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Noviembre del 2013

 

Moniciones: I Domingo de Adviento Ciclo A

Enlace permanente 25 de Noviembre, 2013, 22:33

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo de ADVIENTO-Ciclo A

I Domingo

Monición de entrada

Hoy, primer domingo de adviento, empieza la Iglesia un nuevo año litúrgico. Con la primera venida de Cristo, su muerte y resurrección y por medio de nuestro bautismo hemos entrado en la etapa final de nuestro caminar hacia Dios, etapa que no se consumará hasta la venida final de Cristo. Su venida en gloria nos sorprenderá a todos, por eso, debemos estar siempre listos para cuando Él venga. Estemos atentos a Dios, quien viene ahora a nosotros, a través de su palabra y Eucaristía, con el fin de prepararnos para la segunda venida de Jesús. Recibamos al celebrante y acompañantes uniéndonos en coro al canto de entrada.

 

Primera lectura: Is 2, 1-5 (El Señor reúne a todos los pueblos en su reino)

 

Esta lectura está tomada del libro del profeta Isaías. El profeta ve que todos los pueblos vendrán a Sión, que simboliza la Iglesia actual, para que escuchen las enseñanzas del Señor y obedezcan su palabra. Si caminamos a la luz del Señor, nos realizaremos como fruto del Señor y habrá paz universal. Escuchemos.

 

Segunda lectura: Rom 13, 11-14 (Nuestra salvación está cerca)

 

Nosotros los cristianos vivimos una vida de tensiones; vivimos en la presente vida de pecado y oscuridad y también en la nueva época de gracia y luz. San Pablo, en su carta a los romanos, nos exhorta a despertar del sueño porque nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer.  Vamos a escuchar con atención este pasaje paulino.

 

Tercera lectura: Mt 24, 37-44   (Estén en vela para estar preparados)

 

La tercera lectura está tomada del discurso escatológico de San Mateo.  El momento del juicio final es desconocido. El final vendrá súbitamente como vino el diluvio en tiempo de Noé. Cristo nos advierte que debemos estar preparados para su llegada en todo momento.  De pie, por favor, para que escuchemos la Buena Nueva de hoy.

 

Oración Universal:

Después de cada pausa, respondan por favor: Ven a visitar tu pueblo, Señor.

Por la iglesia, peregrina en el mundo: para que haga partícipes a los hombres de la esperanza que ilumina su camino y despierte así en ellos el deseo y la certeza de la salvación. Oremos.

Por nuestras comunidades cristianas: para que la cercanía del salvador nos estimule a vivir como hijos de la luz, rechazando en todo momento las obras de las tinieblas.  Oremos.

Por aquellos en quienes la dureza de la vida ha apagado toda ilusión: para que nuestra oración y fraternidad hagan florecer en ellos la esperanza y la voluntad de comprometerse por un mundo mejor.  Oremos.

Por los gobernantes: para que, por encima de todo interés egoísta, promuevan la paz y el respeto a los derechos de los hombres y de los pueblos.  Oremos.

Por todos nosotros: para que en la realidad cotidiana nos encontremos con el Señor, que un día vendrá como juez de la historia.  Oremos.

Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 22)

 

Te bendecimos, Dios de la esperanza indestructible,

porque en la venida de Jesús, tu Hijo y nuestro hermano,

realizas la utopía del profeta: la paz entre los pueblos.

Tu salvación despierta el alba en nuestro yermo horizonte;

así podemos emprender ya un camino de esperanza y dignidad.

 

Gracias, Señor, porque hoy nos das razones para vivir

y para amar, para llenar nuestro vacío existencial, ya crónico,

para vencer incansables la perenne mezquindad humana,

para iniciar hoy la apasionante tarea que nos confías:

el adviento inacabado de un hombre y un mundo nuevos.

Ayúdanos, Señor, con la fuerza de tu Espíritu.

 

Amén.

 

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Homilía I Domingo de Adviento Ciclo A

Enlace permanente 25 de Noviembre, 2013, 22:16

Camino de FE: comentando la Palabra

Por Neptalí Díaz Villán CSsR. 

