Scalando : Misioneros Redentoristas

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Beato Pedro Donders, misionero redentorista

Enlace permanente 14 de Enero, 2010, 8:14

14 de enero: fiesta del Beato Pedro Donders

Desde niño, Pedro deseaba hacerse sacerdote. Quiso entrar en los  redentoristas, pero fue rechazado por ser ya demasiado mayor. Después.  Entre aquí http://www.scalando.com/donders.htm

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Francisco Javier Seelos

Enlace permanente 3 de Octubre, 2006, 16:41

Francisco Javier Seelos

Francisco Javier Seelos nació el 11 de enero de 1819 en Füssen (Baviera, Alemania), de Mang y Frances Schwarzenbach, quienes tuvieron otros 11 hijos.

Este mismo día fue bautizado en la iglesia parroquial de San Mang, donde su padre, después de haber sido comerciante en textiles, comenzó a trabajar como sacristán desde 1830.  Terminados los estudios de enseñanza primaria en 1831, manifestando su aspiración por el sacerdocio y animado por el párroco, hizo el bachillerato en el Instituto de San Esteban en Augsburgo.

Una vez recibido el diploma en 1839, continuó los estudios en Mónaco de Baviera e hizo dos años de filosofía en la universidad.  Al final del curso comenzó a estudiar teología para prepararse a entrar en el seminario, en el que fue admitido el 19 de septiembre de 1842.
Por este tiempo, por medio de sus contactos con los misioneros de la Congregación del Santísimo Redentor, conoció el carisma del Instituto fundado para la evangelización de los más abandonados y su actividad apostólica, particularmente la que desarrollaban en los Estados Unidos con los inmigrantes.

Estimulado por un intenso celo apostólico e impresionado profundamente por las cartas de los Redentoristas publicadas en el periódico católico Sion, en las que se describía la falta de auxilio espiritual entre los miles de inmigrantes de lengua alemana, Seelos decidió entrar en la Congregación para trabajar como misionero en Estados Unidos.

 Fue aceptado el 22 de noviembre de 1842; al año siguiente, el 17 de marzo, salió del puerto de Le Havre, Francia, para arribar a Nueva York el 20 de abril de 1843. 
Completado el noviciado y concluidos los estudios de teología, fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1844 en la iglesia redentorista de Santiago en Baltimore (Maryland). 2 Un mes después de la ordenación fue trasladado a la parroquia de Santa Filomena en Pittsburgh (Pensilvania), donde colaboró durante nueve años, primero como vicepárroco de san Juan Neumann, superior de la comunidad, y luego como superior durante los últimos tres años.

Durante este tiempo también se desempeño como maestro de los novicios redentoristas. 
Además de la actividad como vicepárroco, Seelos se dedicó con Neumann a la predicación misionera. Aludiendo a la relación que se estableció entre los dos, Francisco Javier afirmaba: "Me introdujo en la vida activa" y "me orientó como guía espiritual y confesor". 
Su disponibilidad y su afabilidad natural para acoger y captar las necesidades de los feligreses lo hicieron conocer inmediatamente como experto confesor y guía espiritual, tanto que le llegaban personas aun de los lugares vecinos.


En Pittsburgh y en Baltimore, Seelos hizo que la confesión fuera para los penitentes no un martirio, sino una experiencia fecunda de encuentro con Cristo paciente y misericordioso. 
Su confesionario estaba abierto para todos: "Escucho las confesiones en alemán, inglés y francés, de blancos y negros".

Los feligreses lo describían como el misionero de la sonrisa permanente en los labios y de corazón generoso, en particular con los necesitados y marginados.  De ahí que no sea casualidad el que, precisamente en Pittsburgh, el pueblo haya comenzado a atribuirle gracias recibidas por su intercesión después de la muerte.  Fiel al carisma redentorista, se expresaba con un estilo de vida y un lenguaje sencillos.

