Scalando : Misioneros Redentoristas

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Moniciones para a Misa:XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario-Ciclo C

Enlace permanente 14 de Noviembre, 2013, 23:08

Tema: MUJER, IMAGEN DE DIOS

Los días 15, 16 y 17 de noviembre de 2013

Deben traer: ropa de cama, toalla y asuntos personales.

Ofrenda: 1, 500.00 por persona.

Llame con tiempo, porque el cupo es limitado, para info.. 829-343-2862 y 829- 342-1948. O visite, por favor: www.casasangerardo.com

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo Ordinario-Ciclo C

XXXIII Domingo

                                                      El trabajo de cada día

Lecturas:

-         1ra lect.: Mal 4, 1-2

-         Sal 97

-         2da lect.: 2Tes 3, 7-12

-         Evangelio: Lc 21, 5-19

 

Monición de entrada

 

Estamos celebrando el penúltimo domingo del año litúrgico. Las lecturas de hoy nos hablan del día de Yavé, o sea, del juicio final. Ellas nos animan a perseverar en nuestra fe, aunque suframos por el Evangelio. Como nuevo pueblo de Dios, vamos a prepararnos para ese día de Dios celebrando hoy con alegría y júbilo esta eucaristía. Nos ponemos de pie para recibir la procesión con el cántico de entrada.

 

Primera lectura: Malaquías 4, 1-2a (Los iluminará un sol de justicia)

 

El profeta Malaquías, en la primera lectura, nos habla del día de Yavé, o sea, de la manifestación de Dios en los "últimos tiempos". Dice que será un día ardiente para los injustos, pero para los justos, "brillará el sol de justicia" o sea, Cristo. Yavé será como un padre, indulgente con los justos. Escuchemos.

 

Segunda lectura: II Tesalonicenses 3, 7-12 (El que no trabaja, que no coma)

 

San Pablo, en su segunda carta a los tesalonicenses, teme que el anunció del fin del mundo llame tanto la atención a los de Tesalónica que éstos se despreocupen de sus deberes temporales. Por eso les exhorta a la paciencia y a la perseverancia. Nosotros tenemos en san Pablo un buen ejemplo de trabajo y de perseverancia en la fe, en la tribulación y en las adversidades.  Escuchen atentos este mensaje.

 

Tercera lectura: Lucas 21, 5-19   (Con su paciencia salvarán sus almas)

 

El evangelio está tomado del discurso de Lucas sobre la parusía. Toda la descripción pertenece al género apocalíptico judío. Para Lucas, los dolores y persecuciones por el evangelio y el testimonio de los discípulos, forman parte de la historia de la Iglesia. El nos aconseja mantener una actitud perseverante por un tiempo indefinido. De pie, por favor, cantemos el Aleluya.

 

Oración Universal:

Por la santa Iglesia de Dios; para que la unidad y la caridad mutua reinen en la comunidad cristiana universal. Roguemos al Señor.

 

Por todas las naciones y por sus habitantes; para que puedan servir mejor a Dios Padre todopoderoso en la paz, la justicia y en la prosperidad temporal. Roguemos al Señor.

                                          

Por los que padecen en su cuerpo o están turbados en el espíritu; para que el Señor alivie sus dolores y les conceda la paz y la esperanza del cielo. Roguemos al Señor.

 

Por nuestros difuntos; para que el Señor les dé el descanso eterno, los reciba en su Reino y los corone de gloria.  Roguemos al Señor.

 

Para que todos los que participamos en esta Eucaristía nos amemos como hermanos. Roguemos al Señor.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 599)

 

Hora de la tarde / fin de las labores.

Amo de las viñas / para los trabajos de tus viñadores.

Al romper el día / nos apalabraste.

Cuidamos tu viña / del alba a la tarde.

Ahora que nos pagas / nos lo das de balde,

que a jornal de gloria / no hay trabajo grande.

Das al vespertino / lo que al mañanero.

Son tuyas las horas / y tuyo el viñedo.

A lo que sembramos / dale crecimiento.

Tú que eres la viña / cuida los sarmientos. 

 

Amén.

 

Todo el material de esta publicación está libre de restricciones de derechos de autor y puede copiarse, reproducirse o duplicarse sin permiso alguno.  Sólo tiene que hacer una oración por las vocaciones redentoristas del Caribe.

 

Comunícate conmigo: Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

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Moniciones para la Misa: XXXII Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo C

Enlace permanente 4 de Noviembre, 2013, 21:13

Monición de Entrada Buenos, días, (tardes, noches). Nuestra oración es habitualmente interesada. Pensamos más en pedir que en adorar. En este domingo, la liturgia nos habla de la fe que todo lo puede y nada espera a cambio. Algunos cristianos se desaniman cuando sus peticiones no son contestadas inmediatamente por Dios. La Palabra Sagrada nos enseña hoy que la fe es un don gratuito de Dios. Sólo necesitamos ser fieles. De pie para recibir la procesión con el cántico de entrada.   Primera lectura: Baruc  1, 1.2-3; 2, 2-4 (El justo vivirá por su fe)   Nos encontramos entre el año 605 y el año 597 antes de Cristo. La opresión política parecía que no tenía solución. El profeta dirige su queja a Dios por las injusticias que sufre el pueblo. Yavé responde a la queja. Él salvará a su pueblo, pero mientras tanto necesitan ser fieles a Dios. Oigamos.   Segunda lectura: II Timoteo 1, 6.8. 13-14 (No tengas miedo de dar la cara por Cristo)   Hoy los consejos de san Pablo a su discípulo Timoteo se dirigen también a nosotros. Nosotros hemos recibido los dones del Espíritu Santo para el bien de la comunidad. Con nuestra vida y palabras debemos luchar por la "pureza de la fe". Presten mucha atención. Tercera lectura: Lucas 17, 5-10  (Si tuvieran fe como un granito de mostaza…)   La fe es un don completamente gratuito. Por eso hay que pedirla, como los apóstoles, y actuar conforme a esa fe.  Cantemos el Aleluya. De pie, por favor.   Oración Universal:  Por la Iglesia: para que, fiel a su Maestro, aparezca ante el mundo como sal de la tierra y luz que alumbra en las tinieblas. Oremos. Por la paz del mundo: para que se alejen de los pueblos el hambre, las calamidades y las guerras. Oremos. Por todos los seres humanos del mundo que padecen hambre o enfermedades, por los emigrantes, los desterrados, por los privados de libertad y todos los que sufren. Oremos.  Por nosotros mismos: para que nuestras vidas se vayan transformando en testimonio transparente del amor de Dios. Oremos. Exhortación final (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 581) Gracias, Señor, Jesús, porque en el Evangelio de hoy nos muestras el poder incontenible de la fe auténtica. Dios uno y trino es el interlocutor con quien hablamos y en quien creemos; y tú, Jesús, nuestro modelo en ese diálogo de la fe.   Concédenos, Señor, siquiera un granito de fe verdadera para dar paso a tus maravillas en nuestras vidas pequeñas, para tener luz y fuerza, optimismo y alegría, decisión y valentía para creer de verdad en estos tiempos difíciles que vivimos.   Haz, Señor, que tu ternura providente despierte nuestra fe dormida, y concédele la calidad y el empuje que tú quieres ¡Señor, creemos; pero aumenta más y más nuestra fe!   Amén.
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Moniciones: I Domingo de Cuaresma Ciclo C

Enlace permanente 13 de Febrero, 2013, 11:37

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

Tiempo de Cuaresma

I Domingo

"Fidelidad em la prueba"

Lecturas:

-          1ra lect.: Dt 26,4-10

-          Sal 90

-          2da lect.: Rom 10,8-13

-          Evangelio: Lc 4,1-13

17 de febrero de 2013

Monición de entrada

La Cuaresma parece resonar como una trompeta, como un gran despertador que se escucha en todo el mundo: para que despertemos, para que cambiemos nuestra vida, para que nos convirtamos a los caminos de Dios.  Es un largo camino de purificación y de preparación, para poder participar dignamente en la plenitud del don transformador de la Pascua.  Presten atención a los textos bíblicos de hoy; están aptos para ayudarnos a captar el sentido y la orientación de ese camino.