 
Tiempo de ADVIENTO-Ciclo A

I Domingo

Estén alerta

Carlos Marx acusó al cristianismo de ser el opio del pueblo. Es cierto, que en algunos momentos, la religión en manos de comerciantes utilizó la sensibilidad religiosa de los pueblos y se aprovechó del camino de Jesús para engañar, adormecer y explotar al hombre. Pero eso no significa que el camino de Jesús sea por sí mismo un engaño. Originalmente la fe cristiana no fue precisamente opio que adormecía sino todo lo contrario: una energía transformante que levantaba y dignificaba a quienes el sistema social excluía y condenaba. A Jesús lo mataron los poderosos no porque adormeciera a la gente sino porque le devolvía la esperanza de vivir dignamente y la animaba a construir el Reino de Dios. Además, antes de que los traficantes de lo religioso utilizaran el cristianismo para adormecer, engañar y explotar, otros lo habían hecho con otras religiones o con ideologías que prometían salvación.

Hoy ya no existen estados ni imperios cristianos. Han pasado miles de revoluciones que prometían tantas cosas bonitas, así como  el imperio de la diosa razón que prometía darle solución a todas las necesidades del ser humano. Pero después de todo, hoy mundo no es más libre ni más feliz. Al caer un gallo sube otro. Hoy otros han asumido el poder e impera el marketing manipulado por unos colosos sedientos de dinero. En los centros comerciales, templos postmodernos, se le rinde culto al dios consumo y al dios confort, y se sacrifican miles y miles de personas a quienes se trata como desecho humano, sin reconocerles derechos ni dignidad. Mientras tanto gran parte del mundo sigue el juego de los espejos, donde no parece haber límites para la ilusión engañosa.[1] “Qué extraña escena describes y qué extraños prisioneros, son iguales a nosotros” (Platón, libro séptimo de La República).

El evangelio nos presenta a Jesús en Jerusalén. En el presente texto Jesús llamó la atención de sus discípulos y les puso el caso de las personas que viven de manera inconsciente. La figura del diluvio universal es la representación de los cambios que se hacen necesarios, pues hay un mundo que requiere urgentemente una explosión, una transformación radical, aunque dolorosa. Las sociedades, las instituciones, las comunidades y también las personas, algunas veces llegamos a un punto de explotación, de corrupción, de mentira, de engaño o de maltrato a nuestra dignidad humana, que tocamos fondo y reventamos.

Mucha gente no es consciente de todo esto y viven sin un sentido crítico. Como dice el evangelio: comen, beben, compran, venden, se casan… (Lc 17,26-28); en otras palabras: para donde va Vicente, va la gente. Hoy también muchos viven embelesados en los nuevos opios: las modas, la TV, la radio, las revistas, los periódicos, el fútbol u otros deportes, etc., cuando son manipulados y utilizados sólo como entretenimiento cómplice de la desinformación.[2]

“Permanezcan pues en vela”, les dijo Jesús. “Ya es hora de despertar del sueño… dejemos las obras de las tinieblas y tomemos las armas de quien actúa a la luz del sol”, les escribió Pablo a la comunidad de Roma. (13,11-14 – 2da lect.). Ante las crisis algunas personas prefieren meter la cabeza en un hoyo, como hace el avestruz. “Cógela suave, que en el fondo la cosa no está tan dura”, suelen decir estos incautos. Nosotros sabemos que huir de los problemas no hará otra cosa sino dejar que avancen y se compliquen más.

La verdadera vida cristiana no es opio ni búsqueda socarrona de una paz espiritual. El camino de Jesús implica la toma de conciencia de nuestra realidad personal, comunitaria, nacional e internacional. De lo profundo del ser humano, así como de los acontecimientos e ideologías que mueven al mundo. ¿Sabemos cómo va el mundo, qué ideologías conducen la historia, qué hay detrás de las tendencias de la moda y de los fenómenos políticos, sociales, musicales o religiosos?

Esta toma de conciencia de la realidad de ninguna manera es para lamentarnos, ni para sentarnos a llorar por la leche derramada. Necesitamos tener los pies en la tierra, no para llenarnos de miedo ni criticarlo todo negativamente.

En medio de cualquier circunstancia, aún de las más adversas, la mirada cristiana siempre debe estar cargada de esperanza. En medio de la dura situación que se vivía en el tiempo de Isaías, el profeta lanzó a su pueblo la utopía de un mundo en paz: “Convertirán sus espadas en arados, y sus lanzas en herramientas de trabajo. No alzará la espada un pueblo contra otro, nadie se adiestrará para la guerra. ¡Ven, pueblo de Jacob, caminemos a la luz del Señor!” (Is 2,4-5 – 2da lect.).

