, sólo cuando aceptó que el nombre de su hijo fuera Juan, recuperó el habla para alabar a Dios. Toda la gente fue testigo de este acontecimiento en cual Dios mostraba su favor al pueblo.

Con este acontecimiento se inaugura una nueva etapa en la historia de la salvación. De ahí en adelante, la manera más fehaciente de encontrarse con Dios es la misericordia que engrandece, libera y llena de vida a un pueblo que, como los ancianos padres de Juan, vivía en la más profunda y desoladora esterilidad.

El texto termina diciendo que el niño crecía y se fortalecía y que permaneció en el desierto hasta el día en que se presentó a los israelitas. Por derecho y deber el muchacho debió llamarse Zacarías y ser sacerdote como su padre. Pero desde muy temprana edad se encaminó por la línea profética en clara oposición a la vida cómoda del sacerdote, preocupado más por la pureza ritual, por mantener la estructura religiosa y sus privilegios, que por las necesidades reales de la gente. No haber ejercido como sacerdote, alejarse de la vida social y adentrarse en el desierto viviendo de una manera un tanto extraña por su vestimenta y dieta alimenticia, fue de por sí una protesta y un signo de contradicción, típico de los profetas del Antiguo Testamento.

El desierto simboliza el lugar del encuentro con Dios, lugar árido y despoblado. Signo de crisis y memoria de los cuarenta años de de larga travesía del pueblo por un inmenso desierto, camino a la tierra prometida. Por lo tanto también signo de liberación. Allí se preparó Juan. Experimentó la soledad, el dolor, el hambre y la sed, pero sobre todo la voz de Dios que lo invitaba a profetizar.

Su predicación fue como su vida: recia y severa. Su denuncia fue frentera. No conoció la diplomacia. A los fariseos que encarnaban el ideal del judío cumplidor a ultranza de la ley, y a los saduceos autosuficientes y amantes de la opulencia, no tuvo reparos en llamarlos raza de víboras. A todos los invitó a convertirse porque el Reino de los cielos estaba cerca. Según el relato de los Hechos que leemos hoy (Hch 13,22-26), cuando algunos pensaban que de pronto ése era el Mesías, él lo negó con toda claridad y le abrió el camino a aquel que era la Palabra hecha carne. Se supo disminuir para que él se levantara.

Que el Señor nos dé la gracia de experimentar la misericordia de Dios, como lo hizo Isabel y como finalmente Zacarías terminó por aceptar. Que el Señor nos dé la gracia de hacer nuestro trabajo sin apegarnos a las cosas o a los puestos, sin poner falsos pedestales y sin envidias para con las personas que vendrán después de nosotros. Que sepamos ser canales para que por medio ellos muchos conozcan la misericordia del Padre Dios y de su envido Jesucristo; para que tengan vida abundante.

Moniciones y Oración Universal

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Moniciones: Sagrado Corazón de Jesús

Enlace permanente 13 de Junio, 2012, 2:04

Moniciones para la Misa
Viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

Autor: P. Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.                                                                       Fuente: www.scalando.com

Sagrado Corazón de Jesús

Hazpara ver las lecturas del día

Citas Bíblicas

-          1ra lect.: Dt 7,6-11

-          Sal 102

-          2da lect.: I Juan 4,7-16

-          Evangelio: Mateo 11,25-30

"Soy manso y humilde de corazón"

Monición de entrada:

Muy buenas (noches, días, tardes) Los Santos Padres muchas veces hablaron del Corazón de Cristo como símbolo de su amor, tomándolo de la Escritura: "Hemos de beber el agua que brotaría de su Corazón... cuando salió sangre y agua" (Jn 7,37; 19,35). En la Edad Media comenzaron a considerarle como modelo de nuestro amor, paciente por nuestros pecados, a quien debemos reparar entregándole nuestro corazón (santas Lutgarda, Matilde, Gertrudis la Grande, Margarita de Cortona, Ángela de Foligno, San Buenaventura, etc.). 

En el siglo XVII estaba muy extendida esta devoción. San Juan Eudes, ya en 1670, introdujo la primera fiesta pública del Sagrado Corazón. En 1673, Santa Margarita María de Alacoque comenzó a tener una serie de revelaciones que le llevaron a la santidad y la impulsaron a formar un equipo de apóstoles de esta devoción. Con su celo consiguieron un enorme impacto en la Iglesia.