Primera lectura: Deuteronomio 26, 4-10 (Profesión de fe al ofrecer las primicias)

Esta breve lectura, tomada del Deuteronomio, contiene una hermosa profesión de fe.  Las características principales de este "credo" es que la fe de los israelitas no se expresa con conceptos, sino por medio del reconocimiento de la acción de Dios en la historia.  Escuchen atentos.

Segunda lectura: Romanos 10, 8-13 (Profesión de  fe del que cree en Jesucristo)

Escribiéndole a los romanos, también san Pablo hace una profesión de fe, en esta ocasión con más motivo todavía, porque Dios nos ha mostrado su cercanía enviándonos a Cristo.  Éste es el camino ofrecido generosamente para salvarse.  Presten mucha atención a este pasaje.

Tercera lectura: Lucas 1-13 (Tentaciones de Jesús en el desierto)

San Lucas expresa en forma de narración el proceso interior de Jesús en tres tentaciones representativas.  El relato de las tentaciones presenta a Jesús como el que quiere enfrentar al mal, personificado en el texto en la figura del diablo.  Les pido que se pongan de pie para que escuchemos la Buena Noticia de hoy.

Oración Universal:

  1. Por la Iglesia; para que fortalecida con el pan de la palabra de Dios, no caiga en la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su misión en el mundo, roguemos al Señor.

  2. Por los grupos catecumenales y por todos los creyentes que toman en serio la catequesis de adultos; para que crezcan y maduren en la fe, roguemos al Señor.

  3. Por los pueblos subdesarrollados, incapaces, por carencias de medios, de solucionar sus graves problemas; para que encuentren la ayuda fraterna de los países más desarrollados, roguemos al Señor.

  4. Por nosotros, aquí reunidos, que hemos escuchado "no sólo de pan vive el hombre"; para que se nos despierte el hambre de la palabra de Dios, roguemos al Señor.

  

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 448)

Gracias, Padre, porque el ejemplo de Cristo en el desierto

es un estímulo para vencer con él nuestra innata debilidad.

Gracias también porque poseemos ya las primicias de tu Espíritu.

Pero gemimos en nuestro interior anhelando nuestro rescate

del mal que quiere dominarnos con la perenne tentación

del consumismo, la religión interesada y los ídolos modernos.

Danos fuerza, Señor, para vencer esta atmósfera de pecado,

para serte fieles con Cristo en las pruebas de la vida diaria,

para renovar siempre y cada día nuestra opción bautismal,

para emprender en esta cuaresma el camino hacia la pascua.

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

Amén.

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En camino: I Domingo de Cuaresma Ciclo C

Enlace permanente 13 de Febrero, 2013, 11:29

EN CAMINO

Tiempo de Cuaresma, ciclo “C”

 

I Domingo

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

-          1ra lect.: Jr 1, 4-5.17-19

-          Sal 70

-          2da lect.: 1Cor 12,31 - 13,13

-          Evangelio: Lc 4,21-30

Memoria histórica

El texto del Deuteronomio que hoy leemos es uno de los credos más antiguos del pueblo de Israel. Lo más posible es que corresponda a la época exílica o post-exílica. Es decir, durante o después del tiempo cuando el pueblo de Israel estuvo extraditado en Babilonia (586 – 537 a.C.). Lo llamamos credo porque es una confesión de fe acerca de la acción salvífica de Dios en la historia humana.

 

Una persona o un pueblo que desconoce su historia es como un árbol sin raíces o un edificio sin bases. Está abocado a repetir los mismos errores del pasado, a despreciar la lucha de su ascendencia y a sucumbir, víctima de su propia mediocridad. Una de las características del hombre post-moderno, es precisamente su poco interés por la historia y por todo aquello que implique esfuerzo y sacrificio. El hombre post-moderno prefiere las cosas prácticas, fáciles y rápidas.

 

El ser humano olvida con mucha facilidad, sobre todo cuando ha pasado de la miseria a la abundancia. Muchos pueblos que hace unos años vivían en la miseria y hoy hacen parte del primer mundo, como España e Italia, se olvidaron de su historia y hoy miran con desdén a los pueblos latinoamericanos. Precisamente a quienes acogieron a muchos de sus connacionales que huían de la guerra o del hambre, y buscaban mejor destino en estos lados.

 

Algunas personas pobres que lograron por algún medio cierto status y capacidad económica, son quienes más desprecian y explotan a sus hermanos. Algunos padres de familia que pasaron una niñez difícil, y tuvieron que trabajar fuerte para progresar, hacen hasta lo imposible para ofrecerles a sus hijos todo lo necesario y hasta más, con el fin de evitarles las fatigas y sufrimientos que a ellos les tocó vivir. Muchos de estos niños y jóvenes crecen como en una caja de cristal, totalmente protegidos y dependientes. Se convierten en personas duras de corazón, miedosas e incapaces de hacer compromisos serios por su vida y por los demás. Se avergüenzan del pasado de sus padres y hasta preferirían tener otro apellido de más tradición.

 

Este credo deuteronomista quiere mantener viva la memoria histórica en el pueblo. Para que el pueblo valore y agradezca la entrega de sus antepasados y la acción de Dios en él. Para que no desprecie a los más pobres, pues él mismo fue pobre y esclavo. Para que acoja a los forasteros, pues él fue forastero en otros países. Para que comparta solidariamente con los hambrientos, pues él también pasó hambre. Para que no se convierta en explotador, pues él también fue explotado. Para que en tiempo de crisis luche por estar mejor, pues la voluntad salvífica de Dios es la plena libertad y la felicidad para sus hijos.

 

Vale la pena que como personas, como familia y como pueblo, mantengamos viva nuestra memoria histórica. Que profesemos nuestra fe con toda convicción y elaboremos nuestros credos[1] personales, familiares y comunitarios con nuestra propia historia de salvación.

 

El Salmo de la protección “mágica”.

Nuestra vida religiosa se limita muchas veces a la realización de algunas prácticas mágico religiosas, de las cuales esperamos respuestas prácticas para cumplir nuestros deseos. Hay santos para todos los gustos: Santa Lucía para curar los ojos, San Antonio para encontrar la pareja ideal y San Pancracio para conseguir trabajo. De San Judas Tadeo y de Santa Marta dicen que son para las causas imposibles…

 

Hay también muchas representaciones de Jesús a las cuales les atribuyen acciones milagrosas: El Señor de los Milagros, El Divino Niño, El Santo Ecce Homo, El Señor Caído, El humilladero, etc. De María, todas las que usted quiera y para todos los gustos. Además, de vez en cuando resulta algún “alma pía”  despistada diciendo que la virgen se le apareció en una fuente, en una roca, en una pared vieja, en el pan que guardaba hacía 20 días, en una arepa, en un buñuelo, en fin… ¡no hay quien controle semejante locura! Hay asimismo oraciones para toda ocasión: la oración a la mano poderosa para lograr cosas maravillosas, a la sangre de Cristo que tiene gran poder, la del ánima sola para alejar a las personas indeseadas, el rosario a la misericordia, la coronilla de la virgen… en fin… Aquí hay de todo, como en botica.

 

Entre esas oraciones mágicas se encuentra el famoso salmo 91 que hoy proclamamos. Cuando era niño me la enseñó un anciano primo, en cuarto o quinto grado, que trabajaba en mi casa. En la espalda no le cabía una cicatriz más y tenía en sus brazos varias marcaciones con su nombre: Gratiniano Ramírez Villán. Me contó que lo habían marcado como marcan una res, cuando estuvo en la cárcel, considerado como un hombre peligroso pues le había tocado dar muerte a unos cuantos. Cuando me la enseñó me dijo que esa oración lo había protegido de tantos enemigos que había ganado por estar en malos pasos. Que la aprendiera y la rezara todos los días, sobre todo cuando caminara de noche para que no me picaran las culebras ni me comiera el tigre, y para dominar a todos los enemigos. Que era especial para alejar la mala suerte y atraer el amor; para dominar los malos espíritus, y en general para todo tipo de protección.