La utopía es alimento espiritual que impulsa nuestra vida para enfrentar el devenir histórico y transformarlo. El profeta habla de convertir las armas en herramientas de trabajo, porque se requiere trabajo impulsado por una esperanza activa y gozosa. Por eso termina su oráculo invitando a su pueblo a seguir los caminos de Dios: “¡Ven, pueblo de Jacob, caminemos a la luz del Señor!”

El tiempo litúrgico que empezamos hoy es precisamente un camino de esperanza. Un camino de reflexión y oración hacia la gran celebración de la encarnación del Verbo en nuestra naturaleza humana, el cual puso su tienda entre nosotros para humanizarnos más y hacernos cada día más plenos y felices.


[1] Esta realidad la describe muy bien Saramago en sus libros Ensayo sobre la ceguera, Todos los hombres y La caverna.

[2] Los noticieros de TV están plagados de las llamadas “noticias del espectáculo”. Muchos acontecimientos de interés nacional o internacional, que los empresarios de los medios no quieren dar a conocer, son tergiversados o son cambiados con un partido de fútbol, por una carrera de autos, por un reinado o por cualquier cosa que esté de moda. Por ejemplo en Colombia, cuando la guerrilla del M19 se tomó el Palacio de Justicia y luego el ejército hizo la retoma (cosa que resultó aún más desastrosa), la entonces ministra de comunicación, Noemí Sanín de Rubio, actual embajadora en España, prohibió a un medio radial transmitir lo que sucedía y ordenó pasar un partido de fútbol.

 

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XXXIV Domingo (Cristo Rey) Tiempo Ordinario-Ciclo C

Enlace permanente 19 de Noviembre, 2013, 21:44

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 
Tiempo Ordinario-Ciclo C

XXXIV Domingo: Cristo Rey

                                                    La fuerza de la debilidad

Lecturas:

-         1ra lect.: 2Sam 5,1-3

-         Sal 121,1-5

-         2da lect.: Col 1,12-20

-         Evangelio: Lc 23,35-43

 

Monición de entrada

 

Con la fiesta de Cristo Rey termina el año litúrgico. Hoy celebramos la soberanía universal de Cristo. Él, quien es Señor de la historia, es nuestro Rey por su muerte y resurrección. Él venció la muerte y ahora nos dirige con su dominio de amor, perdón y paz. Vivamos en esta eucaristía el gran gozo de tener a Cristo como nuestro supremo jefe que nos guía hacia la patria del cielo.  Nos ponemos de pie para recibir a los ministros de esta celebración, cantando con alegría.

 

Primera lectura: I Sam 5, 1-3 (Ungieron a David como rey de Israel)

 

La primera lectura de hoy está tomada del segundo libro de Samuel. David, el rey ideal, bajo cuyo liderato se unieron todas las tribus israelitas, es la figura del Mesías prometido. La descendencia del rey es Cristo, quien es uno con su iglesia. Escuchen con atención.

 

Segunda lectura: Col 1, 12-20 (Dios nos ha traslado al reino de su Hijo querido)

 

Este pasaje de la carta de Pablo a los colosenses es probablemente un himno bautismal. San Pablo aquí afirma la realeza de Cristo sobre el mundo creado. Cristo es cabeza de la iglesia y de toda creación.  Presten oídos a este pasaje.

 

Tercera lectura: Lucas 25, 35-43   (Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino)

 

El evangelio de hoy nos conduce al Gólgota donde Jesús es coronado Rey, pero en el trono de una cruz. Cristo reina con el dominio del perdón y del amor universal. Jesús es ciertamente Rey, pero su realeza es diferente. "Mi reino no es de este mundo". Pero es real: "yo te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso".  De pie, por favor, para cantar el Aleluya.

 

Oración Universal:

Cristo, Rey del universo, haz realidad nuestra petición

 

Por la iglesia católica: para que, como pueblo santo de Dios, aporte a la sociedad los bienes espirituales que ha recibido de Cristo. Roguemos al señor.