Se divulgaron innumerables libros e imágenes. Las asociaciones del Sagrado Corazón subieron en un siglo, desde mediados del XVIII, de 1.000 a 100.000. Unas 200 congregaciones religiosas y varios institutos seculares se han fundado para extender su culto de mil formas. El Apostolado de la Oración, que pretende conseguir nuestra santificación personal y la salvación del mundo mediante esta devoción, contaba ya en 1917 con 20 millones de asociados. Y en 1960 llegaba al doble en todo el mundo. " 

La Europa oficial rechazó el Corazón de Cristo y en seguida fue asolada por los horrores de la Revolución francesa y de las guerras napoleónicas. Pero después de la purificación, resurgió de nuevo con más fuerza que nunca. En 1856 Pío IX extendió su fiesta a toda la Iglesia. En 1899 León XIII consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús (Ecuador se sabía consagrado en 1874). 
 

Primera Lectura: Deuteronomio 7,6-11


"El Señor se enamoró de ustedes y les eligió".  Por puro amor, Dios llama a la existencia y por puro amor conserva a su pueblo elegido.

Salmo Responsorial: 102


"La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos"

Segunda Lectura: I Juan 4,7-16


"Dios nos amó".  El amor de Dios por nosotros es la razón que fundamenta nuestro amor por los demás, pues no podemos decir que amamos a Dios si no amamos a los hermanos.

Evangelio: Mateo 11,25-30


"Soy manso y humilde de corazón".  La mansedumbre de Jesús destaca como la cualidad más importante de su servicio.

Oración universal:

En esta fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, pidamos al Señor la fuerza para amar como él amó:

-Por todos nosotros, para que meditando frecuentemente en el amor comprometido de Dios, respondamos con generosidad a su llamado, roguemos al Señor.

-Por quienes tienen falta de amor en sus vidas, para que con el apoyo de los hermanos y hermanas, puedan descubrir el inmenso amor de Dios, roguemos al Señor.

-Por las víctimas del desamor en la sociedad, víctimas de la guerra, la violencia, la criminalidad, el maltrato y todo lo que oprime al ser humano, roguemos al Señor.

-Por nosotros, para que al partir de nuestra experiencia del amor que Dios nos tiene podamos dar testimonio de ese amor, roguemos al Señor.

Pedimos, Padre, mediante el Sagrado Corazón de tu Hijo, Jesús, que nos concedas conocer tu amor y nos ayudes a darlo a conocer.  Por el mismo Cristo, nuestro Señor.

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Moniciones: XI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B / El crecimiento incontenible del Reino

Enlace permanente 11 de Junio, 2012, 17:28

Moniciones para la MISA

Autor. Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.   Fuente:   www.scalando.com

 

Tiempo Ordinario- Ciclo B

 

XI Domingo

El crecimiento incontenible del Reino

17 de junio de 2012

Monición de entrada:

 

La esperanza del reino mesiánico anunciado por el profeta Ezequiel con la imagen del tallo que, con los cuidados del Señor, se convierte en su cedro  noble,  se hace realidad en el Reino de Dios que crece incontenible, a pesar de comienzos tan modestos como los de un diminuto grano de mostaza.  Esto fundamenta la confianza y el optimismo de quien camina guiado por la fe.  Agradecidos por ser parte del Reino, empecemos nuestra liturgia con el canto de entrada.  De pie.

 

Primera lectura: Ez 17, 22-24 (El Señor ensalza los árboles humildes)

 

En esta parábola de Ezequiel, leemos que el Señor plantará un ramito insignificante y olvidado que crecerá hasta convertirse en árbol frondoso.  Esta rama es el Pueblo de Dios esperando su vuelta a la patria.  Jesús la utilizará para explicar el Reino de los cielos.  Escuchemos.

 

Segunda lectura: 2 Cor 5, 6-10 (Tenemos confianza y caminamos guiados por la fe)

 

San Pablo dice que, aunque estamos unidos ya de tantas maneras a Cristo, en este mundo vivimos desterrados, lejos de Él.  El cristiano gime y anhela la definitiva transformación y la total unión con Cristo.  Mientras tanto debemos esforzaron por agradar a Dios.

 

Tercera lectura: Mc 4, 26-34 (Parábolas de la simiente y del grano de mostaza)

 

En la primera parábola que san Marcos nos da, la semilla que cae en tierra buena germina, crece y madura sin violencia.  Así llegará el Reino de Dios.  La segunda parábola subraya la capacidad de crecimiento del Reino de Dios.  La semilla arrojada por Jesús está todavía extendiendo sus ramas.  Antes de escuchar este mensaje,  pongámonos de pie para cantar el Aleluya.

 

Oración Universal

 

1.    Para que el Espíritu de Dios inspire y fortalezca al Papa N. y a nuestro obispo N.  Roguemos al Señor.

 

2.    Para que las iglesias cristianas alcancemos la unidad bajo la guía del único pastor que es Jesucristo. Roguemos al Señor.