Los temas de su predicación, ricos en contenidos bíblicos, eran escuchados y comprendidos aun por las personas más ignorantes.

Una característica permanente de su apostolado era la catequesis a los niños; actividad que consideraba prioritaria y fundamental para el crecimiento cristiano de la comunidad parroquial. En 1854, fue trasladado de Pittsburgh a Baltimore, después a Cumberland (1857) y a Annapolis (1862), dedicado siempre al ministerio parroquial. En Cumberland y en Annapolis desempeñó el cargo de formador como prefecto de los estudiantes redentoristas. 

 

También en este oficio brillaron las excelentes cualidades de pastor amable y alegre, siempre cuidadoso de la formación doctrinal de los seminaristas. Se preocupaba, sobre todo, de infundir en los futuros misioneros redentoristas entusiasmo, espíritu de sacrificio y celo apostólico por el bien espiritual y temporal de la gente. En 1860, el obispo Michael O'Connor de Pittsburgh, al dejar la diócesis recomendó al P. Seelos como el sacerdote más calificado para sucederle. 


Francisco Javier escribió al Papa Pío IX expresándole su incapacidad para asumir tal responsabilidad y le pidió que "lo librara de esta calamidad". Quedó muy contento cuando otro sacerdote fue nombrado obispo de Pittsburgh. Después de estallar la guerra civil, se promulgaron en 1863 nuevas leyes que obligaban a todos los hombres a estar disponibles para el servicio militar.

Seelos, en calidad de superior del seminario redentorista, se dirigió a Washington para entrevistarse con el presidente Abraham Lincoln a pedirle que exonerara del servicio militar a los estudiantes de la Congregación.

El mismo Seelos dijo que Lincoln no sólo se mostró sumamente acogedor, sino que prometió hacer todo lo posible.  De hecho, los estudiantes fueron exentos de ir al frente. Removido del cargo de prefecto de estudiantes porque, según algún celoso cohermano, era demasiado condescendiente y poco severo con los jóvenes, se dedicó desde 1863 a 1866 a la actividad misionera itinerante, predicando en inglés y en alemán en los Estados de Connecticut, Illinois, Michigan, Missouri, Nueva Jersey, Nueva York, Ohio, Penilvania, Rhode Island y Wisconsin. Después de un breve tiempo de actividad parroquial en Detroit, Michigan, fue destinado en 1866 a la comunidad de Nueva Orleans en Louisiana. También aquí, como párroco de la iglesia de Santa María de la Asunción, se le vio siempre como pastor alegre y disponible, dedicado de modo especial a los más pobres y abandonados.  Como en otros lugares, se creía que sus oraciones de intercesión eran siempre escuchadas por Dios.

Pero en los planes de Dios su ministerio en Nueva Orléans tenía que ser breve. 
En septiembre, agotado por las visitas a los enfermos de fiebre amarilla, contrajo también esta enfermedad.

Después de sobrellevarla paciente y alegremente durante varias semanas, pasó a la eternidad el 4 de octubre de 1867, a la edad de 48 años y nueve meses.  Durante su funeral, el pueblo que llenaba la iglesia, reconociendo la santidad del Padre Seelos, deseaba tocar el ataúd con cualquier objeto para conservar su recuerdo.


Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María de la Asunción.  Seelos fue beatificato por el Papa Juan Pablo II el 9 de abril del 2000.  Su fiesta se ha puesto el 5 de octubre.

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Beato Gaspar Stanggassinger

Enlace permanente 26 de Septiembre, 2006, 10:08

Beato Gaspar Stanggassinger

“Los santos tienen intuiciones especiales”, escribía Stanggassinger. “Pero lo que es importante para mí, que no soy un santo, son simplemente las verdades eternas: La Encarnación, la Redención y la Santísima Eucaristía”.

Gaspar Stanggassinger nació en 1871 en Berchtyesgade, al sur de Alemania. Fue el segundo hijo de 12 hermanos. Su padre, respetado por todos, era campesino y poseía una cantera.