 

Por los jefes de los estados y los que ostentan el poder legislativo y ejecutivo en todas las naciones: para que hagan de nuestro mundo un lugar de paz donde reine el bien común. Roguemos al señor.

 

Por aquellos que tienen poder económico o tecnológico, por los científicos de todo el mundo: para que siempre pongan al hombre en el centro de sus preocupaciones. Roguemos al señor.

 

Por los enfermos, los débiles, por cuantos sufren bajo el poder del mal: para que se vean liberados por el influjo del reino de Dios y su justicia. Roguemos al señor.

 

Por los que celebramos religiosamente esta fiesta: para que, dominando nuestras pasiones y egoísmos, no admitamos en nuestra vida otro poder que el de Cristo. Roguemos al señor.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 602)

 

Hoy te alabamos, Padre del cielo, porque en la resurrección

de tu Hijo, Cristo Jesús, lo constituiste Rey y Señor universal

de todo lo creado con un poder y un reino eterno que no cesarán.

Gracias también, porque, a su vez, Cristo ha hecho de nosotros,

los bautizados en Él, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

 

Haz, Señor, que venga tu reino al mundo de los hombres,

y danos la fuerza de tu Espíritu para mantener irrevocable

nuestra entrega personal a la construcción de tu reinado

en nuestro mundo: tu reino de verdad y de vida,

tu reino de santidad y gracia, de justicia, de amor y de paz.

Así merecemos alanzar de ti el reino eterno con Cristo. 

 

Amén.

 

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Moniciones para a Misa:XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario-Ciclo C

Enlace permanente 14 de Noviembre, 2013, 23:08

Tema: MUJER, IMAGEN DE DIOS

Los días 15, 16 y 17 de noviembre de 2013

Deben traer: ropa de cama, toalla y asuntos personales.

Ofrenda: 1, 500.00 por persona.

Llame con tiempo, porque el cupo es limitado, para info.. 829-343-2862 y 829- 342-1948. O visite, por favor: www.casasangerardo.com

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo Ordinario-Ciclo C

XXXIII Domingo

                                                      El trabajo de cada día

Lecturas:

-         1ra lect.: Mal 4, 1-2

-         Sal 97

-         2da lect.: 2Tes 3, 7-12

-         Evangelio: Lc 21, 5-19

 

Monición de entrada

 

Estamos celebrando el penúltimo domingo del año litúrgico. Las lecturas de hoy nos hablan del día de Yavé, o sea, del juicio final. Ellas nos animan a perseverar en nuestra fe, aunque suframos por el Evangelio. Como nuevo pueblo de Dios, vamos a prepararnos para ese día de Dios celebrando hoy con alegría y júbilo esta eucaristía. Nos ponemos de pie para recibir la procesión con el cántico de entrada.

 

Primera lectura: Malaquías 4, 1-2a (Los iluminará un sol de justicia)

 

El profeta Malaquías, en la primera lectura, nos habla del día de Yavé, o sea, de la manifestación de Dios en los "últimos tiempos". Dice que será un día ardiente para los injustos, pero para los justos, "brillará el sol de justicia" o sea, Cristo. Yavé será como un padre, indulgente con los justos. Escuchemos.

 

Segunda lectura: II Tesalonicenses 3, 7-12 (El que no trabaja, que no coma)

 

San Pablo, en su segunda carta a los tesalonicenses, teme que el anunció del fin del mundo llame tanto la atención a los de Tesalónica que éstos se despreocupen de sus deberes temporales. Por eso les exhorta a la paciencia y a la perseverancia. Nosotros tenemos en san Pablo un buen ejemplo de trabajo y de perseverancia en la fe, en la tribulación y en las adversidades.  Escuchen atentos este mensaje.

 

Tercera lectura: Lucas 21, 5-19   (Con su paciencia salvarán sus almas)

 

El evangelio está tomado del discurso de Lucas sobre la parusía. Toda la descripción pertenece al género apocalíptico judío. Para Lucas, los dolores y persecuciones por el evangelio y el testimonio de los discípulos, forman parte de la historia de la Iglesia. El nos aconseja mantener una actitud perseverante por un tiempo indefinido. De pie, por favor, cantemos el Aleluya.

 

Oración Universal:

Por la santa Iglesia de Dios; para que la unidad y la caridad mutua reinen en la comunidad cristiana universal. Roguemos al Señor.