 

3.    Para que los padres y madres de familias sepan dirigir su familia con sabiduría y corazón humilde y cariñoso.  Roguemos al Señor.

 

4.    Para que los que celebramos esta Eucaristía nos mantengamos constantes en el camino del Evangelio.  Roguemos al Señor.

 

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 337)

 

Bendito sea tu nombre, Padre nuestro, Dios de la paciencia,

porque Jesucristo, tu Hijo, inauguró entre nosotros tu reino

con los medios pobres que tú prefieres para tus obras,

sin espectacularidad deslumbrante, sin impaciencia avasalladora.

 

Así manifestó la fuerza interior e incontenible del reino,

cuyos comienzos humildes y callados, pero eficaces, nos hablan

de optimismo esperanzado frente a nuestro derrotismo impaciente.

 

Concédenos, Señor, ahondar en la oración y la contemplación,

en la admiración y e gozo del Espíritu, para captar la gratuidad

de tu reino en la pequeña semilla que desafía la intemperie,

para saber esperar, aguardando con fe tu gloriosa venida.

 

Amén.

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Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

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En camino: XI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

Enlace permanente 11 de Junio, 2012, 16:56

CAMINO DE FE

17 de Junio de 2012, 11 Domingo del tiempo ordinario, ciclo “B”

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

-          Primera lectura: Ez 17,22-24: Derribo el árbol empinado y hago crecer el humilde.

-          Salmo Responsorial: 92(91): En la vejez seguirá dando fruto.

-          Segunda lectura: 2Cor 5,6-10: Seguridad en Dios.

-          Evangelio: Mc: 4,26-34: ¿Con qué podremos comparar el Reino de Dios?

 

EL REINO EN PARÁBOLAS

¿Cuántos “mesías” ha tenido la humanidad? ¿Cuántos han prometido el cielo y la tierra, transformaciones radicales, sociedades definitivamente prósperas y felices para siempre? La promesa de un mundo feliz siempre es llamativa, más cuando se añade que sería pronto: “Sé millonario ya: compra el baloto”. “Consigue el amor que se te ha perdido: ven a visitar al hermano ‘Agapito Pérez’ y él te lo traerá de regreso en cinco días”. “¿Quieres solución a tu problema?: Ven a la oración fuerte al Espíritu Santo…”  Esas promesas siempre serán llamativas y, por supuesto, muy lucrativas.

¿Jesús quiso que las cosas cambiaran en su pueblo? ¡Claro que sí! ¿Y que cambiaran ya? ¡También! En el relato de las tentaciones “El Tentador” le propuso usar un poder externo para someter al ser humano y hacerlo cambiar de manera rápida y fácil (Mt 4,1-11; Lc 4,1-13; Mc 1,12). Pero Jesús comprendió que por ahí no era, pues el ser humano sólo puede cambiar verdaderamente desde dentro. Desde una elección libre y personal, realizada por el impulso del amor.

Jesús propuso su proyecto para ser asumido de manera libre y espontánea, y no como una imposición colectiva[1], ni como una toma del poder al estilo de las luchas revolucionarias armadas. El proyecto de Jesús debía empezar por una adhesión voluntaria y una conversión del corazón humano sin pretender imponer, pues se caería en el mismo sistema del mundo. 

Dentro de su libertad el ser humano puede rechazar la invitación de Dios. La parábola del sembrador (Mc 4,3) tiene en cuenta la posibilidad del “fracaso”. Muchas energías y esfuerzos se quedan en una fatiga inútil porque las fuerzas adversas del ser humano no lo dejan asumir una nueva vida. O sencillamente porque a cada uno le llega el tiempo de manera distinta, como lo insinúan las parábolas del trigo y la cizaña, y la de la red que se lanza al mar para pescar (Mt 13, 24-30.47-50).

En la parábola del labrador paciente vemos cómo este hombre alterna su vida entre el dormir y el levantarse, la noche y el día. Él hace lo que le corresponde: sembrar la tierra y esperar. ¿Qué más puede hacer? Después de sembrarla no puede hacerla crecer, le corresponde esperar. Finalmente, su trabajo y su paciente espera se ven recompensados en los frutos que recoge.

¿Jesús invitó al quietismo? ¿A dejar que las cosas siguieran su curso sin intervenir para mejorar la situación? ¡De ninguna manera! Lo que pasa es que las cosas se van dando a su debido tiempo. A nosotros como discípulos nos corresponde un trabajo, pero no podemos adelantar los acontecimientos. Claro que nos corresponde cambiar el rumbo de la historia, pero según nuestros pasos, nuestras capacidades y, sabiendo que el Reino es Dios y se hace en el tiempo de Dios.