Desde niño deseaba ser sacerdote. En sus años de infancia, a Gaspar le gustaba jugar a “hacer de sacerdote” y “predicaba” breves predicaciones a sus hermanos y hermanas; los lleva incluso en procesión a una capilla en la montaña cercana a la propia casa.

A los 10 años fue a Freising a continuar sus estudios que encontró particularmente difíciles. Pero su padre le había advertido que si no superaba los exámenes, debería abandonar la escuela. A fuerza de voluntad, con gran aplicación y fidelidad a la oración, hizo constantes progresos. En los años siguientes, durante las vacaciones, reunía a
grupos de jóvenes a los que enfervorizaba en la vida cristiana, animaba a formar entre ellos un grupo y le ayudaba a organizar su tiempo libre.  Todos los días asistía el grupo a misa, hacían excursiones o peregrinaciones. Gaspar se dedicaba mucho a ellos e incluso,
en una ocasión, arriesgó su vida para salvar a uno durante una escalada en la montaña.

Entró en el seminario diocesano de Munich y Frisinga en 1890 para comenzar sus estudios de teología. A fin de descubrir mejor la voluntad de Dios, se entregó a un riguroso programa de oración. Bien pronto vio claro que el Señor lo llamaba a vivir su vocación como religioso. Tras una visita a los  redentoristas, sintió el deseo de seguir su vocación como misionero. A pesar de la oposición de su padre, entró en el noviciado redentorista de Gars en 1892 y fue ordenado sacerdote en Regensbourg en 1895.

Gaspar Stanggassinger entró en la Congregación del Santísimo Redentor para ser misionero, pero sus superiores lo destinaron a la formación de futuros misioneros, como vicedirector del pequeño seminario de Durenberg, en las cercanías de Hallein. Se entregó completamente a lo que se le había encomendado.

Como religioso, había hecho el voto de obediencia y esto lo vivió de modo claro y constante. Todas las semanas, durante 28 horas, daba clase, pero estaba siempre disponible para los jóvenes. Los domingos ayudaba en las iglesias de los pueblos vecinos, sobre todo predicando. A pesar de este programa de trabajo, siempre estaba disponible de modo paciente y comprensivo para atender las necesidades de los demás, sobre todo de los estudiantes que veían en él más a un amigo que a un superior. A pesar de que el reglamento de formación era muy riguroso, Gaspar no se comportó jamás con dureza; tenía siempre el sentimiento de haber podido ofender a alguno y se excusaba constantemente con humildad.
Profundamente devoto del Señor y de la Eucaristía, invitaba en sus predicaciones a la gente y a los jóvenes a acudir al Santísimo Sacramento en los momentos de necesidad y de duda.
Animaba a ir a Cristo para adorarlo y para hablar con Él como con un amigo.

Recomendaba frecuentemente a los fieles que tomaran muy en serio la vida cristiana, que crecieran en la fe mediante la oración y mediante una continua conversión. Su estilo era directo y convincente, sin amenazas de castigos, en contraste con lo que era habitual en las predicaciones de su tiempo.

En 1899, los  redentoristas abrieron un nuevo seminario en Gars. El Padre Gaspar Stanggassinger fue nombrado Director. Tenía entonces 28 años. Tuvo el tiempo justo de predicar un retiro a los estudiantes y de participar en la apertura del año escolar.

El 26 de septiembre, su peregrinaje terreno se terminaba a causa de una peritonitis.  Su causa de canonización se inició en 1935 con el traslado de sus restos a la capilla lateral de la iglesia de Gars.

Fue proclamado Beato por el Papa Juan Pablo II el 24 de abril de 1988.

Más sobre la vida de Gaspar

“Los santos tienen intuiciones especiales”, escribía Stanggassinger. “Pero lo que es importante para mí, que no soy un santo, son simplemente las verdades eternas: La Encarnación, la Redención y la Santísima Eucaristía”.