 

Por todas las naciones y por sus habitantes; para que puedan servir mejor a Dios Padre todopoderoso en la paz, la justicia y en la prosperidad temporal. Roguemos al Señor.

                                          

Por los que padecen en su cuerpo o están turbados en el espíritu; para que el Señor alivie sus dolores y les conceda la paz y la esperanza del cielo. Roguemos al Señor.

 

Por nuestros difuntos; para que el Señor les dé el descanso eterno, los reciba en su Reino y los corone de gloria.  Roguemos al Señor.

 

Para que todos los que participamos en esta Eucaristía nos amemos como hermanos. Roguemos al Señor.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 599)

 

Hora de la tarde / fin de las labores.

Amo de las viñas / para los trabajos de tus viñadores.

Al romper el día / nos apalabraste.

Cuidamos tu viña / del alba a la tarde.

Ahora que nos pagas / nos lo das de balde,

que a jornal de gloria / no hay trabajo grande.

Das al vespertino / lo que al mañanero.

Son tuyas las horas / y tuyo el viñedo.

A lo que sembramos / dale crecimiento.

Tú que eres la viña / cuida los sarmientos. 

 

Amén.

 

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Moniciones para la Misa: XXXII Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo C

Enlace permanente 4 de Noviembre, 2013, 21:13

Monición de Entrada Buenos, días, (tardes, noches). Nuestra oración es habitualmente interesada. Pensamos más en pedir que en adorar. En este domingo, la liturgia nos habla de la fe que todo lo puede y nada espera a cambio. Algunos cristianos se desaniman cuando sus peticiones no son contestadas inmediatamente por Dios. La Palabra Sagrada nos enseña hoy que la fe es un don gratuito de Dios. Sólo necesitamos ser fieles. De pie para recibir la procesión con el cántico de entrada.   Primera lectura: Baruc  1, 1.2-3; 2, 2-4 (El justo vivirá por su fe)   Nos encontramos entre el año 605 y el año 597 antes de Cristo. La opresión política parecía que no tenía solución. El profeta dirige su queja a Dios por las injusticias que sufre el pueblo. Yavé responde a la queja. Él salvará a su pueblo, pero mientras tanto necesitan ser fieles a Dios. Oigamos.   Segunda lectura: II Timoteo 1, 6.8. 13-14 (No tengas miedo de dar la cara por Cristo)   Hoy los consejos de san Pablo a su discípulo Timoteo se dirigen también a nosotros. Nosotros hemos recibido los dones del Espíritu Santo para el bien de la comunidad. Con nuestra vida y palabras debemos luchar por la "pureza de la fe". Presten mucha atención. Tercera lectura: Lucas 17, 5-10  (Si tuvieran fe como un granito de mostaza…)   La fe es un don completamente gratuito. Por eso hay que pedirla, como los apóstoles, y actuar conforme a esa fe.  Cantemos el Aleluya. De pie, por favor.   Oración Universal:  Por la Iglesia: para que, fiel a su Maestro, aparezca ante el mundo como sal de la tierra y luz que alumbra en las tinieblas. Oremos. Por la paz del mundo: para que se alejen de los pueblos el hambre, las calamidades y las guerras. Oremos. Por todos los seres humanos del mundo que padecen hambre o enfermedades, por los emigrantes, los desterrados, por los privados de libertad y todos los que sufren. Oremos.  Por nosotros mismos: para que nuestras vidas se vayan transformando en testimonio transparente del amor de Dios. Oremos. Exhortación final (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 581) Gracias, Señor, Jesús, porque en el Evangelio de hoy nos muestras el poder incontenible de la fe auténtica. Dios uno y trino es el interlocutor con quien hablamos y en quien creemos; y tú, Jesús, nuestro modelo en ese diálogo de la fe.   Concédenos, Señor, siquiera un granito de fe verdadera para dar paso a tus maravillas en nuestras vidas pequeñas, para tener luz y fuerza, optimismo y alegría, decisión y valentía para creer de verdad en estos tiempos difíciles que vivimos.   Haz, Señor, que tu ternura providente despierte nuestra fe dormida, y concédele la calidad y el empuje que tú quieres ¡Señor, creemos; pero aumenta más y más nuestra fe!   Amén.
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