No es mi intención hacer burla de la piedad popular, ni pretendo decir que todas esas prácticas son totalmente falsas. Muchas personas se acercan a Dios y a su proyecto de vida por medio de estos recursos pedagógicos. Muchas personas después de una peregrinación a algún santuario transforman radicalmente su vida y caminan con Jesús. Muchos devotos de María y de los santos viven de manera auténtica su fe.

El problema es cuando mi fe no va más allá de estas prácticas piadosas y cuando convierto los recursos pedagógicos en fetiches, y las oraciones en conjuros con atribuciones mágicas. El problema es cuando soy incapaz de seguir un proyecto de fe que comprometa mis intereses, mi trabajo y toda mi vida. El problema es cuando llevo una vida superficial, egoísta y mezquina, y utilizo la fe no como un medio para crecer como ser humano sino para sustentar mi mediocridad existencial.

 

¿Acaso es suficiente tener la casa llena de imágenes? ¿Rezarle a Jesús, a María y a los santos para que me ayuden, indican que soy una persona con una fe auténtica? “No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos” (Mt 7,21) ¿Porque tengo una inmensa Biblia sobre un gran atril en medio de la sala, abierto en el Salmo 91, soy un buen cristiano? En el evangelio que hoy leemos, el mismísimo diablo cita el salmo 91 para tentar a Jesús. “Finalmente lo llevó a Jerusalén, lo colocó en el lugar más alto del templo y le dijo: Si de veras eres el Hijo de Dios, tírate de aquí. Porque la escritura dice: `A sus ángeles dará órdenes para que te guarden´  y también `Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra`. (Sal 91,11-12)” (Lc Lc 4,9-11). Veamos cómo un texto de la Biblia puede ser utilizado de manera diabólica, para justificar actitudes malignas y perturbadoras para la vida.

 

Jesús, que vivía una fe auténtica y que de tonto no tenía nada, citó otro texto bíblico apropiado para el momento: “Está mandado: `No exigirás pruebas al Señor tu Dios` (Dt 6,16).” (Lc Lc 4,12).

 

El Salmo 91 sí es de protección y lo podemos orar con confianza para que el Señor nos proteja. Pero enmarcado dentro de un camino de fe que implique toda la vida. Veamos esta pequeña frase condicional: “Se puso junto a mí: lo libraré” (Sal 91,14ª). Ponerse junto a la otra persona es estar dispuesto a acompañarlo, a caminar con ella, a compartir la vida, a defender su causa. Esa fue la promesa que Jesús le hizo a sus discípulos en la despedida: “Yo estaré con ustedes hasta la consumación de la historia” (Mt 28,20). “Cuando venga el Paráclito que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí… Les conviene que yo me vaya, porque mientras no me vaya, el Paráclito no vendrá a ustedes. Yo me voy, y es para enviárselo” (Jn 15,26.16,7). El Paráclito (parácleetos en griego), es el que está al lado de, junto a, para defenderlo, para consolarlo, para apoyarlo, para caminar con él. Es el protector, el abogado, el compañero, el amigo que nunca falla. ¿Estamos realmente al lado y del lado de Dios y de su causa? o, ¿buscamos una protección mágica alejada de todo compromiso con la causa de Dios?

 

“… lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé” (Sal 91,14b) Conocer, en la Biblia, es tener un contacto profundo, íntimo y duradero con la persona o el objeto conocido. Por eso la Virgen María, cuando el ángel del Señor le dijo que iba  a tener un hijo, ella le respondió que no había conocido varón (Lc 1,26-34). El nombre es la identidad y la misión de una persona. Por ejemplo, Juan significa Dios es misericordia; Emmanuel, Dios con nosotros, y Jesús, el Salvador. Conocer el nombre de Dios es vivir constantemente en su presencia, dejarse conducir por Él y experimentar su salvación. Comprender que Él es Yahvé (en hebreo JHVH), es decir, el Dios que salva, el Dios que libera; el que ha sido, es y será: el “YO SOY” (Ex 3,14). ¿Conocemos realmente el nombre de Dios?

 

“Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré.” (Sal 91,15b.16b) Dios no nos promete librarnos de toda tribulación y de todo sufrimiento. Nuestra vida continúa y con ella los obstáculos, alegrías y dolores. Él nos promete estar a nuestro lado en la tribulación y no dejarnos tirados en medio de la más dura batalla. Glorificar es dar la salvación y reconocer la bondad que hay en las obras de una persona. Jesús es por excelencia el glorificado por Dios porque fue fiel desde el principio y porque con su vida dio gloria al Padre: “Padre, ha llegado la hora; ¡glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a ti” (Jn 17,1). ¿Damos gloria a Dios con nuestra vida y permitimos que Dios nos glorifique?

 

 

El Espíritu lo llevó al desierto

Más que un acontecimiento histórico, el evangelio de hoy nos presenta a Jesús sometido a la prueba, como todos los seres humanos. Esta experiencia no fue circunstancial sino existencial. Es decir, durante su vida Jesús experimentó las tentaciones.

 

El Espíritu fue quien lo condujo al desierto. Lucas resalta muchas veces a Jesús conducido por el Espíritu (Lc 1,35;3,22;4,1.18). Cabe aclarar que entendemos por Espíritu no como todo lo opuesto a lo humano, sino como la fuerza que dinamiza y da plenitud a la vida. El amor de Dios que acompaña al ser humano y es garantía de fidelidad y realización.

 

Allí en el desierto se encontró con Dios y con él mismo. Tuvo la oportunidad para experimentar las limitaciones humanas, el cansancio y el hambre. Allí en su llana realidad, experimentó la tentación. Las mismas tentaciones que tuvo el pueblo de Israel en el desierto, camino a la tierra prometida, en las cuales cayó débilmente (Ex 17,7; Dt 9,22). Con una gran diferencia: Jesús se mantuvo siempre fiel. Se comportó como el verdadero hijo de Dios y confirmó las palabras del bautismo: “Este es mi hijo muy amado en quien me complazco” (Lc 3,22b).

 

Aquí tenemos tres necesidades humanas convertidas en tentación: alimentación, mando y valoración. Tenemos una natural necesidad de alimentación. Jesús no se opone a la comida como satisfacción de una necesidad y como placer compartido en comunidad. Muchas veces compartió la mesa con todo tipo de personas; la misma eucaristía es una comida.

 

El problema es cuando la comida, así como la satisfacción de otras necesidades reales o creadas, las convertimos absolutas. Entonces buscamos a toda costa el placer por el placer, la primacía del confort y la comodidad. Nos volvemos esclavos de las últimas tendencias en todo, de las apariencias y del glamour de moda. Todo esto ahoga la vida familiar, el contacto personal y nos arrastra a llevar una vida plástica y carente de sentido. Jesús comprendió muy bien que la comida era importante, pero que no sólo de pan vivía el hombre.

 

Como una necesidad de autoafirmación queremos mandar sobre algo. El niño sobre sus juguetes, el joven sobre su computador, la ama de casa sobre su cocina, el pastor sobre su hato de ovejas, la señora soltera sobre su perrito, o el señor soltero sobre su gato. El problema es cuando para sentirnos vivos, necesitamos mandar y controlar hasta la más mínima movida de un catre. Cuando convertimos el mando en tiranía insaciable, muchas veces camuflado de amor de padres o de esposos; de amor por la causa de un país, de una institución o de una Iglesia: Mesianismo político o religioso.

 

Para el evangelio es claro que en ese momento histórico el poder político estaba totalmente corrompido y en manos diabólicas. Los gobernantes eran adoradores del diablo. Ese era el precio que pagaban por llegar al poder. Luego le dijo: `Yo te voy a dar el poder sobre todos estos reinos y toda su gloria, porque a mí me pertenecen y se los doy a quien quiero. Si te arrodillas y me adoras, todo eso será tuyo`.” Jesús tuvo la tentación del poder, pero supo comprender que para ser un verdadero Hijo debía convertirse en servidor, como así lo hizo. “El Hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.” (Mt 20,28).