Con las técnicas de desarrollo sostenible que buscan la efectividad en los procesos sin dañar la armonía con la naturaleza, hoy en día el labrador, podría, además, utilizar algunos abonos sanos para que la planta crezca y produzca mejor, emplear sistemas de regadío, invernaderos, etc. Pero siempre debe hacer su trabajo y esperar lo necesario. Por agilizar excesivamente los procesos, por bajar los costos y aumentar las ganancias se producen alimentos de mala calidad, se dañan los suelos, se explotan los obreros, se comprometen futuras generaciones, se hace mucho daño.

La sed de eficiencia, de éxito, de lucro, de sentirse en la cima a como dé lugar, entre más rápido mejor, así toque tomar atajos, tarde o temprano produce muchas frustraciones. Hay muchos espejos en nuestra sociedad que vale la pena analizar, para reflexionar y tomar caminos distintos. Esa sed obsesiva responde no tanto a un deseo honesto de trabajar por el bien de la humanidad, ni siquiera por realización personal, sino para llenar vacíos humanos, para aparentar importancia y tratar de colmar la insignificancia en la que se encuentra atrapado.

Los extremos son negativos. Un extremo sería quien se preocupa, quien no sabe esperar, quien se adelanta a los acontecimientos innecesariamente, no duerme pensando qué va a pasar mañana, se agota inútilmente, se perjudica. Otro extremo sería quien no hace su trabajo, el irresponsable con su propia vida, con su propia historia, el típico administrador malo de la parábola de los talentos (Mt 25,14-30). Es necesario emplear todas las fuerzas, toda la dedicación, los mejores recursos con que contamos. Es necesario ser creativos, innovadores, apasionados, diligentes y todo lo necesario para que nuestro trabajo sea realmente efectivo. Pero es preciso ejercitarnos en la paciencia, en la serenidad de quien sabe que ha hecho bien su trabajo, y ahora sólo queda descansar, confiar, esperar. Dios hace su obra, el Reino es de Dios, no nuestro. Nosotros somos alegres participantes de este proceso maravilloso que dará sus frutos de vida, así a veces no los veamos inmediatamente. Así como hay semillas que tardan mucho tiempo en germinar, en crecer, en florecer y producir frutos, hay procesos que se demoran más. Incluso, hay trabajos en los cuales se cree que todo fue un fracaso, que se desperdició tiempo, energías, dedicación y demás; pero de pronto después se ven los frutos. La semilla del Reino fue germinando sin que el sembrador lo supiera y producía sus frutos.

Históricamente, esta parábola se dijo en oposición al grupo guerrillero de los zelotes que quería forzar la salvación mesiánica sacudiendo por la fuerza el yugo romano. Según los zelotes el Reino de Dios tenía que ser ya; ahora mismo debían verse liberados de todas las ataduras. ¡Eso sí es una ilusión!, Para llegar a la cima de esa montaña llamada Reino de Dios, no podemos ir en carro, en helicóptero, ni caer en un paracaídas; debemos caminar, hacer lo que nos corresponde y esperar pacientemente.

En la parábola del grano de mostaza se resalta el aporte de los pequeños, que el mundo del poder desprecia, pero que para el Reino de Dios son valiosísimos. La parábola no solamente habla de la gente pobre que seguía a Jesús sino del mismo Jesús, pues los grandes de su tiempo lo asesinaron con una muerte ignominiosa y creyeron que todos se olvidarían de él. Pero su vida, su entrega y su propia muerte, fueron testimonio de verdad y de amor. Dios, como nos recuerda la primera lectura: derriba el árbol empinado y hace crecer la planta humilde; seca el árbol verde y hace reverdecer el árbol seco (Ez 17,24). Y los que vencieron a Jesús se quedaron con su triunfo mediocre y su conciencia enferma. Pero Él sigue siendo el árbol de la vida donde los pájaros pueden descansar a su sombra.

Los signos por medio de los cuales comunicó el Reinado de Dios no fueron señales en el cielo y fenómenos sobrenaturales para mostrar su poder, como querían los judíos. Él manifestó su autoridad respondiendo a necesidades reales. Una señal en el cielo podría seguramente deslumbrar más y con más facilidad le hubieran “creído”. Pero eso ¿para qué? El signo más representativo de Jesús fue su misma vida, su manera de comunicarse, sus comidas y su cercanía con la gente, su opción preferencial por los pobres, y en general, su manera de amar generando vida a su paso.