Gaspar Stanggassinger nació en 1871 en Berchtyesgade, al sur de Alemania. Fue el segundo hijo de 12 hermanos. Su padre, respetado por todos, era campesino y poseía una cantera.

Desde niño deseaba ser sacerdote. En sus años de infancia, a Gaspar le gustaba jugar a “hacer de sacerdote” y “predicaba” breves predicaciones a sus hermanos y hermanas; los lleva incluso en procesión a una capilla en la montaña cercana a la propia casa.

A los 10 años fue a Freising a continuar sus estudios que encontró particularmente difíciles. Pero su padre le había advertido que si no superaba los exámenes, debería abandonar la escuela. A fuerza de voluntad, con gran aplicación y fidelidad a la oración, hizo constantes progresos. En los años siguientes, durante las vacaciones, reunía a
grupos de jóvenes a los que enfervorizaba en la vida cristiana, animaba a formar entre ellos un grupo y le ayudaba a organizar su tiempo libre.  Todos los días asistía el grupo a misa, hacían excursiones o peregrinaciones. Gaspar se dedicaba mucho a ellos e incluso,
en una ocasión, arriesgó su vida para salvar a uno durante una escalada en la montaña.

Entró en el seminario diocesano de Munich y Frisinga en 1890 para comenzar sus estudios de teología. A fin de descubrir mejor la voluntad de Dios, se entregó a un riguroso programa de oración. Bien pronto vio claro que el Señor lo llamaba a vivir su vocación como religioso. Tras una visita a los  redentoristas, sintió el deseo de seguir su vocación como misionero. A pesar de la oposición de su padre, entró en el noviciado redentorista de Gars en 1892 y fue ordenado sacerdote en Regensbourg en 1895.

Gaspar Stanggassinger entró en la Congregación del Santísimo Redentor para ser misionero, pero sus superiores lo destinaron a la formación de futuros misioneros, como vicedirector del pequeño seminario de Durenberg, en las cercanías de Hallein. Se entregó completamente a lo que se le había encomendado.

Como religioso, había hecho el voto de obediencia y esto lo vivió de modo claro y constante. Todas las semanas, durante 28 horas, daba clase, pero estaba siempre disponible para los jóvenes. Los domingos ayudaba en las iglesias de los pueblos vecinos, sobre todo predicando. A pesar de este programa de trabajo, siempre estaba disponible de modo paciente y comprensivo para atender las necesidades de los demás, sobre todo de los estudiantes que veían en él más a un amigo que a un superior. A pesar de que el reglamento de formación era muy riguroso, Gaspar no se comportó jamás con dureza; tenía siempre el sentimiento de haber podido ofender a alguno y se excusaba constantemente con humildad.
Profundamente devoto del Señor y de la Eucaristía, invitaba en sus predicaciones a la gente y a los jóvenes a acudir al Santísimo Sacramento en los momentos de necesidad y de duda.
Animaba a ir a Cristo para adorarlo y para hablar con Él como con un amigo.

Recomendaba frecuentemente a los fieles que tomaran muy en serio la vida cristiana, que crecieran en la fe mediante la oración y mediante una continua conversión. Su estilo era directo y convincente, sin amenazas de castigos, en contraste con lo que era habitual en las predicaciones de su tiempo.

En 1899, los  redentoristas abrieron un nuevo seminario en Gars. El Padre Gaspar Stanggassinger fue nombrado Director. Tenía entonces 28 años. Tuvo el tiempo justo de predicar un retiro a los estudiantes y de participar en la apertura del año escolar.

El 26 de septiembre, su peregrinaje terreno se terminaba a causa de una peritonitis.  Su causa de canonización se inició en 1935 con el traslado de sus restos a la capilla lateral de la iglesia de Gars.

Fue proclamado Beato por el Papa Juan Pablo II el 24 de abril de 1988.

Más sobre la vida de Gaspar

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