 

Todos necesitamos ser amados, valorados y tal vez admirados. Por algo García Márquez dijo: “escribo para que mis amigos me quieran”. El problema es cuando necesitamos que todos hablen bien de nosotros y que todo el mundo nos alabe para ser felices. Cuando aparentamos una sonrisa siempre fresca y ofrecemos una mano siempre abierta a todo el mundo, sin reconocer que a veces tenemos arrugada el alma y sin tener en cuenta que podemos estar haciendo pactos con el diablo. El problema se agrava cuando convertimos en enemigo a todo aquel que nos hace una crítica, lo calumniamos y lo perseguimos.

 

Jesús nunca actuó para que lo vieran y lo aplaudieran. Siempre se dejó conducir por el Espíritu y su móvil para actuar fue la misericordia. Compartió la mesa, dio pan a los hambrientos, enseñó con su palabra y su testimonio, curó los enfermos y corrigió el error, aunque sabía que con eso ganaría enemigos. Todo lo hizo siempre, siempre para servir, para liberar, para mostrar el camino de la salvación; nunca por prepotencia, nunca para mostrarse, nunca para dominar con su poder. Definitivamente, fue fiel hasta el final.

 

Ya estamos en la Cuaresma. Tiempo hermoso de cuarenta días para vivirlos con Jesús, iluminados por la fuerza del Espíritu. Para irnos al desierto de nuestra existencia y adentrarnos en nuestra historia personal, familiar y comunitaria. Para escudriñar nuestra naturaleza humana y revisar nuestras propias caídas e infidelidades. Para hacer nuestro propio éxodo salvífico y reconstruir nuestra vida, en apertura continua a los hermanos y al Padre Dios.

 

Tiempo hermoso para analizar cuantas caídas hemos tenido, cuantos caminos equivocados hemos tomado, cuántas injusticias hemos cometido y cuanto amor hemos dejado de dar. Para convertirnos, cambiar de camino y volver a la casa del Padre, como el hijo pródigo, que leeremos dentro de ocho días. Para reconciliarnos con el hermano, con el vecino, con la naturaleza y con nosotros  mismos.

 

Tiempo hermoso para alejarnos de las ruidosas y tentadoras propagandas que nos invitan a un consumo desenfrenado, de espaldas a Dios y a los hermanos. Para superar los bajos impulsos de poder y aparecer que nos trastornan y nos hunden en una vida vacía. Para escuchar a la voz Dios manifestada en las personas que nos aman y caminan con nosotros, y su grito presente en los empobrecidos. Grito que nos cuestiona y nos invita a ponernos al lado de los que sufren, así como Él siempre está al lado de nosotros para conducirnos a una tierra que mana leche y miel. ¡Vivamos la cuaresma y ella nos ayudará a vivir mejor!

 

Para la oración Universal

 

Hoy vamos a responder “Te la expresamos, Señor”.

  1. Nuestra alegría por recordar, en la lectura del evangelio de hoy, que Jesús fue plenamente humano y experimentó nuestras mismas tentaciones… te la expresamos, Señor.

  2. Nuestra admiración hacia Jesús, que permanece como modelo de Persona Nueva, incorruptible, firme ante el mal, fuerte ante la tentación… te la expresamos, Señor.

  3. Que queremos preocuparnos no sólo por el pan, sino por toda Palabra que sale de tu boca… te lo expresamos, Señor.

  4. Que queremos tener un corazón incorruptible que, ni por todo el oro del mundo, sea capaz de vender su conciencia… te lo expresamos, Señor.

  5. Que no queremos “tentar a Dios, ni ponerte a nuestro servicio… te lo expresamos, Señor.

Que queremos vivir esta Cuaresma, como “tiempo litúrgico fuerte” que es, unidos a la comunidad cristiana dispersa por todo el mundo, en espíritu de reflexión, oración y compromiso, preparando la celebración anual de la Pascua… te lo expresamos, Señor.

 

Oración comunitaria

            Dios, Madre-Padre nuestro, que en Jesús nos has dado un modelo de persona completa y lograda, en lucha contra el mal y plenamente humana, tentada pero victoriosa. Queremos seguir ese modelo de firmeza y fidelidad, de humanidad y fortaleza, de fidelidad a ti y a los hermanos. Te lo pedimos a Ti que vives y haces vivir, por los siglos de los siglos. Amén.

 

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Moniciones: V Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Enlace permanente 5 de Febrero, 2013, 0:38

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo Ordinario

 

V Domingo

“Vocación al seguimiento de Cristo”

Lecturas:

-          1ra lect.: Is 6, 1-8

-          Sal 137

-          2da lect.: 1 Cor 15, 1-11

-          Evangelio: Lc 5, 1-11

10 de febrero de 2013

Monición de entrada

 

La liturgia del domingo pasado nos refería la vocación del Profeta Jeremías. Las lecturas de esta celebración, quinto domingo del tiempo ordinario, nos presentan otra vocación y sus respuestas generosas a la invitación de Dios. La Iglesia necesita que cada uno de nosotros cumpla el compromiso de su vocación cristiana y seamos testigos fieles de Dios ante los hombres. Celebremos con profundo recogimiento y alegría el día del Señor. Pónganse de pie para que recibamos, cantando con entusiasmo, a los ministros de esta celebración.

 

Primera lectura: Isaías 6, 1-2a.3-8 (Vocación del profeta Isaías)

 

La misión de Isaías no será fácil porque deberá profetizar la ruina de Israel y Judá en castigo a sus infidelidades. Dios purifica los labios del profeta para que pueda cumplir su misión. Escuchemos con atención.

 

Segunda lectura: I Corintios 15, 1-11 (Evangelio de Pablo, que recuerda su vocación)

 

San Pablo, que se considera indigno y pecador, pero no ha defraudado la gracia que le ha sido concedida, explica cuál ha sido el contenido de su predicación. Que esta lectura ilumine nuestro diario actuar para no defraudar la gracia que Cristo nos da. Presten atención.

 

Tercera lectura: Lc. 5, 1-11 (Vocación de los cuatro primeros discípulos de Jesús)

 

La lectura del Evangelio de San Lucas nos refiere una pesca milagrosa.  Pedro se confiesa pecador. En cambio el Señor llama a Pedro y a sus amigos para hacerlos pescadores de hombres. No importa lo que haya sido nuestra vida pasada, el Señor perdona y olvida. Pero exige una conversión auténtica. Nos quiere ahora santos a su servicio. De pie, por favor; cantemos el Aleluya, para luego escuchar la Buena Nueva.

Oración Universal:

Por la Iglesia, santa y pecadora, purificada por el Espíritu de Dios y necesitada siempre de conversión, roguemos al Señor.

Por los que admiran Jesús de Nazaret y no han descubierto en Él al Dios santo y misericordioso, que trasciende a todos y está cercano a nosotros, roguemos al Señor.

Por los que trabajan, como los discípulos, pescando en el lago durante la noche: en la industria, en la tecnología, en los hospitales, en los servicios públicos, roguemos al Señor.

Por nuestros hijos, para que como los discípulos, sepan descubrir a Jesús, lo sigan y lo anuncien con valentía, roguemos al Señor.

Por nosotros, aquí reunidos; para que, acogiendo en nuestro corazón el Evangelio de Cristo, sintamos su fuerza liberadora, roguemos al Señor

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 515)

 

Es justo bendecirte, Padre, porque, como a los apóstoles,

Cristo nos llamó por nuestro nombre a su seguimiento por la fe.

Por el bautismo tú nos has incorporado al cuerpo de Cristo

y nos has hecho templos del Espíritu y miembros de tu Iglesia.

¡Gracias, Señor! Es hermosa nuestra vocación cristiana,

pero es también vocación totalizante: en cuerpo y alma.

 

Ilumínanos, Señor, con el Espíritu de tu verdad,

para que entendamos qué es ser discípulo auténtico de Jesús.

Y haznos fuertes para testimoniar los valores del evangelio

en medio de un mundo que prefiere el desamor y  la mentira.

Así demostraremos que te pertenecemos para siempre. 

 

Amén.