 

Oración

Señor Jesús, hermano, amigo, compañero de camino, primogénito de la nueva humanidad. Te damos gracias por todas las cosas bellas que vivimos a diario en este camino que seguimos con esperanza. Gracias por cada experiencia, por cada don, por cada detalle, por cada manifestación de tu amor, por todo lo que sostiene y enriquece nuestra vida. Gracias porque has puesto en nuestras manos un trabajo, una responsabilidad, un proyecto a realizar. Gracias por confiar en nosotros.

Te pedimos que nos des la gracia de tu Espíritu. La sabiduría y la fuerza, el tesón y la serenidad para saber trabajar y esperar, para saber buscar y encontrar. Para sentirnos parte de este maravilloso proceso de salvación, para sentirnos parte de la justicia del Reino, dar lo mejor de nosotros para su realización y recoger los frutos. Que la gracia de tu Espíritu nos ayude a hacer bien la tarea como padres, como hijos, como hermanos, como ciudadanos, como seguidores tuyos, como seres humanos… Que vivamos en tu paz, en tu amistad, en tu amor y demos los mejores frutos. Que en la humildad de nuestra realidad humana, experimentemos la vida, el amor, la confianza y la plenitud que nos da Dios, Padre y Madre y la comuniquemos con generosidad a nuestro prójimo. Amén.

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Comunícate conmigo: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R. 

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[1] Como vemos en gran parte de la historia de la Iglesia de manera muy particular aquí en América Latina, con la imposición del cristianismo. A los nativos no les presentaron el Proyecto de Jesús como una alternativa de vida, como un camino, como una Buena Noticia. A ellos los obligaron a adoptar la nueva religión pues, según la mentalidad de la época, eran unos incultos y salvajes a quienes debían civilizar y hacer cristianos para salvarlos.

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Moniciones para el X Domigo del Tiempo Ordinario- Ciclo B

Enlace permanente 5 de Junio, 2012, 17:29

Tiempo Ordinario – Ciclo B

 

X Domingo

 

10 de junio del 2012

 

Monición de entrada:

 

En este domingo, la liturgia nos presenta la realidad del mal y del pecado en el mundo.  A la vez nos recuerda que tenemos  a Cristo quien venció el pecado por su propia muerte y resurrección.  Cuando hacemos la voluntad del Padre, entonces estamos con Dios y no contra Él.  La Eucaristía nos da la fortaleza para luchar contra todo lo que no es de Dios en nuestras vidas.  Recibamos al celebrante de  la Misa mientras cantamos.

 

Primera lectura: Gn 3, 9-15 (Establezco hostilidad entre tu estirpe y la mujer)

 

Este tercer capítulo del libro del Génesis nos relata la caída de los primeros padres, Adán y Eva.  La primera consecuencia de la ruptura con Dios es la ruptura de las relaciones entre los hombres.  Entra el mal, el pecado, pero también la idea de la victoria sobre el mismo.  Esta lectura anuncia nuestra redención por Cristo.   escuchemos.

 

Segunda lectura: 2 Cor 4, 13-5,1 (Creí, por eso hablé)

 

Por su fe, San Pablo tiene que predicar que el Padre resucitó a Jesucristo y que también nos resucitará a nosotros.  Podemos vivir con tribulaciones y dificultades porque éstas pasan y nuestra recompensa será para siempre si vivimos nuestra fe.

 

Tercera lectura: 3, 20-35 (Satanás está perdido)

 

En esta sección del Evangelio de Marcos vemos que el número de los que comprenden a Jesús aumenta, incluyendo sus propios familiares.  Jesús vence a Satanás porque es más fuerte que los poderes del mal.  Los que escuchan su palabra de vida y cumplen la voluntad de Dios pertenecen de verdad a su familia.  Recibamos este mensaje con la aclamación del Aleluya.

 

Oración Universal

 

1.    Por la Iglesia de nuestro país y por todos los que la formamos: para que siempre enseñe el poder del perdón y sea ella instrumento de reconciliación. Roguemos al Señor.

 

2.    Por nuestros gobernantes y por todos los que tienen responsabilidades en la vida pública: para que protejan la dignidad de cada persona.  Roguemos al Señor.

 

3.    Por los misioneros que predican la palabra de Dios: para que sean fortalecidos en sus esfuerzos diarios de dar a conocer al Hijo de Dios.  Roguemos al Señor.

 

4.    Por nosotros, los aquí reunidos y nuestras comunidades cristianas:  para que tratemos de hacer la voluntad de Dios especialmente cuando Él nos pide mucho.  Roguemos al Señor.

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