 

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En camino: V Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Enlace permanente 5 de Febrero, 2013, 0:31

EN CAMINO

Tiempo Ordinario, ciclo “C”

 

V Domingo

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

-       1ra lect.: Is 6,1-8

-       Sal 137

-       2da lect.: 1 Cor 15,1-11

-       Evangelio: Lc 5,1-11

 

Dios Vs. los reyes

La profecía en Israel nació paralela a la corrupción de los jueces, la acumulación de tierra por parte de los ganaderos y el surgimiento de la monarquía (con el rey Saúl representante de los ganaderos). Los profetas defendían la soberanía única de Dios usurpada por los monarcas, quienes se tomaban la atribución de decir qué era bueno y qué era malo (Gen 3,5), quién debía vivir y quién debía morir. Se adueñaban del pueblo, su tierra, sus hijos y sus hijas (Jue 9,7s / 1Sam 8).

El texto de Isaías que leemos hoy, lo ubicamos en el año 740 a.C., fecha en la que murió el rey Ozías. Isaías, por haber sido un hombre cercano a la cohorte, conoció muy bien todo su movimiento y corrupción interna. El lujo excesivo y el gasto desenfrenado de los “hombres nobles”, mientras el pueblo pasaba necesidades.

El texto de hoy es una protesta contra el absolutismo de los monarcas. Todos los monarcas mueren tarde o temprano y con ellos su ambición, sus pertenencias y todo el poder que acumularon. El poder de Dios es eterno y siempre a favor de la vida. Al caer el rey Ozías, Isaías resalta de nuevo la gloria de Dios: “Vi al Señor en lo alto, sentado en un trono real. Con el ruedo de su mando cubría el piso del templo. Y lo escoltaban unos serafines que alternaban entre sí esta aclamación: “Santo, santo, santo es el Señor Omnipotente; llena está toda la tierra de su gloria.”

El profeta quiere presentar a Dios como el único Señor, el único digno de obediencia y el tres veces santo. El cántico del santo que entonamos en cada eucaristía, es utilizado también por el libro del Apocalipsis para afirmar la victoria de Dios sobre los “señores” de este mundo, que se erigen como absolutos, pero que tienen su fin para gloria de Dios y salvación de la humanidad: “Santo, santo, santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, es y ha de venir”. (Ap.4,8b). “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios, Todopoderoso. Justicia y verdad guían tus pasos, oh rey de las naciones. ¿Quién no dará honor y gloria a tu Nombre, oh Señor? Tú solo eres santo, y todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, porque tus fallos se han dado a conocer”. (Ap 15,3b-4).

Qué bueno que cada vez que cantemos el Santo, en nuestras eucaristías reconozcamos a Dios como el único Señor, y detestemos a todos los señores que quieran adueñarse de lo que le corresponde a Dios y al pueblo. Que afirmemos el “derecho” de Dios y los derechos humanos, que luchemos contra todo tipo de esclavitud y a favor de la libertad para todos.

 

Vocación y misión

El concilio Vaticano II afirmó el carácter misionero de toda la Iglesia:La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental del pueblo de Dios.” (Decreto Ad gentes, 35: AAS 58). Pablo VI lo confirmó en su exhortación apostólica “Evangelii Nuntiandi”:Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia… una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. (E.N. No 14)

El texto evangélico de hoy es un llamado al discipulado y un envío a la misión dentro de la iglesia. Tanto Lucas en su evangelio, como Pablo en su carta a los Corintios, reconocen la autoridad de Pedro. Lucas presenta a Jesús montado en la barca de Simón Pedro y utilizándolo como medio para llegar a la multitud. Pablo lo llama Cefas que quiere decir cabeza. Según Pablo, Pedro es la cabeza de la Iglesia porque fue el primero en vivir el acontecimiento pascual, o sea la experiencia de la resurrección de Jesús.

La iglesia primitiva palestinense, simbolizada en la barca de Pedro, tenía miedo a salir de su tierra. Lucas quiere animar a su comunidad a arriesgarse y salir para anunciar el evangelio; a remar mar adentro, como dice el texto. Una barca está más segura en el puerto; pero las barcas no se hicieron para los puertos sino para cruzar los mares y llegar a otras orillas, cargadas de buenas nuevas, aun arriesgando su propia seguridad.

Pedro conducía la barca, pero la invitación fue para todos: Echen (en plural) las redes para pescar. Toda la Iglesia debía arriesgarse a la actividad misionera para que muchos seres humanos conocieran el Evangelio y descubrieran en ellos la salvación de Dios.

Pedro, y con él los líderes de la Iglesia palestinense, dudaban mucho y temían salir a otros sitios. Posiblemente ya lo habían intentado sin tener éxito. En estos casos el pesimismo invade los ánimos de los evangelizadores: “jefe (epistata - epistata), hemos bregado toda la noche y no hemos pescado, pero por tu palabra echaré las redes”. Si creemos en la Palabra de Jesús y nos arriesgamos, como lo hizo Pedro, no obstante las dificultades, seremos testigos de cosas maravillosas.

Es bueno resaltar que junto a la barca de Pedro había otra barca. No era la única. Como Iglesia necesitamos unirnos, pero también podríamos hacerlo con las otras barcas que igualmente siguen a Jesús y se comprometen con el trabajo evangelizador. Es necesaria la unidad, pero el unanimismo es muy peligroso. Con las otras barcas, es decir, con las otras Iglesias que buscan y siguen a Jesús con sincero corazón, además del mínimo respeto por la diferencia, podríamos buscar la unidad para convertirnos todos en verdaderos pescadores de hombres, comprometidos con la causa humana. Muchas veces las Iglesias cristianas se han preocupado más por defender instituciones, culturas, gobiernos y demás intereses personales, que no tienen nada que ver con el proyecto de Jesús. Es tarea de todos los cristianos trabajar por las causas más humanas y universales que beneficien a todos, como lo hizo Jesús.

Los nuevos caminos, los mundos desconocidos, los compromisos arriesgados, muchas veces nos hacen dar miedo. Vale la pena que hoy escuchemos la misma invitación de Jesús a Pedro y sigamos sus pasos: “‘No tengas miedo. De ahora en adelante pescarás hombres.’ Ellos sacaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús.”

 

Oración

Santo, santo, santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, es y ha de venir… Te reconocemos Padre Dios, como nuestro único Señor. Todos aquellos que se quieran imponer como absolutos de nuestra vida lo apartamos en tu nombre, porque sólo tú nos das la verdadera libertad.

Santo, santo, santo es el Señor Omnipotente; llena está toda la tierra de su gloria…te alabamos, te bendecimos, te damos gracias. Sólo para ti el honor, la gloria, la alabanza, la gratitud y la obediencia… sólo para ti nuestra completa sumisión y disponibilidad, todo lo que somos y tenemos en comunión contigo para continuar tu obra salvadora.

Señor Jesús reconocemos que a nosotros también nos da miedo despegarnos de la orilla, de nuestras seguridades, de nuestros intereses particulares. Reconoceos que también nos da miedo arriesgar y perder… pero hoy te manifestamos nuestra total decisión para escuchar tu voz y seguirte. Queremos arriesgarnos y lanzarnos al agua, remar mar adentro y convertirnos en servidores, en constructores de una nueva humanidad, en pescadores de hombres.

Cuenta con nosotros Jesús, cuenta con nosotros. Sabemos que hay muchas necesidades en nuestro mundo. Cuenta con nosotros y danos la fuerza de tu Espíritu para vencer todos los obstáculos. Para ser personas nuevas, renovadas en tu amor, totalmente libres para ti y para el Reino. Que nuestras familias y comunidades, se vean colmadas de tu bendición, de la vida abundante que procede de ti. Que seamos canales de bendición para todos y que experimentemos la grandeza de aquel que tiene la plenitud de la santidad y la comunica con amor a toda la humanidad. Amén.

 

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Epifanía del señor: 6 de enero de 2013

Enlace permanente 2 de Enero, 2013, 23:25

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo de Navidad

 

Epinía del Señor

“Dios viene al encuentro del hombre”

6 de enero de 2013

Monición de entrada

 

En esta fiesta de hoy, celebramos la manifestación de Jesús. Es la fiesta de la luz que nos ilumina y de regalos porque hemos recibido el don más precioso: Jesucristo mismo. En esta celebración, unidos a todos los hombres, caminemos como un solo pueblo hacia el reconocimiento de Jesús como el Salvador. Expresemos nuestra alegría cantando con ánimo…
 
 
Primera lectura: Is 60, 1-6 (La gloria del Señor amanece sobre ti)
 

 
Isaías proclama con gran exaltación la Buena Nueva a las gentes que andaban en la oscuridad. Una luz brilla; la gloria de Dios aparece. Cristo es esta estrella radiante de la mañana que nos guía en la vida. Él vino al mundo para que lleguemos hasta él. Escuchemos esta primera lectura.
 
 
Segunda lectura: Ef 3, 2-3a.5-6 (También los gentiles son coherederos)
 

 
San Pablo, en la carta a los efesios, nos habla de la gracia que Dios nos ha dado. Por nuestro bautismo somos coherederos y copartícipes de la promesa de Dios. Nosotros sentimos alegría ya que en Cristo somos un pueblo de reyes, pueblo sacerdotal, una asamblea santa.
 
 
Tercera lectura: Mt 2, 1-12 (Venimos de Oriente para adorar al Rey)
 

 
El siguiente relato es muy conocido por todos nosotros. Los magos buscan con plena sinceridad a Cristo para ofrecerle sus riquezas, su fe, su amor y ofrecerse a sí mismos. Estamos invitados a encontrar a Cristo en este Evangelio y en la eucaristía. Antes de la proclamación del Evangelio nos ponemos de pie para entonar el Aleluya.
 
 
 
Oración Universal
 
 
1. Por la Iglesia, nuestra madre: para que haga resplandecer ante los pueblos la luz del Evangelio. Roguemos al Señor.
 
 
2. Por todos los niños: para que ellos gocen hoy y siempre de un sincero amor familiar. Roguemos al Señor.
 
 
3. Por todos nosotros aquí reunidos: para que vivamos abiertos a los signos de los tiempos y respondamos con prontitud a la llamada de Dios y de nuestros hermanos, especialmente los más pobres. Roguemos al Señor.
 
 
4. Por nuestro país (se dice el nombre) y todos sus habitantes: para que hoy llegue la luz de Cristo a cada hogar. Roguemos al Señor.
 
 
5. Por nuestras comunidades: para que reciban los dones del Señor. Roguemos al Señor.

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 440)

 

Bendito seas, Señor Dios, Padre de todos los hombres,

porque tu amor salvador no tiene fronteras de raza ni lengua.

Hoy alcanza a todos los pueblos tu salvación por Cristo.

Él ha dejado su obra y evangelio en nuestras manos,

como ascuas encendidas para prender fuego a la tierra.

Pero nosotros somos luz que se esconde y sal desvirtuada.

 

Perdona nuestra cobardía y comodidad que todo lo malogra,

y llénanos de la fuerza, valentía y audacia de tu Espíritu

para poder manifestar hoy tu rostro a nuestros hermanos

que preguntan por ti en la desierta soledad de tu ausencia.

Así te manifestamos presente hoy entre los hombres.

 

Amén.

 

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Moniciones: Sagrada Familia. Ciclo C: 30/12/12

Enlace permanente 26 de Diciembre, 2012, 22:15

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo de Navidad-Ciclo C

 

Domingo Infraoctava Navidad

“Relaciones entre padres e hijos”

30 de diciembre de 2012

Monición de entrada

 

Muy bunas noches (días, tardes)  Ya comenzó el año 2010, un nuevo año civil, porque el año litúrgico lo empezamos el primer domingo de adviento.  Pidamos a Dios que al iniciar este nuevo año nos permita recibir y y conocer su infinita sabiduría, sabiduría que proviene de él mismo.  Que el Señor ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.  Recibamos a los ministros de esta liturgia entonando con alegría el canto de entrada.

 

Primera lectura: Si 24, 1-4. 12-16 (La sabiduría habita en el pueblo elegido)

 

Dios sigue hablando a los humanos, desde el momento en que la palabra de Dios, Cristo Jesús, se hizo uno de nosotros, toda pregunta sobre Dios ha de partir del hombre-dios, Jesús de Nazaret, pues en él ha roto Dios el silencio eterno revelándose plenamente.  Escuchen esta primera lectura.

 

Segunda lectura: Ef 1, 3-6. 15-18 (Hijos adoptivos de Dios por Jesucristo)

 

El Dios que se nos revela en Jesús de Nazaret es un Padre amoroso, cercano, humano, dialogante, liberador enamorado locamente del ser humano hasta el punto que entrega a su Hijo por nosotros y nos hace hijos adoptivos. Presten atención a este mensaje.

 

Tercera lectura: Jn 1, 1-18 (La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros)

 

A veces vamos buscando a Dios fuera del mundo y del ser humano, esto es inútil, porque Dios se encarnó en ellos: la Palabra de Dios vino al mundo y en el mundo estaba.  Vino al mundo para dar dignidad eterna a nuestra frágil condición humana.  Cantemos el Aleluya, para luego escuchar la Buena Noticia de hoy.

 

Oración Universal:

 A cada petición, respondan, por favor: Que tu Santa Madre, Señor interceda por nosotros

 

Por el papa, por nuestro obispo, por todos los pastores de la Iglesia: para que sean incansables mensajeros de la verdad y testigos de la paz, al servicio del pueblo de Dios.  Oremos al Señor.

 

Por todos los que tienen particulares responsabilidades políticas, educativas y sociales: para que sepan proyectar y construir la verdadera paz, que nunca se desanima, que cura las heridas y que protege y promueve la vida.  Oremos al Señor.

 

Por las familias: para que realicen dentro de sí el modelo de humanidad reconciliada en el amor e irradien en su entorno el evangelio de la paz.  Oremos al Señor.

 

Por las víctimas de la violencia, por los perseguidos, los marginados, los oprimidos: para que se les reconozcan sus derechos de hombres libres y se respete en ellos la imagen del Hijo de Dios, hecho hombre por nosotros.  Oremos al Señor.

 

Por todos nosotros: para que sepamos experimentar la paz en la casa, en la escuela, en el trabajo y en todos los campos de la convivencia humana.  Oremos al Señor.

 

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 437)

 

Te bendecimos, Padre, porque en este tiempo de navidad

“resplandece ante el mundo el sublime intercambio que nos salva;

pues al revestirse tu Hijo de nuestra frágil condición,

no sólo confiere dignidad eterna a la naturaleza humana,

sino que por esta unión admirable nos hace a nosotros eternos”.

De esta manera, mediante la humanización de Dios surge

la nueva creación: nuestra divinización y filiación adoptiva.

 

Ilumina, Señor, los ojos de nuestro corazón, para que

comprendamos cuál es al esperanza a la que nos llamas

y cuál es la riqueza de gloria que das en herencia a tus hijos.

Así nuestra vida será alabanza de la gloria de tu gracia.

 

Amén.

 

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En camino: Fiesta de la Sagrada Familia Ciclo C: 30/12/12

Enlace permanente 26 de Diciembre, 2012, 22:04

EN CAMINO

Tiempo de Navidad, ciclo “C” 

Sagrada Familia: 30 de diciembre de 2012

 

Autor: Neptalí Díaz Villán; C.Ss.R.                            Fuente: www.scalando.com

 

LECTURAS:

 

-       1ra lect.: Ecl 3,3-7.14-17

-       Sal 127,1-5

-       2da lect.: Col 3,12-21

-       Evangelio: Lc 2,41-52

 

De Ben Sirac y Pablo

Ben Sirac, el autor del libro del Eclesiástico, dio a los hijos una serie de consejos para hacerse agradables a los ojos de Dios. Como es típico en la literatura sapiencial, aquí se hace un comentario del decálogo y una exhortación a vivirlo, particularmente el cuarto mandamiento: “honrar a padre y madre”.

Según Ben Sirac, el respeto y la veneración hacia los padres, es agradable a los ojos de Dios, que no dejará sin recompensa a quien trate así a sus padres. Algún día los hijos crecerán y, si honraron a sus padres, serán también honrados por sus propios hijos. Con el tiempo las fuerzas se acaban, el cuerpo y las neuronas se cansan. ¡Los radicales libres no perdonan! El ser humano pierde la lucidez y la destreza. Los padres cuando llegan a la vejez empiezan a caminar lento y se olvidan hasta de tomar la pastilla para la memoria. No concuerdan bien sus ideas y se sienten abandonados, inútiles e ignorados. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo desampares mientras dure tu vida. Aunque pierda su lucidez, sé comprensivo con él, no le faltes al respeto mientras viva.”

No obstante estas buenas recomendaciones para los hijos, las exhortaciones de Ben Sirac nos dejan un vacío porque no dice nada acerca de los padres y sus deberes para formar buenos hijos. Pablo hace alguna referencia importante.

Primero hace una exhortación a vivir de acuerdo a las costumbres de la cultura patriarcal y esclavista en la cual vivió. Si queremos comprender a Pablo y aprender algo válido para nuestra vivencia cristiana de hoy, debemos tener en cuenta su contexto socio-histórico. En la cultura en la cual Pablo vivió, las mujeres debían someterse a sus maridos, los hijos debían obedecer a sus padres y los esclavos a sus amos. Y él no mueve un dedo para cambiar eso. Sería muy prematuro pedirle a Pablo un manifiesto feminista, una declaración universal de los derechos de los niños o la exigencia de dar libertad a los esclavos.

Los cambios históricos no se dan de la noche a la mañana. Como un niño, los cambios históricos necesitan engendrarse, gestarse con mucho cuidado en el vientre materno y, una vez nacidos, formarlos para que crezcan, se reproduzcan y vivan hasta que otro cambio sea necesario.

Lo que hace Pablo es aportarle a su cultura la experiencia de la comunidad cristiana. Hay algunos elementos que corresponden a la cultura de Pablo, y aplicarlos no sólo sería un desfase histórico sino que iría en contra del mismo evangelio. Hoy, como sociedad hemos avanzado en la equidad de género y no podríamos decirle a una mujer que se someta a su marido. No podríamos decirle a un niño que obedezca en todo a sus padres, sin antes verificar qué clase de padres tiene. Hemos conocido a padres que mandan a sus hijos a robar, a pedir limosna o, en el peor de los casos, que los venden como objetos sexuales. El tiempo de la esclavitud, al menos en teoría, ya pasó. Hoy no podríamos decirle a un trabajador que obedezca en todo a su patrón y que vea en él la autoridad divina, sabiendo que hay patrones déspotas e injustos. Estos elementos en esta carta de Pablo, pertenecen a su cultura agraria, patriarcal, esclavista y androcéntrica (centrada en el varón), y no podríamos aplicarlos a nuestra vida cristiana de hoy.

Aunque Pablo no toca el modelo de sociedad, podemos rescatar su búsqueda para evitar la injusticia y el maltrato, y su deseo de construir la unidad en el amor. A los deberes que ponía la sociedad a los súbditos (en este caso las esposas, los hijos y los amos), Pablo agrega unos deberes para quienes tenían la autoridad en ese momento. Los maridos debían amar a sus esposas y no amargarles la vida. Los padres no debían maltratar  a sus hijos porque los volvían apocados (los traumatizarían, dirían hoy). Los patrones debían dar lo justo y razonable a sus servidores, y recordar que también tenían un único Señor en el cielo.

Como vemos, hay muchos elementos de Pablo que siguen siendo válidos para nuestra vivencia cristiana. Por ejemplo, la invitación a sentirnos amados y elegidos por Dios, y a dejarnos santificar por Él. A que en nuestras relaciones interpersonales lo más importante sea la compasión, la benevolencia, la mansedumbre y la paciencia. A tolerarnos (aunque el texto habla de soportarse unos a otros, nosotros podríamos entender mejor la palabra tolerancia) y a perdonarnos mutuamente, así como el Señor nos ha perdonado.

El vestido es lo más visible en nosotros. Un vestido nos hace ver elegantes o andrajosos, agradables o desagradables. El vestido muestra nuestra personalidad y nuestro estado de ánimo. Si estamos de fiesta o de luto, si estamos en el trabajo, en la playa, en el campo o en la casa. Además del vestido real, simbólicamente a veces nos revestimos de mal humor, de malas palabras que generan enemistad y nos distancian como personas. Pablo nos invita a revestirnos del amor que crea la unidad perfecta. A que al entrar en contacto con el mundo exterior tengamos una buena imagen, un vestido amable, unos buenos modales y a que busquemos siempre formar un solo cuerpo, aunque tengamos diferencias.

 

Las crisis

Recordamos, admiramos y aprendemos de la familia de Nazareth, no porque fue perfecta y sin problemas. De entrada tenemos que descartar toda levitación angelical de esta familia. Tampoco vamos a buscar en ella todas las respuestas a los interrogantes y solución a los problemas de hoy. El testimonio de esta familia suscita hoy en nosotros una reflexión, porque vivió con los pies sobre la tierra; porque asumió la vida contando con sus propias fuerzas y limitaciones humanas, y porque se dejó ayudar de la gracia de Dios.

No eran perfectos, desconocían muchas cosas, no comprendían todos los acontecimientos, como suele ocurrir en nuestras familias. Su hijo de 12 años pasaba de la niñez a la juventud, etapa en la cual los hijos empiezan a molestarse cuando los tratan como niños, y quieren despegarse de sus padres para ser libres como el viento. Los hijos se dan cuenta de que sus padres no son dioses o superhéroes y empiezan a descubrir su humanidad limitada, sus errores y equivocaciones. Se molestan cuando los corrigen mucho y hasta dicen que sus padres son intensos, cansones y aburridos. Perciben claramente que pertenecen a otra época y tal vez se sientan incomprendidos, al igual que sus padres.

El adolescente Jesús vivió esa etapa. Él tampoco tenía todo el conocimiento del mundo, ni era sabio desde niño. El interés del evangelista al presentarlo a los 12 años dialogando en el templo no era mostrar su gran sabiduría sino enfatizar en su dedicación a las cosas de su Padre (tois tou patrós), desde temprana edad. Lucas no presenta a Jesús enseñando a los maestros sino escuchándolos y haciéndoles preguntas, es decir, aprendiendo. Desde niño era una persona que se interrogaba, se cuestionaba y vivía en actitud de búsqueda.

Lucas presenta a María (no sólo en este texto sino en los demás textos marianos), como la discípula por excelencia que busca a Jesús hasta encontrarlo. En este texto busca a Jesús en compañía de José, su esposo. Ellos son, en primer lugar, modelos de seguimiento a Jesús. Ojalá nosotros buscáramos a Jesús; su rastro, su camino y su persona, con la intensidad de estos esposos inquietos por la suerte de su hijo.

Vale la pena que reflexionemos también sobre la forma como enfrentamos las crisis en la familia, especialmente cuando vemos que nuestros hijos se nos pueden salir de las manos. María y José supusieron que el adolescente Jesús estaba en el grupo de los peregrinos y que sin duda allí, estaría bien. Tuvieron una suposición errada. Se equivocaron, no porque fueran malos sino porque sencillamente, no podían saber ni controlar todo. Muchas veces como padres nos equivocamos, no porque seamos malos sino sencillamente, porque somos humanos y es de humanos errar.

Afortunadamente el muchacho Jesús no andaba en malos pasos. Otros jóvenes no corren la misma suerte. Por el descuido de los padres o ante la imposibilidad de controlarlo todo, caen en el alcoholismo, en la drogadicción, en la prostitución o en algún otro camino tentador y destructor.

Ante las crisis, las familias toman varias posturas. A algunos padres no les interesa mucho que sus hijos se pierdan, porque viven ocupados en sus proyectos personales y no tienen tiempo. Otros se tornan agresivos, amenazan y muestran su autoridad por la fuerza. Otros, como María y José, se dan a la tarea de recuperar juntos a sus hijos; ponen todo su empeño, buscan ayuda, se esfuerzan y no descansan hasta encontrarlos.

Nos dice Lucas que al cabo de tres días encontraron al niño. Creer en Dios no nos garantiza la ausencia de problemas; pero si, con una fe robusta y una esperanza firme, nos esforzamos para buscar la solución, seguro la encontraremos. A Dios lo encontramos especialmente cuando caminamos siguiendo sus pasos. Él siempre actúa para salvarnos; si confiamos y trabajamos con método, vamos a ver la obra de Dios (al tercer día significa el tiempo en que dios actúa).

Una vez lo hallaron, hubo más un desencuentro que un encuentro. María le reclamó: “¿Por qué nos hiciste esto? Mira que tu padre y yo te estábamos buscando angustiados”. El mismo que causó gozo a Isabel y a su criatura cuando María los visitó, el mismo que causó gran alegría a sus padres y a los pastores con su nacimiento, se convirtió en ese momento en causa de angustia, porque pensaban que se les había perdido. La respuesta de Jesús no fue muy conciliadora. Empezaba a tomar distancia de su familia y descubría su propio camino. A sus padres les costó entender esto, pero mostraron respeto por el proceso que llevaba su hijo.

Los evangelios resaltan varias veces el silencio de María. El silencio puede ser motivado por el miedo a hablar porque hay una amenaza previa. Puede ser una forma de protesta, como lo hizo Jesús con su silencio ante el Sumo Sacerdote, Herodes y Pilato, cuando lo juzgaron. Aquí María no guarda silencio por miedo o como protesta, sino como un signo de contemplación profunda y atenta a la obra de Dios que se va manifestando en su familia.

El que guarda silencio de esta manera reconoce su limitación humana y su pequeñez ante el misterio. El que guarda silencio como María, sabe que no lo sabe todo y se dispone a escuchar la voz de Dios que habla en los signos de los tiempos. El que guarda silencio como María, sabe que por no callar puede convertirse en esclavo de lo que dijo y prefiere ser dueño de su silencio. Sólo el que sabe callar cuando es debido y guardar las cosas en el corazón, sabrá hablar para edificar y anunciar las maravillas del Señor, como lo hizo María.

Los padres que aprenden a guardar silencio y a contemplar el crecimiento de sus hijos, podrán comprenderlos mejor y ayudarles a crecer en sabiduría y madurez, y a gozar de la aceptación de Dios y de los hombres, como lo hicieron José y María. Los hijos que aprenden a guardar silencio, a escuchar a sus padres, y a Dios que se manifiesta en las personas que los ayudan a formar con amor, podrán crecer en sabiduría y madurez, y gozar de la aceptación de Dios y de los hombres, como lo hizo Jesús.

Oración

Padre y Madre Dios, fuerza creadora y recreadora de la historia. Gracias por el hermoso testimonio de vida de la Sagrada Familia de Nazaret. Su participación asidua en las fiestas religiosas, su vida sencilla y su búsqueda de solución a los problemas, son un vivo testimonio para nuestras familias y comunidades.

Te pedimos, por intercesión de la Sagrada Familia

Como Padres de Familia, ayúdanos a estar atentos a los peligros que amenazan la salud integral de nuestros hijos, para protegerlos y acompañarlos en su buen desarrollo evolutivo; en su propia búsqueda de autonomía, libertad y felicidad. Que nada ni nadie rompa nuestra armonía y nuestra entrega mutua. Mantennos siempre unidos en el amor, en medio de todas las circunstancias. Que nuestros hijos encuentren en nosotros, seguridad, amor y respeto. Que nos merezcamos su confianza para poder escucharlos y orientarlos sabiamente en la toma de sus propias decisiones. Que le trasmitamos todo el torrente de amor, de la vida y de alegría que recibimos de ti.

Como hijos ayúdanos a escuchar a nuestros padres, a respetarlos y a cuidarlos cuando sus fuerzas les fallen. Que como Jesús, vayamos creciendo en gracia, en sabiduría y madurez delante de ti y de la humanidad. Danos la sabiduría que procede de ti para descubrir qué es lo bueno, lo que te agrada, lo perfecto, lo que nos conviene para nuestro pleno desarrollo como seres humanos. Danos la capacidad de tomar buenas decisiones, de enfrentar nuestra vida con seguridad y firmeza, y con un compromiso serio con tu Reinado. Que nos convirtamos en hombres y mujeres de bien, sembradores de esperanza y multiplicadores de la vida abundante que tú nos das.

Danos el silencio de María para contemplar los acontecimientos de nuestra historia, aprender de ellos y saberlos manejar con sabiduría. Danos el silencio de María para contemplar con gozo cómo tú conduces nuestra historia hacia le plenitud, en medio de tantas múltiples realidades. Permítenos a todos ser testimonio viviente de la salvación gratuita que tú nos da a manos llenas. Amén.

 

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Moniciones: IV Domingo de Adviento. Ciclo C

Enlace permanente 22 de Diciembre, 2012, 7:51

Moniciones para a Misa

Por Domingo Vásquez Morales, C.Ss.R.

 

Tiempo de Adviento

 

IV Domingo – Ciclo C

“María, la mujer creyente”

23 de diciembre del 2012

 

Monición de entrada

 

La celebración litúrgica de hoy es una enseñanza sobre los hechos que iniciaron nuestra salvación. Miqueas anuncia el nacimiento del Mesías salvador. La visitación de la Santísima Virgen María a su prima Isabel nuestra a Cristo ya presente en el mundo, quien vino al mundo para hacer la voluntad del padre. De pie, por favor, para recibir la procesión con esperanza y alegría con el cántico de entrada.

Primera lectura: Miqueas. 5, 2-5a (De ti, Belén de Efrata, saldrá el jefe de Israel)

El canto jubiloso del profeta Miqueas anuncia la restauración de Jerusalén. El profeta ve a Jerusalén libre de su condenación. Escuchemos.

Segunda lectura: Hebreos (Aquí estoy para hacer tu voluntad)

Los antiguos sacrificios quitaban los pecados. Su valor era purificador, no definitivo. El sacrificio de Cristo santifica aniquilando el pecado total. Esta salvación se confirma con su entrada en el santuario celeste, por la resurrección.  Presten mucha atención a este mensaje.

Tercera lectura: Lc. 1, 39-45 (Visita de María a Isabel)

Algunas de las intervenciones de Dios en la historia de la salvación se califican como visitas de Dios a su pueblo o a algún personaje determinado. Hoy vemos el encuentro de dos grandes mujeres, Isabel y María. Es la escena de la visitación. La presencia de María nos dice que la promesa del Mesías está cumplida. Ella, por su fe, es alabada por Isabel. De pie, por favor, entonemos el Aleluya, para escuchar la Buena Nueva.

Oración Universal

Por los miembros de la Iglesia, para que siempre manifestemos la alegría de los hijos de Dios, roguemos al Señor.

Por los que gobiernan las naciones, para que cada uno sepa descubrir y ponga en práctica la parte que le corresponde en la construcción de un mundo mejor, roguemos al Señor.

Por nuestro país y sus habitantes, para que este Adviento sea tiempo de gracia, de paz y de arrepentimiento, roguemos al Señor.

Por los enfermos y ancianos, especialmente los de nuestras familias y los de la parroquia, para que su enfermedad sea oportunidad para crecer en la fe, esperanza y amor de Dios, roguemos al Señor.

Por  todos los jóvenes de nuestra comunidad y parroquia, para que descubran cuál es la voluntad de Dios en sus vidas, roguemos al Señor.

Por nosotros aquí reunidos en esta celebración eucarística, para que vivamos nuestro cristianismo con alegría, no sólo en nuestro corazón sino también en nuestros hogares y comunidad, roguemos al Señor.

 

 

Exhortación final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 423)

 

Hoy, Señor, te bendecimos con María, la Madre de Jesús,

Porque colmas el gozo de los pobres y humildes con tu venida.

Pero reconocemos que nuestra fe es pequeña e inmadura:

No sabemos creer con firmeza, estabilidad y equilibrio,

Pues no aguantamos la adversidad ni te alabamos en la bonanza.

Para un fiel seguimiento de Cristo, concédenos, Señor,

Asimilar el ejemplo de María de Nazaret, la mujer creyente,

La primera cristiana, la que creyó en ti en todo tiempo,

Para que, caminando firmes en la peregrinación de la fe,

Seamos capaces de repetir con Cristo y con María:

Padre, hágase siempre tu voluntad en nuestra vida.

 

Amén.

 

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